Crítico del rol que jugó Cambiemos el último año, el diputado Juan Brügge asegura que Argentina Federal “seguirá garantizando la gobernabilidad”, pero endurecerá sus posicionamientos políticos. Admite que en la elección cordobesa “no está todo cantado”, y a nivel nacional, cree que el peronismo tendrá PASO. Además, cuenta por qué se trabaron la “ley corta” telecomunicaciones y la de responsabilidad de proveedores de Internet.
Por Carolina Ramos
“Por primera vez en su vida parlamentaria”, bromea, Juan Brügge fue a su despacho vestido de chomba. De un perchero cuelgan cuatro o cinco camisas de diferentes estampados, listas para ser usadas cuando el Congreso reinicie la actividad. El diputado demócrata cristiano se recuesta en su silla y, en una entrevista con parlamentario.com, avisa que el interbloque Argentina Federal “seguirá garantizando la gobernabilidad”, pero endurecerá sus posicionamientos políticos a tono con el año electoral.
“El gran año para consensuar leyes tendría que haber sido 2018, y no lo fue”, se lamenta Brügge, integrante del bloque Córdoba Federal, que responde al gobernador Juan Schiaretti. El legislador considera que el presidente Mauricio Macri cometió un “error gravísimo” porque “abrió la etapa electoral muy prematuramente” al anticipar su aspiración reeleccionista, lo que “tensionó las relaciones parlamentarias” con la “oposición responsable”.
En otro orden, admite que “no está todo cantado” para las elecciones del 12 de mayo próximo en Córdoba, ya que el electorado tendrá que definir “si acompaña a un gobernador que ha sido exitoso, o si acompaña al candidato de la alianza que representa al presidente”, cuyo mayor caudal de votos en 2015 provino de esa provincia.
A nivel nacional, Brügge observa que “es muy factible que se arme un espacio plural y en las PASO se dirima el candidato a presidente”, y opina que “no hay margen” para que el exministro de Economía Roberto Lavagna se transforme en el candidato único “y que todos bajen sus pretensiones” en el espacio Alternativa Federal, lanzado hace pocos días.
Por último, como presidente de la Comisión de Comunicaciones e Informática, explica por qué se trabó la “ley corta” de telecomunicaciones, así como la que regula la responsabilidad de los proveedores de Internet. Y habla de sus proyectos sobre las “fake news”, los servicios profesionales online y las aplicaciones virtuales que incitan al suicidio.
- Hay una percepción de que Schiaretti ya tiene asegurada la reelección. Como integrante de Unión por Córdoba, ¿cómo analiza el escenario electoral?
- Desde 1986 la democracia cristina es aliada del partido peronista en Córdoba, integrando lo que es Unión por Córdoba. Somos los socios principales del justicialismo. El gobernador Schiaretti todavía no ha manifestado expresamente su voluntad de ir a la reelección, pero se entiende que hay un pedido importante de la sociedad cordobesa para que él siga. Unión por Córdoba ya lleva 20 años en el gobierno, y eso hace que obviamente la sociedad cordobesa haga un balance al momento de realizarse la elección. Es decir, no va a ser un test electoral que esté desprovisto de ese análisis, más allá del perfil del candidato, que efectivamente sería Schiaretti. Pero la sociedad también va a exigir renovación, nuevas caras. Hoy el Estado exige mayor modernidad. En la apertura de sesiones en la Legislatura, el gobernador manifestó que quiere un Estado más inclusivo, que trabaje favoreciendo las nuevas tecnologías -de hecho en Córdoba hemos hecho 5.000 kilómetros de fibra óptica-. Él definió a la conectividad como el nuevo signo de la justicia social en estos tiempos. Esto significa que Unión por Córdoba tiene que actualizarse, aggiornarse a las nuevas realidades, adecuar sus propuestas a las nuevas necesidades. Y por supuesto, también se va a producir una renovación a nivel dirigencial. Hay un grupo de intendentes jóvenes que viene trabajando desde hace mucho tiempo con proyectos exitosos.
- La atención está focalizada en la interna de Cambiemos, ¿cómo repercute eso en el oficialismo?
- Cambiemos está atravesando una interna, donde por un lado está Ramón Mestre, actual intendente de la ciudad de Córdoba, y por otro lado están Mario Negri y Héctor Baldassi, que ya se largaron en esta contienda. Esto va a generar una expectativa en el electorado cordobés, que fue el que le dio a Mauricio Macri el triunfo en 2015. Para Cambiemos va a ser un test importante: ver si el votante de Macri acompaña o no al candidato que resulte de esta interna. Se plantea esa disyuntiva en el cordobés: si acompaña a un gobernador que ha sido exitoso, o si acompaña al candidato de la alianza que representa al presidente en Córdoba. Es un panorama donde no está todo cantado. El electorado cordobés es un electorado pensante, y lo ha demostrado: nosotros tenemos casos donde el mismo electorado votó a cierto candidato a presidente, a otro para la provincia y a otro para la ciudad de Córdoba. Desde Unión por Córdoba estamos convencidos de que hay un reconocimiento muy importante al gobernador. Su imagen es muy buena. Pero siempre la propuesta electoral tiene que ser convincente para el cordobés, y ese convencimiento pasa por el lado del cumplimiento y de resolver los problemas que hoy tiene Córdoba, en una economía que en muchos aspectos no depende del accionar del gobierno provincial, porque los trazos de la macroeconomía los da el Gobierno nacional. Es como cuando uno se esfuerza en construir un castillo de arena en la playa, y en un momento viene una ola y se lleva todo por encima. Muchos gobiernos provinciales construyen castillos muy buenos, pero si el Gobierno nacional no controla la ola de agua, puede barrer todo el esfuerzo.
- En este sentido, ¿cómo fueron estos tres años de relación entre Macri y Schiaretti?
- Han tenido una buena relación, han trabajado juntos y han mantenido diálogo. El presidente siempre ha tenido un buen concepto de Schiaretti. No ha habido una confrontación tan abierta. En los últimos tiempos quizá sí, pero no es una confrontación ligada a una cuestión personal, sino que tiene que ver con la defensa de los intereses de Córdoba. Hoy el Gobierno nacional le está debiendo a Córdoba 7.000 millones de pesos de obras, pero las obras no se paralizaron por esto, sino que se siguen haciendo. Esto ha llevado a que Schiaretti tenga posiciones fuertes, pero no en contra del presidente, sino de las políticas del presidente. Nosotros hemos sido lo que siempre dijimos: la oposición responsable. Y Schiaretti es parte de esa oposición responsable. Es muy diferente a la posición del kirchnerismo, donde hay un direccionamiento hacia la persona del presidente. El kirchnerismo ha sido una oposición más destructiva, más confrontativa, más obstruccionista. En cambio, nosotros hemos sido la oposición responsable, y si no fuera por nosotros, Cambiemos no hubiera logrado conseguir muchas leyes en el Congreso. En eso Schiaretti tiene mucho que ver, por el nivel de diálogo que ha mantenido no solo con el presidente, sino con muchos ministros, entre ellos Rogelio Frigerio.
- Se lanzó Alternativa Federal en medio de la disyuntiva sobre si incluir o no a Cristina, ¿cuál es su posición?
- A nosotros nos ha ido muy mal con el kirchnerismo. Córdoba ha sido muy castigada. Cristina Kirchner no nos tenía entre sus preferencias. Al contrario, han confrontado tanto con (José Manuel) De la Sota como con Schiaretti. Ambos tuvieron que sufrir los avatares del Gobierno nacional. Nos cerraban el grifo para el acceso a los fondos que iban a otras provincias. Por poner un ejemplo muy gráfico: uno iba por la Ruta Nacional 9, que es la Panamericana, y el trayecto por Córdoba era malo, pero cuando se pasaba a Santiago del Estero estaba espectacular. Ahí se veía la diferencia de trato que tenía Cristina hacia Córdoba. Tampoco nos permitían tomar plata del exterior. Los organismos internacionales decían que Córdoba estaba en orden, pero la Nación nunca dio los avales para obtener esos créditos. La pasamos muy mal. Esto nos genera mucha reticencia a la hora de pensar una alianza con Cristina. Más allá de los hechos de corrupción, nuestro pasado con el kirchnerismo fue negativo, y eso genera rispideces. El gobernador ha dicho que con Cristina no habría punto posible de coincidencia.
- ¿Cómo se va a resolver este dilema?
- Alternativa Federal está conformada por espacios del peronismo. Nosotros todavía no conformamos la alianza. La democracia cristiana debe hacer una convención para definir los pasos a seguir, aunque hay una posición mayoritaria de estar dentro del espacio. Hemos compartido con Argentina Federal lo que fue UNA, con Sergio Massa y De la Sota, y esto vendría a ser una especie de continuidad. Ahora aparecieron exkirchneristas que están integrando Alternativa Federal. Vamos a ver cómo nos llevamos. Estamos todavía en una etapa embrionaria. Pero obviamente que al estar Schiaretti y Massa, que son nuestros socios políticos, existe una gran posibilidad de que compartamos este espacio. Alternativa Federal quiere ser esa tercera opción al planteo de la grieta, y aglutinar a todos los sectores que hoy por hoy no se sienten identificados con Macri ni con Cristina. Hablo de espacios como el socialismo y el GEN de Margarita Stolbizer. Es muy factible que se arme un espacio plural y que en las PASO se dirima el candidato a presidente.
- ¿Entonces ya no hay posibilidades de una candidatura única?
- Yo creo que no. Lo dicen todos los dirigentes: esto se dirime en las PASO. De hecho en UNA, cuando estaban De la Sota y Massa, fueron a las PASO, y eran solo dos. Acá estamos hablando de tres, cuatro, cinco candidatos… así que seguramente Alternativa Federal va a tener PASO. Esa idea que está dando vueltas de querer ungir a Roberto Lavagna… no hay margen para eso. No hay margen. Lavagna es una persona muy importante en el espacio, pero no da como para que todos bajen sus pretensiones. Eso está descartado. Ya le dijeron: ‘Si quiere ser candidato, venga y participe en las PASO’. O sea, lo han tratado como uno más. En un espacio de estas características, lo más sano y lo más lógico es ir a las PASO, ya que se están juntando diferentes vertientes: va a haber socialistas, demócrata cristianos, progresistas… la única manera de resolver esta diversidad es a través de las urnas.
- Hubo tratativas para trasladar este armado a un gran interbloque en el Congreso, ¿cómo evoluciona eso?
- Se está hablando bastante. Ya hubo algunas reuniones. El año pasado tuvimos una cena de camaradería de los dos interbloques. En la práctica ya hemos hecho bastantes cosas en conjunto, con lo cual no hay muchas diferencias. Yo puedo decirlo porque soy un sobreviviente de los dos interbloques: estuve en UNA y después me pasé a Argentina Federal, o sea que conozco a los dos. Con los dos me he sentido cómodo y sigo teniendo amistades, así que para mi sería algo normal que eso suceda. Estamos cerca de que eso se materialice.
- Argentina Federal supo garantizar los votos para la sanción de las leyes que quería el oficialismo, ¿cómo será la relación en un año electoral?
- Es lógico que en un año electoral existan posicionamientos políticos más firmes. No hay que confundir el hecho de garantizar la gobernabilidad -que Argentina Federal la va a seguir garantizando- con los posicionamientos políticos. En un año electoral, las críticas van a ser más contundentes, más precisas, más fuertes. De hecho Argentina Federal dio su confianza para que el oficialismo pudiera avanzar con las leyes, pero en los hechos no supieron aprovechar lo que les dimos, o no lograron los resultados que esperaba el Gobierno nacional. Por eso a partir de ahora nosotros vamos a avanzar con nuestras propuestas y mostrarle al electorado el rol que podemos cumplir, así como el Gobierno tendrá que decir si hizo las cosas bien o mal, y de qué manera pretende avanzar hacia el futuro. Por eso no hay que confundir la gobernabilidad con los posicionamientos políticos, aunque eso no quiere decir que no podamos consensuar leyes. El gran año para consensuar leyes tendría que haber sido 2018, y no lo fue por dos motivos. Primero, porque el presidente a principios de marzo dijo que quería ser reelecto, con lo que abrió la etapa electoral. En la política argentina no se pueden adelantar los procesos electorales, porque automáticamente se activan las pretensiones del resto de los candidatos. Se abrió la etapa electoral muy prematuramente y eso fue un error gravísimo del Gobierno, porque tensionó las relaciones parlamentarias y además muchos gobernadores ya salieron a decir que querían ser reelectos, impulsaron reformas constitucionales… El segundo grave error del Gobierno fue no confiar en el Congreso, y digo esto porque en Diputados solo tuvimos dos sesiones ordinarias, todo el resto fueron sesiones especiales. No se generaron consensos, cuando el año 2018 era justamente para consensuar. En las comisiones se trabajó mucho, se producía, se dictaminaba, pero nada llegaba al recinto porque no había sesiones ordinarias. Hubo muchos proyectos que no avanzaron por eso.
- Uno de estos proyectos que quedó en el camino es el de “ley corta” de telecomunicaciones, ¿por qué no avanzó?
- El Ejecutivo envió un proyecto al Senado, donde se le hicieron varias modificaciones. Después llegó a Diputados, y la Comisión de Comunicaciones e Informática, que presido, realizó seis reuniones informativas. Asistieron representantes de las empresas telefónicas, cooperativas telefónicas del interior del país, especialistas, académicos, funcionarios del ENACOM y autoridades provinciales. El punto que generó mayor tensión fue lo relativo a las frecuencias que tiene ARSAT. Por la Ley de Desarrollo de la Industria Satelital, ARSAT tiene el monopolio del manejo de ciertas frecuencias, y toda modificación requiere una mayoría calificada del Congreso. La “ley corta” autorizaba a quitarle parte de las frecuencias y ponerlas a disposición del mercado. Algunos diputados -entre ellos los pampeanos que integran Argentina Federal- plantearon que se reservara un porcentaje para los sistemas de comunicación provinciales, que hacen a servicios civiles importantes -bomberos, seguridad pública, etcétera-. En ese punto se trabó la ley. El oficialismo no aceptaba modificaciones. Nosotros nos reunimos con el entonces ministro Andrés Ibarra y el Gobierno no quiso ceder. Por eso es que no se dictaminó.
- En consecuencia, el presidente aplicó la reforma mediante un DNU…
- Sí, el DNU saca de la “ley corta” solo el artículo de ARSAT, permitiendo que las frecuencias de ARSAT sean licitadas. Al resto del proyecto no lo tocó, o sea que evidentemente el objetivo era ese. Y no se dan las razones de necesidad y urgencia para el decreto. Nosotros nos vamos a oponer. Yo ya elevé un informe a la Bicameral Permanente de Trámite Legislativo, para que vean que el asunto estaba tratándose y que había planteos sobre ese punto.
- ¿Qué sucedió con la ley que limita la responsabilidad de los proveedores de Internet?
- Con todos los problemas que tuvo Facebook a nivel internacional, que llevaron a que su CEO se presentara ante el Congreso norteamericano, la regulación de Internet y las redes sociales es algo que están haciendo todos los países, y nosotros ibamos a contramano de eso, porque el proyecto que aprobó el Senado prácticamente liberaba de responsabilidad a los proveedores de Internet. Solo iban a ser responsables si tenían previamente una comunicación de que un contenido era ilegítimo. O sea, era muy difícil para el usuario de Internet lograr que se diera de baja un contenido que lo afectara. En su paso por el Congreso norteamericano, el CEO de Facebook abrió la puerta a la regulación. En mi comisión, todos los medios asociados en ADEPA y en asociaciones de derechos de autor manifestaron que los operadores de Internet estaban utilizando sus contenidos como ellos querían, y por lo tanto afectaban su imagen, y en muchos casos el derecho de autor sobre sus producciones. Ante esa situación, la decisión que tomó la comisión fue archivar el proyecto que venía del Senado, porque no había margen para tratarlo. Vamos a conformar una subcomisión, que va a estar integrada por un diputado de cada bloque que integra la comisión, y que tendrá la tarea de elaborar un borrador de un nuevo proyecto en función de la participación que le vamos a dar a los sectores involucrados: los medios de comunicación a través de sus asociaciones, las asociaciones de derecho de autor, las cámaras que aglutinan a las empresas tecnológicas -como CABASE-, Google y Facebook.
- ¿Los usuarios están protegidos?
- Hoy no hay una herramienta legal que proteja a los usuarios de Internet para que rápidamente puedan bloquear un contenido. Hay que iniciar una demanda en un fuero común, y hasta que la comunicación llega a los proveedores de Internet, pasan meses. Por eso yo presenté un proyecto de ley creando el Fuero Federal Informático, que no significa que vayamos a crear nuevos juzgados, sino que en cada juzgado federal habrá una secretaría especializada. El proyecto además instituye lo que se llama “medida cautelar digital”, para que el usuario que sufra algún daño vaya a un abogado, y el abogado desde su computadora arme la acción, la envíe inmediatamente al juzgado de turno, y que el juzgado tenga 24 horas para ordenar que se baje el contenido. Esto nos permitiría ubicarnos en el tiempo del mundo virtual, ya que los procesos del Poder Judicial son viejísimos, arcaicos, lentos, y no dan protección, no sirven. Los daños que se provocan a través del mundo virtual son irreversibles. Por eso surge la necesidad y la urgencia de que todo el sistema jurídico se adecúe a este nuevo mundo virtual.