No importa cuándo lea esto: siempre Karina Milei sale fortalecida. Sucedió una vez más tras el arrollador triunfo libertario, del que ella emergió como la gran estratega. Mientras tanto, se rompió el bloque Pro y el presidente adoptó un tono moderado que entusiasma a los mercados y sosiega a los gobernadores. Ahora busca consolidar su poder legislativo y despejar el camino hacia una gobernabilidad más sólida.
Todo cambió el 26 de octubre, una fecha que quedará marcada por la proyección que lo que sucedió ese día tendrá en todos los espacios afectados. Por la magnitud de lo sucedido, como así también la sorpresa: nadie, ni siquiera el Gobierno libertario, llegó a presumir resultados tan favorables para Milei.
Aunque en este mismo espacio adelantamos hace una semana que el presidente estaba muy animado, y a propios y extraños les anticipaba su optimismo para estos comicios. Sensaciones que tenía hasta poco más de dos meses atrás, cuando -desafiante- alardeaba con que pintarían el mapa de color violeta. Aunque después ese optimismo fue en declive, conforme fueron apareciendo más y más problemas, escándalos, y la economía se precipitó al punto tal de necesitar un auxilio excepcional de parte de Estados Unidos.
Pero Milei, como dijimos, había recuperado el buen talante la semana previa a los comicios y, por lo visto, no se equivocó. Aunque a decir verdad no imaginaba que la ola violeta se replicaría con fuerza en territorio bonaerense, donde apenas 45 días antes La Libertad Avanza había recibido una paliza de proporciones. El propio presidente lo admitió, atribuyéndole a su hermana el valor de haber sido la única en confiar que darían vuelta el resultado bonaerense.
De perfil bajo en el último tramo de la campaña -fundamentalmente desde la derrota bonaerense, cuando se le vino la noche y su nombre pasó a estar asociado a un número con un signo al lado, entonado con ritmo de son cubano-, Karina Milei fue sin lugar a dudas la gran ganadora de estas elecciones. Al nivel de su hermano, que a instancias suyas le puso el cuerpo a la campaña; pero él es quien más le reconoce a ella el mérito de haber puesto en lo más alto a un partido que tiene apenas poco más de dos años de vida. Agradecido, él le paga de la mejor manera: la recomposición del gabinete, que en principio se había especulado que se haría más cerca del recambio del Congreso y se terminó concretando antes de cumplirse una semana de la elección, tuvo a la hermanísima como gran ganadora.
Si por Milei fuera, Guillermo Francos seguiría en su lugar. En momentos en que se especulaba fuerte con que el jefe de Gabinete sería reemplazado por Santiago Caputo, el presidente lo empoderó pidiéndole que fuera quien adelantara -pasadas las 21 del domingo- el resultado exitoso de La Libertad Avanza. Durante los días posteriores pareció que el jefe de Ministros emergía fortalecido, pero promediando la semana la interna en el triángulo de hierro volvió a tensarse y el propio involucrado sintió que su continuidad seguía estando asechada. A sabiendas de que nada cambiaría, se hartó y dio el portazo, aunque fiel a su estilo lo hizo sin estridencias.
El nombre de su reemplazante devela quién terminó empujándolo.
Se sabe que Karina M considera a Manuel Adorni un activo propio, una creación suya de la que se jacta. No es que Santiago Caputo se desviviera por ese puesto, pero el hecho de que no haya quedado él, indica hacia dónde se inclinó la balanza. Como siempre hasta ahora; como siempre será.
Lisandro Catalán duró poco en un cargo en el que nunca alcanzó a tener centralidad. Su lugar será posiblemente para el asesor estrella, con una denominación distinta y funciones extendidas. Si termina arreglando, se convertirá en funcionario; sino, el ministerio podría no existir.
Desde el domingo, en el que entonó un discurso de victoria que lo mostró dialoguista y en el que mencionó especialmente a los gobernadores -claves para su éxito o fracaso en el futuro-, Milei cambió, con el pragmatismo que le reclamaban. A los mandatarios los convocó para el jueves pasado en la Rosada. En rigor, lo hizo Francos, siempre preocupado por forjar ese vínculo. Ahora, con el funcionario más dialoguista de esta administración fuera de juego, algunos dicen que tal vez se apresuró con la cita.
El Presidente completó su monumental giro con saludos cordiales y abrazos a los mandatarios provinciales que asistieron a la cita. Fue una imagen soñada, a gusto del Círculo Rojo e incluso Washington, que más de un crítico caracterizó en cambio como “de capitulación”. El efecto de la cita trascendió los gestos: valieron mucho más las presencias de gobernadores del peronismo más hostil para con los libertarios, como el pampeano Sergio Ziliotto, quien al día siguiente redobló su giro al recibir -y difundir la noticia- al diputado nacional electo por La Pampa Adrián Ravier, un libertario al que el peronismo local derrotó por apenas dos mil votos.
Los gobernadores serán clave para inducir a sus legisladores a proporcionarle al oficialismo los votos necesarios para impulsar las reformas que necesitan hacer avanzar a velocidad crucero durante el próximo verano. Porque el bloque LLA ya ha alcanzado por sí mismo el tercio que Milei ansiaba para garantizarse que la oposición ya no podrá rechazar vetos, pero le falta para los 129 que le permitan arrancar sesiones y votar sus leyes.
Por lo pronto se ha propuesto La Libertad Avanza convertirse en primera minoría. Para ello decidieron cambiar la estrategia y hacer valer, como durante las gestiones de Cambiemos y Alberto Fernández, el número de los interbloques. Curiosamente a fines de 2023, cuando se presentó en sociedad el bloque libertario, dejaron de lado los interbloques y definieron cargos y comisiones a través de las bancadas, aun favoreciendo a Unión por la Patria, por lejos la primera minoría, entonces con un centenar de diputados, más del doble del oficialismo. Igual, lejos estuvieron de darles lo que les correspondía.
La obsesión actual del Gobierno es redimirse de este año parlamentario aciago y mostrarse superior en todo, comenzando por el número de miembros, razón por la cual quieren ser primera minoría y buscan armar un interbloque con el Pro, con quienes superarían el centenar y a Fuerza Patria. Pero el Pro ahora no está dispuesto a ser absorbido por LLA -más de lo que ya sucedió-, y aparecieron las dudas: por ejemplo, sobre quién presidiría el bloque. Porque Cristian Ritondo puede digerir como ya ha hecho sacarse de la cabeza presidir la Cámara, pues Martín Menem aparece reempoderado -otro mérito de Karina-; pero no a recibir órdenes del inexperto jefe del bloque oficialista Gabriel Bornoroni.
“Si ellos no se suman, se rompe el bloque: vienen los bullrichistas y somos primera minoría”, argumentó a este medio un oficialista que trabaja en este tema, aunque el argumento no se sostenga matemáticamente. Con la ruptura del bloque amarillo -que terminó sucediendo-, los 7 bullrichistas que se van a La Libertad Avanza son insuficientes para pasar a Fuerza Patria… a menos que esta se rompa, como ya se especula desde la derrota del domingo 26 y, sobre todo, desde la carta abierta de Cristina Kirchner adjudicándole a Axel Kicillof la responsabilidad de la derrota electoral por haber desdoblado y, con ello, spoilearle al antiperonismo en general lo que podría suceder el 26-O.
“Podría hacerse cargo también de lo que fue el pobrísimo armado de listas”, devolvió un kicillofista desde La Plata, reprochándole además a la presidenta del PJ nacional el insólito baile en el balcón durante el velorio peronista del domingo 26.
Pero volvamos al bloque Pro, que se rompió el viernes con la salida confirmada de cinco actuales diputados bullrichistas, a los que se sumarán desde diciembre otros dos que la ministra de Seguridad puso en las listas. Los secesionistas se fueron el mismo día en que Mauricio Macri tenía agendado ir a Olivos. El expresidente estaba invitado para el mediodía, pero lo reprogramaron para la noche. Cuando llegó, estaban por conocerse los anuncios del recambio de Gabinete. Apenas si debe haber degustado una milanesa; producto de las circunstancias, el expresidente se retiró a las 21.30, no sin antes hacerle saber al presidente su malestar porque la ministra de Seguridad hubiera ordenado romper el bloque amarillo. Cuando el vehículo en el que se desplazaba Macri fue abordado por la prensa, el líder del Pro se mostró serio y prefirió no hablar. Lo hizo este sábado a través de las redes, donde confirmó la poca consideración que tiene por el designado nuevo jefe de Gabinete.
El día anterior lo había hecho en Chile, anticipando que en dos años tendrán candidato propio, y precipitó los hechos. Macri se sabe valioso, sobre todo en esta coyuntura con tutelaje de Washington; actúa en consecuencia.
Milei se mostró estos días de buen talante, nada dispuesto a confrontar. Quizá en algún momento se le sale la cadena, pero cuando se lo hacen notar vuelve rápidamente al camino. No insulta ni reparte culpas, busca consensos, esquiva los extremos… Tal cual le han pedido quienes consiguieron el pulmotor para evitar el colapso. Habrá que ver cuánto le dura, dicen los insidiosos.
En principio, los primeros datos de los exámenes son ampliamente favorables. La magnitud de la victoria libertaria hizo que al día siguiente los mercados “volaran” de euforia, pero con el correr de los días, cuando se esperaba una toma de ganancias, eso no pasó y siguieron subiendo las acciones. Los operadores dicen que influyeron los resultados electorales y el nuevo Milei en tono moderado, más la foto con los gobernadores… ¿que él hubiera querido postergar? ¿Qué pensarán ahora con la salida del funcionario más dialoguista de esta gestión ahora impostada? Con la hermanísima tejiendo sin cesar, prevaleciendo siempre. Al presidente se le abrió una nueva alternativa. Con un horizonte despejado de rivales, si la economía no se desboca, tiene todas las de ganar.