El legislador de la UCR-Ev dialogó con parlamentario.com respecto de la crisis que golpea al país, el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner y la necesidad de terminar con “los discursos de odio”.
En medio de un escenario político y social sumamente complejo, el diputado de la Unión Cívica Radical – Evolución (UCR-Ev) Marcelo Guouman participó de un mano a mano con parlamentario.com, donde dialogó sin tapujos respecto de la crisis que atraviesa la Argentina y el atentado que sufrió la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en los últimos días.
En relación a la crisis económica, política y social, el radical afirmó que el Frente de Todos (FdT) “gobernó el país 15 de los últimos 19 años de democracia. Quiero decir, son responsables primarios de la construcción y administración del poder en la argentina. Ellos administran los recursos de todos, los económicos y los simbólicos”, por lo que advirtió que “ellos han diseñado esta argentina que hoy tambalea entre la crisis económica, la pobreza extrema y la profunda grieta”.
“De todas formas, insisto, para construir una República democrática con igualdad, con libertad de expresión y con justicia independiente, se necesita imperiosamente dejar el odio afuera”, aseveró.
- ¿Qué análisis puede realizar sobre la situación que atraviesa la política a nivel nacional?
- Estamos atravesando una crisis cada vez más profunda y nos encontramos día a día con un país que nos angustia cada vez más: inflación descontrolada, falta de trabajo, aumento de la pobreza. Hoy los argentinos tienen dos objetivos: llegar a fin de mes y con vida a su casa después del trabajo. A pesar de este presente tan duro, hay una solución y es trabajando entre todos, con vocación de diálogo, con la humildad de saber ceder para llegar a un punto en común, basados en acuerdos que nos permitan realizar las transformaciones que la Argentina necesita. Sé que suena trillado, pero es lo más importante que tenemos para hacer.
Las discusiones inútiles y violentas que estamos viendo día a día son claramente el camino equivocado. La única opción es el diálogo que aporte soluciones y siempre escuchando al que piense distinto. La clave es la aceptación de la diversidad que parta de la comprensión de que pensamos diferente.
Una vez lograda y aceptada la idea de convivencia entre partes legítimas, también, es necesaria la concepción de un plan. Pero, ¿cómo buscamos el desarrollo económico sostenible de Argentina? y ¿Cómo administramos el poder democrático? ¿Cómo repensamos algunos mecanismos institucionales para facilitar el despegue económico y desarrollar las capacidades estatales que propendan al crecimiento del sector privado? Necesitamos liderazgos que apunten al pensamiento filosófico, político y económico en la búsqueda de una guía mínima pero fundamental para recorrer el camino del subdesarrollo al desarrollo. Entendemos que es un deber de la dirigencia. Por eso, desde Evolución Radical, planteamos una usina de ideas con la Fundación Porvenir que no genere ideología sino que planifique políticas públicas basadas en el control sistemático de los datos actuales para evaluar luego los resultados y poder ajustar esas políticas. Pensar y pensarnos en el mundo es el camino para reducir la pobreza y la brecha social luego de reducir la grieta política.
-En los últimos días mucho se ha hablado al respecto del ataque a CFK, ¿Qué opinión le merece lo sucedido?
-Hace unos días vivimos un hecho de violencia extrema. Estuvimos a segundos de un magnicidio, el primero de la Argentina. Recuerdo otros actos similares como la bomba en el camino que llevaba Alfonsín en 1986 en la provincia de Córdoba, los dos balazos errados, también contra el padre de la Democracia en 1991 en San Nicolás, y tantos otros como a Sarmiento, Roca, Yrigoyen y Perón. Siempre estoy hablando de actos individuales, no organizados políticamente ni por fuerzas de seguridad.
Desde Juntos por el Cambio, repudiamos toda forma de violencia y nos solidarizamos con la señora Cristina Fernández de Kirchner porque un atentado contra la vicepresidente es un atentado contra el país. Pedimos enfáticamente el esclarecimiento por parte de la justicia para que todos los argentinos sepamos la verdad y se haga justicia cuanto antes. Este episodio, lo único que hizo fue degradar la convivencia democrática porque las diferencias jamás pueden ser dirimidas a través de la violencia. La política siempre debe ser el diálogo, nunca la violencia como método.
- Sectores del oficialismo nacional deslizaron la idea de que el ataque contra la vicepresidenta se originó a causa de las expresiones vertidas por la oposición. ¿Usted considera que esto es así?
-Quizás no podamos ponernos de acuerdo sobre los motivos y las razones que originaron y construyeron las condiciones de posibilidad del atentado que tuvo que protagonizar la vicepresidente de la Nación. Pero de lo que sí estamos seguros es que debemos ratificar nuestro compromiso de militante por la paz. Creo que fue desafortunado el discurso del presidente de la Nación de la noche del atentado. Responsabilizó a la justicia, a la prensa y a los partidos de la oposición. Un análisis extraño para un partido que gobernó el país 15 de los últimos 19 años de democracia. Quiero decir, son responsables primarios de la construcción y administración del poder en la argentina. Ellos administran los recursos de todos, los económicos y los simbólicos. Ellos han diseñado esta argentina que hoy tambalea entre la crisis económica, la pobreza extrema y la profunda grieta. De todas formas, insisto, para construir una República democrática con igualdad, con libertad de expresión y con justicia independiente, se necesita imperiosamente dejar el odio afuera. El episodio que vivimos es un punto de inflexión en la historia democrática de nuestro país. Hoy, más que nunca, tenemos que trabajar todos juntos por la paz.
-Por último, el diputado Valdés aseguró que está trabajando en un proyecto para capacitar a los funcionarios y diputados contra el odio. ¿Cree que una medida así podría llegar a ser efectiva?
-Creo que tenemos que pensar este planteo desde la ética y la idoneidad pública. Los discursos del odio de la dirigencia argentina en todos sus ámbitos -política, sindical, social y empresarial- afectan a las personas destinatarias y a toda la democracia. Pero también hay que tener muy clara la diferencia: disentir políticamente y competir fortalece. Claro que no debe ser de cualquier modo y hay un déficit muy grande en la dirigencia política para percibir esa diferencia. Sinceramente, creo que son minoritarias las expresiones que están cargadas de este tipo de motivaciones. La mayoría, la amplia mayoría, queremos vivir en una república democrática con reglas de juego claras y respetadas por todos, con libertad de expresión en el marco del estado de derecho. Estamos sí, profundamente obligados a poner al país en la senda del desarrollo y la integración social. Esta es la agenda urgente que tenemos que elaborar, construir y poner en marcha con celeridad.