El expresidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires Jorge Sarghini se refirió al estado de la política monetaria y advirtió que el Gobierno nacional “no tiene un buen programa económico” y que “mantuvo o agravó los desequilibrios macro heredados, como el déficit fiscal, el déficit externo, la alta inflación y el consecuente deterioro cambiario”. Además, sostuvo que “tampoco entendió que la solución a estos problemas no está exenta de costos políticos, y para afrontarlos se requiere de otra actitud para lograr los necesarios consensos políticos”.

Agregó entonces que no comparte la visión “tan sesgada” de la política monetaria como único instrumento de contención de la inflación:“Seguir confiando en que la tasa de interés es la gran reguladora, después de más de dos años de insistir en ello sin lograr los resultados declamados, debería hacer revisar el diagnóstico”, expresó.

Sarghini opinó que “es correcto elegir el camino gradual en el tema fiscal y disminuir la utilización de mecanismos de financiamiento inflacionarios”, pero para eso “hay que demostrar que se puede bajar la inflación”. Sostuvo que, si cambiamos de instrumentos, pero aumentamos la deuda, “el déficit fiscal sigue altísimo y también el nivel de inflación”.

Con relación a la reforma previsional, coincidió en su necesidad, entre otros títulos de agenda que el país debe discutir. Sin embargo, estimó que “lo que se aprobó en diciembre sólo significó decirles a los jubilados que no participarán de los frutos del crecimiento futuro del producto”, y consideró que “la reforma previsional debe ser más integral y cuidar la inclusión de los beneficiarios del sistema en la distribución de los mayores ingresos que puedan producirse”.

Sarghini, sin compromisos político partidarios en la actualidad y dedicado exclusivamente a la actividad profesional, efectuó declaraciones en el programa “Café Financiero”, y advirtió que “el Gobierno privilegió la confrontación por necesidad electoral, olvidó que es un Gobierno de minoría y rompió puentes de diálogo, sin un plan económico claro, sin un liderazgo y conducción claros en la gestión económica, y sin las políticas adecuadas para generar los consensos necesarios”.