Con un crecimiento del 14% previsto para 2025, el sector minero argentino se consolida como generador de divisas, empleo e inclusión. Oro, litio y plata lideran las exportaciones, mientras el país escala posiciones en el mapa global de exploración. Sin embargo, persisten desafíos logísticos y de infraestructura.
La minería argentina se consolida como un pilar estratégico para las economías regionales, con fuerte impacto en generación de divisas, empleo y desarrollo local. Según Nadav Rajzman, jefe de Economía de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), el sector proyecta exportaciones por US$5088 millones en 2025, lo que representa un incremento del 14% respecto a 2024. El oro (70%), el litio (14%) y la plata (12%) encabezan el ranking de productos exportables, consolidando un balance comercial superavitario. “La minería siempre deja dólares”, afirmó Rajzman, al destacar que el sector retiene más divisas en el país que las que destina a dividendos o pagos de deuda externa.
En provincias como Catamarca (87,8%), San Juan (81,2%), Santa Cruz (80,5%), Jujuy (75,4%) y Salta (37,9%), la minería domina el perfil exportador, transformando estas regiones en verdaderos motores económicos. El impacto va más allá de los números: el sector emplea a 40.000 personas de forma directa y a cerca de 100.000 de manera indirecta. Además, muestra avances en inclusión: en 2024, el 12,5% de los trabajadores fueron mujeres, lo que representa un aumento interanual del 10,6%.
El litio y el cobre posicionan a Argentina como actor relevante en la transición energética global. Actualmente hay siete operaciones de litio en marcha y seis proyectos de cobre de clase mundial en etapas avanzadas, lo que atrae inversiones internacionales. Argentina es el décimo productor mundial de plata y concentra el 2,5% de las reservas globales. Además, escaló al sexto lugar como destino mundial para presupuestos de exploración, con más de 60 proyectos que representan inversiones potenciales por US$33.000 millones. “Estamos viendo un gran interés en el sector”, remarcó Rajzman.
No obstante, el crecimiento enfrenta obstáculos. La infraestructura deficiente, especialmente en transporte, limita la escalabilidad de los proyectos. La reactivación del Belgrano Cargas aparece como una prioridad, aunque el financiamiento sigue siendo un desafío en un contexto de austeridad fiscal.
Otro aspecto destacado por Rajzman fue el ecosistema de proveedores: se requieren unos 800 en las etapas de exploración y construcción, y 550 en operación, en su mayoría locales. Esto subraya la necesidad de una logística eficiente para sostener el suministro de insumos.
Las proyecciones para 2030 son ambiciosas: triplicar las exportaciones hasta alcanzar los US$15.000 millones y duplicar el empleo a 200.000 puestos, muchos de ellos en zonas alejadas de los grandes centros urbanos. Este crecimiento no solo aportará divisas, sino que también fortalecerá comunidades locales, con foco en inclusión y desarrollo sostenible. Para que ese potencial se materialice, será clave superar los desafíos logísticos y garantizar estabilidad regulatoria.