La entidad respaldó fuertemente la decisión del Gobierno porteño de avanzar contra el comercio ilegal en el barrio de Liniers, desalojando a más de 475 manteros que trabajaban en la zona.
La Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA) celebró y respaldó fuertemente la decisión del Gobierno porteño de avanzar contra el comercio ilegal en el barrio de Liniers, en donde se desalojó a más de 475 manteros que trabajaban en la zona. La misma medida ya se había aplicado en Flores, Retiro, Florida y Once.
Al respecto el presidente de FECOBA, Fabián Castillo, señaló que “celebramos que el Gobierno haya tomado esta decisión que apunta a un histórico foco de venta ilegal en la Ciudad y, tal como sucedió en otras zonas, estamos convencidos de que esto permitirá mejorar la actividad comercial en Liniers” y consideró que “estos operativos redundan en un beneficio concreto para todos”.
En ese sentido Castillo afirmó que en el caso de Once “la venta formal creció un 40% y la ilegal cayó un 70% desde que se erradicaron los puestos” y valoró que “el Gobierno encare con seriedad la recuperación del espacio público no sólo para los comerciantes sino también para todos los habitantes del barrio de Liniers”.
Por otro lado, el secretario general del Sindicato de vendedores manteros y ambulantes, Omar Guaraz, advirtió que “con el desalojo de los manteros de Liniers nada ha cambiado: al igual que el resto de los manteros expulsados desde Florida el 2012 -pasando por Pompeya, Belgrano, Once, Flores, Caballito, etc- todos los vendedores han vuelto a la calle” y remarcó que “buscaran su nuevo lugar en Once, en Flores, en el centro, muchos cruzaran la General Paz para tender sus mantas”.
“Los galpones que el jefe de Gobierno, Horacio Rodriguez Larreta, construyó para los 700 manteros de Once, fueron abandonados íntegramente por los vendedores: todos han vuelto a la calle porque esta es la única que le garantiza su supervivencia”, aseveró y sentenció que “la resistencia de los manteros será eternamente perpetua”.
Según relevó la Justicia tras el desalojo, en la zona estaban emplazados 239 puestos de comida y 236 de diversos rubros. Asimismo, entre las comunidades predominantes se cuentan la senegalesa (44%), la boliviana (39%), la peruana (9%), la argentina (5%) y la paraguaya (1%). Los rubros con mayor puestos de venta son bijouterie (47%), frutas y verduras (38%), comida elaborada (13%) e indumentaria (2%).