Fallecido este 12 de enero, el histórico dirigente radical escribió este texto con motivo del último aniversario del 30 de octubre de 1983 que él vivió.
Por José Bielicki
Hace 37 años, las elecciones generales cerraban una etapa negra y única en la Argentina, signada por violencia, torturas, asesinatos y desapariciones. El recuerdo de un protagonista
El 30 de octubre de 1983 fue el punto de partida del retorno a la democracia con las elecciones que dejaron atrás la dictadura militar. Por ello se constituyó en una fecha de enorme significación histórica.
A pesar de ello, parece olvidada y desconocida para la generación que hoy integra más de la mitad del padrón electoral.
Ese acto comicial cerraba una etapa negra y única en la historia patria signada por violencia, torturas, asesinatos y desapariciones.
A partir del pronunciamiento electoral se definió quienes pretendían el olvido sin sanción a los militares que condujeron el período más sangriento de nuestra historia. Por otro lado, quienes pedían juicio y castigo, con el líder radical Raúl Alfonsín a la cabeza, para los responsables de los crímenes cometidos.
Esas posiciones antagónicas marcaron el debate previo a la elección. Por un lado, el justicialismo sin fisuras, con su candidato presidencial reconociendo y aceptando la autoamnistía que se habían dado los militares para borrar las atrocidades cometidas, en una sociedad peronista-militar.
Por el otro la UCR levantando su bandera de juicio y castigo a los culpables.
La jornada de aquel día de octubre fue un estallido popular que se abría a la reconstrucción de la república con democracia plena.
Así comenzó el nuevo gobierno a cumplir con su compromiso de juicio y castigo a los culpables y la creación de la CONADEP para averiguar la desaparición de personas, comisión que no aceptó integrar el peronismo.
Ese juicio y sentencia de las juntas militares y la prisión de los culpables abrió este periodo de estabilidad, único desde 1916 de 38 años sin golpes militares.
Fue la lucidez y la valentía de un líder como Alfonsín, y el acompañamiento del radicalismo, que nos han dado esta increíble estabilidad.
Todo ese proceso fue en soledad; casi no hubo voces en los hoy autoproclamados defensores de los derechos humanos apoyando la investigación. Después llegó otro presidente peronista amnistiando a los condenados por la justicia.
Hechos y fechas que las nuevas generaciones deben comprender y recordar.
José Bielicki
Ex diputado nacional (UCR), presidente del Grupo Progreso