El peronismo bonaerense se encamina a una pulseada decisiva por la unidad de cara al 7 de septiembre. Axel Kicillof, con estructura propia y respaldo territorial, busca capitalizar el vacío de liderazgo, mientras La Cámpora y el massismo resisten.
zLa condena judicial a la expresidenta y titular del PJ, Cristina Fernández de Kirchner, produjo una eclosión en el partido creado por Juan Perón y si bien las derivaciones son aún indescifrables, parece ser que el gobernador bonaerense Axel Kicillof picó en punta para sacar la mayor tajada.
De todos modos, eso se verá en las próximas horas, si prima la tesitura de algunos dirigentes de los tres sectores en pugna -kicillofismo, kirchnerismo y massismo- para conformar una comisión para ir con listas de unidad en las ocho secciones electorales, el 7 de septiembre.
Por ahora, se advierte que Kicillof tomó la delantera con la creación de una estructura política propia en el peronismo -el Movimiento Derecho al Futuro- y la base son casi 50 intendentes, muchos de las poderosas secciones electorales primera y tercera, donde se concentra la mayoría de la población bonaerense.
En la vereda de la interna, Kicillof lidia contra la ahora detenida expresidenta Cristina Kirchner y su hijo Máximo Kirchner, titular del PJ bonaerense y líder de La Cámpora, quienes quieren acotarlo.
Kicillof sabe que no es el heredero de Cristina ni tampoco el “hijo pródigo” que la expresidenta catapultó al Ministerio de Economía y luego a la gobernación.
En la ansiada reunión de hace dos semanas, previo a la condena a prisión, Kicillof le marcó la cancha a la expresidenta al decirle que ahora es el conductor y que quiere mayor participación sobre los otros dos sectores, mientras que Cristina le señaló estar “muy dolida” por el trato hacia ella.
En el medio de esa guerra interna está el líder del Frente Renovador y excandidato presidencial, Sergio Massa, con poco poder territorial, pero que maneja la Legislatura bonaerense (Alexis Guerrera, presidente, es su alfil).
De acuerdo con las consultas de parlamentario.com, Kicillof quiere la unidad, pero la condiciona a que el MDF tenga el predominio sobre los otros dos sectores internos para confeccionar las listas en las ocho secciones electorales.
Enfrente, Cristina y Máximo quieren la hegemonía del kirchnerismo/La Cámpora por sobre Kicillof y Massa y hacer las listas a su voluntad como lo hicieron durante toda la era K.
En el MDF se quejan de que lo horadan cuanto pueden, como cuando la senadora K Anabel Fernández Sagasti planteó que Cristina estaba condenada y presa porque Kicillof había desdoblado las elecciones, declaración que cayó mal en La Plata.
Semejante falta de tino declarativo caló hondo en la mesa chica del gobernador bonaerense, como cuando La Cámpora lo destrató la noche de la condena al ir a la sede del PJ nacional.
A propósito, Cristina y su mesa de exfuncionarios están que trinan contra el ministro de Gobierno y mano derecha de Kicillof, Carlos Bianco, quien dijo que una de las condiciones para un acuerdo es que los K voten “sin chistar” los proyectos oficialistas que hoy no le votan.
La Cámpora mandó a Máximo Kirchner a hablar con los medios desde que su madre fue condenada (ya casi habló lo que no habló con los periodistas en dos años) y busca instalar en el concierto electoral a su agrupación, desacreditada en el peronismo y ante la sociedad.
Massa recela de Kicillof -y Kicillof de él-; quiere acciones más concretas del gobernador a la hora de definir las acciones electorales, y pide a ambos sectores terminar con el internismo.
En el MDF respetan y agradecen las presidencias de Cristina, pero coinciden en que ya lo “viejo no funciona”.
De Máximo Kirchner, tienen mayoritariamente las peores opiniones y le endilgan haber frizado el PJ bonaerense y haber prohijado en cambio a La Cámpora con cargos en el Estado.
“Si Máximo se presenta como candidato vamos a hacer la peor elección de la historia del peronismo”, dicen a coro integrantes del MDF, y lo mismo piensan en la mesa chica del gobernador.
Por eso la postulación posible de Máximo Kirchner es una piedra -enorme- en el camino hacia la unidad, desde el punto de vista de los integrantes del MDF.
Y contraponen que el hecho de que Cristina esté ahora fuera de la cancha electoral quizá sea una oportunidad para renovar al peronismo y enfrentar a La Cámpora, como no se animaron Daniel Scioli ni Alberto Fernández desde el poder.
Pero no toda La Cámpora piensa lo mismo. Intendentes del esa fracción política del conurbano con peso electoral creen que deben salvarse las desavenencias e ir por la unidad.
Y lo concatenan con dos actos electorales próximos: un mes y pico después de la elección provincial se viene la legislativa del 26 de octubre y en esa irán “todos unidos” -dicen- y ambas mostrarán una película de dónde está el PJ para intentar retener la gobernación en 2027 y, también, volver a la poltrona de Rivadavia en la Casa Rosada.
En tanto, en el MDF avizoran que si La Cámpora decide romper e ir en soledad al comicio, inmediatamente en salto garrocha se sumarían a las huestes de Kicillof sectores peronistas irreconciliables con la agrupación de Máximo y hasta incluso sectores radicales desencantados con La Libertad Avanza.
“El MDF tiene la estructura para presentar listas competitivas en los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires”, graficó un conspicuo dirigente de la agrupación política kicillofista.