Por Horacio Minotti. En la antesala de las PASO santafesinas, el periodista hace énfasis en la problemática del crimen organizado derivado en el narcotráfico.
El narcotráfico se va expandiendo en la Argentina. Si bien tenemos a Rosario como el modelo de “territorio tomado”, en muchas otras regiones del país dicho fenómeno va tomando potencia e influencia en la política y el poder, de modo que su peso específico es cada vez mayor.
Por cierto, la provincia de Buenos Aires, en el extendido y fuera de control conurbano bonaerense, las bandas se multiplican y también manipulan territorios. Y si la violencia no ha estallado, es simplemente porque todavía no es necesaria: las autoridades miran para otro lado y al ser tan extensa tanto la geografía como el mercado comprador por la densidad poblacional, no hace falta todavía, que haya batallas callejeras entre tales bandas.
Por otro lado, la institucionalización de dichas organizaciones, todavía no alcanza los niveles que ha tenido en otros países como Colombia y actualmente México, no es tan sencillo identificar a tal o cual cartel, aunque la banda llamada “Los Monos” que opera impunemente en Rosario, empieza a parecerse bastante a aquellas que vamos en la películas y series, que operan en Latinoamérica. No son los únicos. Los delincuentes de origen peruano que controlan el narcotráfico en la 1 – 11 – 14 en plena Ciudad de Buenos Aires, tienen una organización similar.
Empiezan además a vivirse hechos aterradores: un periodista televisivo a cargo de un móvil, adquirió drogas en cámara y en vivo en pleno barrio de Once, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, durante el programa de Pamela David. Dicha situación es inadmisible, implica que los vecinos y transeúntes saben perfectamente donde comercia el narco, se lo informan a un periodista y abiertamente, él mismo, comprueba el hecho. Pero no lo sabe la Policía y la Justicia porteña, o lo saben, pero no actúan. ¿Por qué no actúan? ¿Complicidad, desidia o gradualismo? Si fuese complicidad ¿quiénes son los cómplices? ¿La policía o la política?
Lo cierto es que más allá del ese hecho brutalmente explícito, el combate al narcotráfico requiere decisión política y disposición a cortar de cuajo el avance de la institucionalización de dicho delito. Cuando alcance los “niveles mexicanos”, estamos afuera, no hay fuerzas de seguridad ni ejército que alcance, todos los grandes centros urbanos serán Rosario, un enorme Rosario.
Volviendo a la hermosa ciudad santafesina, el domingo habrá un proceso electoral que será decisivo, incluso cuando se trate se una simple PASO. El peronismo gobernante claro, ha demostrado que en su “no gestión” el narco no hizo mas que crecer y desarrollarse. Pero dentro de la oposición, disputan dos postulantes para alzarse con la candidatura para la elección general: Carolina Losada, aliada a Patricia Bullrich y Maximiliano Pullaro, hombre del radicalismo que comanda Horacio Rodríguez Larreta.
Pero Pullaro ya fue ministro de Seguridad en Santa Fe. Losada lo acusa de complicidad con el narcotráfico, y sea esto cierto o no, lo concreto es que el radical ya estuvo a cargo del área y no ofreció ninguna solución. Por su lado, Losada mantiene una alianza con el intendente de Rosario, Pablo Javkin y con la precandidata presidencial Bullrich, y han firmado un convenio los tres, para erradicar el narcotráfico de Rosario.
Bullrich ha expuesto algunos detalles interesantes de su idea: 1) aislar a los líderes narcos que están en prisión, en unidades de aislamiento completo para que no puedan comandar las operaciones narcos desde allí, 2) intervenir en el territorio con una fuerza de seguridad especial, compuesta por oficiales de élite que no pertenezcan a Rosario, para evitar que el poder económico que ya corrompió a parte de la policía local, impida alcanzar resultados reales, 3) cortar las fuentes de financiamiento y atacar el lavado de dinero: donde el delito no tiene resultados económicos, pierde el sentido.
Pullaro ha intentado tomar estas banderas en los últimos días, pero resulta difícil aceptar que pueda articular tales medidas: primero porque cuando estuvo a cargo no lo hizo pudiendo hacerlo, y segundo porque su alianza electoral, con el jefe de Gobierno porteño, no parece tener esa disposición a la acción, especialmente si vemos como, en la propia Ciudad de Buenos Aires, se compra droga con una cámara al hombro y un micrófono en la mano.
Es cierto, la inflación que destroza nuestras economías es un tema que debemos resolver con urgencia, y el delito común, que cada día se cobra decenas de vidas y despoja a los mas débiles de sus pocos bienes, requieren que el Estado se reformule con urgencia, pero no olvidemos el narcotráfico, no lo veamos como un fenómeno de serie mexicana, está entre nosotros y no podemos esperar a tener que atravesar un par de balaceras de camino al trabajo todos los días, para empezar a actuar. Las decisiones las tomamos ahora.