Con voces a favor y en contra se realizó la primera ronda de consultas sobre la boleta única de papel

Durante un plenario de tres comisiones de la Cámara de Diputados pasaron una veintena de expositores para opinar sobre el cambio del instrumento de votación a nivel nacional.

Fotos: HCDN

Tal como se acordó la semana pasada, este martes arrancaron en la Cámara de Diputados las reuniones informativas, con la participación de invitados, para debatir sobre la implementación de la boleta única de papel a nivel nacional, aunque el formato permite las exposiciones sin intercambio de preguntas con los legisladores.

El encuentro de Asuntos Constitucionales, Justicia y Presupuesto y Hacienda se dio en el marco del cronograma que la misma oposición impulsó, al lograr emplazar a las comisiones a partir de una votación que se realizó en el recinto el pasado 5 de mayo, y contó con los votos a favor de Juntos por el Cambio, bloques federales y los libertarios.

La primera expositora que habló en la jornada -de tres horas- fue Julia Pomares, jefa de asesores del Gobierno de la Ciudad, quien consideró que la boleta única “les asegura a los votantes que al momento de votar pueden tener todas las opciones” y así “el mismo derecho a votar esté en un cuarto oscuro en Balvanera, Trelew o González Catán”.

Asimismo, “garantiza que todos los partidos y alianzas estén en igualdad de condiciones” y se respete “el derecho a elegir y ser elegido”. “El sistema actual de boletas partidarias no lo garantiza y eso es lo que viene a garantizar la boleta única”, ratificó su posición.

Pomares advirtió que el cambio “hay que hacerlo bien” y “diseñar bien el instrumento”, pero resaltó que “más de 180 países pudieron hacer esta transición”. En referencia al modelo de la provincia de Córdoba, señaló que “permite que una persona pueda votar de manera más fácil para un mismo partido por todos los cargos”. “Tenemos una oportunidad inmensa de subirle la vara a la democracia”, agregó.

Luego fue el turno del exgobernador salteño Juan Manuel Urtubey, quien observó que “en Occidente estamos atravesando una muy fuerte crisis en nuestro sistema representativo”. En ese marco, “esta reforma o cualquier reforma que se plantee debe entender de qué manera nosotros logramos amigar este sistema representativo, que está francamente en crisis, para que el ciudadano pueda realmente sentirse representado por nosotros”. Aunque reconoció que una eventual ley de boleta única de papel “no es la única solución al problema”, sí subrayó que se trata de “un avance”.

Exsecretario de Asuntos Políticos durante la gestión de Cambiemos, y quien fue uno de los impulsores del proyecto de reforma electoral en esos años, Adrián Pérez defendió el cambio del instrumento de votación, aunque admitió que “hay que encontrarle una vuelta” en el caso de simultaneidad de elecciones nacionales con provinciales, dado que los distritos tienen sus propios sistemas.

“Ahí lo que yo creo es que hay que dividir la lista por orden. Dividir una boleta única para los cargos nacionales y una boleta única para los cargos provinciales, desde mi punto de vista, es la mejor opción”, sostuvo. Además, en el final de su exposición, enfatizó que “el instrumento de votación nuestro es arcaico, viejo, no va más en el mundo y tenemos que cambiarlo”.

A su turno, Alejandra Pericola, del Observatorio Electoral UBA, resaltó que la boleta única ya se utiliza para que voten quienes están privados de la libertad y los argentinos que residen en el exterior. “Desde el año 2007 la Cámara Nacional Electoral ha reiterado en varias oportunidades la necesidad de abrir el debate”, recordó, y añadió que “en algunos fallos y varias acordadas” se ha referido a “la multiplicidad de candidatas y candidatos que se proponen para cada elección” y “la inconmensurable cantidad de boletas que se oficializan”.

Para la expositora, el sistema actual trae “inconvenientes y problemas no solo durante la campaña electoral”, sino también en “la tarea de las autoridades de mesas” y “la fiscalización de los partidos políticos”.

Pericola defendió que la boleta única de papel “elimina el robo de boletas; disminuye el gasto electoral; se reduce el consumo de papel; fortalece la transparencia de los procesos electorales; esperamos que pueda eliminar algunas prácticas clientelares”, al tiempo que se puede implementar la plantilla en braille y agiliza las tareas de escrutinio.

También a favor de los proyectos, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, recordó que “en Argentina ha habido famosos haciendo política desde mucho antes” de que se implemente la boleta única. Para refutar a quienes argumentan que este sistema permite la “farandulización” de la política, el jefe comunal señaló que “el fenómeno de la crisis de la representación política no tiene nada que ver con el medio de emisión del voto. Es otra discusión que tenemos que dar quienes hacemos política en relación a cómo logramos asegurarnos la representación popular”.

Desde el CIPPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), Carolina Tchintian expresó que la boleta única “lo que hace es permitir al votante traducir su preferencia en un voto de manera fácil y fiel”, mientras que “asegura que la experiencia de votar sea uniforme, consistente a través de los distritos entre votantes” y “equipara y nivela la cancha entre partidos políticos”.

De acuerdo a encuestas realizadas por la organización que representa, en la provincia de Santa Fe, donde ya se utiliza este sistema, “9 de cada 10 votantes lo calificó como un instrumento bueno o muy bueno” y “6 de cada 10 dijeron que es más fácil que la boleta partidaria”. “Solamente el 5,5% de todos los votantes encuestados consideraron que es más fácil la partidaria”, agregó.

De los 20 expositores que se presentaron este martes, también hubo quienes hablaron en contra del cambio del sistema electoral. Uno de ellos fue el politólogo Andy Tow, quien consideró que la boleta partidaria permite “construir de coaliciones multinivel” y “unir y sumar fuerzas de diversos niveles de gobierno mediante una oferta unificada”.

“Las ofertas electorales multinivel fortalecen los partidos políticos”, señaló y opinó que “las trampas son más difíciles cuando en las elecciones hay cargos diversos y enlazados en juego; y cuando hay presencia de autoridades federales y provinciales”.

Para Tow, el cambio en el instrumento de votación alentará que “las provincias y la Ciudad de Buenos Aires hagan sus elecciones separadas de las nacionales”, lo que “consolida la tendencia de desdoblar” que tiene “como consecuencia un calendario extenso que fastidia y confunde al electorado”.

Por su parte, Dolores Gandulfo, de la COPPPAL (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe), negó que la boleta única “no requiera la fiscalización”. “Los partidos políticos aún con boleta única requieren de una fiscalización constante durante el proceso electoral y especialmente en el recuento”, apuntó.

Entre varios puntos, manifestó que este instrumento “presenta riesgos en la gobernabilidad” y exige de un “proceso de capacitación electoral” amplio. “No contamos con evidencia que muestre las virtudes de este instrumento para poner en riesgo un sistema legitimado por todos los actores y el pueblo argentino”, completó.

Facundo Cruz, de la UBA y UTDT, dijo que “las reformas políticas se suelen implementar cuando algo está saliendo mal o cuando se quiere mejorar algo. Actualmente no hay evidencia sistemática de que algo esté saliendo mal respecto al instrumento de votación”. Y consideró que, de acuerdo a las iniciativas presentadas, “algunas cosas puede que comiencen a salir mal cuando se pongan en marcha”.

“Los actores, la ciudadanía y la justicia tienen confianza en el sistema”, continuó y aseveró que “se tiene que discutir una reforma política-partidaria más integral” si se quiere cambiar el sistema, porque “vamos a estar tal vez cambiando una sola parte de un auto y vamos a estar generando problemas en el motor”.

Finalmente, Tomás Aguirre, de la Agencia de Comunicación Monteagudo, defendió que “tenemos un sistema electoral confiable en Argentina”, donde ha habido “elecciones libres, limpias, transparentes y sobre todo legítimas” y “hay mucha evidencia al respecto”.

“En los últimos 15 años hicimos ocho elecciones de las cuales nada menos que cinco, con este sistema electoral, con este instrumento de votación, la ganó una fuerza opositora al oficialismo de ese momento, lo cual debería darnos una idea de que el sistema de votación funciona, es transparente y es competitivo”, argumentó.

También sugirió que, si se quisiera cambiar el sistema se puede “usar la elección del año que viene para plantear un estudio serio, sistemático, hecho por el Estado, que nos diga dónde está en problema y en qué distritos”.

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