La primera gran batalla electoral del año será en la Ciudad de Buenos Aires: La Libertad Avanza y el Pro se disputan el futuro, mientras el radicalismo y la Coalición Cívica arriesgan su supervivencia.
La reconfiguración política de la Argentina tendrá el domingo 18 de mayo su puntapié inicial, con la elección legislativa en la Ciudad de Buenos Aires, en la que se empezará a definir centralmente el futuro de La Libertad Avanza (LLA) y del Pro, pero también el posible inicio de un ocaso estrepitoso para la UCR y la Coalición Cívica.
Quizá el que menos arriesga -aunque igual se define su futuro político-, es el radical peronista Leandro Santoro, quien lleva ignotos peronistas en su lista, y rechazó apoyos públicos de los principales dirigentes del
PJ, como Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof.
Santoro viene encabezando la mayoría de las encuestas, y se calcula que si retiene el 32% obtenido hace dos años, podría salir primero, ya que se estima que LLA perderá algunos puntos con Ramiro Marra y el Pro hará lo propio con Horacio Rodríguez Larreta.
Sin embargo, si el comicio se nacionaliza podría ser una elección de tres tercios con un ganador impensado; aunque por el contrario, si logran terciar Marra o Rodríguez Larreta, o ambos, el que se beneficiaría sería Santoro.
La Libertad Avanza quiere asestarle al fundador del Pro, Mauricio Macri, un golpe de KO y sacarlo del ring para siempre.
Por eso, Macri y el Pro se juegan la supervivencia.
El presidente Javier Milei y el “triángulo de hierro” quiere teñir de amarillo a violeta -los colores de un partido y otro- el distrito central del partido creado por Macri en 2005 y que llevó a hegemonizar desde 2007 a la actualidad la jefatura de Gobierno porteña.
Los Macri -Mauricio y Jorge, el jefe de Gobierno- quieren mantener la dinastía macrista, aunque para ello pusieron como candidata una legisladora de buen perfil técnico pero poco conocida en la Ciudad (esta semana estuvo tres días casi en cadena nacional con el caído proyecto de ficha limpia).
De tal modo, empezaron terceros en las encuestas pero vienen repechando a través de una campaña callejera, que es más intensa que el resto de los partidos.
Adorni y Santoro hacen esporádicas apariciones, especialmente el primero, quien se vale de mucho show mediático -se aprovecha del atril de la vocería presidencial-, y la presencia alternada de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y los ministros de Economía, Luis Caputo, y de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich.
El jefe de Estado fue 10 minutos la semana pasada a un acto en Villa Lugano, y salió espantado por el desorden de gente, por lo que prefiere los spot martillando que “votar a Adorni es votar a Milei”.
Enfrente, Lospennato busca recuperar casilleros en la carretera electoral con diarias apariciones en la televisión, muchas de ellas junto a Mauricio Macri.
Jorge Macri aporta lo suyo, también mediáticamente, y en actos como jefe de Gobierno, y colaboran también la jefa de campaña, la diputada María Eugenia Vidal -exvicejefa de Gobierno y exgobernadora bonaerense- y hasta reapareció la exvicepresidenta Gabriela Michetti.
La reconfiguración más evidente, aunque ya no sorpresiva, sería la del centenario radicalismo, que impulsa a la joven dirigente universitaria Lula Levy, y la de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, con Paula Oliveto.
De polarizarse o no la elección, esos dos partidos podrían quedar afuera del reparto de 30 diputados que renovarán la Legislatura.
Y lo mismo podría ocurrir con la izquierda y es una incógnita la sorpresiva candidatura del exdirector técnico de fútbol, Ricardo Caruso Lombardi, por el MID.