Considero que la reciente decisión del presidente de la Administración de Parques Nacionales, Cristian Larsen, de eliminar la obligatoriedad de contratar guías de turismo en los parques nacionales, plantea serias preocupaciones respecto a la conservación de nuestros espacios naturales y la calidad de la experiencia turística.

Los guías de turismo desempeñan un rol fundamental en la interpretación ambiental, la educación de los visitantes y la promoción de prácticas responsables dentro de los parques. Su presencia no solo enriquece la experiencia del turista, sino que también actúa como un mecanismo de control y preservación del entorno natural. Eliminar la obligatoriedad de su contratación podría derivar en un aumento de conductas inapropiadas, afectando negativamente la biodiversidad y los ecosistemas que tanto nos esforzamos por proteger.

Además, esta medida impacta directamente en la economía local. En regiones como la nuestra, el turismo es una fuente vital de ingresos, y los guías locales dependen de esta actividad para su sustento. Privarlos de su función no solo les afecta a ellos, sino que también debilita el tejido económico de nuestras comunidades, generando desempleo y reduciendo la calidad de los servicios turísticos ofrecidos.

Es esencial reconocer que la conservación y el turismo no son conceptos antagónicos. Al contrario, una gestión adecuada y sostenible permite que ambos coexistan en beneficio mutuo. Los guías de turismo son aliados estratégicos en este equilibrio, ya que facilitan una interacción respetuosa y educativa entre el visitante y la naturaleza.

La riqueza natural de Río Negro y de toda Argentina es un legado que debemos preservar con responsabilidad y visión de futuro. Los guías de turismo son custodios de este patrimonio, y su labor es indispensable para asegurar que las generaciones venideras puedan disfrutar de nuestros parques nacionales en todo su esplendor.