Néstor, el gran presidente que la Argentina necesitaba

Por José Mayans. A diez años de su fallecimiento, el jefe del Frente de Todos en el Senado repasa los logros de la gestión del expresidente y su actitud para con Formosa.

Néstor Kirchner fue un hombre necesario para la historia de la Argentina. Fue un presidente surgido del interior profundo de la patria, que conocía la realidad de los pueblos de las provincias y tuvo en claro cómo atenderla. A la vez, fue un jefe de Estado atento a los problemas internacionales y geopolíticos.

Recibió un país devastado por las políticas neoliberales que aniquilaron la producción, el salario y el empleo, como parte de un modelo político-cultural que privilegió el individualismo, la especulación y la ganancia desmedida de algunos pocos. Con un alto nivel de deuda pública y sin posibilidad de financiamiento.

El presidente Kirchner tuvo la capacidad y la inteligencia de entender qué se precisaba y cómo hacerlo, además del coraje y la audacia para enfrentar, sin vacilaciones, grandes intereses económicos concentrados a nivel local y global.

Supo de la importancia estratégica de la unidad Latinoamericana y la cultivó. Y, también, tendió sus brazos al interior de todo el campo popular para buscar entendimientos a fin de encontrar una salida a la complicada situación nacional que le tocó.

Fiel a la doctrina Justicialista, el compañero Kirchner siempre tuvo en claro el rol del Estado Nacional. Se lo recuerda, a dos días de asumir el cargo, viajando a Entre Ríos para resolver, en persona, un conflicto gremial con los docentes de esa provincia que llevaba más de un mes. Así, comenzó el camino de un cambio en las políticas de estado que, en 2005, se coronó con la sanción de la Ley de Financiamiento Educativo que elevó al 6 por ciento del PBI la inversión en el sector, casi el doble de lo que estaba establecido.

En su gestión, además de haber conseguido el equilibrio macro-económico en el área fiscal y externa, y aumentado la reservas en 36.000 millones de dólares, duplicó y diversificó las exportaciones, entre otros puntos. Pero, también, Kirchner encaró una reestructuración de la deuda de la Argentina por más de 67.000 millones de dólares con bonistas privados, que le permitió sacar al país del default. Y canceló, de un solo pago, la deuda con el Fondo Monetario Internacional.

En ese contexto, el país inició un sendero de recuperación económica, del empleo y el salario. También, tuvo un lugar central la política de derechos humanos, y la institucionalidad recibió un gran impulso, como cuando estableció un mecanismo claro y transparente de selección de jueces, que incluyó la auto- limitación presidencial.

A nivel internacional, el reclamo por la soberanía argentina de las Islas Malvinas recuperó un lugar preponderante en la política oficial. Recuerdo haber integrado la comitiva que acompañó a Cristina, en su primer mandato, a Washington a la Cumbre sobre Seguridad Nuclear. En esa cercanía que dan los viajes, pude ver a un expresidente preocupado e interesado por los temas internacionales, pero siempre atento a los intereses del país y de todas las provincias, con especial atención a las provincias más chicas.

Nadie puede olvidar el importante papel que jugó, ya expresidente y como secretario General de la Unasur, en la resolución pacífica del conflicto entre Colombia y Venezuela, y en la defensa de la democracia en Ecuador ante un intento de golpe de estado, en 2010. La vigencia de la paz y la democracia en la región fueron puntos cardinales en su visión política.

Néstor Kirchner fue un presidente claramente peronista. Su gobierno tuvo como brújula las tres banderas inclaudicables que erigió Juan Domingo Perón: La Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política. Cumplió con ellas. Por eso quedó en la historia.

Formosa y la reparación histórica

Corría el 25 de mayo de 2003, y Néstor llegaba la presidencia para cambiar por completo la visión centralista que se tenía del país. Sólo tres días después de haber asumido, visitó nuestra querida provincia, y junto a nuestro gobernador, Gildo Insfrán, firmar lo que sería el punto de partida para convertir a Formosa en una provincia sustentable: El ACTA DE REPARACIÓN HISTÓRICA.

No fue un hecho más. Esto marcó un antes y un después en la vida de todos los formoseños. Ante más de 5.000 personas, el expresidente vio florecer ese lapacho que tanto nos representa, devolviéndonos los recursos que durante décadas el gobierno central le había negado a la provincia.

Después de ese 28 de mayo comenzaron los acuerdos por obras y emprendimientos entre la Nación y el gobierno provincial. Como resultado de esa relación quedaron miles de kilómetros de caminos y rutas pavimentadas que integran territorialmente Formosa; los planes de energía eléctrica, agua potable y comunicaciones, escuelas y hospitales, así como también los programas de viviendas para todo el territorio provincial.

La medida reparadora vino a dinamizar los contenidos del Modelo Formoseño para el Desarrollo Provincial como parte del Plan de Gobierno de la provincia, que tiene como esencia la lucha por la dignidad humana.

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