Desde el penal de Marcos Paz, donde se encuentra detenido desde octubre pasado, el diputado desaforado y suspendido Julio De Vido (FpV-PJ) escribió una carta en la que afirmó que tiene “fe” en el peronismo y, nuevamente, se refirió solamente a Néstor Kirchner y no a Cristina Fernández.

“A nueve meses de mi arbitraria, ilegal e injusta detención, en base a una doctrina nefasta, que sólo es aplicada a algunos opositores, no a todos, y menos aún a los oficialistas, cuando el miedo, la traición y el silenciamiento de esta injusticia duele más que la cárcel”, comenzó en su misiva el exministro de Planificación Federal.

De Vido aseguró que “no” lo “anima ningún sentimiento de odio, venganza o rencor pero sí creo, es decir tengo FE en la capacidad reparadora, transformadora y revolucionaria del peronismo, al que por respeto a su líder fundador y a su continuador histórico, Néstor Carlos Kirchner, tenemos los militantes la obligación de reconstruirlo y ponerlo al servicio del pueblo argentino para lo cual fue creado”.

“El pueblo argentino nos está reclamando por la justicia social, la independencia económica y la soberanía política para poder recuperar sus derechos conculcados por esta satrapía neoliberal que nos gobierna y se está robando la patria con la complicidad de los que desde la oposición solo muestran traición, miedo y silencio”, continuó el exfuncionario K, preso en el marco de una causa que investiga una defraudación millonaria al Estado en la reconversión de la mina de Río Turbio.

En la carta, en la que agradece a su esposa, Alessandra Minnicelli, a su familia, abogados, entre otros; también reconoce “el coraje de algunos compañeros que me visitaron y reconocieron el error de su silencio y luego fueron mi voz en el recinto al que llegué por el voto de los bonaerenses y del que fui vil y cobardemente expulsado”.

Hacia el cierre, De Vido dice tener “FE en el PERONISMO, CONFIANZA en los DESIGNIOS que nos marcan todos los días Perón y Néstor Kirchner y PIEDAD en los SENTIMIENTOS a quienes me negaron su confianza a pesar de haberles entregado todo, a quienes con su silencio me entregaron al peor de los enemigos y a quienes lo hicieron por miedo o porque mi cárcel pensaron que los cubría y también por el carcelero que me cierra la celda todas las noches”.

“Debo decir además que más allá del sufrimiento y la humillación por estar preso, tengo una inmensa paz interior porque estoy convencido que más allá de mi contingencia temporal en este mundo, recordemos aquello de que no hay mal que dure cien años”, concluyó.