Algunos meses atrás tanto el Gobierno como el kirchnerismo percibieron que la grieta que se abría entre ellos era cada vez más grande; una porción creciente de la sociedad rechazaba la posibilidad de que siguiera Macri o volviera Cristina. Las condiciones para que otra opción política ocupara ese lugar, por ejemplo la naciente Alternativa Federal, eran cada vez mayores.

Tomaron entonces las enseñanzas de Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su famosa novela El Gatopardo y vieron de cambiar algo antes que fuera tarde, para que no cambiara nada obviamente. Se adelantó Cristina y lo trajo de regreso a su exjefe de gabinete Alberto Fernández; sin importarle demasiado lo que había dicho dirigente de ella y de su gobierno desde el 2008 en adelante.

Le siguió Macri, que le ofreció a Miguel Pichetto la vice presidencia arrojando por la borda el discurso antiperonista y gorila enarbolado por Cambiemos hasta ese momento. La necesidad tiene cara de hereje obviamente. Tampoco le preocupó demasiado al senador justicialista lo que el propio presidente había dicho de él no hace mucho.

Terminó la novela de ambos polos de la grieta corriéndose al medio con Sergio Massa incorporado con armas y bagajes al kirchnerismo, luego de haber declamado durante seis años cosas como esta: “Los que, de alguna manera, son parte del pasado traen en la mochila causas judiciales y nosotros queremos dirigentes que traigan en la mochila sueños y proyectos para el futuro de la argentina”.

No es casual por cierto, el enorme rechazo que anida hoy en nuestra sociedad hacia la dirigencia política de todos los colores. El doble salto mortal al kirchnerismo de Donda y Solanas -entre otros/as-, el del socialista Roy Cortinas en dirección al macrismo, la maniobra estilo Borocotó de Alberto Assef para perjudicar la candidatura de Espert, son solo botones de una larga muestra que abona aquella condena social.

Pero volviendo a la maniobra de encoger la grieta emprendida al unísono por macristas y kirchneristas, digamos que es solo para la galería obviamente. De un lado está visible Macri, que es quién ha conducido el país a este desastre actual de pobreza, desocupación, destrucción productiva y endeudamiento. Del otro, un poco mas escondida para no dar flanco, Cristina Kirchner; responsable del fracaso del anterior gobierno, que dilapidó las mejores condiciones para salir de la crisis que arrastramos de hace décadas.

Nada nuevo bajo el sol, aunque busquen confundir y mostrarse distintos a lo que en realidad son. Como dice el viejo refrán, aunque a la mona la vistan de seda, mona queda.

La Argentina necesita un nuevo rumbo, que la saque del estancamiento productivo que vivimos desde hace ocho años. Como también del atraso, e incluso retroceso en casi todos los terrenos, que viene desde los años setenta. Consenso Federal, con Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey expresa esa salida. Inversión productiva, mas trabajo y menos pobreza, desarrollo sustentable, derechos para todas y todos, mejor democracia y sistema político, es lo que necesitamos. Ese es el futuro, no el que falsamente ofrecen los creadores de la grieta.