A horas de finalizado el G20, el encuentro más importante de líderes mundiales, que de extraordinaria manera se llevó a cabo en nuestro país podemos estar seguros de algo: el Gobierno nacional, de la mano del presidente Mauricio Macri, ha demostrado que el mundo no es una amenaza para nosotros sino una gran oportunidad.

La reunión tuvo muchos momentos y cuestiones destacables, como el operativo de seguridad que permitió el normal desarrollo de todas las actividades, la gala en el Teatro Colón que con un enorme talento y exquisito buen gusto maravilló a los mandatarios y emocionó al presidente -y a todos nosotros, claro- y el nivel de compromiso para tratar de arribar a un documento final consensuado. Todo eso, y más, ha sido ponderado a nivel mundial. Demostramos nuestro potencial y nuestras capacidades. Demostramos que se pueden hacer bien las cosas y que la vinculación con el mundo abre la puerta a diferentes negociaciones que facilitarán el crecimiento de nuestro país.

Como dijo el presidente, los participantes del G20 destacaron que “estamos por el camino correcto, que tenemos que tener constancia y seguir trabajando pero que esto no significa que hayamos resuelto nuestros problemas”. Y es verdad. Pero dimos un gran paso para empezar a corregir el rumbo y conseguimos que los ojos del mundo se posen en nosotros para iniciar el camino del progreso.

En Jujuy, por ejemplo, el gobernador Gerardo Morales formalizó importantes acuerdos entre China y Argentina en el mismo sentido, el progreso social y económico de la provincia, con la ampliación del Parque Solar Cauchari en 200 Mw hasta llegar a una capacidad de generación de 500 Mw.

Nuestra provincia ha estrechado un gran vínculo con China a través de diferentes proyectos de energía renovable con ellos. En Jujuy estamos transitando un cambio de la matriz productiva y tenemos el desafío de producir 3.000 Mw de energía solar. Y potenciar, también, el desarrollo del litio. Un cambio fundamental para Jujuy y gran aporte a la Nación.

El mundo vino a Argentina. Y le mostramos nuestra mejor cara. Hay que seguir trabajando, claro, pero estamos preparados y con una férrea voluntad de seguir generando puentes y lazos. El proceso de una transformación productiva que sea duradera en el tiempo no es una tarea sencilla y que trae algunos sinsabores. Pero, más temprano que tarde, veremos los beneficios de estar poniendo bases sólidas a ese país que todos soñamos.