El trabajo en el siglo XXI

Por Jorge Giorno. Para el autor, están dadas las condiciones para comenzar la tarea de formar la primera Ciudad Autonómica del siglo XXI.

La República Argentina ha consolidado su perfil agro productor y ha desarrollado pequeños nichos respecto a las industrias no convencionales como la del calzado, el diseño, la moda y el software. Ésta es la base económica de nuestro país. Nuestro posicionamiento geopolítico y la capacidad de nuestro mercado interno nos imposibilitan asumir procesos industriales de escala. Pero esta base resulta suficiente para generar los recursos que garanticen el desarrollo de los centros urbanos.

En el negocio del desarrollo de los centros urbanos es donde identificamos el ingreso de capitales y la generación de valor económico de las ciudades. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, único territorio totalmente urbano del país, ya ha asumido esta realidad encarando proyectos urbanísticos con relativo éxito, más allá de las decisiones macroeconómicas de los últimos tiempos, de las autoridades nacionales.

Lo cierto es que el entramado comercial de la ciudad se ha desarrollado. Los organismos internacionales han manifestado su apoyo a la reconstrucción de los centros comerciales. La conciencia ciudadana ha comenzado a comprender que la automatización del expendio de los productos perecederos atenta directamente contra el trabajo de los habitantes de la ciudad.

En definitiva, están dadas las condiciones para comenzar la tarea de formar la primera Ciudad Autonómica del siglo XXI. Es nuestro deber generacional aceptar el desafío.

Es en este contexto que la economía urbana adquiere características especiales, porque es el lugar común donde los habitantes del mundo buscan la forma de generar trabajo, crear empleo y satisfacer sus necesidades, todo ello contribuyendo al crecimiento de la economía global.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) define al Desarrollo Económico Local (DEL) como “el proceso estructural y de crecimiento que, mediante el máximo aprovechamiento de los recursos locales, permite que las personas que viven en un área local o una región de un país experimenten un incremento continuo de su bienestar”.

El proceso estructural abarca tres dimensiones: la económica (incluye los medios de producción por los que las empresas locales pueden usar eficazmente los recursos locales, generar economías de escala que tienda a acrecentar la productividad y competitividad en el mercado); la sociocultural (comprende la red social y económica en que los valores y las instituciones apoyan el proceso de DEL), y la dimensión política y administrativa (establecen las iniciativas que crean un entorno local y comercial favorable al fomento del DEL).

Por otra parte, la cohesión social (CS) según la CEPAL “se refiere tanto a la eficacia de los mecanismos instituidos de inclusión social como a los comportamientos y valoraciones de los sujetos que forman parte de la sociedad… Se define como la dialéctica entre mecanismos instituidos de inclusión y exclusión sociales y las respuestas, percepciones y disposiciones de la ciudadanía frente al modo en que ellas operan”.

La convergencia entre los conceptos de DEL y el de CS se logra mediante la adecuada sinergia de los aspectos económicos y sociales que, a su vez, refuerzan la estabilidad económica y social, lo que posibilita generar un clima adecuado para el desarrollo de las actividades productivas generando así un círculo virtuoso.

La economía capitalista que hoy prima en el mundo, se caracteriza principalmente por la diversidad en la oferta y la innovación constante en ideas, productos y procesos. La concentración del capital humano en los centros urbanos alimenta y potencia estas características económicas multiplicando las oportunidades. Esta forma de generar posibilidades de crecimiento es lo que torna atractivas a las ciudades, aún al costo de soportar la congestión y la contaminación.

El desarrollo económico de los centros urbanos tiene su eje principal en el consumo. La producción, expulsora de mano de obra, ha cedido lugar a la intermediación de los bienes como el lugar de incorporación de valor agregado. Las cadenas de comercialización y prestación de servicios se han tornado en el eje principal del sustento de la actividad económica de las ciudades. 

Entender este proceso es lo que nos va a permitir generar trabajo, empleo y oportunidades para la mayoría de nuestra población que, hoy, ya vive en ciudades.

*Diputado en la Legislatura de la Ciudad (m.c.)

Presidente del Partido de las Ciudades en Acción

Login

Welcome! Login in to your account

Remember me Lost your password?

Lost Password