Ineptitud institucional o estrategia política

El conflicto en el Senado: la expulsión de Kueider y las dudas sobre la validez del procedimiento.

Por Andrés Vallone

El jueves pasado en el cierre del año legislativo, durante una tensa sesión en el Senado que culminó con la expulsión del senador Edgardo Kueider, surgieron cuestionamientos sobre la validez del procedimiento debido a un posible vacío de poder en el Ejecutivo. La controversia se generó por la ausencia del presidente Javier Milei, quien partió hacia Italia, dejando temporalmente a la vicepresidenta Victoria Villarruel a cargo del Poder Ejecutivo mientras presidía la sesión legislativa. El gobierno ya sabía que perdía la batalla, de una sesión que nunca quiso que se habilitara.

Manuel Adorni, vocero presidencial, aseguró que el viaje de Milei había sido programado y debidamente notificado, pero esta afirmación fue contradicha por fuentes del Senado. Según informaron, la escribanía general de Gobierno recién formalizó el traspaso de mando a las 19 horas, cuando la sesión ya estaba en pleno desarrollo, lo que pone en duda la legitimidad de las decisiones tomadas durante ese periodo.

Los constitucionalistas advierten

Eduardo Menem, ex senador y reconocido experto en el reglamento de la Cámara alta, expresó su preocupación por las implicancias legales de esta situación. “Si se confirma que Javier Milei no estaba en el país al momento en que Villarruel presidió la sesión, cualquier senador, incluido el expulsado, podría solicitar la nulidad del procedimiento. Es un acto irregular que podría ser impugnado”, sostuvo.

Menem también criticó la decisión de no permitirle a Edgardo Kueider defenderse ante la Comisión de Asuntos Constitucionales antes de la votación. “El derecho a la defensa es un principio básico, tanto en procesos penales como disciplinarios. Este tipo de omisiones podrían sentar un peligroso precedente”, advirtió, aludiendo a casos históricos como el del senador Eduardo Angeloz, quien fue suspendido en 1996 pero posteriormente absuelto por la Justicia.

La interna y sus consecuencias políticas

La expulsión de Kueider fue aprobada con el respaldo del bloque oficialista de La Libertad Avanza, pero no estuvo exenta de tensiones y divisiones internas en otros sectores políticos, como el Pro y la UCR. Antes de tomar esta decisión extrema, se habían discutido alternativas como la suspensión del senador o el desafuero solicitado por la jueza Sandra Arroyo Salgado, en el marco de investigaciones judiciales.

La resolución generó un intenso debate dentro del Senado, y algunos legisladores anticiparon posibles impugnaciones legales. Si estas no prosperan, Stefanía Cora, actual legisladora provincial y figura cercana a La Cámpora asumiría la banca vacante. Este movimiento fortalecería la posición del Frente de Todos en el Senado, que alcanzaría 34 miembros, situándose más cerca del quórum propio y consolidando su capacidad de maniobra en la Cámara alta.

Un precedente a tener en cuenta

Este episodio deja en evidencia las tensiones entre las distintas fuerzas políticas, así como las controversias que pueden surgir ante vacío de poder y procedimientos cuestionados. Más allá de las consecuencias inmediatas, lo ocurrido podría convertirse en un caso emblemático para el debate sobre el respeto a los derechos constitucionales, el debido proceso y la dinámica de poder en el Congreso.

La incertidumbre sobre la validez de la sesión y el futuro político del Senado abre un nuevo capítulo de desafíos para la administración de Javier Milei y los bloques opositores, marcando un inicio de gestión cargado de conflictos institucionales y desafíos legales.

Andrés Vallone es diputado nacional (MC)

Un año de anarco capitalismo

El autor se pregunta si Javier Milei es un proyecto de país o un proyecto de poder.

Por Andrés Vallone

Desde su llegada al poder, Javier Milei se presentó como un líder dispuesto a romper con las estructuras económicas y políticas tradicionales de Argentina. Sus promesas de campaña generaron entusiasmo en una ciudadanía agotada por las crisis recurrentes, pero también despertaron escepticismo sobre la viabilidad de sus propuestas. Ahora, al cumplirse un año de su gestión este 10 de diciembre, su administración muestra avances parciales, giros estratégicos y varios compromisos que aún no se han concretado.

Uno de los aspectos centrales de su gobierno ha sido la lucha contra la inflación. Tras un inicio convulso, marcado por una devaluación que elevó el dólar oficial a $800, la inflación comenzó a ceder terreno. Aunque diciembre de 2023 cerró con un alarmante 25,5%, los meses siguientes registraron una desaceleración significativa, hasta llegar a un 2,7% en octubre de 2024, el nivel más bajo en tres años. Este logro se atribuye a un severo ajuste fiscal que incluyó aumentos en las tarifas, la eliminación de subsidios y un riguroso control del gasto público. Sin embargo, el impacto social de estas medidas fue considerable, afectando de manera más pronunciada a los sectores más vulnerables.

El ambicioso plan de dolarización, uno de los ejes más destacados de su campaña, se diluyó rápidamente. Inicialmente comprometido a implementarlo en su primer año de mandato, la escasez de reservas internacionales obligó a Milei a revisar su enfoque. En lugar de una dolarización inmediata, su gobierno optó por lo que denominó “dolarización endógena”, un esquema que busca que la economía se ajuste gradualmente al uso del dólar sin imponer un cambio abrupto. Este giro pragmático evidenció las dificultades de ejecutar transformaciones tan disruptivas sin un respaldo financiero sólido.

En el plano internacional, Milei sorprendió con un acercamiento inesperado a China, un país que había criticado duramente durante su campaña. Las necesidades económicas, especialmente en sectores estratégicos como el comercio de soja, y la importancia del swap de monedas con el gigante asiático, llevaron al presidente a moderar su postura. En contraste, su promesa de trasladar la embajada argentina en Israel a Jerusalén avanzó con lentitud y sin mayores resultados más allá de los anuncios iníciales.

El ajuste fiscal, presentado como un golpe exclusivo a la llamada “casta política”, tuvo repercusiones mucho más amplias. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, las transferencias a las universidades se redujeron un 27,9% en términos reales, mientras que el gasto en jubilaciones cayó un 17,5% en el último año. Además, se eliminaron diversos programas sociales y se paralizó gran parte de la obra pública, lo que generó un impacto especialmente severo en las provincias más dependientes de la asistencia nacional.

En el ámbito laboral, el gobierno avanzó con una reforma que busca reemplazar las indemnizaciones tradicionales por un fondo de cese laboral, inspirado en el modelo utilizado en la industria de la construcción. Sin embargo, esta propuesta enfrenta resistencias significativas y, hasta el momento, no ha producido cambios relevantes en los convenios colectivos.

A pesar de las críticas, algunos indicadores económicos reflejan resultados alentadores. Entre ellos destacan el incremento del salario mínimo medido en dólares y una ligera recuperación del crédito privado. Sin embargo, estos avances se producen en un contexto de recesión y ajustes estructurales que aún no ofrecen señales claras de mejora en la calidad de vida de los Ciudadanos.

De cara al futuro, el gobierno de Milei enfrenta el desafío de consolidar su narrativa transformadora mientras gestiona las limitaciones del poder y las crecientes tensiones sociales. El próximo año será crucial para determinar si logra cumplir con sus promesas más ambiciosas o si estas terminan diluyéndose bajo las presiones del pragmatismo político y las restricciones económicas.

Andrés Vallone es diputado nacional (MC)

La pobreza: una realidad que duele y la política ignora

Reconocer la pobreza como una prioridad central en la agenda política y social es el primer paso hacia su erradicación.

Por Andrés Vallone

La pobreza es una problemática compleja y una consecuencia estructural del sistema económico y social vigente. En Argentina, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en el primer semestre de 2024, el 52,9% de la población vivía por debajo de la línea de pobreza. Esta cifra, según una estimación de la UCA  tuvo una breve baja en el tercer trimestre del año  y se ubica en el 49,9% aunque no sucede lo mismo en el caso de los niños donde la Pobreza Creció al 65,5%, representa a más de 20 millones de personas que carecen de los recursos necesarios para cubrir sus necesidades básicas y 1 de cada 2 niños en situación de pobreza.

La complejidad de este fenómeno radica en su carácter multidimensional. No puede medirse únicamente a partir del ingreso promedio de una población. Ser pobre no solo implica carencia de recursos económicos, sino también desigualdades profundas en el acceso a derechos fundamentales como la tierra, la salud, la educación, la justicia, el tiempo libre y la participación cultural. En este contexto, el Estado tiene la responsabilidad ineludible de garantizar, a través de políticas públicas inclusivas, un piso real de igualdad que permita diseñar estrategias efectivas para erradicar la pobreza.

Un factor crucial es la desigualdad en la distribución del ingreso. En Argentina, el 10% más rico concentra más del 30% de los ingresos totales, mientras que el 10% más pobre apenas alcanza el 1,5%. Reducir esta brecha exige implementar políticas laborales activas que fomenten empleos de calidad y salarios dignos.

Los sectores más vulnerables a la pobreza son los niños, niñas, adolescentes y adultos mayores. Según UNICEF, más del 60% de los niños y niñas en Argentina vive en condiciones de pobreza, un dato alarmante que refleja la realidad de Sudamérica: la mayoría de los niños son pobres, y la mayoría de los pobres son niños. Frente a este escenario, es fundamental garantizar la implementación efectiva de los marcos normativos que protegen sus derechos y promueven condiciones de vida dignas.

En el caso de los adultos mayores, las políticas sociales juegan un rol esencial. Según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, casi un 14% de las personas mayores vive en pobreza, muchas veces enfrentando dificultades para acceder a servicios básicos como salud y vivienda.

La pobreza también exacerba las desigualdades de género. En 2022, más del 65% de los hogares encabezados por mujeres en situación de pobreza no alcanzaban los ingresos necesarios para cubrir una canasta básica total. Las mujeres, especialmente aquellas que son jefas de hogar, enfrentan barreras adicionales para acceder a empleo formal y redes de apoyo, perpetuando su exclusión y vulnerabilidad.

Por otra parte, las propuestas basadas en el pensamiento económico ortodoxo, que confían en la "mano invisible" del mercado para corregir desigualdades, han demostrado ser insuficientes. En lugar de reducir las inequidades, tienden a profundizarlas al desincentivar la intervención estatal en políticas redistributivas.

Es urgente un cambio de paradigma para enfrentar esta problemática. Reconocer la pobreza como una prioridad central en la agenda política y social es el primer paso hacia su erradicación. Las políticas públicas inclusivas, basadas en evidencia y con un enfoque de derechos, son indispensables para construir una sociedad más justa, equitativa y solidaria.

Andrés Vallone es diputado nacional (MC) 

Trump regresa a la Casa Blanca, ¿nace un nuevo orden mundial?

Los posibles impactos globales del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, destacando su enfoque proteccionista y antiglobalista.

Por Andrés Vallone

El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos promete un cambio drástico en el panorama global. Su asunción ocurre en un contexto más complejo que en 2016, con dos guerras activas —Ucrania y Medio Oriente— y un creciente conflicto geopolítico entre Estados Unidos y China. Según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), el gasto militar global alcanzó los 2,24 billones de dólares en 2023, con Estados Unidos liderando con el 39% del total. Trump deberá navegar estas aguas turbulentas con una visión proteccionista y anti-globalista que desafía el statu quo.

Ucrania y el desafío de un Acuerdo

Trump ha criticado duramente el papel de la OTAN en la guerra de Ucrania, señalando que "conmigo, esta guerra nunca habría comenzado". Bajo su mandato, es probable que se reduzca el apoyo financiero y militar a Kiev, un factor que podría obligar a Ucrania a aceptar una redistribución territorial en favor de Rusia. Sin el respaldo de Washington, el presupuesto militar de Ucrania —que representa más del 20% de su PIB en 2023— será insostenible, consolidando la influencia rusa en Europa del Este.

Europa en la encrucijada

La posible retirada de Trump del apoyo irrestricto a la OTAN podría dejar a Europa en una crisis estratégica. Emmanuel Macron ha pedido mayor autonomía para la Unión Europea, pero la falta de liderazgo sólido, tras la salida de Angela Merkel, dificulta esta transición. Al mismo tiempo, el ascenso de partidos radicales en Alemania y Francia amenaza con fracturar aún más al continente. Mientras tanto, líderes como Viktor Orbán en Hungría podrían promover una reconciliación entre Washington y Moscú, acentuando las divisiones internas de la UE.

Oriente Medio y la alianza con Israel 

En Oriente Medio, Trump enfrenta un conflicto aún más complicado. Su relación con Benjamín Netanyahu sugiere un respaldo incondicional a Israel, cuya coalición de gobierno depende del conflicto con los aliados de Irán. Desde 2020, el gasto militar israelí ha crecido un 7%, alcanzando los 23.400 millones de dólares, pero la presión internacional para limitar los ataques en Gaza será un desafío para Trump, que deberá equilibrar su apoyo histórico con la estabilidad regional.  

América Latina, la incógnita del Sur  

En el sur del continente, Trump parece enfocado en los temas migratorios, especialmente con México y Centroamérica. Sin embargo, su política hacia Venezuela, más pragmática que ideológica, buscará garantizar la estabilidad económica, especialmente para empresas como Chevron, que en 2023 renovó contratos por 3.000 millones de dólares con el gobierno de Maduro. Esto plantea un escenario más de negociación que de confrontación directa con Caracas.

China, la inevitable confrontación  

La tensión con China será un tema central. En 2023, el comercio bilateral alcanzó los 690.000 millones de dólares, pero con un déficit de 383.000 millones en contra de Estados Unidos. Trump, con su enfoque proteccionista, buscará reducir esta brecha mediante aranceles más agresivos, lo que probablemente exacerbe las tensiones comerciales y tecnológicas entre ambas potencias.

América Latina en el Nuevo Orden

El rol de líderes como Javier Milei en Argentina o Jair Bolsonaro en Brasil será limitado. Aunque Milei busca alinearse con la agenda de Trump, Estados Unidos ha dado señales de que Argentina no será una prioridad estratégica. En cambio, Brasil, bajo Lula, continuará como un actor clave en los BRICS, aunque el regreso de Bolsonaro al escenario político, impulsado por presiones externas, podría cambiar las dinámicas regionales.

Orden Mundial, más fragmentado

El segundo mandato de Trump podría acelerar la transición hacia un mundo más multipolar y fragmentado. Su enfoque anti-globalista priorizará acuerdos bilaterales por encima de estructuras multilaterales, como el Pacto de París o la ONU. En este contexto, la rivalidad con China, la presión sobre Europa y la reconfiguración de alianzas en Oriente Medio definirán una nueva era de tensiones y realineamientos geopolíticos.

El día que los trabajadores liberaron a Perón

A propósito del 17 de Octubre, el autor lo evoca no solo como un hito en la historia argentina, sino también como un símbolo del poder de la movilización popular.

Por Andrés Vallone

El 17 de octubre de 1945, una marea de trabajadores y simpatizantes del entonces coronel Juan Domingo Perón tomó las calles de Buenos Aires en una movilización que cambiaría para siempre el rumbo político de Argentina. Aquel día, que se conmemora como el Día de la Lealtad, marcó el surgimiento del peronismo como una fuerza imparable en la política nacional, consolidando la relación entre Perón y la clase trabajadora.

El país vivía un momento de gran tensión social y política. Tras la Revolución de 1943, que había derrocado al gobierno democrático de Ramón Castillo, Argentina quedó bajo el mando de un gobierno militar. En medio de esta inestabilidad, Juan Domingo Perón emergió como una figura clave, inicialmente ocupando el cargo de Secretario de Trabajo y Previsión Social, desde donde impulsó políticas favorables a los trabajadores que le granjearon un apoyo masivo en los sectores populares.

Durante su gestión, Perón promovió derechos laborales inéditos hasta entonces, como el establecimiento de las vacaciones pagas, el salario mínimo y mejoras en las condiciones laborales. Su discurso, que apelaba a la justicia social y a la inclusión de las clases postergadas, le ganó tanto admiración como enemigos. Los sectores más conservadores del ejército y la élite política veían con desconfianza su creciente popularidad y su alianza con los sindicatos.

La caída y arresto de Perón

La situación se volvió crítica en octubre de 1945. Las fricciones internas en el gobierno militar, alimentadas por el temor a la consolidación de Perón como líder indiscutido, llevaron a su destitución. El 8 de octubre, durante la celebración de su 50 cumpleaños, el general Eduardo Ávalos, uno de los hombres fuertes de la dictadura, exigió la renuncia de Perón a sus cargos como vicepresidente, secretario de Trabajo y secretario de Guerra.

Perón, al reconocer el clima adverso, optó por dirigirse a los líderes sindicales el 10 de octubre, en lo que parecía una despedida política. Sin embargo, sus palabras fueron un llamado a la resistencia. Ese mismo día, los gremios comenzaron a organizarse para defender a su líder. La tensión se acrecentó cuando, el 13 de octubre, Perón fue arrestado en su residencia de la calle Posadas y trasladado a la prisión en la isla Martín García, una medida que desató aún más el descontento popular.

Desde la isla, Perón mantuvo contacto con su pareja, Eva Duarte, en una carta que reflejaba su esperanza en el futuro: “Tesoro mío, tené calma y aprendé a esperar. Esto terminará y la vida será nuestra. Con lo que yo he hecho estoy justificado ante la historia, y sé que el tiempo me dará la razón”.

 La movilización del 17 de octubre

Los días siguientes al arresto de Perón fueron decisivos. Las organizaciones sindicales, encabezadas por figuras como Cipriano Reyes y Luis Gay, comenzaron a preparar una huelga general. El 17 de octubre, desde temprano en la mañana, columnas de trabajadores provenientes de las zonas industriales del Gran Buenos Aires empezaron a movilizarse hacia la Plaza de Mayo, desafiando la represión y el cerco militar que intentaba evitar su avance.

Los manifestantes, muchos descalzos y cubiertos de barro tras cruzar el Riachuelo, marcharon con determinación hacia el corazón del poder. La Plaza de Mayo, que hasta ese momento había sido un símbolo de la clase política tradicional, se convirtió en el epicentro de una revolución social. El clamor por la liberación de Perón resonaba con fuerza: "¡Queremos a Perón!" era el grito unificado de miles de trabajadores.

Ante la presión incontrolable, el presidente de facto, Edelmiro Farrell, no tuvo más opción que liberar a Perón. Esa misma noche, Perón se dirigió a la multitud desde los balcones de la Casa Rosada. En su discurso, habló del poder de la clase trabajadora y la importancia de la unidad: “La verdadera fuerza es la conciencia del pueblo trabajador, que hará grande e inmortal a la patria”.

El legado del 17 de octubre

El Día de la Lealtad se convirtió en el mito fundacional del peronismo. Más que una simple movilización, representó el triunfo de una nueva forma de hacer política, basada en la alianza entre el Estado y los trabajadores. Este día consolidó a Juan Domingo Perón como el líder indiscutido de un movimiento que cambiaría la estructura social y económica de Argentina.

Perón y Eva Duarte, posteriormente conocida como Evita, formarían una dupla carismática que profundizaría las conquistas sociales para los sectores populares. La fundación del Partido Justicialista en 1947 institucionalizó un movimiento que aún hoy sigue siendo una fuerza política de gran relevancia.

El 17 de octubre no solo se recuerda como un hito en la historia argentina, sino también como un símbolo del poder de la movilización popular. El peronismo, con su mezcla de justicia social, nacionalismo y participación popular, se convirtió en un fenómeno sin precedentes que transformó la política argentina y dejó una huella profunda en la identidad del país.

Universidades, ¿el principio del fin del proyecto político libertario?

La caída en las encuestas del presidente Javier Milei ha encendido alarmas sobre la viabilidad de su gobierno a mediano y largo plazo, especialmente tras haber tocado un tema tan sensible como la universidad pública y gratuita.

Por Andrés Vallone

En los primeros meses de su mandato, Milei había logrado mantener una imagen de cambio y ruptura con la política tradicional, lo que le permitió alcanzar un 55% de aprobación, según encuestas de Poliarquía. Sin embargo, su popularidad comenzó a declinar tras anunciar su intención de reformar profundamente el sistema educativo, proponiendo medidas como la privatización o un sistema de vouchers. Esto provocó una caída de 10 puntos, situando su aprobación en un 45%, reflejando un rechazo generalizado hacia su postura sobre las universidades, una institución central en el imaginario colectivo argentino.

El impacto de estas propuestas ha sido especialmente fuerte entre la población universitaria y los jóvenes. De acuerdo con un informe de la consultora Opinaia, más del 70% de los estudiantes universitarios, que en su mayoría asisten a universidades públicas, se oponen a las reformas planteadas por Milei. Este descontento se ha traducido en protestas estudiantiles en varias universidades del país, donde la educación gratuita y accesible se considera un derecho fundamental. La universidad pública en Argentina no solo es un espacio de formación académica, sino también un motor de movilidad social, particularmente para los sectores de bajos ingresos que, de otra manera, no podrían acceder a estudios superiores. Este es un tema que resuena profundamente en el electorado, con más del 60% de la población apoyando firmemente el sistema de educación universitaria gratuita, según un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Las implicaciones políticas de este malestar podrían ser devastadoras para el futuro electoral de Milei. Los jóvenes, que en gran medida fueron clave para su ascenso al poder gracias a un voto disruptivo, ahora parecen estar distanciándose de su figura. Datos recientes indican que la aprobación de Milei entre personas de 18 a 25 años ha disminuido un 15%, y más del 65% de este grupo considera la defensa de la educación pública como una prioridad en las próximas elecciones. Si el presidente no logra reconectar con estos votantes, podría enfrentar serias dificultades en los próximos comicios legislativos y, eventualmente, en una posible reelección presidencial. La pérdida del apoyo juvenil no solo debilita su base electoral, sino que también proyecta una imagen de desconexión frente a un sector clave para cualquier proyecto político a futuro.

En este contexto, el gobierno de Milei podría volverse aún más frágil en los próximos años. Aunque mantiene el respaldo de ciertos sectores liberales, el creciente rechazo en torno a la educación pública podría consolidar una oposición más organizada y extensa. El riesgo para Milei es que, al tocar un tema tan sensible como el de la educación sin calcular adecuadamente el impacto sobre la clase media y los jóvenes, podría desencadenar una "bola de nieve" de descontento. Este descontento, además, podría sumar otras problemáticas como la situación de los jubilados, las privatizaciones, la pobreza, la recesión económica y el creciente desempleo.

Venezuela no se rinde y apuesta a la esperanza democrática

El exdiputado nacional detalla la crisis humanitaria que vive el país caribeño y las posibilidades que le asisten a la oposición para llegar finalmente al poder.

Por Andrés Vallone

Algo está ocurriendo en Venezuela, y es algo bueno: huele a cambio. María Corina Machado, valiente líder con una larga trayectoria de oposición, ha logrado congregar a un pueblo que llena las calles de todo el país para superar pacíficamente en las elecciones del 28 de julio al régimen que ha imperado durante un cuarto de siglo.

El atropello sufrido por Machado al invalidarse su candidatura no hizo más que fortalecer su legitimidad. Ahora marcha junto a su candidato Edmundo González (un diplomático y académico de 74 años, el hombre de la oposición que no fue vetado). Todas las encuestas creíbles los favorecen, aunque el panorama está marcado por la violencia, las amenazas y un altísimo riesgo de fraude.

Ocho millones de venezolanos han tenido que emigrar, y solo 70 mil podrán votar desde sus nuevos destinos debido a las trabas impuestas por el Gobierno de Maduro para evitar un aluvión de votos en contra. Sin embargo, el valiente pueblo ha tomado conciencia del saldo real del régimen, no a través de estadísticas, sino de una manera desesperada y directa. Así lo expresan a María Corina Machado en cada lugar que visita: desean que las familias se reúnan y que las abuelas conozcan a sus nietos; anhelan un alivio a la miseria, la represión y la inseguridad; quieren que la libertad y la concordia abran paso a la reconciliación nacional.

Las estadísticas son dramáticas y contundentes: prueban que la destrucción de Venezuela no comenzó con la muerte de Chávez, sino que es obra de ambos, Chávez y Maduro, el original y su caricatura. En 1998, el PIB per cápita de Venezuela era el segundo mayor de América Latina. Hoy es inferior al de Haití. En aquel año, bajo la empresa estatal PDVSA, la producción petrolera alcanzó los 3,5 millones de barriles diarios. Hoy produce solo 0,75 millones.

La crisis humanitaria se refleja en cifras alarmantes. Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) de 2021, el 94,5% de los hogares venezolanos vive en pobreza y el 76,6% en pobreza extrema. La desnutrición infantil afecta a más del 30% de los niños menores de cinco años. La hiperinflación ha destruido el poder adquisitivo de los venezolanos, con una inflación acumulada de más de 2.000.000% entre 2017 y 2021, según el Banco Central de Venezuela.

La infraestructura y los servicios, como la educación y la salud, han colapsado enteramente. La tasa de mortalidad materna aumentó un 65% entre 2015 y 2016, y la mortalidad infantil se incrementó un 30% en el mismo período, según datos del Ministerio de Salud. El éxodo masivo es otra muestra del colapso: más de 8 millones de venezolanos (25% de la población) viven desperdigados en América Latina, Norteamérica y Europa, según datos de la ONU.

Solo 3 días separan el dolor, la exclusión, los abusos y el régimen antidemocrático de la esperanza, la libertad y el derecho democrático que todos los pueblos merecen. ¡Venezuela no puede ser la excepción!

Andrés Vallone- Analista Político

Dir. Vallone &Asociados Consultores