El odio y el amor expuestos como consignas de campaña

Cristina Kirchner ya venía levantando el perfil de manera notoria antes de que un episodio inédito en estos 40 años de democracia conmocionara al país. La centralidad que el milagrosamente no trágico evento le asigna, representa un aporte singular, cuyas consecuencias electorales son imprevisibles.