Entre el 1ro. de enero y el 31 de diciembre, la Cámara baja realizó 18 sesiones, superando las marcas de 2019 y 2018. La virtualidad permitió continuar con la tarea legislativa, aunque continuó el abuso de sesiones especiales y no hubo ninguna de tablas.
En un año donde la pandemia del coronavirus trastocó lo que se conoce como “normalidad”, la Cámara de Diputados sorteó con éxito las dificultades que impuso el aislamiento social y, contra todos los pronósticos, logró mantener y hasta incrementar su actividad. El cuerpo presidido por Sergio Massa sesionó siete veces más que en 2019 y también superó la marca de 2018.
Gracias a la incorporación de tecnología al trabajo legislativo -primero con videoconferencias informativas y luego, a través del protocolo de funcionamiento virtual-, la Cámara baja realizó 18 sesiones de enero a diciembre: una en enero, dos en febrero y 15 durante la vigencia del período ordinario y su prórroga por parte del Poder Ejecutivo.
De esta manera, se incrementó el número respecto de 2019 (11 sesiones) y 2018 (15), aunque no así el registro de 2017, cuando se realizaron 21 sesiones; ni el de 2016, cuando se hicieron 23. Este último año registró el récord en las mediciones desde 2009, según el relevamiento realizado por parlamentario.com, que analiza períodos anuales.
Si bien el balance fue positivo desde el punto de vista de la cantidad de sesiones, una vez más se cayó en el abuso de las sesiones especiales: no hubo ninguna de tablas -lo que se conoce como “ordinarias”-, es decir, aquellas donde los temarios se acuerdan entre todos los bloques. Al igual que en los últimos años, la excepción volvió a transformarse en regla.
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El año saliente también dejó otros dos datos para analizar. Uno de ellos es que el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, asistió solo una vez de forma presencial a brindar su informe de gestión, el 30 de julio. Aunque sí envió en tiempo y forma sus informes escritos, la pandemia conspiró contra el cumplimiento del mandato constitucional de presentarse una vez ante cada Cámara.
El segundo aspecto fueron las sesiones en minoría, esto es, aquellas donde los diputados convocantes no logran alcanzar el quórum. En 2020 se realizaron dos, citadas por Juntos por el Cambio, que cuando fue oficialismo también negó el quórum en sesiones convocadas por el Frente para la Victoria. Sin ir más lejos, en 2017 y 2018 la entonces oposición realizó seis y cuatro sesiones de estas características, respectivamente.
En su primera sesión del año, el 29 de enero, Diputados aprobó y giró al Senado la ley de sostenibilidad de la deuda externa, casi por unanimidad. El verano parlamentario continuó con una sesión informativa a cargo del ministro de Economía, Martín Guzmán, para explicar los alcances de las negociaciones. Por último, el 27 de febrero, se aprobaron las reformas en los regímenes jubilatorios de jueces y diplomáticos, en una sesión recordada por el affaire del embajador Daniel Scioli.
Esa fue la última sesión netamente presencial: tras declararse en el mundo la pandemia del Covid-19, Diputados se enfrascó en la discusión sobre cómo funcionar a través de la virtualidad, y finalmente el 13 de mayo se realizó la primera sesión virtual en la historia argentina, con proyectos de consenso -la exención del pago de Ganancias para el personal esencial y la “Ley Silvio” de asistencia a médicos y enfermeros-.
El protocolo remoto se fue flexibilizando en función de las medidas dispuestas por el Gobierno nacional y, con el pase del aislamiento al distanciamiento social, Diputados resolvió -tras fuertes discusiones entre oficialismo y oposición- retomar gradualmente la “normalidad”, permitiendo cada vez más legisladores presentes en el recinto y cada vez menos excepciones por cuestiones sanitarias.
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A lo largo del año se sancionaron 66 leyes: entre las principales se encuentran las dos sobre la sostenibilidad de la deuda externa; el Presupuesto 2021; el aporte solidario de las grandes fortunas; la moratoria ampliada; la regulación del teletrabajo; la protección de los activos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS); y un programa de reactivación turística por la pandemia.
En materia internacional, se ratificó el Acuerdo de Escazú sobre acceso a la información y la justicia en materia medioambiental; y se aprobó la adhesión al Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo.
La Cámara baja cerró el año con dos debates de alto voltaje que se dieron durante la prórroga de ordinarias: la despenalización y legalización del aborto -aprobada con votos transversales y luego sancionada en el Senado- y la nueva fórmula de movilidad jubilatoria -que fue ley con votos del oficialismo y de parte de la oposición-.
*El relevamiento es de parlamentario.com y corresponde al período anual, no al período de sesiones.