El pasado martes 5 de junio lanzamos en el estadio de Ferro un frente político, en conjunto con Libres del Sur y otras fuerzas. Una esperanza diría yo. En Marcha fue el nombre que le pusimos, reflejando que empezamos a transitar nuevamente el camino hacia la conquista de otro país. El tiempo es ahora dijimos y pusimos primera.

El Gobierno de Cambiemos viene haciendo agua de la mano de un modelo económico neoliberal que ha fracasado varias veces en el pasado reciente -dictadura militar, menemismo, Alianza-, y que todo indica fracasará nuevamente con graves consecuencias para el futuro nacional.

Al calor de un creciente rechazo a Macri la sociedad comienza paulatinamente, mientras se defiende como puede del ajuste, a preguntarse qué salida tenemos. Mira a la oposición y observa un significativo vacío político. Existe allí el kirchnerismo, con Cristina a su frente, al que una porción muy mayoritaria de la sociedad no quiere regresar. También el reagrupamiento del PJ, con Pichetto de figura coordinadora y el apoyo de diversos gobernadores, que no solo adolece aun de una materialización clara, sino que se manifiesta más que conciliador con el Gobierno y sus políticas.

Visiblemente no encuentran allí representación una parte muy significativa de argentinos y argentinas opositores hoy a Macri, lo hayan o no votado en su momento. Están aquellos que creyeron que el gobierno kirchnerista expresaba un proyecto verdaderamente nacional y popular, para ver luego de 12 años que eso no fue así. Los que, identificados con el progresismo, confundidos, pensaron que Macri podía ser una salida aceptable frente a la corrupción reinante. Muchos, muchos que creyeron erróneamente que un Gobierno como el actual podría traer inversiones y recuperar la estancada economía con trabajo y salarios dignos, achicando la pobreza que nos dejó la anterior administración. También los que criticaron antes al gobierno de Cristina y se opusieron siempre al actual.

Todos ellos, que forman una extendida porción de la sociedad argentina, cuestionan y resisten de diversas maneras las políticas de ajuste en curso, los tarifazos, la bicicleta financiera, el acuerdo con el FMI y el tremendo endeudamiento hacia donde nos conducen, la orientación de nuestra política internacional a estrechar lazos con los EE.UU., la estrategia de gatillo fácil frente a la inseguridad reinante y los intentos de meter nuevamente a las FF.AA. en la seguridad interna. Pero perciben que no hay futuro distinto sin encontrar una salida política; en las antípodas del neoliberalismo actual pero distante también de cualquier regreso al pasado reciente.

Las fuerzas populares debemos hacernos cargo entonces del desafío de mostrar esa salida hacia otra Argentina, productiva, justa, igualitaria, más democrática que nunca, soberana. Como también de la construcción del nuevo instrumento político capaz de convocar a las mayorías para ir con entusiasmo y esperanza tras de ese sueño.

En Marcha es un paso concreto en esa dirección. Buscamos agrupar a la mayor parte de las organizaciones populares y progresistas allí, en los tiempos más cortos posibles. Con espíritu unitario, sin sectarismos, porque esto se debe construir entre todos.

Y desde este frente que hemos lanzado, con peso social a la vista, construido para irrumpir con fuerza en la realidad política nuestra y expresar lo nuevo que nace, hacemos también una convocatoria a gestar para las elecciones presidenciales una amplia alianza que derrote a Macri. Dura derrota para la derecha, si su principal representante solo puede cumplir un mandato y retirarse con la cola entre las patas y el repudio de la ciudadanía. Importante además, para evitar que terminen de destruir la Nación, que los saquemos de la Rosada en los comicios del 2019.