El director del Observatorio de la Calidad Institucional de la Universidad Austral, Marcelo Bermolén, consideró que “lo adecuado es mantener las boletas originales”, ante la posibilidad de modificar las ya impresas para las elecciones legislativas del 26 de octubre. Reimprimirlas implicaría una inversión superior a los 10 millones de dólares y podría generar confusión en el electorado.
A tres semanas de las elecciones legislativas nacionales, Marcelo Bermolén, director del Observatorio de la Calidad Institucional de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral, analizó los desafíos que implica la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP), que se utilizará por primera vez en la historia electoral argentina.
“El 70 % de las BUP de la provincia de Buenos Aires ya están impresas. Imprimir el 30 % restante con el candidato que encabeza ahora significaría que hay dos modelos en un mismo territorio y podría generar confusión”, advirtió Bermolén. Reimprimir el total implicaría una inversión de más de 10 millones de dólares, además del descarte de lo ya recibido, costos adicionales de logística y el riesgo de mezclar partidas viejas y nuevas.
En ese sentido, sostuvo: “A esta altura del proceso electoral todo parece indicar que lo adecuado es mantener las boletas originales”. Y agregó que lo que el electorado debe identificar claramente es el partido o alianza electoral, algo que está asegurado en el caso de La Libertad Avanza (LLA), “a punto que el escándalo hace más fácil ubicarlo en la boleta”.
Bermolén remarcó que el voto es hacia una alianza, no hacia un candidato individual, y que la modificación afecta solo a uno de ellos. “En una economía en crisis, parece inadecuado —y hasta un despropósito— malgastar recursos millonarios para esa mínima enmienda”, señaló.
Como alternativa, mencionó la posibilidad de aplicar etiquetas autoadhesivas en la columna correspondiente a LLA, aunque advirtió que eso sobrecargaría la tarea de las autoridades de mesa, que ya enfrentan el desafío de un nuevo instrumento.
Sobre la BUP, Bermolén destacó que representa una transformación relevante en términos de transparencia, equidad y calidad institucional. “Busca mejorar la nitidez de los comicios, reducir prácticas fraudulentas y garantizar igualdad de condiciones entre todas las fuerzas políticas”, afirmó.
No obstante, advirtió que el nuevo sistema requiere una fuerte campaña de educación cívica para evitar confusiones, especialmente en provincias que celebrarán elecciones concurrentes con instrumentos diferentes para cargos locales y nacionales. “El riesgo de apatía o temor entre adultos mayores o votantes con escasa formación cívica podría hacerlos desistir de participar”, alertó.
Finalmente, valoró los esfuerzos de la Cámara Nacional Electoral en materia de capacitación, pero consideró insuficiente el simulador en línea disponible en el sitio oficial del gobierno. “Es imprescindible que la sociedad haga suyo este nuevo instrumento electoral, y los ingredientes esenciales para ello son la confianza y el conocimiento”, concluyó.