La ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad brindó la capacitación de la Ley Micaela y buscó derrumbar los patrones culturales patriarcales.
El simulacro de sesión virtual en la Cámara de Diputados se realizó con la capacitación de género contemplada en la Ley Micaela, que fue brindada por la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, quien apuntó a la cultura patriarcal e hizo un llamado a la reflexión sobre las desigualdades entre hombres y mujeres.
Ubicada a la izquierda del presidente de la Cámara, Sergio Massa, Gómez Alcorta habló ante el grupo de diputados presentes, luego de que la titular del CONICET, Ana María Franchi, expusiera de manera remota, apoyada por un Power Point.
Al inicio de su discurso, Gómez Alcorta recordó que la Ley Micaela, que lleva el número 27.499, fue sancionada el 19 de diciembre de 2018 y promulgada el 10 enero de 2019, y destacó que todas las provincias adhirieron a la norma, por lo que “el horizonte de proyección del Estado es que todos los funcionarios de todos los poderes provinciales y de la Nación, en un período no muy largo, estén capacitados”.
Luego fue al centro de la cuestión: “El patriarcado como sistema político, económico y social, que organiza nuestras relaciones y organiza el poder, no existió siempre así. Según los historiadores, entre 200.000 y 300.000 años atrás empezó a existir la vida en comunidad, y el patriarcado comenzó a existir hace 6.000 años”.
Por eso, la funcionaria subrayó que “no siempre existieron los mismos patrones culturales vinculados a las relaciones de poder”.
Además, advirtió que “a lo femenino se le ha asignado valores vinculados a lo pasivo, lo irracional, lo emocional, la sensibilidad”, y además esos valores fueron asignados a la condición biológica de las mujeres. “Eso es lo que se espera (de las mujeres) y lo que se deposita en roles y estereotipos”, dijo.
Gómez Alcorta se explayó sobre el “paradigma hetero-cis-normativo” y apuntó que “hay una organización de la sociedad que contempla exclusivamente a mujeres y varones, y relaciones heterosexuales” en “categorías binarias”.
Por esa razón, “categorías como ‘transexualidad’ o ‘intersexualidad’, homosexuales o bisexuales, son pensadas como desviadas o en muchos casos como anormales, incluso en pleno siglo XXI, y cuando hablamos de desvío hablamos de opresión”.
En tanto, la ministra aseveró: “Los varones están absolutamente acostumbrados a que se hable en un plural masculino, y nosotras también nos acostumbramos a eso. Cuando dicen ‘hay reunión de ministros’ yo me siento incluida, pero si dicen ‘hay reunión de ministras’, ningún ministro se siente incluido”.
En relación a esto, defendió el lenguaje inclusivo: “Cuando hablamos de todes, a pesar de algunos lingüistas que se enojan profundamente porque entienden que deformamos el lenguaje, es un hecho político que nos convoca a nombrar a todos, todas y todes aquelles que quedan por fuera del modelo binario”.
Por otra parte, Gómez Alcorta hizo un repaso histórico y recordó que “recién en 1.926, cuando en este recinto solo había varones, se sancionó la primera ley que dictó los derechos civiles de las mujeres”.
Asimismo, mencionó que “hasta 1.921, el Código Penal establecía que si un hombre encontraba yaciendo a su esposa con otro hombre podía matarla y ser eximido de pena”.
En la misma lógica, dijo que “hoy todavía muchos utilizan el concepto de ‘mi mujer’ para referirse a sus parejas; sin embargo, no van a encontrar mujeres que hablen de sus maridos como ‘sus hombres’”.
La ministra destacó que desde la adhesión a la Convención de Belém Do Pará, en 1994, “Argentina viene acompañando una profunda transformación normativa”, y citó la ley de Educación Sexual Integral, la ley contra la trata de personas y la de protección para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
También mencionó el Matrimonio Igualitario, la ley de Identidad de Género y la que incorporó el delito de femicidio al Código Penal, aunque finalmente llamó a “repensar algunas de las leyes dictadas y otras que faltan para empezar a achicar brechas”.
“Nuestro marco normativo nos obliga a pensar todas las políticas públicas y las normas en clave de cuál es el impacto que va a tener en las mujeres” en lugar de pensar que “la cuestión de género es una cosa aparte”, explicó la funcionaria.
Por último, expresó que “hemos aprendido, y a esta altura los números abundan, que las políticas tienen un impacto diferencial en las mujeres y hombres”, y convocó a “entender por qué a las mujeres les cuesta tanto acceder al trabajo formal o a cargos jerárquicos”.