TEST: SUV Chery Tiggo 5 versión Luxury M/T. La última versión de este SUV chino, muestra un gran avance en cuanto a la calidad de materiales y mano de obra. Sus principales argumentos son la comodidad para cinco ocupantes, un equipamiento más que razonable y por supuesto, el precio.
Por Roberto Nemec
Ya hace casi una década que la marca Chery hizo su desembarco en Argentina. Al principio tuvo que luchar contra el prejuicio hacia lo proveniente de Asia, que anteriormente afrontaron japoneses y coreanos. En este caso, en cierto modo la prevención de los usuarios estaba justificada, ya que la rusticidad de lo llegado no era lo ideal, sólo apuntalada por el atractivo del precio.
Es evidente que Chery ha superado aquella etapa, con el derecho de piso pagado. El Tiggo 5, un mediano que va más allá del segmento al cual pertenece (su longitud total es de 4,51 metros) muestra un gran avance en cuanto a sus materiales y la mano de obra aplicada. La percepción de calidad es decididamente otra.
El catálogo local consta de tres versiones del Tiggo 5; la que probamos, Luxury, es la intermedia con caja manual, posicionada entre la de base y la de caja automática de cinco marchas, también Luxury, todas con la misma motorización de dos litros.
El aspecto exterior no difiere en mucho de lo que se puede ver entre los SUV actuales, especialmente cuando lo miramos de perfil. El frontal es armonioso y difiere poco de lo ya visto en la serie anterior del modelo. La vista lateral muestra la significativa belleza de las llantas J7 de 17 pulgadas y cinco rayos triples, que calzan neumáticos de 225 milímetros y 65% de perfil, que como auxilio tienen a una muy pequeña rueda de chapa, de uso temporario. En el techo, un supuesto portaequipajes es más bien un elemento decorativo.
El interior es amplio, con detalles que resaltan el estudio estético y la practicidad. La posición de manejo es la típica de un SUV y lo ideal se encuentra fácilmente, pese a que la columna de dirección se puede cambiar sólo en altura, cuestión que es compensada por las seis posibilidades que ofrecen las regulaciones eléctricas de la butaca izquierda que, como la del acompañante, dan buena sujeción lateral y son muy cómodas. La información la da un tablero de instrumentos afortunadamente de configuración tradicional, con cuatro indicadores de aguja (velocímetro, cuentavueltas, combustible y temperatura del refrigerante) y la computadora entre ellos. Se incorpora ahora una pantalla de ocho pulgadas central, para la cámara de reversa y el GPS, con mapeo para telefonía móvil y con Android Auto y Apple Car.
Atrás el espacio es muy cómodo para los tres pero, como siempre, lo disfrutarán mejor sólo dos ocupantes, que no sólo tienen lugar para sus piernas sino también en lo alto, ya que pese a lo que roba de plafond el techo solar eléctrico, ni siquiera los de más talla llegarán a tocar arriba con la cabeza. El baúl tiene una capacidad de 827 litros (la marca solo brinda el volumen que ofrece hasta el techo) y el tanque de combustible carga 55 litros.
El motor es el ya conocido Acteco 2.0 (1.971 cm3) de 138 CV a 5.750 rpm que posee un torque máximo de 18,6 Kgm a 4.500 vueltas. Es de doble árbol de levas a la cabeza con 16 válvulas comandadas por correa dentada. Tiene un desempeño nada espectacular, con una velocidad máxima de 172,8 Km/hora que se obtiene con la cuarta marcha de su caja manual que ofrece hasta cinco. Con esta última –aún con la desmultiplicación a 0,82- el motor gira muy “enroscado” como pidiendo a gritos una sexta tranquilizadora, y ahorradora de combustible, ya que a 130 Km/hora consume a razón de 9 Km por litro, lo mismo que en el tránsito urbano. En la prueba de aceleración, de 0 a 100 Km/hora, lo mejor que logramos fue 13,5 segundos.
El confort de marcha es mucho más que aceptable, basándose en la adopción de un esquema de suspensiones convencionales (McPherson adelante, Multi Link atrás). Con frenos a disco en las cuatro ruedas, la tonelada y media del Tiggo 5 se detiene en 43 metros. La dirección, cuyo desempeño aprobamos, es asistida hidráulicamente.
Dejando de lado lo más obvio, para el confort de la tripulación tiene tapizados de cuero ecológico, indicador controlador del consumo, asientos traseros rebatibles un tercio/dos tercios, toma de 12 voltios, audio con DVD, Bluetooth y entradas USB y auxiliar, acceso y arranque sin llave, volante multifuncional, función “follow me”, gran apoyas brazos trasero central con porta vasos, umbrales delanteros con iluminación, encendedor (algo cada vez más infrecuente), cámara de marcha atrás, aire acondicionado (no automático, como merecería) y se anota también la falta de función onetouch en los levantavidrios, aunque fuera por lo menos en el del conductor.
En seguridad es bastante completo: a los airbags frontales se agregan laterales para el sector delantero, alarma antirrobo e inmovilizador, controles de estabilidad y tracción, EDB para el ABS, asistencia en pendientes, alertas de cinturón desabrochado en ambas butacas, anclajes Isofix, control de presión de los neumáticos, luces de giro también en los espejos retrovisores, cinco cinturones inerciales, luces rojas en los marcos de las puertas cuando están abiertas para avisar de ello, faros principales con lámparas halógenas, etc.
El precio es, una especialidad de la marca, tentador; pesar de llevar el recargo del 35% por ser de origen extrazona: cuesta $ 692.715, lo que lo posiciona muy favorablemente ante sus rivales en un segmento muy nutrido. La garantía es normal: tres años o cien mil kilómetros.