El diputado José Riccardo salió al cruce del prelado riojano que reaccionó de la peor manera ante la sanción de la ley IVE.
Ante la justificación de los femicidios como respuesta “natural” ante la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, expresada por un sacerdote riojano, el diputado nacional puntano José Riccardo presentó un pedido de repudio en la Cámara de Diputados, acompañado por una decena de legisladores nacionales. ¿Qué había dicho el sacerdote Nicolás Vilches ante la aprobación de la ley del aborto? “No se quejen después de los femicidios”.
En efecto, el párraco Nicolás Vilches publicó en su cuenta de Facebook, a la que luego de la trascendencia que tomaron sus declaraciones decidió dar de baja, “quien siembra muerte, engendra y cosecha muerte. No se quejen después de los femicidios. La naturaleza es sabia. Felicitaciones a los que apoyan la muerte de inocentes”.
El sacerdote riojano ejerce su ministerio en la parroquia “Encarnación del Señor”, y en representación de la Iglesia Catóica tiene la misión de difundir la palabra de Dios. Ante ello, Riccardo expresó: “Quienes compartimos el culto, conocemos a un Dios misericordioso, no vengativo, que busca persuadir con buenas acciones, no castiga con la muerte”. Y continuó: “Sin embargo, ante la sanción de una ley, de acuerdo a lo establecido por la Constitución Nacional, que disponen para creyentes y no creyentes, no ha tenido otra idea que justificar un delito gravísimo, como es el femicidio, en un acto verdaderamente apologético. Textual expresión frente a la ley que autoriza, bajo las condiciones y en las circunstancias allí establecidas, la interrupción voluntaria del embarazo. Podría haber amenazado con el infierno, si interpretase que la sola sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo es un pecado. ¿Pero decir -parabólicamente- que la respuesta de la Naturaleza es el femicidio?”.
Para Riccardo, justamente si hay un crimen deplorable, y al que afortunadamente hoy el Derecho ha calificado de manera especial, es el asesinato cometido contra una mujer -a veces niña o adolescente- donde su condición lo motivó, facilitó o hizo presumir que “había derecho” a hacerlo.
“La Justicia deberá decir si se cometió apología del delito (tipificado en nuestro sistema penal), y las autoridades eclesiásticas deberán revisar la forma en que se expresan sus ministros”, concluyó.