Elisa Carrió renunció a su banca como diputada nacional a partir del 1° de marzo de 2020, según confirmó en una nota dirigida al presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, en la que además expresa que su decisión es “irrevocable”.

Horas después de haber estado en la Casa Rosada para comunicarle al presidente Mauricio Macri que se retiraba de la política, tras el triunfo del Frente de Todos en las elecciones, la líder de la Coalición Cívica le solicitó a Monzó que “arbitre los medios para que el cuerpo acepte mi renuncia voluntaria al cargo”.

Por la Ley de Paridad, asumirá en su lugar la macrista Patricia Holzman -actualmente funcionaria de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable-, con lo cual en el nuevo mapa de la Cámara de Diputados -a partir del recambio del 10 de diciembre-, el Pro tendrá 52 miembros y sus socios de la CC-ARI pasarán a los 14 integrantes.

Holzman completará el mandato hasta 2021, pues Carrió había sido electa en las elecciones legislativas de 2017, cuando encabezó la lista de diputados nacionales en la Ciudad de Buenos Aires y arrasó con el 50% de los votos.

La legisladora, pieza clave en la fundación de la alianza Cambiemos, fue quien después de la derrota en las PASO arengó a la militancia en el búnker de Costa Salguero; y además insistió hasta último momento con la posibilidad de dar vuelta las elecciones.

Incluso, el domingo pasado, una vez que cerraron los comicios, salió a proclamar la victoria de Macri en las urnas. No se equivocó al hacerlo con Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gobierno porteño que fue reelecto.

Dirigentes de Juntos por el Cambio reconocieron, después del anuncio sobre su retiro, que Carrió fue un soporte anímico fundamental para el presidente durante la campaña. En sus cuatro años de gestión, la relación entre el mandatario y la líder de la CC-ARI atravesó por varios momentos, algunos de mucha cercanía, pero también otros de tensión y poco diálogo.

Esta no es la primera vez que la diputada renuncia a su banca. Lo hizo antes, en 2007. Tres días después de haber sido absuelta en un juicio por calumnias, en agosto de ese año, Carrió inscribió su candidatura presidencial.

Pero, en realidad, cinco meses antes había formalizado la renuncia para dedicarse de lleno a la campaña. En ese momento, había dicho en conferencia de prensa que su rol en el Congreso “carecía de sentido”, que el Parlamento estaba “yermo” y que no volvería “nunca más” a ocupar una banca.