En un plenario de comisiones, diputados emitieron dictamen sobre una iniciativa que busca garantizar el financiamiento del deporte de alto rendimiento. El proyecto permitiría al ENARD recuperar su fuente propia de ingresos a través de las TIC, sin costo fiscal para el Estado, y con una meta de financiamiento anual de 70 millones de dólares.
En el marco de un plenario de las comisiones de Deportes, de Comunicaciones e Informática y de Presupuesto y Hacienda —atendiendo al emplazamiento oportunamente hecho en la última sesión de la Cámara baja— se emitió dictamen sobre una iniciativa que busca permitir el financiamiento del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD).
El dictamen de mayoría reunió 66 firmas y La Libertad Avanza tenía plazo hasta las 15 horas para presentar un dictamen de rechazo.
Dio inicio a la reunión el titular de Presupuesto y Hacienda, Alberto “Bertie” Benegas Lynch, quien, ante la ausencia de la diputada de UP Magalí Mastaler (titular de Deportes, cabecera del plenario), demorada por razones de vuelo, anticipó que cumplirían con la firma del o los dictámenes, y abrió un debate que tuvo como primer orador al diputado bonaerense Rogelio Iparraguirre (UP). Este se refirió a la situación “por demás apremiante” del deporte nacional en general y del de alto rendimiento en particular, que caracterizó —sin exagerar, dijo— como “una situación de emergencia”.
“El organismo que lo contiene, organiza y apalanca desde 2009, año de su creación por ley, el ENARD, está en una situación de enorme zozobra”, señaló, en referencia a “una situación inédita desde su creación”. Contó que hace dos años se viene trabajando en modificaciones a la ley vigente, cuya aprobación se tornó ahora “urgente”. Y para dar una idea de la situación imperante, trazó una comparativa con la región: “Brasil está concluyendo el año 2025 superando los 600 millones de dólares de financiamiento público destinado al deporte de alto rendimiento. Colombia ya hace dos años que alcanzó la meta y superó los 200 millones de dólares anuales. Chile ya ha superado por muy poquito los 100 millones de dólares anuales”.
¿Y Argentina? Iparraguirre señaló que nuestro país llega a fin de año sin alcanzar los 14 millones de dólares.
Recordó que el último “salto cualitativo” que experimentó el deporte de alto rendimiento fue la creación del ENARD, que perdió hace una década la autarquía financiera, cuando se suplantó la fuente de financiamiento que provenía de la telefonía celular por fondos del Tesoro nacional. Y aclaró que “la situación no es nueva, pero sí se ha acelerado ese deterioro en el último tiempo”.
En caso de aprobarse la ley, el ENARD recuperaría la autarquía financiera, que ya no solo llegaría a través del abono de la telefonía celular, sino del conjunto de las tecnologías TIC, lo que permitiría proyectar una meta de financiamiento anual moderada del orden de los 70 millones de dólares.
Iparraguirre aclaró además que el proyecto tiene “cero costo fiscal”, por cuanto “reposa en las espaldas del conjunto del pueblo argentino”, dijo. Justificó la propuesta con datos del ENACOM respecto de la cantidad de usuarios de telefonía fija, internet y teléfonos móviles. Teniendo en cuenta esos datos, “cada familia con cuatro integrantes, un teléfono fijo, cuatro teléfonos celulares activos, TV por suscripción y servicio de internet, representa 700,06 pesos por mes”. O directamente, si se quiere contar por argentino, representa 175 pesos. “Literalmente son dos caramelos Sugus”, ejemplificó, remarcando que no tenía ninguna duda de que “el conjunto de nuestro pueblo estaría dispuesto a permitir ese financiamiento. ‘Con la tuya’, dirán… Sí, pero prefiero dárselo a los deportistas y no al Estado, que no sé lo que hace”.
A su turno, el diputado Jorge Chica aclaró que este proyecto “no tiene nombre y apellido”, que fue construido a través del consenso, y reiteró que se pasaría así de 13 millones de dólares para financiar el deporte de alto rendimiento a 70. Agregó que el 40% de esos recursos irán en coparticipación hacia las provincias, por lo que consideró que se trata de uno de los proyectos “más federales que va a tratar la Cámara”.
Christian Castillo anticipó desde la izquierda su apoyo a la propuesta, aunque planteó un par de disidencias relacionadas con la fuente de financiamiento, por un lado: que el mismo esté a cargo (ese 1%) esté a cargo de las propias empresas que brindan el servicio y no los usuarios; y que quienes perciben las becas puedan tener una cobertura de obra social después de concluidas las mismas.
En el mismo sentido, la diputada de Democracia para Siempre Carla Carrizo planteó también tres disidencias parciales. En primer lugar, que la fuente de financiamiento debía ser concurrente. Recordó que la ley de 2009 estableció la privatización del financiamiento para el deporte de alto rendimiento, mientras que en 2017, curiosamente con el Pro gobernando, se estatizó el financiamiento. Esto es, dijo Carrizo, “UP defiende más un financiamiento privado para no cortarlo y el Pro lo estatiza”.
Ella se pronunció en favor de un financiamiento mixto, como es en Brasil. “El privado, para garantizar un piso, pero que esté el Estado, que no tiene que estar ausente”, señaló en primer lugar. Luego apeló también al modelo brasileño referido a la forma del financiamiento, para que esté a cargo de las empresas y sugirió que en todo caso se aumente el espectro de las que participen. Y en tercer lugar, aplicar la equidad de género en el Consejo Federal que crea el proyecto a través de su artículo 8.
Sobre el final de la reunión, Magalí Mastaler –ya presente y a cargo del plenario–, le dio la palabra a Benegas Lynch, quien pidió un plazo de dos horas para presentar un dictamen de rechazo. Sin ánimo de debatir el tema, como aclaró, reconoció como válidos todos los puntos de vista pero consideró que “tanto los deportistas, como los que hacen cine, teatro, los artesanos, los emprendedores, todos nos cambian la vida. El tema es que también lo hacen los vidrieros, carpinteros y otras actividades… Todos, salvo los políticos, se dedican a hacer bienes que otros pagan voluntariamente”.
El titular de Presupuesto y Hacienda se quejó de que la política estableciera un círculo en el que todos estuvieran “metiendo la mano en el bolsillo del otro y le pedimos al Gobierno que robe por nosotros, para nuestro proyecto. Aun siendo los más nobles, como para el deporte”.
“Es un tema de fondo, no es un tema de grado, sino de naturaleza”, dijo al plantear que debe ser el mercado el que valide. “El mercado es la gente, y esto creo que enaltece la actividad. La degrada el hecho de necesitar la fuerza de los tanques, el monopolio de la fuerza para que nos financie las actividades. Y los valores de solidaridad, empatía, sensibilidad, que muchos diputados y políticos utilizan para hacer leyes injustas, básicamente, me parece que deberían hacer una autocrítica y esas tres nobles virtudes aplicarlas desde el propio corazón y la propia acción”.
“Había un dicho de Milton Freedman que decía ‘poné la plata donde está tu discurso’, es decir: si creés en el deporte, si creés en el arte, si creés en el cine, y de vuelta, no estamos en contra de todo eso para nada, sino tenemos que poner los recursos nosotros de nuestro propio bolsillo y esa es la manera de vivir de una forma civilizada”, concluyó.