La senadora porteña recordó haberlo conocido cuando ella empezaba a hacer su trabajo social en el Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad.
Como tantos otros senadores que conocieron a Jorge Bergoglio, la senadora Guadalupe Tagliaferri habló de su experiencia al frente del Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad, cuando en 2007 iniciaba el trabajo social. “Y ya él caminaba todos los barrios, las villas, acompañando a los curas villeros, que habían decidido que la Iglesia tenía que abrir sus puertas, tenía que estar ahí”.
“Y lo hacía de una manera genuina, silenciosa, sin cámaras, sin ruido -recordó-. Fui testigo de lo que nos pregonaba en los barrios pobres; nos pedía escuelas, nos pedía obras, nos pedía hábitat, el cuidado de la casa común, el acompañamiento de cada mamá de chicos con adicciones”.
Tagliaferri sostuvo que el Santo Padre llamaba a “luchar contra la globalización de la indiferencia. No juzgaba, acompañaba, entendía”, dijo, y aseguró que “a través de estos curas villeros y los vecinos,
Les puedo asegurar que es en estos curas villeros y los vecinos que visitaba casi a diario, ahí hay una sensación más grande de pérdida, porque su legado ahí es explicar que la fe no es resignación, es compromiso. Eso enseñó Bergoglio, Francisco, en cada uno de los rincones en mi ciudad. Se animó a lo que había que decir en todos los lugares. Entendió que el poder es servicio, no es nada más que eso”.
Llamó a recordar el legado de Francisco y “mantener vivo lo que dejó con su prédica, su palabra, pero sobre todo su acción”.
“El evangelio no es un libro a repetir, es una vida para encarnar, y Francisco encarnó ese evangelio y lo encarnan todos los días cada uno de los testigos de su obra, que para mí fundamentalmente son los curas villeros”, concluyó la senadora Tagliaferri.