Creí que era el banco: En minutos, me vaciaron la cuenta

El experto en Ciberseguridad en ZMA IT Solutions se adelanta a las problemáticas virtuales y explica que "ser víctima de una estafa digital no es solo una pérdida económica, es también un golpe emocional".

Por Maximiliano Ripani

Hoy casi todo pasa por el celular: el banco, las compras, los trámites, el trabajo y hasta la vida social. Pero esa comodidad tiene un costo, el riesgo de ser engañados con una simple llamada o un mensaje que parece real. Ya no hay que ser “ingenuo” ni visitar páginas sospechosas para caer en una trampa digital. Hoy cualquiera puede ser víctima. La pregunta dejó de ser cómo evitar ser estafado y pasó a ser: ¿qué hago ahora que me estafaron?

En Argentina, las cifras lo confirman. En 2024 se registraron más de 34.000 denuncias por estafas virtuales, un 21 % más que el año anterior (Ushuaia24). El 63 % de los delitos informáticos denunciados corresponde a fraudes en línea, y el 76 % de los argentinos asegura haber sido víctima o conocer a alguien que lo fue (ITSitio, La Popu). Las estafas vinculadas a plataformas financieras crecieron 43 % en solo un año (TN Tecno). Son números que asustan, pero sobre todo, historias reales: personas que perdieron dinero, datos o su identidad digital en cuestión de minutos.

La mayoría se da cuenta tarde. Un mail confirmando una compra que nunca se hizo, una transferencia extraña, un aviso de bloqueo del banco. Primero llega la sorpresa, luego la culpa y el miedo. Pero lo importante en ese momento no es lamentarse, sino actuar. Las estafas digitales son como incendios, cuanto antes se interviene, más chances hay de contenerlas. No hay que borrar mensajes ni correos, porque cada detalle puede servir como prueba. Si el fraude involucra cuentas bancarias, tarjetas o billeteras virtuales, lo urgente es contactar a la entidad, pedir el bloqueo inmediato y obtener un número de reclamo. Ese dato será esencial si luego se hace una denuncia formal. En paralelo, conviene cambiar todas las contraseñas, desde el correo y las redes sociales hasta las aplicaciones financieras, y activar la autenticación en dos pasos, una herramienta que agrega una capa extra de seguridad.

Denunciar no es una pérdida de tiempo, es la única forma de convertir un hecho personal en una acción colectiva. En Argentina, las estafas digitales se investigan como delitos informáticos. La denuncia puede hacerse en la comisaría más cercana o, si existe, en una fiscalía especializada. También se puede acudir a la División de Delitos Tecnológicos de la Policía Federal. Cuando la estafa involucra bancos o billeteras digitales, además se debe presentar un reclamo formal ante la entidad. Si no hay respuesta, el Banco Central de la República Argentina actúa como mediador. En el caso de plataformas como WhatsApp, Mercado Libre o redes sociales, también es importante reportar los perfiles falsos o publicaciones engañosas para evitar nuevas víctimas.

La posibilidad de recuperar el dinero dependerá del tipo de estafa y de la rapidez de la reacción. Si la transferencia fue reciente, algunos bancos logran frenarla o revertirla. En los casos de tarjetas, la Ley de Tarjetas de Crédito protege al usuario si reclama dentro de los 30 días. Pero cuando el engaño implica una transferencia voluntaria, aunque haya sido inducida, la situación se complica y muchas veces la recuperación depende de una investigación judicial. De todos modos, denunciar siempre vale la pena: varias bandas fueron desmanteladas gracias a la acumulación de reclamos individuales.

En el mundo digital, las pruebas son distintas. No se trata de huellas ni cámaras, sino de mensajes, direcciones IP, correos, registros de conexión y capturas. Conservarlos es clave. Un error común es borrar los mensajes o bloquear la cuenta estafadora. Sin embargo, cada mensaje puede ser la pieza que permita rastrear el origen del ataque. Las capturas deben incluir la fecha, la hora y la dirección web completa, y siempre que sea posible conviene guardar los archivos originales. Tampoco hay que intentar contactar al estafador. Eso puede complicar la investigación. Hoy existen laboratorios forenses digitales capaces de reconstruir toda la ruta del fraude a partir de esos rastros.

Cada estafa deja una enseñanza. La mayoría no depende de tecnología avanzada, sino de manipulación emocional. Los delincuentes saben cómo generar urgencia, miedo o confianza. Un mensaje que dice “bloquearemos tu cuenta en 30 minutos”, un supuesto familiar pidiendo ayuda o una oferta de trabajo irresistible son ejemplos clásicos. Por eso la educación digital es la mejor defensa. Aprender a detectar señales de alerta, errores en los textos, direcciones raras, pedidos inusuales o promesas exageradas, puede evitar enormes pérdidas. En las empresas, además, esta educación debe ser institucional. Un empleado entrenado para reconocer un intento de fraude puede salvar a la organización de un daño millonario.

Tras la denuncia y el bloqueo de cuentas, llega el momento de reconstruir la seguridad. Es recomendable revisar qué servicios podrían haber sido comprometidos, cambiar todas las contraseñas y, si se usaban iguales en distintos sitios, reemplazarlas por claves únicas y seguras. Los gestores de contraseñas son una buena opción para hacerlo de forma práctica. Activar la autenticación en dos pasos en servicios como Gmail, WhatsApp, Instagram o los bancos es otra medida clave. También conviene ajustar la privacidad en redes sociales, reduciendo la exposición de datos personales que puedan ser usados en futuros engaños. Y nunca hay que descuidar las actualizaciones: los sistemas operativos y las apps lanzan constantemente parches que corrigen vulnerabilidades.

Cuando la estafa afecta a una empresa, el impacto es mayor. En los últimos años, muchas pymes argentinas sufrieron fraudes como el “engaño del CEO”, en el que un delincuente suplanta la identidad del director general y pide transferencias urgentes. Ante una situación así, la empresa debe actuar como ante un incidente de seguridad: aislar los equipos comprometidos, contactar a especialistas en ciberseguridad, cambiar contraseñas y notificar a los clientes si hay riesgo de filtración de datos. Existen servicios especializados que ayudan a analizar el ataque y prevenir que vuelva a ocurrir.

Uno de los mayores temores tras una estafa es que los datos personales queden expuestos. Si eso ocurre, se puede denunciar ante la Agencia de Acceso a la Información Pública (AAIP), responsable de la protección de datos personales. También se pueden pedir a las plataformas la eliminación de perfiles falsos o publicaciones relacionadas con la víctima. En algunos casos extremos, puede ser necesario solicitar la reemisión del DNI o de tarjetas si hay riesgo de suplantación de identidad.

El fraude digital no deja de crecer. Más del 76 % de los argentinos asegura haber enfrentado alguna estafa o intento de fraude en línea, y las transacciones digitales ya representan más del 80 % de las operaciones bancarias del país (La Popu, La Trocha Digital). El avance de la inteligencia artificial hizo aún más difícil distinguir lo real de lo falso: hoy se pueden clonar voces, rostros o mensajes con una precisión que confunde incluso a los expertos.

Ser víctima de una estafa digital no es solo una pérdida económica, es también un golpe emocional. La sensación de haber sido engañado puede generar culpa o vergüenza, pero nadie está exento. Los delincuentes no buscan a los “ingenuos”, buscan a los distraídos. Y todos lo somos en algún momento. Lo importante es no quedarse en silencio: denunciar, compartir la experiencia y aprender. Cada testimonio ayuda a otros a estar alertas.

En definitiva, la ciberseguridad no se trata solo de tecnología, sino de conducta. Se trata de actuar con prudencia, verificar antes de confiar y reaccionar rápido ante cualquier señal de alerta. Nadie puede garantizar que nunca será engañado, pero sí que, con información y preparación, el daño puede ser mucho menor. La verdadera defensa no está en los programas ni en las contraseñas, sino en la capacidad de cada uno para reconocer el riesgo, proteger sus datos y cuidar lo más valioso: la confianza en el mundo digital.

Acerca de ZMA IT Solutions. Con más de 50 años de experiencia, ZMA IT Solutions es sinónimo de innovación y confianza en tecnología y ciberseguridad. Somos una empresa familiar que combina tradición y visión de futuro para ofrecer soluciones a medida, respaldadas por una red de más de 600 partners en todo el país. Brindamos software, servicios profesionales y capacitación que impulsan la transformación digital de empresas de todos los tamaños. Nuestra atención cercana y personalizada nos convierte en el aliado ideal para proteger, optimizar y hacer crecer tu negocio. En ZMA, transformamos desafíos tecnológicos en oportunidades de éxito.

Ciberseguridad: solo el 2% de las empresas están preparadas para una adopción controlada de la IA

Un nuevo informe de la empresa de tecnología F5 destaca que solo el 2% de las organizaciones globales están "altamente preparadas" para utilizar la IA de forma segura en sus operaciones.

El estudio, que recopila las perspectivas de 800 líderes y estrategas de TI a nivel mundial, confirma que, si bien un 96% de las organizaciones ya están implementando modelos de IA, la capacidad operativa para mantener estos sistemas es críticamente baja. Esto significa que, en su prisa por adoptar nuevas tecnologías, la mayoría de las empresas carece de una gobernanza robusta y de seguridad multi-nube, exponiéndose a riesgos considerables.

En Argentina menos de 10 empresas locales tienen hoy una postura clara y un plan de desarrollo de IA dentro de su corporación. “Lo que está pasando es un grado de informalidad muy grande, donde los empleados utilizan la IA de manera no estandarizada y fuera de la política de la compañía”, declara Bernabé Crena, especialista de F5 LATAM.

El Riesgo de una IA sin controles

A pesar de que el 71% de las empresas ya utiliza la Inteligencia Artificial para mejorar su propia seguridad, la ironía es que no lo están haciendo adecuadamente y quedan expuestas de todas formas. En ese sentido, los datos que propone F5 son alarmantes:

🔵 Protecciones insuficientes: solo el 31% de las organizaciones ha implementado firewalls de IA, y esta cifra desciende al 18% entre las empresas con preparación "moderada". Esto deja a la IA misma desprotegida ante ataques específicos.

🔵 Gobernanza de datos deficiente: apenas el 24% de las organizaciones etiqueta sus datos de forma continua. Esta falta de transparencia aumenta los riesgos de ataques adversarios, comprometiendo la integridad y privacidad de la información procesada por la IA.

🔵 Brechas multi-nube: los complejos entornos híbridos generan inconsistencias en la gobernanza, dejando flujos de trabajo y datos críticos expuestos a vulnerabilidades.

🔵 Superficie de ataque ampliada: la diversidad de modelos de IA, especialmente el uso de herramientas de código abierto (casi el 65% de los encuestados) sin los controles adecuados, incrementa exponencialmente la superficie de ataque para los ciberdelincuentes.

“Cualquier empresa que quiera usar IA para optimizar sus procesos se puede meter en un fango. En el momento en que se brinda información sensible de la compañía a una IA, hay riesgos que se corren”, asegura Crena. Detalla que, en Estados Unidos, donde se prevé que el mejor programador a finales del 2025 va a ser una IA, los gerentes aun así prefieren programadores humanos para evitar que el código sea elaborado por una máquina cuyas intenciones son desconocidas.

Cómo es la situación a nivel nacional

La brecha global en la preparación para el uso de la IA se agudiza en Argentina, donde la informalidad y el desconocimiento de los riesgos son alarmantes. Según Bernabé Crena solamente el 0, 01% de las empresas nacionales tiene un plan a la hora de usar IA.

El especialista ilustra este peligro con un ejemplo: "un gerente de una empresa de transporte buscaba optimizar rutas de entrega y alimentó a una IA muy conocida con una gran cantidad de información sensible de la compañía. Lo mostró como un logro, sin darse cuenta de que exponía datos críticos sin una postura de seguridad correcta”.

"Los chatbots, aunque avanzados, son fácilmente engañables. Por más que un usuario esté logueado con doble factor de autenticación, un cibercriminal podría convencer al chatbot de que es otra persona y lograr, por ejemplo, transferencias no autorizadas”, advierte el ingeniero. También sugiere que “esto forma parte de los 10 ataques más perjudiciales que se están haciendo con modelos de IA en este momento, y es una de las razones por las que Argentina está tan detenida en el tema: por el miedo al desastre”.

A la vez, la situación se agrava por la falta de talento especializado en seguridad de IA en el país. "No solo en Argentina sino en el mundo, hay muy poca gente que sepa del tema. Al ser tan incipiente y cambiar tan rápido, las empresas necesitan un especialista que se dedique full-time a la seguridad de la IA, no un generalista. Hasta que eso no ocurra, los riesgos seguirán creciendo”, enfatiza el referente.

Recomendaciones de F5 para una IA Segura y Productiva

El Informe introduce el Índice de Preparación para la IA, se trata de un marco que evalúa los factores de madurez operativa. En este sentido, F5 destaca acciones esenciales para que las empresas mejoren la escalabilidad y seguridad de la IA y eviten resultados contraproducentes:

🔵 Diversificar modelos de IA: emplear tanto herramientas de pago como de código abierto, fortaleciendo la gobernanza para mitigar riesgos.

🔵 Integrar seguridad específica para IA: desplegar protecciones como firewalls de IA y formalizar la gobernanza de datos (ej. etiquetado continuo) para salvaguardar los flujos de trabajo.

🔵 Tratar la IA como una capacidad de plataforma: ver la IA como una función central e integrada que potencia toda la organización desde la seguridad.

El camino hacia una seguridad más inteligente y conectada

El director ejecutivo de Garnet Technology brinda un análisis referido a los riesgos en materia de seguridad electrónica. Además, augura un futuro con la posibilidad de transformar cómo vivimos, trabajamos y nos protegemos.

Por Diego Madeo

En 2025, la revolución tecnológica avanza a un ritmo sin precedentes, configurando un futuro más digital, sostenible e impulsado por la inteligencia artificial. Este desarrollo trae consigo oportunidades y desafíos que exigen un enfoque responsable y colaborativo.

En este marco, la seguridad electrónica se posiciona como un sector estratégico. Tecnologías como la inteligencia artificial, el internet de las cosas (IoT) y sistemas avanzados de videovigilancia están transformando la manera de proteger hogares, empresas y espacios públicos. La integración de estas herramientas no solo optimiza la eficiencia de los sistemas de seguridad, sino que permite anticiparse a riesgos, generando entornos más seguros y confiables.

La importancia de los semiconductores en la innovación tecnológica

Los semiconductores, considerados el motor de esta revolución tecnológica, son fundamentales en dispositivos de seguridad como cámaras, sistemas de control de acceso y soluciones de ciberseguridad. Aunque la industria enfrentó recientemente problemas de desabastecimiento, este desafío está siendo superado gracias a inversiones estratégicas y la expansión de capacidades productivas.

Asia sigue liderando la fabricación global, mientras que proyectos como el complejo de fábricas de Micron Technology en Estados Unidos están transformando el panorama, generando empleo y tecnologías más avanzadas. Chips más pequeños, eficientes y de menor consumo energético prometen revolucionar sectores clave, desde redes de comunicación como 5G hasta sistemas de monitoreo avanzados.

Por otra parte, la crisis global ha actuado como un acelerador para la innovación en seguridad electrónica. La creciente necesidad de proteger activos, personas y datos ha impulsado la creación de soluciones más inteligentes, accesibles y eficientes. Sistemas con inteligencia artificial, análisis predictivo y monitoreo remoto a través de aplicaciones están redefiniendo el sector. Estos avances no solo responden a las demandas de un mundo hiperconectado, sino que también preparan el terreno para una seguridad más proactiva, anticipándose a amenazas emergentes.

En Argentina, las empresas nacionales están jugando un papel clave, desarrollando productos innovadores que se ajustan a las necesidades específicas de hogares, comercios y grandes industrias. Además, la incorporación de inteligencia artificial y análisis predictivo en sistemas de seguridad está transformando la manera de prevenir riesgos, con aplicaciones que van desde el reconocimiento facial en tiempo real hasta la detección anticipada de intrusiones con reportes de eventos de alarmas en forma inmediata.

Estos avances tecnológicos no solo responden a la creciente demanda de seguridad, sino que también fomentan un ecosistema de desarrollo local, creando oportunidades laborales y promoviendo la formación de profesionales especializados en tecnología y ciberseguridad. Argentina, aunque enfrenta desafíos económicos, se posiciona como un mercado con gran potencial de crecimiento en el sector, demostrando que la innovación puede florecer incluso en contextos complejos.

Construyendo un futuro seguro y conectado

El futuro tecnológico no solo promete avances, sino también la posibilidad de transformar cómo vivimos, trabajamos y nos protegemos. En la seguridad electrónica, estas innovaciones ya están marcando un antes y un después, revolucionando la forma de abordar riesgos y fortaleciendo las conexiones entre las personas y su entorno.

Sin embargo, este progreso debe guiarse por principios éticos y humanos, asegurando que la tecnología no genere aislamiento social ni deshumanización. Con una mentalidad abierta y un compromiso con la innovación responsable, es posible construir un futuro en el que la tecnología impulse el desarrollo sostenible y el bienestar global, garantizando entornos más seguros para las generaciones venideras.

Esta transformación no se logrará de forma aislada; requiere un esfuerzo conjunto para aprovechar el potencial de la tecnología en beneficio de todos.

Crecen los intentos de ciberataques en Argentina

El director regional de G-CERTI plantea un panorama sobre protección de datos virtuales y señala que “uno de los mayores desafíos actuales es el robo de credenciales, que representa el 31% de las brechas de seguridad globales en los últimos diez años”.

Por Fernando Arrieta

El panorama de ciberseguridad en Argentina y el resto de Latinoamérica se está volviendo cada vez más complejo y preocupante. Según un reciente informe de Fortinet, Argentina registró más de 1,200 millones de intentos de ciberataques en el primer semestre de 2023, reflejando un incremento significativo respecto a años anteriores (GlobalRegInsights). Este número alarmante resalta la necesidad urgente de implementar estrategias robustas para proteger la información sensible y las infraestructuras críticas.

Desafíos y tendencias actuales

Uno de los mayores desafíos actuales es el robo de credenciales, que representa el 31% de las brechas de seguridad globales en los últimos diez años. Este vector de ataque, aunque menos conocido, es extremadamente peligroso y subraya la importancia de la gestión adecuada de la identidad y el acceso (GlobalRegInsights). Además, el aumento de actividades de ransomware y la proliferación de botnets y malware destructivo como los "wipers" han creado un entorno cada vez más amenazante para las organizaciones (GBS) (TechRobot).

Impacto de la pandemia y la digitalización

La pandemia ha acelerado la digitalización, exponiendo aún más nuestras vulnerabilidades frente a las amenazas cibernéticas. A medida que la demanda de productos electrónicos ha crecido, también lo ha hecho el riesgo asociado con la ciberseguridad. La industria de la seguridad electrónica, en particular, ha experimentado un incremento en la demanda de semiconductores, lo que ha agravado los problemas de suministro y aumentado los costos (TechRobot). Según la Administración de Comercio Internacional, las empresas argentinas invirtieron más de 108 millones de dólares en ciberseguridad en 2019, y se espera que esta cifra haya aumentado significativamente en los últimos años (Trade.gov).

Principales desafíos de ciberseguridad en Argentina

  1. Cada vez mayor sofisticación de los ciberataques: Los ciberdelincuentes están empleando métodos más sofisticados, incluidos ataques persistentes avanzados (APT), ransomware, phishing y ataques de ingeniería social, explotando vulnerabilidades en software y comportamiento humano (GlobalRegInsights) (GBS).
  2. Rápida transformación digital: La adopción de tecnologías digitales en sectores como servicios gubernamentales, finanzas, salud y educación ha ampliado la superficie de ataque, introduciendo nuevas vulnerabilidades con la integración de IoT, computación en la nube e inteligencia artificial (GlobalRegInsights).
  3. Escasez de profesionales cualificados en ciberseguridad: La demanda de expertos en ciberseguridad supera la oferta de profesionales cualificados. Esta brecha de talento es un desafío significativo para Argentina, ya que las organizaciones luchan por encontrar y retener personal capaz de gestionar y responder a las amenazas cibernéticas de manera efectiva (GBS).
  4. Desafíos regulatorios y de cumplimiento: Mantener el ritmo de las regulaciones y estándares nacionales e internacionales de ciberseguridad puede ser un desafío para las organizaciones argentinas. Garantizar el cumplimiento requiere esfuerzo y recursos continuos, particularmente a medida que las regulaciones evolucionan para abordar nuevas amenazas cibernéticas y preocupaciones sobre la privacidad (GBS).
  5. Conciencia y cultura de la ciberseguridad: A pesar de la creciente conciencia sobre los riesgos cibernéticos, una parte importante de la población y los empleados de las organizaciones carecen del conocimiento y los hábitos necesarios para proteger sus actividades en línea. Mejorar la concienciación sobre la ciberseguridad y fomentar una cultura de seguridad son desafíos constantes (Trade.gov).

Ciberseguridad en América Latina

La tasa de ciberataques en América Latina es alarmantemente alta. En los primeros seis meses de 2020, hubo aproximadamente 39 millones de ciberataques iniciados en la región (Trade.gov). Argentina, junto con México y Brasil, lidera en términos de porcentaje de usuarios de Internet afectados por malware (Trade.gov). Según Statista, en 2020 se reportaron más de 1,500 casos de delitos cibernéticos en Argentina, representando un aumento del 60% respecto al año anterior (Trade.gov).

Casos significativos de ciberataques en Argentina

  1. RENAPER: En octubre de 2021, un hacker violó la red del Registro Nacional de las Personas (RENAPER) y robó datos completos de identificación de toda la población. El hacker anunció la venta de los datos en plataformas sociales y publicó información de 44 celebridades, incluyendo a Lionel Messi y Sergio Agüero (TechRobot).
  2. Telecom Argentina: En julio de 2020, Telecom Argentina sufrió un ataque de ransomware que cifró unas 18,000 estaciones de trabajo. Los hackers exigieron un rescate de casi 7.5 millones de dólares (TechRobot).
  3. Dirección Nacional de Migraciones: En agosto de 2020, la Dirección Nacional de Migraciones fue atacada, causando un cierre temporal de las fronteras del país. Los hackers exigieron Bitcoins por valor de millones de dólares a cambio de la información robada (TechRobot).

Soluciones y certificaciones: ISO 27001

En este contexto, la certificación ISO 27001 se presenta como una herramienta esencial para establecer y mantener un sistema de gestión de seguridad de la información (SGSI) efectivo. Este estándar internacional ayuda a las organizaciones a identificar y gestionar riesgos, cumplir con las regulaciones aplicables y mejorar la confianza de los clientes y socios comerciales (GlobalRegInsights) (Trade.gov).

En G-CERTI, nuestro compromiso con la seguridad de la información es más relevante que nunca. Nuestra especialización en la certificación ISO 27001 nos permite proporcionar un marco sistemático para la gestión de la seguridad de la información, desde la evaluación inicial hasta la implementación de controles y auditorías internas. La adopción de la certificación ISO 27001 no solo mejora la capacidad de las organizaciones para resistir ciberataques, sino que también demuestra un compromiso con las mejores prácticas en seguridad de la información (Trade.gov).

Conclusión

La ciberseguridad es una responsabilidad compartida y es crucial que todos los actores, desde individuos hasta grandes corporaciones, tomen medidas proactivas para resguardar nuestra información y sistemas. En G-CERTI, continuamos trabajando para fortalecer nuestras defensas y brindar soluciones innovadoras que ayuden a las organizaciones a protegerse de estas amenazas crecientes. Contar con una certificación ISO 27001 es una ventaja competitiva significativa, no solo para cumplir con un estándar internacional, sino para construir una infraestructura resiliente que proteja los activos más valiosos de la organización: su información y la confianza de sus clientes.

Predicciones 2022 para la ciberseguridad

En el marco de un nuevo Día mundial de la Internet Segura, el laboratorio de F5 comparte las tendencias que se esperan para este año en materia de amenazas cibernéticas.

Con el objetivo de promover la concientización sobre los riesgos que implica el uso de la red y cómo prevenirlos, el segundo martes de febrero se conmemora el Día mundial de la Internet Segura. Como parte de sus campañas de divulgación sobre las amenazas a las que están sujetas las organizaciones y los individuos, F5 Labs realizó un detallado informe que pronostica cuáles serán las amenazas que se esperan para 2022, a fin de prevenir posibles ciberdelitos que afectan tanto a personas como a empresas con pérdidas millonarias. 

-Las Fintech serán fachadas para la recolección de credenciales 

Las empresas de tecnología financiera (fintech) añaden valor entre las instituciones financieras y los consumidores. Para que alguien pueda usar sus servicios, necesita habilitar conexiones entre la organización y todas sus cuentas financieras, lo que significa darle a la fintech los nombres de usuario y las contraseñas para todas las cuentas relevantes. Si bien algunas están bien establecidas y son de buena reputación, otras no dan garantías sobre el manejo de datos sensibles. En 2022, descubriremos que muchas de estas fintechs no eran más que una fachada para una organización criminal establecida con el objetivo de recoger nombres de usuario y contraseñas. 

-El ransomware se dirigirá a los ricos 

No es ningún secreto que el ransomware ha causado estragos en los últimos dos años. Los antecedentes ponen de relevo que es más útil pensarlo como una estrategia de monetización que como una forma de denegación de servicio; además los atacantes no tienen que averiguar qué hacer con los datos robados, sólo vendérselos a la víctima. 

Dados estos patrones, es sólo cuestión de tiempo antes de que alguien empiece a atacar a los extremadamente ricos en sus propias redes personales. Estos objetivos tienen claramente los medios para pagar el rescate, mientras que sus sistemas de información son -a menudo- poco complejos. 

-Las organizaciones tendrán más problemas con la seguridad de sus claves 

Recientemente, un intercambio de criptomonedas fue objeto de un robo de USD 200 millones en fichas de criptomonedas luego que la clave del intercambio fuera comprometida. Sin embargo, en 2021 estuvieron al alcance diversas nuevas opciones de almacenamiento de claves seguro, a través del aprovisionamiento de módulos de seguridad de hardware en la nube. Estas herramientas pueden ser costosas y requieren de una gran cantidad de infraestructura para garantizar un correcto funcionamiento y permitir que las claves sean accesibles durante todo el día. Por supuesto, puede proteger contraseñas privadas cifrando el archivo y usando una frase de contraseña, pero a medida que aumenta el número de claves gestionadas, esto puede salirse de control y puede terminar fácilmente con un escenario de contraseña duplicada. 

-Los ciberdelincuentes actuarán más como empresas 

La comunidad atacante siempre ha tenido especialistas a los que otros actores de la amenaza podrían recurrir. Sin embargo, están aumentando las señales de que la especialización y la división del trabajo se están intensificando en la comunidad de atacantes. 

Los actores que ofrecen estos servicios están actuando como una corporación que emplea a personas con roles diversificados y externaliza actividades específicas. Durante el próximo año esta 

tendencia continuará, con más "empleados" de corporaciones del cibercrimen especializadas en diferentes partes de la cadena de ataque y distribución de malware. 

Es axiomático que los ciberdelincuentes están aquí para hacer dinero y, como la mayoría de los delitos, es un negocio. Lo que estamos observando ahora no son sólo actores individuales, o grupos de amenaza que toman decisiones como un negocio, sino todo el paisaje atacante que se fusiona en una industria capitalista madura compuesta de negocios que se vinculan entre sí según sea necesario. 

El reporte de F5 Labs además indica que: “cuanto más abrazamos la transformación digital, más vulnerables nos volvemos”, y aún más al continuar inmersos en la pandemia de COVID-19 que convirtió a la red en el único vehículo para continuar con las actividades esenciales de nuestra vida. Por eso el Día mundial de la Internet Segura debe servir para reflexionar sobre el uso de Internet con precaución, y exigir a nuestros proveedores que lo hagan con compromiso y responsabilidad para tener acceso a un entorno seguro para todos los usuarios. 

La pandemia maximiza las oportunidades para el ciberdelito

Por Emanuel Hermosilla. Experto en ciberseguridad, el autor advierte que se espera que el delito cibernético en 2021 genere daños por más de $6 billones de dólares.

El mundo se encuentra atravesando distintas etapas de confinamiento luego del avance de la pandemia por Covid-19. Y mientras Internet se volvió la herramienta fundamental para mantener los vínculos, lazos sociales y acortar distancias, también se multiplicaron los Cyberdelitos por la vulnerabilidad de los usuarios.

Si bien la red es una herramienta magnífica, que permite resguardarnos y vivir una vida digital, no debemos confiarnos ni relajar los controles, al igual que lo hacemos con la entrada a nuestros hogares,  porque el acecho es constante, con el phishing a la cabeza de las estrategias y recursos de los cibercriminales. Como referencia, se espera que el delito cibernético en 2021 genere daños por más de $6 billones de dólares, por lo tanto es imprescindible emplear buenas prácticas en nuestra vida diaria para evitar los próximos ataques.

La exposición constante y necesaria para sostener la vida cotidiana, ha reducido la atención de los usuarios a posibles fraudes. Recientes estudios del laboratorio de investigación de amenazas y ciberdelito de F5, dan cuenta que las credenciales robadas, números de tarjeta de crédito, usuarios y contraseñas, entre otras;  son más de 3 billones a nivel mundial. Estas cifras alertan e impulsan a gobiernos, empresas e investigadores, a desarrollar nuevas medidas que permitan resguardar la información, el recurso más valioso de esta era.

Mientras, la pandemia se volvió una gran puerta de entrada para los Cibercriminales que aguardan agazapados, con estrategias diversas, las vulnerabilidades de los usuarios que se confían ante la gran exposición. Y las aplicaciones, aquellas que el usuario considera una “Simple Pagina Web¨, se multiplican exponencialmente, estas son la principal fuente de acceso a la red, facilitando datos sensibles, usuarios e información bancaria.

Sin embargo, no podemos delegar esta responsabilidad de nuestros datos en terceros; somos nosotros mismo quienes deben tener conciencia de  las buenas prácticas y la educación en la vida digital que nos permitirá ejercer nuestro derecho a la privacidad: sistemas operativos actualizados, implementar contraseñas complejas, evitar conectarse a redes públicas o ingresar a páginas dudosas, siempre sospechar de cualquier mensaje de correo electrónico que solicite información personal o financiera y no hacer click en links de mails con remitentes desconocidos. Estas son sólo algunas de las medidas que podemos adoptar en este nuevo escenario de vida. Asi, lo más importante es ser responsables del uso que realizamos en el ejercicio de la vida digital.

De esta forma, las actividades que pasaron a estar mediadas por la tecnología, el trabajo remoto, la educación, la venta online, o bien, nuestras propias relaciones interpersonales.

En este contexto, que no es nuevo, pero si novedoso para muchos,  la ciberseguridad es  fundamental, ya que garantiza una experiencia más satisfactoria y libre de riesgos, es necesario tomar concienca de que  los ciberataques no están relacionados a la importancia de la información que podamos tener sino a cuán vulnerables nos vemos en internet y que todos somos valiosos en este mundo digital.

 Ante esta nueva realidad, no debemos bajar la guardia y estar preparados. Dudar es el primer paso.

* Emanuel Hermosilla es Territory Account Manager Argentina, Bolivia, Paraguay & Uruguay de F5.

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