La Corte rompió el molde con Cristina Kirchner. Descolocó al oficialismo, que ahora evalúa con mayor cautela su frente judicial. El caso $LIBRA y una oposición que amenaza con el juicio político. El peronismo busca reorganizarse, en tanto que los libertarios subordinan al Pro en la Provincia.
De haber imaginado que la Corte terminaría procediendo de la manera que lo hizo, seguramente el Gobierno hubiera actuado distinto con ficha limpia. Una ley que consideraba hecha “con nombre y apellido” y que por eso decidió actuar como lo hizo cuando su aprobación definitiva era segura. Se perdió entonces la oportunidad de quedar en la historia como la gestión en la que se aprobó una norma de semejante peso, seguro de que igual lo haría el próximo año.
Ahora, cuando eso suceda -si sucede-, no tendrá el mismo valor simbólico.
Pero siempre estuvo claro que los libertarios no querían a Cristina Fernández de Kirchner fuera de carrera, y mucho menos presa. Existió siempre una suerte de pacto no escrito, pero presente en los vasos comunicantes que con toda lógica se establecieron aun antes de la asunción de Javier Milei. Tantos puntos de contacto hay entre quienes gobiernan y lo que fue la gestión macrista, que ambas compartieron la estrategia de rivalizar con la expresidenta. A Cambiemos le fue bien en 2017 y ya se sabe qué pasó dos años más tarde. Las negras también juegan.
Está dicho que la resolución de la Corte tomó al Gobierno por sorpresa. No cuando ya se anticipaba que el Tribunal Superior avanzaba decididamente en ese sentido, que fue cuando Cristina adelantó los tiempos electorales y anunció su candidatura para un cargo “menor” en la Tercera Sección Electoral, de modo tal de presionar a la Corte. El Gobierno, y la política argentina en general, siempre imaginaron que esta Corte no se saldría de la lógica que dominó la historia judicial argentina respecto de no avanzar sobre la libertad de los dirigentes políticos en general y los expresidentes en particular. De más está decir que, por eso, se encendieron el 10 de junio luces de alarma en toda la dirigencia política argentina.
Si le tocó a Cristina, puede tocarle a cualquiera. Más allá de las pruebas existentes y que la expresidenta hizo mucho mérito para granjearse el despecho de estos cortesanos que fueron sentados en el banquillo de los acusados durante todo el último año de gestión kirchnerista a cuento de nada. Porque siempre supieron quienes lo impulsaron que el número para ejecutar un juicio político no estaba ni estaría. Fuegos de artificio sin destino, muy en línea con lo que fue el Gobierno de Alberto Fernández.
Toma nota de la novedad judicial que acaba de establecer la CSJN el Gobierno actual, que tiene en marcha una causa iniciada a partir de la insólita intervención de Javier Milei promoviendo -difundiendo, dice el mileísmo- la criptomonoeda $LIBRA. Se trata de una causa cuyo trámite en el exterior preocupa sobremanera al Gobierno, pero que también tiene su correlato local, ahora mirado con más recelo.
Y sabe el Gobierno que el kirchnerismo es “un monstruo herido”, que con este antecedente querrá arrastrar a otros. A partir de lo sucedido con Cristina -en realidad desde antes, pero más ahora- viene machacando sobre el macrismo y la falta de avances en las causas iniciadas contra la gestión presidencial 2015/2019. Pero también lo hará con esta gestión a la que hasta ahora no desafiaba en esa materia.
Presume el Gobierno que ahora avanzarán todo lo que puedan con el tema $LIBRA. La cuestión ha sido neutralizada hasta ahora en el Congreso. Por errores propios en la redacción del proyecto que permitió la creación de la comisión investigadora, la misma no ha podido efectivizarse hasta el momento, y con el empate que hay en el número de miembros que la integran, la misma no tiene ningún destino concreto. Para la próxima reunión se han cursado invitaciones para ser indagados por los diputados, y Unión por la Patria pidió la asistencia de Karina Milei, nada menos. Obviamente no asistirá, como tampoco lo harán Javier Milei, ni Hayden Mark Davis, convocados por la izquierda. Será interesante ver lo que dice en cambio Mauricio Novelli, convocado por la Coalición Cívica, o el diputado español Gerardo Pisarello Prados, citado por el bloque de Facundo Manes.
Este legislador español nació en la Argentina y en febrero pasado presentó una denuncia contra Milei ante la Fiscalía de la Audiencia Nacional acusándolo de haber impulsado desde su cuenta de X una criptomoneda que, a su juicio, terminó siendo parte de una operación fraudulenta que perjudicó a miles de personas. También vinculó a Hayden Davis, CEO de Kelsier Ventures y creador de $LIBRA, como uno de los principales responsables, afirmando que este habría sobornado a la hermana de Milei para facilitar los negocios. También mencionó que Davis y su padre, Tom Davis (condenado por fraude en EE.UU.), residirían parte del año en Cataluña, lo que justificaría la intervención de la justicia española y europea.
Más allá de la situación de paridad que complica definitivamente su funcionamiento, nadie en la oposición se ilusiona ya con la comisión investigadora, razón por la cual ha comenzado a ganar adhesión la posibilidad de avanzar con el juicio político al presidente. Tampoco es que vayan a tener número para que eso prospere, pero nada bien le hace a ningún gobierno semejante trámite. Lo cierto es que, dados los obstáculos de la comisión investigadora, esta semana ya se pronunciaron públicamente en favor de esa medida extrema los bloques Democracia para Siempre y la Coalición Cívica, que junto a UP y la izquierda suman 121 voluntades en la Cámara baja.
Más allá de esas vicisitudes, el Gobierno está dulce por estos días. Le complicó la estrategia electoral la condena de Cristina, pero el índice de inflación de mayo le alegró la vida: registró un descenso notorio y llegó a 1,5%. Para encontrar un número tan bajo hay que remontarse a cinco años atrás, pero eso era en pandemia, así que el mérito de la actual administración es innegable. Es más, algunos economistas ya hacen cuentas para verificar si podremos llegar a las elecciones con un índice que comience con cero.
Pero no todos los datos sonríen de esa manera. El Gobierno necesita dólares y no los consigue. Que es lo que le venían advirtiendo quienes el presidente denomina “econochantas”. Solo que ahora sí sale a buscarlos. Por eso un día después de la condena de CFK, Toto Caputo contrajo un préstamo repo con siete bancos internacionales por USD 2.000 millones. Y con un “plan Colchón” que no arranca -necesita además ser reforzado con leyes cuyo tratamiento en el Congreso ni ha comenzado-, el Gobierno eliminó los plazos mínimos de permanencia para inversores no residentes que inviertan en bonos a través del mercado de cambios, o en colocaciones primarias del Ministerio de Economía en títulos con vencimiento superiores a seis meses. La medida fue presentada como una muestra de fortaleza: el Banco Central ya no les teme a los capitales especulativos. La realidad es que necesita dólares, provengan de donde provengan y profundiza incluso la flexibilización para la llegada de dólares, que no deberán cumplir un plazo de permanencia de 180 días para acceder al mercado oficial de cambios y salir.
Como sea, el Gobierno sabe que con estos datos de inflación -que no se alterarán de aquí a las elecciones- es imbatible. Y por eso actúa en consecuencia. En la provincia, donde ya no estará el nombre de Cristina Kirchner compitiendo, la alianza de LLA con el Pro es una certeza, pero por más que la negociación continúe, Karina Milei y sus representantes no cambiarán su tesitura de ir a la elección sin integrar un frente, con el nombre La Libertad Avanza, el color violeta y armando ellos las listas. El Pro pide al menos 5 lugares en la lista de diputados nacionales, a sabiendas de que tendrá que conformarse -con suerte- con 3. Pero antes de esa elección está la del 7 de septiembre, la que les interesa a los intendentes, más que preocupados por el armado de las listas.
En la reunión del Pro del último viernes, que presidió Mauricio Macri, concluyeron que habrá que pasar esta elección haciendo el papel “más digno” posible y dejando librados los acuerdos a cada distrito. Se escucharon durante el encuentro fuertes críticas hacia los libertarios, de quienes se reprochó que “nos maltratan y nos quieren destruir”, pero no se encontró una alternativa viable que ofrecer. Ni siquiera la de recrear la alianza Juntos por el Cambio, que sugirieron algunos y que fue desechada ante la supuesta certeza de que les iría aún peor.
Inmerso en la conmoción de la condena de su líder, el peronismo no está mejor que el resto de la oposición, más allá de la centralidad que por estos días se ha asegurado Cristina Kirchner. Ya no será ella candidata en la Tercera, por lo que el casting de candidatos no será tan exigente. Pero lo cierto es que nadie tiene mucho que ofrecer, es la cruda conclusión. En estas circunstancias, la única certeza es que el ausentismo que se viene observando en las elecciones adelantadas hasta ahora, se reiterará de manera dramática el 7 de septiembre, marcando un récord previsible, en una elección que la gente verá con máximo desdén, considerando que solo le interesa a la política.
Ahí es donde Juan Grabois saldrá a alardear, luego de haber propuesto “el abstencionismo revolucionario” para la próxima elección.