La expresidenta comenzó a cumplir su condena acompañada por grandes manifestaciones. Pulsea con los jueces del tribunal que la condenó en torno a sus prerrogativas en el marco de su reclusión, tratando de tomarle el tiempo a los magistrados. ¿Llegó la hora de Máximo?
El hijo de los Kirchner en modo campaña: protagonismo y raid mediático.
A diferencia de otros héroes, el general Manuel Belgrano tiene dos celebraciones en las que se lo recuerda. El 20 de junio es el Día de la Bandera, en conmemoración de la muerte de su creador, precisamente Manuel Belgrano. También se lo evoca el 27 de febrero, que bien podría ser realmente el Día de la Bandera ya que fue esa jornada de 1812 cuando el pabellón celeste y blanco fue izado por primera vez, a orillas del río Paraná. En ambos casos, se realizan homenajes en Rosario a los que son invitados los presidentes, que suelen concurrir a esos eventos.
Fue en la celebración de 2013 cuando la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner pronunció su recordada frase: “Vamos por todo, por todo”. No es que se la escuchara por el micrófono, que estaba cerrado; simplemente todos pudieron leerle perfectamente los labios.
Cristina lucía todavía el luto por la muerte de su esposo, y acumulaba ya el 54% con el que había sido reelecta en 2011. Y eran tiempos en los que justamente ese gobierno tenía esa meta. Fue en 2013 cuando comenzó a romperse la relación con la Corte Suprema a la que por entonces consideraba “prestigiosa”. En ese 2013 el kirchnerismo gobernante había impulsado lo que pomposamente dio en llamar “la democratización de la justicia”, que la Corte decretaría inmediatamente “inconstitucional”. Fin del romance.
Hoy el “vamos por todo” luce como una aspiración fallida, reemplazada por el “vamos a volver” que ilusiona tenuemente a Cristina en el departamento donde cumple su condena.
El presidente Javier Milei desistió de asistir al acto celebrado el viernes pasado en Rosario, en el Monumento a la Bandera, al que había sido invitado por el gobernador Maximiliano Pullaro. Le armaron en cambio un acto paralelo en el Campo Argentino de Polo, en el barrio de Palermo, un sitio infrecuente para esa celebración, y no faltaron quienes vieron similitud con los Kirchner, que también rompieron la tradición de asistir a los Tedeum en la Catedral Metropolitana los 25 de Mayo, cuando en 2005 dejaron de hacerlo, molestos entonces con el cardenal Bergoglio. En el caso del presidente actual, Milei agradeció la invitación rosarina, pero eligió ir a otra sede, previendo tal vez un clima adverso en Rosario.
Javier Milei encabezando el acto en el Campo Argentino de Polo. (Foto: Presidencia de la Nación)
Sin Milei delante suyo, Pullaro enarboló en su discurso la bandera del federalismo, defendió al campo y anticipó que le pedirán al Gobierno nacional terminar con “las malditas retenciones”; llamó a “cuidar a la industria” limitando las importaciones, y reclamó defender a la educación, las universidades públicas, la ciencia y la tecnología, como así también obras de infraestructura.
Sí estuvo en Rosario la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien se mostró muy a gusto allí y lanzó un tiro por elevación a su compañero de fórmula al sugerir que “no hay mejor lugar para estar un 20 de junio que el Monumento Nacional a la Bandera”. La interna sin fin entre el presidente y su vice, a quien no invitaron a Palermo.
Victoria Villarruel asistió al acto realizado en Rosario.
Volvamos a Belgrano y a Cristina Kirchner, quien siempre tuvo al creador de la bandera como su héroe preferido, razón por la cual tal vez no haya querido pasar por alto esa celebración y convocó a su propio acto, en Parque Lezama. Allí se le escuchó otro discurso de campaña, como el que ya había pronunciado el miércoles anterior en Plaza de Mayo, por la vía que ha elegido ahora para comunicarse: la grabación de audios que se difunden en multitudinarios actos que ella misma convoca.
Una manera más efectiva que los posteos en X que arrancaba con el ya coloquial “che Milei”, pero que por su asiduidad venían perdiendo efecto. El método actual le viene dando buenos resultados, ya que por lo pronto han concitado una atención tal que se replican cual cadena nacional, como en los tiempos en que gobernaba. Tiene lógica, por cuanto su estelaridad se ha potenciado a partir de la pérdida de su libertad, que previsiblemente el kirchnerismo ha tratado de presentar como una proscripción. El desafío es ver cuánto tiempo podrá mantener la expresidenta la atención general.
Por lo pronto, ella se las ha arreglado para generar atención estos días. En principio, a partir del carácter inédito que reviste su condición. Después, pujando con el tribunal en torno a las condiciones de su detención. Se nota que Cristina está tratando de tomarle el tiempo a los jueces, que deben ahora aclarar el planteo que la expresidenta ha hecho en torno a sus visitas. Ella consideró “totalmente arbitrario” lo que calificó como un “régimen de exclusión”, en referencia a que sea el tribunal el que deba autorizar a quienes pidan visitarla. “De mis derechos políticos, mejor ni hablemos”, se quejó quien ha sido inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos.
La realidad es que cuando Alberto Fernández quiso visitar a Lula en su lugar de detención, tuvo que pedir autorización a las autoridades. Fue en 2019, Alberto era candidato presidencial y Luiz Inacio Lula da Silva estaba alojado en una prisión de Curitiba, condenado en tres instancias por corrupción y lavado de dinero.
Lula piensa venir a visitar a Cristina en su departamento. Ella se ve en el espejo del presidente brasileño.
El caso Lula es el ejemplo que quienes rodean a Cristina quieren replicar, ilusionados con el mismo desenlace. Obviando eso sí que a Lula lo liberó la Corte Suprema cuando le llegó el turno de intervenir, siendo que CFK ha agotado en cambio las instancias judiciales pertinentes. Así las cosas, sus defensores ya han anticipado la intención de recurrir a las instancias internacionales, aunque se sabe que eso lleva mucho tiempo y sus posibilidades de éxito son relativas.
Será por eso que allegados a Cristina como Juan Grabois han expresado que “cuando yo, Máximo o Axel seamos presidente vamos a indultar a Cristina”. Más imaginativo, el senador camporista Mariano Recalde se sumó a los reclamos de liberación sugiriendo que deben “pensar e imaginar” una nueva normativa institucional para que esa libertad pueda concretarse. Y como para dejar bien claro que realmente están explorando alternativas, citó como antecedentes las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. “Cristina tiene que estar libre el primer día del próximo gobierno. Después veremos el instrumento. Incluso si puede ser antes; vamos a intentar que sea antes”, señaló este fin de semana el senador, que integra el Consejo de la Magistratura.
Más allá de esas hipótesis tan elaboradas y a priori inalcanzables, la expresidenta atraviesa sus primeros días en condición de presidiaria diagramando un futuro en el que se imagina gravitante en el terreno opositor. Piensa por fin en herederos y el primer nombre que surge es, ahora sí, el de Máximo Kirchner. No por nada al hijo de los Kirchner le han encomendado salir del hermetismo y emprender un raid mediático que solo se justifica en quien piensa ser candidato. Tendrá que vencer Cristina las resistencias que ofrecerá el gobernador bonaerense, pero la idea es que el apellido Kirchner esté en las listas de este año. Máximo tiene mandato como diputado nacional hasta 2027, por lo que él mismo se imagina en el lugar que pretendía participar su madre, al frente de la lista peronista en la Tercera.
Así como Cristina hoy piensa que en 2019 ella hubiera podido ganarle a Macri en caso de haber sido ella la candidata presidencial, su hijo siempre le ha reprochado no haber sido él encumbrado como candidato a gobernador ese año, en lugar de Axel Kicillof. Seguro de que, en su caso, también se hubiera impuesto. Obviamente en ambos casos son opiniones contrafácticas.
El peronismo que desde hace tiempo piensa que el kirchnerismo ya es una instancia superada espera mientras tanto que la espuma descienda, imaginando que la imposibilidad práctica de Cristina de participar electoralmente irá apagando su estrella. Tal vez no en esta elección, pero sí con el correr de los meses.
En este contexto, el Gobierno debió ceder protagonismo estos últimos días, cosa a la que no está acostumbrado. Sus intentos por retomar la agenda no tuvieron demasiado éxito, con la reforma de la Policía Federal anunciada y mucho menos con el anuncio de Manuel Adorni sobre una supuesta red de espionaje ruso detectada por la SIDE. En el caso del Departamento Federal de Investigaciones, presentado como una suerte de FBI argento, la oposición en el Congreso ya ha anticipado que resistirá su implementación por decreto.
El Departamento Federal de Investigadores será una nueva versión de la Policía Federal.
Deliberadamente el presidente Javier Milei había aceptado ceder su centralidad desde que regresó de su extensa gira, pero buscó recuperarla con un reportaje que concedió el jueves pasado, en el que descartó impulsar un indulto para CFK y, para variar, siguió diferenciándose del Pro. “No dejó trabajar en paz a los jueces”, expresó en sintonía con el kirchnerismo al que dice querer enterrar.
La cuerda sigue tensándose entre La Libertad Avanza y el macrismo, al punto tal que Cristian Ritondo ha convocado para este lunes a una reunión de urgencia para hablar sobre las negociaciones en la provincia de Buenos Aires. Allí, el karinismo cede poco y nada, pero más “nada” cuando se trata de distritos más cercanos a Mauricio Macri.