El triunfo de la opinión pública

Por Manu Colombo. El especialista en coaching político analiza el resultado y los electores de las últimas elecciones PASO.

El resultado de las PASO nos viene a decir que la sociedad castigó a los candidatos que no pudieron sostener su palabra quitándoles el voto.

Se hizo evidente el voto emocional. Las urnas hablaron de una búsqueda de autenticidad.

Podemos leer también que no hay tiempo para la gente. El electorado prefirió halcones a palomas.

Ni analistas, ni politólogos, ni encuestadores pudieron leerlo. La coyuntura también fue clave en el resultado de esta elección. Recordemos que previo a las PASO se registraron hechos de inseguridad.

Los electores optaron por los candidatos que se expresaron más firmemente sobre la cuestión del orden.

Los jóvenes sienten que hoy no tienen futuro. Ellos son quienes más votaron a Javier Milei por el hartazgo a las estructuras tradicionales.

Por eso, decimos que este es el triunfo de la opinión pública.

Triunfó la gente. La gente votó lo que quiso. No hay lugar para máscaras.

Esta elección es el resultado de la búsqueda de genuinidad.

La campaña fue feroz. Desde la pantalla chica, candidatos luminosos y con discursos sólidos intentaron perforar la fibra más íntima de los mortales que buscamos paz social y estabilidad económica.

Pero detrás de todo ese maquillaje, la opinión pública pudo percibir los hilos invisibles que los colocaron allí, frente a la cámara.

Probablemente, estos actores políticos hayan invertido generosos recursos económicos en honorarios para asesores mediáticos, estrategas de campaña y especialistas en construcción de imagen pública. No está mal. Incluso puede que sea una decisión inteligente que movilice a mucha gente del televisor a la urna.

Pero la pregunta es: ¿Cuán genuino es el candidato que votamos? ¿Cuánto de él mismo ha quedado en esa construcción mediática?

Creo que es hora de que los actores políticos puedan buscar internamente mensajes que provengan de valores genuinos, que dejen traslucir emotividad, algo que no se compra en la góndola de candidatos.

En todo caso, dejándose asesorar sobre cuestiones técnicas y artísticas pero siendo fieles a sí mismos en materia de discursos.

Muchos candidatos sonaron artificiales. La gente no es inocente.

Un candidato en coherencia consigo mismo llega con un mensaje desde sus valores, buscando construir confianza con la ciudadanía y empatizando con las personas para construir una sociedad mejor.

La idea es reconocer que el candidato también tiene imperfecciones. Eso acerca y lo convierte en seres vulnerables; en definitiva: humanos.

El desafío de cara octubre es poder conectar desde ese lugar vulnerable y auténtico, con empatía poniéndose en el lugar del otro, con una ciudadanía que cada vez más mira con reticencia a los partidos políticos y a sus líderes, creo que es un buen camino de transformación para la política. Las urnas hablaron el domingo.

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