La visión de los representantes de los principales partidos que integran esa alianza difiere bastante. Si bien coinciden en alentar la posibilidad de mantener la alianza, desde el Pro actúan en sentido contrario. La afinidad con LLA expuesta los últimos días.
De cara al 10 de diciembre próximo, dos grandes incógnitas se plantean en la política argentina y curiosamente ambas están íntimamente relacionadas entre sí. Una, claro está, es quién será el ganador del balotaje del 19 de noviembre. La otra, qué sucederá con los bloques de Juntos por el Cambio en ambas cámaras.
Como dijimos, los dos temas están relacionados, pues más allá de lo que plantean los protagonistas, está claro que el destino de JxC no será el mismo según gane o pierda Javier Milei, pues es al libertario a quien el líder y fundador del Pro acordó ayudar a convertirse en presidente de la Nación, y en caso de que lo consiga, distinta será la relación entre ese partido y sus todavía socios de Juntos por el Cambio, pero sobre todo con La Libertad Avanza, que se convertiría en ese caso en oficialismo.
Un interrogante clave que se abre de cara al futuro inmediato es cuántos diputados del Pro y aliados de JxC se suman a la jugada anunciada por Patricia Bullrich y Luis Petri el pasado 25 de octubre en conferencia de prensa, orquestada la noche anterior en la casa de Mauricio Macri en Acassuso. El jefe del bloque Pro en Diputados, Cristian Ritondo, ha dicho públicamente que a partir del 10 de diciembre ellos serán 51, contando a aliados que se sumarán al acuerdo con Milei, por ejemplo Ricardo López Murphy o Paula Omodeo.
El propio Ritondo había dicho hace diez días que más de una treintena de diputados suscribirían un documento anunciando su apoyo al acuerdo con Milei. Llegaron a decir que podrían ser alrededor de cuarenta, pero pasaron los días y ese documento no se conoció. Según pudo saber este medio, fue porque consideraron que ese anuncio sería tomado como una “fractura formal del Pro”, cosa que desde esa bancada desmienten.
Sostienen que una decena, o menos, son los que no se han manifestado a favor del apoyo a Milei, pero insisten en remarcar que no se van a ir del Pro. En sintonía con esa visión, desde el entorno de Horacio Rodríguez Larreta dejan claro que está en la vereda opuesta del acuerdo promovido por Macri, pero él no se va a ir del Pro.
A partir de un triunfo o una derrota de La Libertad Avanza, distinto será el efecto dentro de Juntos por el Cambio en general y el Pro en particular. Si bien desde el partido amarillo aseguran que “Juntos por el Cambio sigue unido” y así continuará, aunque eso sí, debe “mantener su identidad”, quienes han sido sus principales socios durante los últimos ocho años piensan que un triunfo de Milei convertirá a los macristas en “oficialistas”, surgiendo entonces la “fractura expuesta” tan anunciada.
En ese caso “vamos a una aproximación de tensión mucho más fuerte”, advierten desde el radicalismo, convencidos de que en ese caso “Macri va a integrar el Gobierno (aunque no tenga cargo alguno), por lo cual dejará de ser opositor”. En ese caso, se impondría una reconfiguración de la alianza con la UCR, la Coalición Cívica y el peronismo de Miguel Pichetto.
Desde el Pro toman distancia de esa posibilidad. Descartan que vayan a ser oficialismo si gana Milei, como así también que puedan llegar a poner al nuevo presidente de la Cámara de Diputados. Por el contrario, apoyarán que ese cargo -que debe ser votado por el pleno del Cuerpo- quede en manos de alguien de La Libertad Avanza, si es que ganan. Eso sí: si Milei es el nuevo presidente, votarán aquellos proyectos en los que estén de acuerdo, como una reforma laboral, y no votarán aquellas cosas en las que no concuerden, por ejemplo cuando avancen sobre derechos humanos.
Si gana la presidencia Sergio Massa en cambio, Juntos por el Cambio podría continuar tal cual está hoy, aunque desde el radicalismo reconocen que en ese caso sería “con respirador”. Con todo, sostienen que aunque haya heridas, podrían continuar los 93.
Tampoco sería tan matemático, pues hay diputados como el salteño Carlos Zapata, que responde a Alfredo Olmedo quien en Salta hizo un acuerdo con los libertarios para esta elección. Tal cual anunciamos hace algunas semanas, el salteño que tiene mandato hasta 2025 y tiene su monobloque Ahora Patria dentro de Juntos por el Cambio anticipó que formará una bancada con sus dos comprovincianos que ingresaron en esta elección, mas no imagina a ese como un bloque libertario, ni siquiera un interbloque. Como sea, Juntos por el Cambio, lo que quede de esa alianza o como vaya a llamarse, ya no debería contarlo como propio.
La nueva bancada de Juntos por el Cambio, con los nuevos diputados, quedaría con los 51 miembros del Pro más aliados; 25 de la UCR, 9 de Evolución Radical (es más que seguro que vayan a fusionarse), 6 de la CC-ARI y 2 de Encuentro Federal.
Molestos con la actitud del expresidente -fundamentalmente por no haberles anticipado su jugada-, adjudican semejante actitud en el deseo superior de que Massa no sea presidente. Obsesionado con eso, Macri se desentiende del costo de su estrategia, aunque eso signifique el estallido de Juntos por el Cambio.
Como sea, y siempre y cuando surja Massa como el nuevo presidente, Juntos por el Cambio ya no va a ser igual, pero “puede tener sedación” según lo que ocurra el 19 de noviembre.
“Cualquiera que gane va a necesitar de este espacio de manera indispensable”, remarcó ante la prensa especializada un legislador de la principal oposición, quien mirando la parte del vaso llena, aseguró que “la derrota no hizo perder el capital” que tiene la oposición de JxC.
Las expectativas de supervivencia como lo que ha sido estos cuatro años, “la principal oposición”, está asentada en el marco de un triunfo de Sergio Massa, en cuyo caso son conscientes de que “hay que hacer un esfuerzo de recomposición para que no se pierda el equilibrio en el Parlamento”.
¿Y si es Massa el que avanza sobre Juntos por el Cambio, insistiendo con aquello del “gobierno de unidad nacional”? Desde el radicalismo lo consideran “un canto a la ilusión” cuyas posibilidades de concreción descartan.
Más allá de los dichos de voceros de las principales fuerzas que aún componen JxC, la realidad es que los principales sectores que integran ese interbloque han dejado de mostrarse juntos. Por el contrario, el Pro y La Libertad Avanza aparecen trabajando como si formaran un solo bloque.
El dato saliente lo dieron el jueves pasado, cuando miembros de ambos sectores presentaron a la Cámara baja un pedido de sesión especial para tratar cuatro proyectos relacionados con la situación de los rehenes argentinos capturados por Hamas en Israel. El mismo fue suscripto por los diputados Javier Milei, Victoria Villarruel y Carolina Píparo, los tres del interbloque libertario, y sus pares del Pro Cristian Ritondo, Hernán Lombardi, Dina Rezinovsky, Fernando Iglesias, María Luján Rey, Laura Rodríguez Machado y Sabrina Ajmechet. Salvo Rezinovsky y María Luján Rey, todos tienen mandato hasta 2025, lo que estaría mostrando adelantos del Congreso que viene.
Otra señal en ese sentido la dan las firmas que acompañaron el primer proyecto presentado por Milei desde que es diputado nacional. Es también sobre los rehenes argentinos capturados en Israel, y fue acompañado por los diputados del Pro Ritondo, Hernán Lombardi, Ana Clara Romero, Fernando Iglesias, Alvaro Martínez, María Sotolano, Ingrid Jetter, Karina Bachey, Federico Angelini, Florencia Klipauka Lewtak, Soher El Sukaria y Héctor Stefani.
Habrá que ver si esa misma sintonía se mantiene más allá del 19 de noviembre. Dependerá del resultado, pero si es que en definitiva el actual oficialismo sigue siéndolo, está claro que lo que ha sucedido en estas semanas desde la aciaga derrota del 22 de octubre no será inocua. En un terreno de derrota, habrá igual vencedores y vencidos, que deberán decidir qué tan posible es que puedan seguir amalgamados.
Aunque desde el Senado figuras como Luis Juez, quien adelantó que votará a Milei, ya anticipen que Juntos por el Cambio perdió su gran oportunidad y después del espectáculo exhibido los últimos días ha desencantado tanto a la sociedad que ya no tiene destino de recuperación electoral.
