Desde JxC presentaron un proyecto repudiando las amenazas e intimidaciones a Agustín Rombolá

La iniciativa es impulsada por la diputada Dolores Martínez a raíz de la denuncia que el titular de la Juventud Radical hizo a través de sus redes sociales al recibir mensajes amenazantes hacia su persona.

La diputada nacional Dolores Martínez (Evolución Radical) presentó un proyecto de declaración para repudiar las amenazas e intimidaciones que recibió el titular de la Juventud Radical de la Ciudad de Buenos Aires, Agustín Rombolá, a través de sus redes sociales.

“Estamos convencidos que en una sociedad civilizada existen infinidad de canales y formas respetuosas de los derechos y libertades para defender nuestras creencias, ideologías y proyectos”, expresó Martínez.

A su vez, recordó que “estas prácticas violentas e intolerantes que atentan contra el pacto cívico establecido en 1983 no pueden naturalizarse, pasar inadvertidas ni quedar impunes”.

El proyecto lleva las firmas de Rodrigo de Loredo, Mario Negri, Emiliano Yacobitti, Graciela Ocaña, Juan Manuel López, Álvaro González, Martín Tetaz, Danya Tavela, Soledad Carrizo, Maximiliano Ferraro, Natalia Sarapura, Alejandro Cacace, Carla Carrizo, Gabriela Brouwer de Koning, Marcela Antola, Victoria Tejeda, Roxana Reyes, Lidia Ascárate, Carlos Polini, Fernando Carbajal, Juan Martín, Gabriela Lena y Jorge Rizzotti.

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Oficialismo y oposición se solidarizaron con Agustín Rombolá por las amenazas recibidas

El titular de la Juventud Radical recibió a través de sus redes sociales mensajes, fotos y videos amenazantes de distintos usuarios. “Quieren silenciar su opinión”, expresó la presidenta de Diputados. Se adhirieron legisladores de ambos espacios.

La presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau, manifestó su solidaridad con el titular de la Juventud Radical de la Ciudad de Buenos Aires, Agustín Rombolá, por una serie de amenazas que el joven dirigente recibió a través de sus redes sociales con mensajes, fotos y videos de distintos usuarios.

“Toda mi solidaridad con @agustindrombola en democracia las elecciones se ganan y se pierden, lo que no puede ocurrir es perder la democracia en una elección. Es presidente de la Juventud Radical, quieren silenciar su opinión. Es muy grave esto”, aseveró la titular de la Cámara baja.

Rombolá recibió a través de sus redes sociales mensajes, fotos y videos amenazantes de distintos usuarios y escribió: “Las primeras tres capturas son de mensajes a los que estoy tristemente acostumbrado. Las fotos y videos amenazantes son un paso más en el camino de violencia y persecución. No me van a amedrentar”, y responsabilizó a los liberales Javier Milei y Victoria Villarruel por su seguridad y la de los suyos.

También se sumó el diputado nacional Emiliano Yacobitti (Evolución Radical) quien expresó su solidaridad “con todos los que sufren amenazas y otras formas de agresión por expresar sus ideas políticas. Como hace 40 años, seguimos rechazando la violencia como forma de hacer política”.

“La mejor manera de conmemorar un nuevo aniversario de libertad es terminar con los escraches, fake news y operaciones conspirativas que abren las puertas para un retroceso autoritario, que no vamos a permitir”, manifestó y planteó que “nadie debe sentir miedo por expresar sus valores o por su identidad política. Nadie puede sentirse autorizado a agredir a otro por sus ideales. Ese es el legado de Raúl Alfonsín. Y lo vamos a defender con todas nuestras fuerzas”.

En el mismo sentido se pronunció la radical Carla Carrizo: “Ni con tiranía ni con amenazas con y en democracia. Toda mi solidaridad con Agustín Rombolá presidente de la @jradicalcaba. Absoluto repudio a quienes creen que la fuerza ordena. 40 años de democracia enseñan”.

El diputado oficialista Leandro Santoro escribió: “Amenazan al presidente de la Juventud Radical de Caba por oponerse a Milei. Lo hacen con fotos y videos de un seguimiento personal, prometiendo secuestrarlo con un Falcon verde a partir de lunes. ¿Esto es vivir en libertad? Un abrazo para @agustindrombola y a disposición siempre”.

Otro de los diputados del FdT que adhirió fue Sergio Palazzo quien sostuvo que “las bestias llenas de odio amenazaron a Agustín Rombolá presidente de la juventud radical porteña”, y expresó su “solidaridad con él y repudiar las peligrosas amenazas de quienes quieren una Argentina llena de odio. A no aflojar Agustín, abrazo grande y mi solidaridad con vos”.

“Nuestro apoyo y solidaridad con Agustín. Repudio absoluto a las amenazas que recibió y esperamos que, en homenaje a su generación que nació y creció en democracia, podamos conocer rápido a los responsables de las agresiones”, planteó el titular del bloque Evolución Radical del Senado, Martín Lousteau.

Jornada conjunta de jóvenes radicales y porteños.

La Juventud Radical porteña y la Juventud Peronista de CABA realizaron un evento para repudiar la violencia política y debatir sobre el fortalecimiento de la democracia.

La Juventud Radical porteña y la Juventud Peronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se reunieron con el objetivo de confluir en un espacio de diálogo y analizar la situación política desde dos aristas fundamentales: el repudio a la violencia política y el fortalecimiento de la democracia.

Más de 100 jóvenes de ambas agrupaciones debatieron en el centro porteño basados en dos puntos en simultáneo. El primero giró en torno a las perspectivas históricas, prácticas políticas, causas y consecuencias de ambos partidos. Mientras que el segundo, analizó los puntos en común a largo plazo y las diferencias de ambos partidos históricos. 

La apertura del encuentro estuvo a cargo de los líderes juveniles de ambas agrupaciones: Agustín Rombolá, presidente de la Juventud Radical de la Ciudad de Buenos Aires y Tomás Lerner, secretario General de la Juventud Peronista porteña.

Luego de varias horas de intercambio de ideas y debate, se elaboró un documento de consenso denominado “JR y JP: la construcción de una Democracia conjunta” que tuvo lectura en el cierre de la jornada a cargo de Amira Ale, secretaria general adjunta de la Juventud Peronista de la Ciudad de Buenos Aires, y por Francisco Loupias, secretario general de la Juventud Radical porteña.

Francisco Loupias (JR CABA), Tomás Lerner (JP CABA), Agustín Rombolá (JR CABA) y Amira Ale (JP CABA).

“Convocados por la firme decisión de no vivir nunca más episodios de violencia política en la República Argentina, las juventudes de la Unión Cívica Radical y el Partido Justicialista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires decidimos confluir en un espacio de diálogo que nos permita abordar la situación política presente desde dos aristas fundamentales: el repudio a la violencia política y el fortalecimiento de la democracia”, reza el documento en su inicio.

“Nos guía nuestro más firme y profundo compromiso con la democracia, la paz y la justicia social. Nos moviliza la violencia política que no podemos seguir tolerando y que, en nuestro rol de representantes de las nuevas generaciones, nos llevan a ejercer el reclamo y la propuesta concreta del camino que debemos emprender. Con prepotencia de trabajo, formación militante y una inclaudicable vocación patriótica, la Juventud Peronista y la Juventud Radical de la Ciudad de Buenos Aires llamamos a la construcción de una mejor democracia para todos, todas, y para siempre”, finaliza el documento.

Las agrupaciones juveniles de los dos partidos con mayor peso histórico de la Argentina piensan en realizar otra jornada, ampliando y convocando al resto de las fuerzas políticas juveniles de la Ciudad con el objetivo de ampliar y profundizar el debate.

“El encuentro fue sumamente fructífero. Entre las dos agrupaciones juveniles pudimos reflexionar sobre las causas y las consecuencias de la violencia política en Argentina y sobre la agenda en común que peronistas y radicales pueden tener”, dijo Agustín Rombolá, presidente de la Juventud Radical porteña, tras el encuentro.

“Aun así, el valor político preponderante de la reunión, sin dudas, tiene que ver con lo que no coincidimos. Entendimos que nuestras diferencias, seguramente, hagan que nunca compartamos gobierno. Pero nuestras similitudes y visión democrática, indudablemente, van a hacer que compartamos el Estado. Enorgullecernos de nuestras diferencias identitarias y políticas y poder seguir pensando un país juntos fue el verdadero triunfo del encuentro”, añadió el joven abogado radical.

Agustín Rombolá es el nuevo presidente de la Juventud Radical porteña

Abogado de 30 años, representa al espacio referenciado en Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau e integra el comité “Casa de la Reforma” de Almagro.

La Juventud Radical de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires eligió este lunes en un plenario de delegados al joven abogado, Agustín Rombolá, como su nuevo presidente para el período 2021-2023, producto del consenso de todos los sectores.

Rombolá fue designado presidente en un plenario virtual luego de la participación de más de 30 mil afiliados -del cuales 4500 eran del padrón de la juventud radical- en las elecciones internas de la UCR porteña del 21 de marzo.

“En una gran muestra de madurez política, la Juventud Radical arribó a un esquema de conducción propuesto por consenso, donde están todos los sectores y en el que tengo el honor de ser electo por ustedes para encabezar este proceso”, expresó Rombolá en su discurso.

“Tenemos como misión velar por el cumplimiento de la Ley del aborto legal, seguro y gratuito y la implementación de la Educación Sexual Integral en todos los niveles. Necesitamos que el presente piense en nuestro futuro. Por eso, exigimos educación ambiental en todos los niveles y objetivos sustentables de cara al 2030. Necesitamos debatir los consumos problemáticos de nuestra franja etaria, derribar viejo tabúes, poner sobre la mesa la necesidad de legalizar el consumo de cannabis, decirle basta al paradigma prohibitivo y punitivista. La Juventud ya no pide permiso. Con formación militante y firmes convicciones luchamos por nuevas libertades”, añadió.

“La Juventud Radical de la Ciudad de Buenos Aires es para mí un espacio de construcción, diálogo, fraternidad y, sobre todo, pertenencia. Conducir a esta organización representa el mayor orgullo y la más grande responsabilidad de mi vida”, finalizó Rombolá.

¿Quién es Agustín Rombolá?

Agustín Dante Rombolá tiene 30 años, es abogado, egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y actualmente realiza la Maestría en Administración y Políticas Públicas en la Universidad de San Andrés (UDESA).

EN 2019, fue becario Fulbright por el programa “Argentinean Young Leaders” (Jóvenes Líderes argentinos), donde tuvo la oportunidad de realizar un programa sobre Política, Economía y Relaciones Internacionales en la Universidad de Massachusetts (Amherst), Estados Unidos.

Trabajó como asesor jurídico en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y en la Comisión de Tránsito y Transporte de la Legislatura porteña.

Hace dos años, fundó su propia consultora “RM&Asociados”. En 2019, fundó “Kairos Global”, un espacio de análisis que busca desarrollar ámbitos de creación de políticas públicas que contribuyan al desarrollo eficiente del Estado, la difusión de Derechos Humanos para toda la ciudadanía y el fortalecimiento de la democracia y las instituciones.

En 2011, atraído por las ideas socialdemócratas que el radicalismo porteño defendía (más precisamente, la Cantera Popular), se acercó a un comité para sumarse al equipo. Pero no fue hasta el 2013 donde, sintiéndose profundamente comprometido con la campaña de Martín Lousteau y Rodolfo Terragno, empezó a formar parte activa de la vida partidaria.

Integra en Almagro el espacio político “Casa de la Reforma” y representan al espacio liderado por Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau.

Más allá de Westfalia

Por Agustín Rombolá. El vicepresidente primero de la Juventud Radical porteña analizó cómo será el panorama económico y social post pandemia del Covid 19. “El mundo se dividirá en países acreedores necesitados de cobrar y países deudores imposibilitados de pagar”, aseguró.

Corría el año 1648. En las ciudades de Osnabrück y Münster, se firmaron dos Tratados, conocidos como “la Paz de Westfalia”. Este pacto, acordado entre las principales potencias europeas del momento, estableció el fin de la Guerra de los Treinta Años y la Guerra de los Ochenta Años. Pero, sobre todo, tuvo el rasgo distintivo de haber consagrado, entre muchos otros principios, el concepto de Estado-Nación, su soberanía y las relaciones en el plano internacional. De esta manera, nacían los primeros países, con su territorio, identidad, habitantes y gobierno, con límites, derechos y obligaciones hacia las potencias vecinas.

El “orden westfaliano” rigió nuestras relaciones durante siglos. La vida política, cultural, institucional, social y económica de cada Estado surge a partir de la evolución de los principios que emanan de este Tratado. La independencia estadounidense (1776) y la Revolución Francesa (1789) complementaron las formas de llevar adelante los gobiernos de estos Estados.

La carta de San Francisco de 1945, que da lugar al nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas, basa sus principios en la paz westfaliana. Incluso, dio un paso superador, obligando a los Estados a reconocer una autoridad superior a la propia, mayor cooperación internacional y, por supuesto, el reconocimiento y la consagración de los Derechos Humanos. Finalmente, el imperialismo y la globalización terminaron por perfeccionar las bases identitarias y las relaciones de poder entre los Estados del mundo occidental, tal y como las conocemos.

Hoy, esta misma globalización es la que nos enfrenta con la peor crisis global desde la Segunda Guerra Mundial. El Banco Mundial vaticina que Argentina, Brasil y México tendrán contracciones del 5,2%, 5% y 6% de su PBI, respectivamente. Goldman Sachs afirma que Europa sufrirá una caída del 9% de su PBI, con las bajas más resonantes en Italia (11,6%), España (9,7%), Alemania (8,9%) y Francia (8,9%). Reino Unido experimentará una disminución del 7,5%. Para Estados Unidos se predice una caída del 40% del PBI en sus cálculos más pesimistas (Goldman Sachs), y del 25% en los más optimistas (OCDE).

 La cuarentena decretada a escala global produjo el cese -o la disminución al extremo, en el mejor de los casos- de todas las actividades económicas. En definitiva, será la versión más acabada del mundo que muchos previeron tras la crisis de 2008, la problemática de los refugiados, el Brexit, el ascenso de Donald Trump y el avance sostenido, durante la última década, de los partidos de ultraderecha: un presente con fronteras cerradas, un futuro con Estados herméticos.

En este contexto, los mismos cimientos teóricos y prácticos que Westfalia fundó, que las Revoluciones refrendaron, que la ONU superó y que el propio paso del tiempo se encargó de petrificar, hoy parecen derrumbarse con una facilidad y una rapidez alarmantes. El reconocimiento mutuo estatal de actuar dentro de sus fronteras sin la injerencia política de otros países no sólo está puesto en duda, sino que varios líderes mundiales públicamente lo rechazan. Esta resignificación de la soberanía y del principio de no intervención radica en una causa angustiante, que a corto plazo no presenta una clara solución: el mundo se dividirá en países acreedores necesitados de cobrar y países deudores imposibilitados de pagar.

Pero esta resignificación da un paso más, incluso. Hoy, la nueva soberanía es la producción de barbijos. Como afirmó Angela Merkel, “aunque este mercado esté actualmente en Asia, es importante que aprendamos de esta pandemia la experiencia de que tenemos también necesidad de una cierta soberanía, al menos de una base para efectuar nuestra propia producción”.

El concepto westfaliano de frontera tampoco es ajeno al cambio. El coronavirus, como hemos visto, trajo consigo una nueva batería de políticas públicas propias de un nuevo Estado que regula todas y cada una de las relaciones sociales, familiares e, incluso, el desarrollo de la misma individualidad. Paul Preciado, en su filoso análisis del escenario actual, lo deja claro: “el cuerpo, tu cuerpo individual, como espacio vivo y como entramado de poder, como centro de producción y consumo de energía, se ha convertido en el nuevo territorio en el que las agresivas políticas de la frontera que llevamos diseñando y ensayando durante años se expresan ahora en forma de barrera y guerra frente al virus. (…) La nueva frontera es la mascarilla. El aire que respiras debe ser solo tuyo. La nueva frontera es tu epidermis. El nuevo Lampedusa es tu piel”.

Estamos ante una crisis sanitaria que desencadenó una crisis política, económica y hasta filosófica. La decisión de instalar una cámara de seguridad en cada casa o educar al pueblo para que las conductas de convivencia sean cumplidas será crucial a la hora de resolver estos desafíos y los futuros. Las salidas a esta cuarentena conjunta serán mancomunadas, entendiendo que los problemas de la especie nos incumben a todos simultáneamente, o individuales, culpando a traidores autóctonos o a negligentes foráneos. Expandir la globalización para divulgar asistencia sanitaria, tecnológica y médica, o reducirla para evitar la propagación de este virus y de otros. Decidiremos entre los acuerdos de Münster, Osnabrück y San Francisco o la violencia de Somme, Stalingrado y Vietnam. Elegiremos nuestra propia aventura, y sus caminos serán abismalmente diferentes.

En este escenario de constante resignificación, es insoslayable la necesidad de la construcción de liderazgos fuertes, democráticos, unificadores y creativos. Necesitamos que los Estados nacidos en Westfalia apuesten por la unión internacional para sobrellevar y, finalmente, superar esta crisis. Angela Merkel, por ahora, parece ser la única que actúa con firmeza en este sentido.

“La respuesta solo puede ser: más Europa, una Europa más fuerte y una Europa que funcione bien”, dijo la canciller alemana, en una de las pocas declaraciones a favor de la creación de lazos transnacionales como única forma de progreso integral. Para empezar, se vuelve imprescindible la creación de un nuevo sistema multilateral de satisfacción de obligaciones para un desenvolvimiento pacífico de las relaciones internacionales. La solidaridad presente en la lucha mancomunada contra el virus, con la Organización Mundial de la Salud adquiriendo un rol protagónico, deberá ser inoculada en el sector político, financiero y empresarial. De otra forma, todo lo conquistado desde 1648 en Westfalia será perdido, en pocos meses, en todo el planeta. Y el virus de la recesión, el autoritarismo y el rechazo hacia lo extranjero se esparcirá con una velocidad aún mayor que el COVID-19. Con consecuencias -aún más- devastadoras.