La situación planteada en torno a los polémicos cánticos de jugadores de la selección generó un nuevo cortocircuito entre el presidente y la vice. Habrá que ver hasta dónde escala la relación cíclica.
El presidente Javier Milei creyó que lo peor había pasado tras haber logrado en junio la Ley de Bases, su proclama liberal de normas desregulatoria de la vida en sociedad, y el mismo día de la sanción definitiva anunció -ampuloso- el ingreso a la “fase 2” de la economía, con eje en la “emisión cero” de moneda nacional.
Pero no.
Porque Milei pateó demasiado para adelante -¿año próximo?- su prometido anuncio electoral de poner fin al cepo cambiarlo, y generó una marea de sospechas del mercado y una crítica variopinta de la corriente de economistas liberales, hasta hace unos meses cercanos al jefe de Estado.
Así, el presidente encendió una mecha de pólvora peligrosa y que parece no tener fin: la arriesgada desautorización a la vicepresidenta Victoria Villarruel puso con la guardia alta a la compañera de fórmula de La Libertad Avanza (LLA).
El “Caso Enzo Fernández/Francia” aparece como un hito en la ya de por sí conflictiva relación cíclica entre Milei y Villarruel -ya desde antes del balotaje-, en la que las idas y vueltas se suceden sin solución de continuidad.
Villarruel tildó a Francia de país “colonialista”, calificación que en verdad no es novedosa, pero que al corazón de poder de LLA -Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, y Santiago Caputo, asesor estrella y alter ego del jefe de Estado- le molestó que los haya “primereado” en un tema que, argumentan, es área del Ejecutivo.
El país galo no había efectuado ninguna protesta, pese a que Milei le dijo a Alejandro Fantino que estaban “enojados”, y la decisión de mandar a Karina y no a la canciller Diana Mondino a la embajada francesa pareció más bien “mojarle la oreja” a Villarruel que una “disculpa” a Francia.
Además, se sabe que un diplomático nunca hubiese ido a efectuar una disculpa a una embajada: al contrario, hubiese convocado al embajador a la Cancillería o, en todo caso, a la Casa Rosada.
Por todo ello, Villarruel tiene en claro que fue un abierto desafío ese corto trayecto -2,6 kilómetros- que hizo Karina entre la Casa Rosada y la embajada, en Recoleta.
Ahora habrá que ver hasta dónde escala la relación cíclica.
Villarruel mide su respuesta.
Por lo pronto, Milei viaja este miércoles a la noche a París para asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos y, también, para entrevistarse con su par Emmanuelle Macron. Esa alternativa no es segura.
Mientras tanto, Villarruel quedará como presidenta.
La saga continúa: de acuerdo con la agenda de la Casa Rosada y la presidencia del Senado, ambos tienen previsto ir el domingo -¿coincidirán, se verán las caras?- a Palermo a la inauguración de la Rural.