La semana pasada la conducción del Partido Radical envió una carta al ministro de Energía, Juan José Aranguren, expresándole su oposición a que continúe el proceso de venta de las acciones del Estado en Transener anunciado oportunamente.

La nota fue firmada por el presidente del Comité Nacional de la UCR, el gobernador mendocino Alfredo Cornejo; el presidente de la Convención, Jorge Sappia, y los presidentes de los bloques legislativos del partido, el senador Angel Rozas, y el diputado Mario Negri.

Ahora el ministro de Energía salió a responderle a los socios de Cambiemos ratificando la decisión oficial de vender las acciones que el Estado tiene en esa transportadora eléctrica. La respuesta fue por la misma vía, una carta, en la que expresa que esa venta “permitiría realizar una ganancia más que importante en beneficio de la empresa estatal”.

Aclara que “ese fue, en definitiva, el resultado buscado, y no dejar que ese buen negocio lo concretara un tercero”. Agrega que “las reuniones que el Ministerio de Energía y Minería ha estado y estará siempre dispuesto a realizar con los equipos técnicos de Cambiemos o de los partidos que lo constituyen para debatir y clarificar las decisiones”.

Las razones de la venta “están claramente expuestas en los considerandos del Decreto Nº 882/17”, y apuntó que el Estado no tiene el control de Trasener, ya que “no es socio mayoritario” en la transportadora eléctrica, entre otras cuestiones.

Frente a las explicaciones que el ministro Aranguren dio a la UCR, el exdiputado radical Ricardo Alfonsín sostuvo que “la respuesta se parece mucho a la que nos daban en la década del 90 cuando privatizaban YPF, Gas del Estado o los ferrocarriles. También entonces decían que eso era lo mejor para el país”.

“Lo que ministro debería explicar -dijo Alfonsín- es la razón por la que el Gobierno considera conveniente que esté en manos privadas, y no estatales, una actividad estratégica para la economía del país, y además monopólica. Si debatiéramos sobre esto, que es la cuestión de fondo, comprobaríamos que las preferencias del Gobierno no son técnicas sino ideológicas”.