Cristina despidió al publicista de la campaña que llevó a su esposo a la Rosada

Fernando Braga Menéndez falleció este jueves por la tarde, a la edad de 80 años.

En su cuenta de Twitter, desde El Calafate donde se encuentra estos días y donde se elaboró buena parte del sueño presidencial de los Kirchner, la vicepresidenta Cristina Fernández despidió este jueves a quien contribuyó en ese objetivo, allá por 2003: el publicista Fernando Braga Menéndez.

El reconocido profesional de la publicidad falleció este jueves a los 80 años, y es recordado entre otras cosas por haber trabajado en la campaña que concluyó con Néstor Kirchner sentado en el sillón de Rivadavia.

Así lo despidió la vicepresidenta: Profundo pesar por el fallecimiento del querido Fernando Braga Menéndez, publicista que trabajó junto a Néstor en la campaña del 2003. Mis condolencias a su familia y amigos”.

En efecto, Braga Menéndez trabajó con el entonces gobernador santacruceño en la campaña presidencial en la que Néstor Kirchner quedó segundo detrás de Carlos Menem. En el libro Cristina K. La dama rebelde (2004, Editorial Sudamericana), el publicista aparece en varios pasajes.

En uno de ellos se recuerda cuando durante esa campaña “Carlos Menem planteó su confrontación con Eduardo Duhalde, soslayando deliberadamente a Néstor Kirchner, al que sólo se refería mencionándolo como ‘el candidato muletto’, o bien con un más que peyorativo ‘Chirolita’. Estos embates fueron acompañados por afiches en los que aparecía Duhalde con un muñeco sobre las rodillas con la cara del santacruceño.

“Braga Menéndez sugirió un contraataque del mismo tenor y diseñó afiches con la imagen de Menem en las rodillas de George W. Bush, pero Néstor Kirchner no quiso usarlos”.

A continuación, transcribimos otro pasaje del libro de José Di Mauro en el que se reflejan pasajes de esa campaña, con el testimonio del propio Braga Menéndez y menciones referidas a figuras aún hoy plenamente vigentes:

La frase de “un país serio” trascendió la campaña y siguió siendo utilizada durante el gobierno de Kirchner. El copyright corresponde al publicista Pepe Albistur, pero se reconoce su origen en Cristina Fernández. Había varias opciones que manejaba el equipo de campaña, entre ellas la que motorizaba la senadora, que decía “un país normal es posible”.

Durante una reunión en el departamento de Uruguay y Juncal, comenzaron a tirar idas no para la plataforma, sino para la campaña. Los publicistas advertían que utilizar el mapa de la Argentina en publicidad política ya estaba gastado, pues lo habían usado Alfonsín, Menem, la Alianza, todos… “Busquemos otra cosa”, era la consigna, y así pasaron por el escudo, la escarapela y finalmente llegaron al croquis de la Argentina. La idea les pareció importante, porque aparte en ese momento se hablaba de desintegración territorial, de que el Sur se podía separar del resto del país, Kirchner venía del Sur…

Mientras tanto trabajaban con la letra K de Kirchner, y como es una letra rara para el uso argentino, establecía una diferencia. El que hizo finalmente la conjugación entre el croquis de la República con la K, fue Alberto Fernández: “Vos sabés que tiene algo que ver esta K con la República… A ver, ponela así…”, sugirió, y quedó la K del aviso.

En esa reunión también se habló del país normal en el que hacía hincapié Cristina.

– A mí no me convence -disintió Alberto Fernández, entusiasmado en su rol de publicista-. Me parece que decir “un país normal es posible” resulta poco ambicioso… ¿Cómo vas a hacer una campaña política diciendo sólo que un país normal es posible?

– ¿Sabés qué pasa, querido? -se le plantó Cristina-. Hoy en día, en la Argentina, en el estado que estamos, “normal” es muchísimo. Que los chicos estén en el desayuno con el papá y la mamá, que el papá se vaya a trabajar, la mamá a hacer sus cosas y los chicos al colegio, que eso es la normalidad, acá en la Argentina hoy en día es muchísimo… ¡Ojalá tengamos un país normal! Ya de rarezas estamos hartos todos…

Fernando Braga Menéndez -quien supo asesorar en su materia al gobierno de Héctor J. Cámpora- le reconoce a ese razonamiento la más estricta sensatez, en línea con otros aportes que la esposa del candidato hacía. El grupo de este publicista trabajaba durante la campaña con Julio De Vido, quien coordinaba los planes de todas las áreas de gobierno. Había técnicos en todo el país, lo que llevaba a realizar muchos viajes al interior para realizar reuniones con estos para ir recabando información, trabajo que redundó en un enorme libro en el que se transcribió el compromiso que asumía el futuro presidente frente a la sociedad respecto a lo que haría en los próximos cuatro años. En ese marco se escribían los planes de gobierno, que luego eran mandados a la senadora Kirchner para que los analizara.

– ¿Sabés qué pasa, querido? -se le plantó Cristina-. Hoy en día, en la Argentina, en el estado que estamos, “normal” es muchísimo. Que los chicos estén en el desayuno con el papá y la mamá, que el papá se vaya a trabajar, la mamá a hacer sus cosas y los chicos al colegio, que eso es la normalidad, acá en la Argentina hoy en día es muchísimo… ¡Ojalá tengamos un país normal! Ya de rarezas estamos hartos todos…

Fernando Braga Menéndez -quien supo asesorar en su materia al gobierno de Héctor J. Cámpora- le reconoce a ese razonamiento la más estricta sensatez, en línea con otros aportes que la esposa del candidato hacía. El grupo de este publicista trabajaba durante la campaña con Julio De Vido, quien coordinaba los planes de todas las áreas de gobierno. Había técnicos en todo el país, lo que llevaba a realizar muchos viajes al interior para realizar reuniones con estos para ir recabando información, trabajo que redundó en un enorme libro en el que se transcribió el compromiso que asumía el futuro presidente frente a la sociedad respecto a lo que haría en los próximos cuatro años. En ese marco se escribían los planes de gobierno, que luego eran mandados a la senadora Kirchner para que los analizara.

Cristina recibía el material entre las 22 y 22.30, donde quiera que se encontrara, ya fuera en el Senado, o de gira por el interior.

– Yo llegaba a mi casa, prendía la televisión y la veía en vivo y en directo en Misiones, haciendo un discurso -recuerda Braga Menéndez-. Pero a la mañana siguiente, a eso de las 11.30, nos llegaban de vuelta las veinte páginas corregidas de puño y letra… y con sensatez. “Mirá, yo considero que esto está exagerado y no conviene por tal y tal motivo”, nos advertía la senadora. Se notaba que lo había estudiado todo y hacía comentarios atinados. Ese trabajo es invalorable: poder filtrar todo y sacar conclusiones inteligentes en tan poco tiempo…

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