Al referirse al nuevo conflicto con el campo, Miguel Pichetto evoca la pelea de hace 12 años. Afirma que entonces el error del Gobierno kirchnerista fue creer que el campo iba por el poder, y en realidad era una discusión económica. Y la emprende contra “el mundo planero”.
Por José Di Mauro y Oscar Benini
- ¿Qué opina de la pelea que vuelve a darse con el campo?
- Me parece un error; me parece que el presidente tiene que agotar y hacer el máximo esfuerzo para impedir que esta discusión se viralice. Entendemos que hay una situación fiscal compleja en la Argentina, pero me parece que 33% con la soja a la baja, y con un valor del dólar oficial que está por debajo del contado con liqui o del blue, el dólar exportación está casi a 40 pesos, con lo cual me parece que es muy finita la rentabilidad del sector. Y me parece que hoy hay que incorporar un nuevo tema en el tablero de las políticas impositivas y de las decisiones que se toman con el campo, con la producción primaria y la agroindustria: es el mundo este que no se sabe adónde va, y que puede impactar fuertemente sobre los productos y los alimentos. Hay que ver qué pasa con China, con las exportaciones de la Argentina en materia de alimentos. Creo que son procesos que obligan a por lo menos no ponerse intransigente, a no repetir la historia del pasado, y a no calificar al campo como los malos de la película… Yo creo que la experiencia de la 125 fue una verdadera tragedia para el Gobierno de ese momento, porque además implicó la ruptura con el campo, definitiva, y nunca se reparó. No hay que repetirla, creo que hay que sentarse en la mesa, y bueno, entender los procesos y ver cómo se compatibilizan los intereses, y ver hasta donde el mercado fija reglas que pueden hacer imposible el pago de ese 33%. Estamos a dos puntos de la máxima retención que tuvo el sector.
- Ya que estamos ahí, volvamos 12 años para atrás. Ese último discurso, con Cobos pidiendo un cuarto intermedio, ¿usted estaba de acuerdo con darlo?
- Yo intenté buscar los marcos de acuerdo con carácter previo a ese momento tan tremendo de la madrugada. Hablé con la presidenta, porque yo sabía ya a las 21 que el escenario era de empate y que Cobos iba a desempatar para el otro lado. Y que iba a plantear la posibilidad de un acuerdo, por lo tanto yo se lo transmití a la presidenta… Porque a mí, el que me lo informa es el senador Pablo Verani, que venía de hablar con Julio Cobos. El ya falleció, era un hombre al cual respetaba y con el que tenía una relación de afecto personal, había sido el gobernador de mi provincia y yo había competido con él por la senaduría, pero teníamos un trato personal que ustedes saben que era de mucho respeto. El me vino a decir: “Mirá, esto está así; Julio Cobos va a pedir un cuarto intermedio y si no sale va a votar en contra”. Yo le dije a la presidenta que estábamos en riesgo de perder; ella me dijo que iba a hablar con el jefe de Gabinete para que hablara con Cobos; hoy el jefe de Gabinete es el presidente de la Nación, y Julio es senador. Pero entonces él estaba arriba en su oficina encerrado y me acuerdo que estaba hasta con su familia. Eran momentos de mucha tensión, pero a las 4 de la mañana ya no había lugar para un cuarto intermedio… Había una tensión extraordinaria, yo fui consecuente con la orden que recibí de la presidenta en ese momento. Ella me dijo: “Hacé votar y que cada uno se haga responsable”.
- Y Néstor Kirchner estaba vivo…
- Estaba vivo y activo, y también me planteó exactamente lo mismo. No había ninguna posibilidad de arreglar, porque creo que el Gobierno confunde una cuestión de intereses económicos con una lucha por el poder en ese momento. Creo que fue el gran error, y que eso tiene que ver con el Néstor fuera del poder, del Gobierno, porque ella tenía posiciones mucho más rígidas en términos de la negociación… No iba a negociar. Pero la confusión es creer que el campo iba por el poder, iba a debilitarla a ella, a querer sustituir el poder del Gobierno ese que en ese momento era muy fuerte, que venía de un triunfo electoral. Hacía 8 meses habíamos ganado la elección de manera muy importante, con un Gobierno que tenía orden fiscal, que tenía una serie de condiciones realmente muy buenas y que las exportaciones estaban volando a 600 dólares la tonelada. El error fue creer que la batalla con el campo no era económica, sino política. Y fue un error, creo que era económica; los sectores productivos defendían su renta.
- ¿Ahora se está planteando lo mismo? El campo dice que no los entienden.
- Hoy las condiciones son distintas: la soja está a 300, hay tendencias complejas en el mundo, hay una pandemia, no se sabe para dónde va la producción, la economía, la producción de los países; no sería extraño que muchos países se cierren… Lo que digo es que hay que mantener el diálogo abierto con los sectores productivos, no son “parásitos”, como dijo el señor (Juan) Grabois… Los parásitos me parece que están más cerca de Grabois, yo creo que el “mundo planero” te mata y vive del esfuerzo de los que trabajan, así que la verdad que esa calificación a la gente que produce me parece demencial. Creo que hay exteriorizaciones muy complejas en la Argentina, como calificar también a los jueces de “sarnosos”. Lo mismo que eso que dijo el presidente, que “siempre quieren ganar más”… Me parece que son ofensas gratuitas.