La Cámara baja no puede rechazar ni volver a hacer modificaciones. Qué establecen los reglamentos y qué tipo de negociación se debe establecer antes de ir al recinto.
Entusiasmado con la trabajosa aprobación de la ley de Bases y el paquete fiscal en Diputados, tras largos meses de negociaciones, frustración y esfuerzos, el oficialismo se ilusionaba conque esta semana representara la recta final para sus proyectos en la Cámara alta. Un Cuerpo que, hay que decirlo, desatendió este oficialismo bisoño en materia legislativa durante todo el trámite que duró el debate en la Cámara baja. Y convengamos que eso fue mucho tiempo.
De ahí que pensar que el trámite en la otra Cámara del Congreso podría “liquidarse” en dos semanas, rozaba con la fantasía y, sobre todo, el triunfalismo.
Esta ley fundacional para el Gobierno de Javier Milei tiene mucha similitud con lo que debiera haber sido el Presupuesto 2024. Una ley de leyes que, vale recordarlo, la administración actual prefirió omitir, por una razón de conveniencia que se enlazaba con el deseo de alcanzar déficit cero y superávit fiscal. Con inflación en tres dígitos, manejarse con el Presupuesto del año anterior le dio a esta gestión solvencia fiscal y una dosis de discrecionalidad enorme que por cierto está usando con suficiencia. Pero la comparación viene a cuento de que los presupuestos suelen ser analizados en espejo por ambas cámaras: en la Baja, a la luz del día; en el Senado, a puertas cerradas. Cuestión en definitiva que cuando el Presupuesto recibe media sanción, hay un 99% de chances de que no vuelva de la Cámara alta. No es una referencia menor, sino la experiencia cotidiana.
Este Gobierno se queja con razón de no tener aprobada ni una ley propia tras cinco meses de gestión. Es verdad, pero le falta aclarar que eso ha sido por decisión e impericia propia. Estas leyes debieron haber sido aprobadas en el mes de diciembre, cuando la tradición indica que todas las oposiciones habidas y por haber son más permeables a dar luz verde al oficialismo de turno. Podrán decir las autoridades que no sabían que finalmente llegarían al poder y ese texto llevó su tiempo elaborar, por eso lo mandaron recién el 28 de diciembre al Congreso. Y eso también es verdad.
Lo cierto es que se perdió el mes de diciembre y en enero y febrero ya se sabe lo que pasó con ese texto kilométrico, finalmente aprobado -en una versión reducida- el último día de abril.
Tras la primera semana de debate en comisión, al oficialismo le quedó claro que la lupa de los senadores ha encontrado artículos pasibles de ser modificados, dejando incluso al descubierto “detalles” como artículos que habrían pasado por fuera de la atención de los funcionarios.
Pero el dato principal es que el oficialismo ha visto que contra lo imaginado originalmente, no cuentan con los votos para aprobar la ley así como llegó de Diputados, pero incluso no tienen certezas sobre lo que pueda pasar en la votación en general. Esa es la razón por la que accedieron a dilatar el trámite en las comisiones.
Lo que debía concluirse la semana pasada con sendos dictámenes, supuestamente quedó para esta semana, que incluso tiene prevista la visita del jefe de Gabinete el miércoles. No puede descartarse que no vaya a alterarse la fecha del primer informe de Nicolás Posse. Pero lo cierto es que este domingo se conoció el listado de invitados para exponer ante las comisiones. Cuarenta y seis expositores que, a razón de 7 minutos cada uno, demandarían más de 5 horas. La reunión está prevista para las 15 de este lunes. De exponer todos los invitados, y atento a que pocos respetan el plazo antepuesto, podría extenderse hasta medianoche. Mínimo.
Lo más probable es que la reunión con invitados se extienda lunes y martes, dejando el jueves para los dictámenes. Tampoco es tan sencillo; el senador radical Maximiliano Abad expuso este domingo sus dudas: “No hay gestión de la ley Bases por parte del oficialismo, no creo que esta semana tengan dictamen”, advirtió por Radio Rivadavia.
El ministro Guillermo Francos se ha mostrado abierto a escuchar, y no descarta modificaciones. El interpreta que el Régimen de Incentivos para Grandes Inversores (RIGI) necesita alguna “clarificación”. En sus palabras, “algunos senadores entienden que dice una cosa, nosotros entendemos que dice otra”, señaló, dispuesto como ha dicho, a “clarificar” ese texto. Y reconoce que hay diferencias con los gobernadores patagónicos sobre Ganancias.
En ese último punto, no habría que descartar que se revierta la eliminación de una exención para los trabajadores patagónicos, reduciendo eventualmente al 22% el pago de ese gravamen. Piden modificaciones también en el RIGI y “clarificación” en el blanqueo.
El Gobierno podría estar dispuesto a hacer concesiones que le garanticen la aprobación de la norma. Ahora bien: como no es posible que la oposición alcance una mayoría especial al modificar cualquier artículo, bien podría el oficialismo dejar pasar la ley con esos cambios, e insistir con el texto original en Diputados. A esta altura no se espera que esa vaya a ser la postura final del Gobierno, que si prometiera acceder a cambios y luego rechazara todo en Diputados quedaría muy expuesto para negociaciones futuras en ambas cámaras.
Pero si llegara a aprobarse una modificación tan consensuada que se plegara UP, permitiendo llegar a una mayoría de 2/3, ¿no generaría un efecto dominó, que alcanzara a otro eventual cambio ya no aceptado por el oficialismo, por minoría simple? ¿No blindaría eso a toda la ley, y en ese caso obligar al oficialismo a tener que tener una inalcanzable mayoría calificada en Diputados?
Exdiputada nacional por el radicalismo y actual prosecretaria Parlamentaria de la Cámara alta, Dolores Martínez, echó luz sobre el tema ante la consulta de parlamentario.com. Advirtió que “Diputados no puede rechazar. Lo único que puede hacer es insistir con su versión original, solo eso, o aceptar las modificaciones que introduzca el Senado. No puede ni rechazar, ni volver a hacer modificaciones”.
El reglamento de la Cámara de Diputados no lo establece estrictamente, sí el del Senado. Pero hay antecedentes de que el proyecto pueda ir a comisión para que salga un dictamen diciendo exactamente eso: se acepta lo que viene del Senado, en cuyo caso sale todo copiado como viene; o se insiste en algunos artículos con su versión original. Eso después va al pleno, que no puede rechazar en general. “Hay ley -observa Dolores Martínez-; lo que tenemos que saber es cuál versión: si la original de Diputados, o la que revisó el Senado y modificó; o solo algunos artículos cambiados se aceptan y en otros se insiste”.
Supongamos entonces que haya modificaciones en el RIGI y reforma laboral. Pero con el Régimen de Incentivos se alcanzan los 2/3 y en el otro caso la oposición logra filtrar una modificación por mayoría simple.
En ese caso se acepta un dictamen, con las modificaciones que vino, por mayoría simple; si no acepta lo que es reforma laboral y quiere insistir con su redacción original, no rechazarlo o modificarlo, solo insistir con su versión original, en principio lo puede hacer con mayoría simple”.
Ahora bien, si se llega al recinto con la necesidad de hacer distintas votaciones, con insistencia en algunos artículos y aceptación en otros, inevitablemente en el recinto lo que se va a tener que poner a consideración es eso. Siempre y cuando los acuerdos políticos no “impongan” algún tipo de “paquete cerrado”. “La práctica parlamentaria va hacia ahí: que se ponga a consideración título por título, capítulo por capítulo, o un artículo indeterminado, porque se sabe que en eso no hay coincidencia entre la versión de insistir o la versión de aceptar. Pero ya se vio lo que pasó en la votación en particular en Diputados donde no se permitió votar nominalmente hacia adentro de un capítulo, lo cual debería haber ocurrido sin ningún tipo de inconveniente en no más de 15, 20 artículos, y no se hizo”, explicó la prosecretaria Parlamentaria del Senado.
En definitiva, no se puede estar cerrados a lo que pueda suceder tras una negociación en Labor Parlamentaria, que será en cualquier caso completamente válida.
Datos para tener en cuenta, cuando todo anticipa en definitiva que el debate en las comisiones se prolongará probablemente hasta la próxima semana, con lo que la ley estaría lista -de ser aprobada- recién en junio.
Vale recordar que en los últimos tiempos el Gobierno ha mostrado disposición a dejar de lado la postura original de Javier Milei respecto de condicionar el Pacto de Mayo a la aprobación de la ley de Bases, y todo indicaría que el mismo se firmaría incluso antes de que pueda salir la ley que tanto reclama el Gobierno nacional.