En la suerte de Javier Milei se juega el futuro de los argentinos: la moneda está en el aire

Por Carlos Castellani. Un llamado a apoyar esta cruzada sin egoísmos, solo por el bien de nuestro país, desde adentro o desde afuera de las filas del Gobierno.

Por Carlos Castellani

El mandato presidencial de Javier Gerardo Milei como presidente de la Nación argentina, trae consigo la esperanza del renacimiento de nuestra querida Argentina.

Comienza una nueva era, no solo un mandato  presidencial. 

Una época donde el debate sano ha logrado penetrar en los distintos estamentos de la sociedad argentina.

Las ideas de la libertad, de la defensa de las instituciones y de la actividad privada como columna vertebral de nuestro país y como generadora de la riqueza y del empleo genuino finalmente caló en la sociedad a través de nuestro presidente elegido y de algunos muy buenos difusores más, que revalidaron estas ideas en los últimos tiempos, afortunadamente con gran eficacia.

Recuerdo las luchas de muchos de nosotros cuando decir la palabra liberal no tenía buena prensa.

Afortunadamente eso ha cambiado.

Falta plasmar en la realidad esas políticas con la eficacia que dan la austeridad y el desarrollo de las fuerzas productivas y la movilidad social en nuestro país.

Fundamentalmente de la mano del combate definitivo contra la inflación y la inseguridad, principales flagelos de la decadencia de nuestra sociedad.

Es necesario que todos apoyemos esta cruzada sin egoísmos, solo por el bien de nuestro país, desde adentro o desde afuera de las filas del Gobierno.

Será un bien para todos y para bien de nuestro país, con una inserción internacional que el mundo viene esperando de nuestro país ya también será muy necesario e importante para el mundo que viene.

Javier Milei tiene ideas muy claras y determinantes sobre lo que hay que hacer. Es un liberal desde adentro y tiene grandes posibilidades de llevar a la Argentina a estar ubicada  nuevamente como un gran país.

Argentinos a las cosas.

*Diputado de la Nación Argentina (MC)

Losada valoró la tarea de quienes hacen que Santa Fe “no se haya fundido”

Recorrida de campaña de la precandidata a gobernadora santafesina, en la que lanzó dardos filosos contra quienes gastan “millones” en una campaña de desprestigio.

Especialmente invitada por el precandidato a senador provincial Carlos Castellani, la precandidata a gobernadora de Santa Fe de Juntos por el Cambio Carolina Losada visitó la planta industrial de Apache, recorrió el campo en la localidad santafesina de Las Parejas, luego se dirigió  a un campo para hablar con productores y terminó en el Bar “Victoria”, donde recibieron al célebre arquero “Pato” Abondanzieri.

Losada arribó a Las Parejas, donde la esperaba Carlos Castellani, titular de Apache SA y precandidato a ocupar la banca por el departamento Belgrano en la Cámara alta provincial, cerca del mediodía.

En el arranque mismo de la visita, Losada mostró su impronta: comenzó por el campo, y siguió por la fábrica de Castellani. Campo e industria; “la gente que hace que esta provincia todavía no se haya fundido”, afirmó sin rodeos la periodista.

Hablando permanentemente del apoyo a la producción como objetivo de su eventual gestión, enumeró importantes déficits en la infraestructura pública que debería hacer de soporte a la inversión privada, desde los aspectos más básicos; caminos por ejemplo, hasta los más complejos como son el marco legal y la seguridad.

La senadora nacional también disparó algunos dardos filosos a quienes gastan “millones” en una campaña de desprestigio permanente, “que luego aparecen vinculados en audios con policías presos por narcotráfico”. También advirtió a quienes tuvieron la posibilidad de hacer algo y no lo hicieron “que no se laven la carita, y nos vengan a decir que ahora lo van a hacer”.

Por su parte Castellani agradeció la visita de Losada, sobre quien dijo que está muy entusiasmado por ser alguien que viene fuera de la política. También habló del rol del Estado, y de la necesidad de que se administre correctamente para poder dejar lugar a la inversión privada verdadera generadora del crecimiento económico. A la hora de hablar sobre los cargos públicos, apeló a un proyecto de ley de su autoría sobre la duración de los mismos: “todos los cargos deberían tener una reelección, no ser indefinidos, pero tampoco uno solo como es el caso actual de la gobernación”. Por otro lado, también se mostró proclive a que el Poder Legislativo vaya hacia un sistema unicameral.

En la Argentina no tenemos moneda

Por Carlos Alberto Castellani. El exlegislador sostiene que la soberanía de un país comienza por tener moneda propia. Siempre. Y para siempre.

La Argentina está atravesando serios y estructurales problemas económicos.

El principal, de más larga data y que afecta a todas las demás variables, es la inflación exagerada y perversa que se traduce en una definición categórica:

No tenemos moneda.

Como muchas otras veces, donde finalmente la salida ha sido un cambio de signo monetario, una brusca devaluación o, como en algún otro país mal administrado, la dolarización. Con todos los graves problemas que acarrean para los habitantes y el país mismo, el empobrecimiento.

El peso argentino cada día vale menos.

Un billete de 100 pesos argentinos equivale a 30 centavos de dólar y nuestro billete de máximo valor,  el de 1000, son 3 dólares. Entonces cada sector se defiende de ese mal con las herramientas que tiene o encuentra.

Por ejemplo, los productores agropecuarios eligen resguardar el valor en el grano y no liquidar hasta que le sea necesario para no transformar su tenencia en un volátil elemento que no respalda mínimamente el producto de su transacción.

Igual que un trabajador, mujer u hombre, que con su sueldo no puede ahorrar y pensar aunque sea en una pequeña inversión.

Sostengo que la soberanía de un país comienza por tener moneda propia. Siempre. Y para siempre.

Una persona necesita tener un valor de cambio que le sea medianamente constante, en cualquier país del mundo.

En la gran mayoría de los países existe. Se llama estabilidad económica, necesaria para toda planificación de una persona, de una familia, de una empresa, de un país. Cada una de estas individualidades e instituciones compuesta todas por seres humanos  tiene una sana ambición: querer crecer.

Un país debe permitirlo, es su principal función: estabilidad política, económica y judicial.

La primera significa democracia sin reglas cambiantes o acomodaticias.

La segunda, simplemente, una sana administración: gastar menos de lo que se recauda. No emitir moneda sin respaldo.

La tercera, una justicia sana, ejemplar como debe ocurrir en cualquier país.

La actividad privada es la columna vertebral de un país: genera trabajo y riqueza genuina.

Debemos gratificarnos cuando crece, le va bien y genera trabajo que es la salud mental y física de los argentinos. Ello motoriza al país, que deberá pensar en no trabar el crecimiento sino apoyarlo.

Con menos gastos improductivos, aliviando la presión impositiva y animando  a invertir ya que el ser humano tiende y quiere eso.

La presión impositiva y el pie del Estado sobre los productores provocan como es lógico una retracción de la actividad y productividad del sector. Cuando esa presión se alivia o se libera, la respuesta natural del sector es automática y por su propia lógica la actividad de los productores privados se acelera y por ejemplo, la liquidación de divisas toma fuerzas.

Lo vimos en esta oportunidad que los productores pudieron comercializar a un precio más acomodado y las arcas del Estado aliviaron su situación.

Una menor voracidad fiscal redunda finalmente en una mejora no solo para los productores del  campo, sino que anotan cifras récord de recaudación para el Estado.

Por supuesto se debe tender a que toda la economía responda a esa política y no que sean sólo momentos para un sector y cuando el Estado lo precise.

Debe ser una política general de siempre y no de emergencia.

En esta oportunidad, el llamado Programa de Incremento Exportador (PIE), conocido como “dólar soja” a $ 200, permitió recaudar 8.123 millones de dólares y alcanzar resultados muy importantes:

44.622 productores, tanto individuos como empresas,  comercializaron 13.725.198 toneladas de soja desde el 5 al 30 de septiembre.

Las cifras y la realidad demuestran esa relación directamente proporcional entre baja de presión impositiva y aumento de la recaudación estatal.

Por último, cuando la Argentina tome la decisión de abandonar la emisión monetaria que destruye el valor de la moneda, no solo los productores agropecuarios, sino la sociedad toda gozará de los beneficios de vivir sin inflación y verá en su moneda una reserva de valor.

Exdiputado nacional y provincial por la UCeDé. Presidente de la Fundación Pensar Santa Fe