Las razones por las que no se derogarán las PASO en 2023

En Mar del Plata, el Presidente dijo cosas que no quedarán sin respuesta de parte de su vice. Habrá que ver cuándo y en qué magnitud. Alberto Fernández hace uso de los retazos de poder que aún conserva.

“¿En este gobierno alguien les pidió un centavo para hacer obra pública? ¿Alguien les pidió algo? ¿Alguien los mandó a espiar? ¿Alguien usó la AFIP para que se metan en las empresas de aquellos que nos critican? Los desafío porque su respuesta va a ser no”. Eso dijo el presidente Alberto Fernández el viernes en el Coloquio de IDEA, consciente de que esa frase generaría reacciones en el plano interno. Porque si bien quiso englobar a varias administraciones con esa observación, sabía que la lluvia ácida estaba dirigida a su vicepresidenta. Que seguramente le contestará públicamente más temprano que tarde.

Ya había generado urticaria en la interna del heterogéneo Frente de Todos que el presidente asistiera al Coloquio en Mar del Plata, un ámbito que los gobiernos kirchneristas han evitado deliberadamente siempre. Botón de muestra: Axel Kicillof brilló por su ausencia, cuando es tradición que los gobernadores bonaerenses inauguren esos encuentros. Pero que el presidente se haya despachado con semejante frase a unos 40 días de que el Tribunal Oral N°2 se expida sobre la responsabilidad de Cristina Kirchner en la causa Vialidad, y cuando sigue avanzando hacia el juicio oral la causa Cuadernos, debe haber soliviantado el espíritu del kirchnerismo en general y la vicepresidenta en particular.

No fue ingenuo el presidente al lanzar su frase, aunque tal vez no haya alcanzado a medir del todo el impacto que tendría. Sí lo hizo Ricardo López Murphy este sábado, cuando sugirió que el fiscal Diego Luciani tome nota de esos dichos. No vaya a ser cosa que en el futuro terminen citando a declarar a Alberto Fernández…

Afirman de un lado y del otro de la grieta en el seno de la coalición gobernante que la relación entre el presidente y su vice está rota.

Afirman de un lado y del otro de la grieta en el seno de la coalición gobernante que la relación entre el presidente y su vice está rota. Nada que no se haya dicho antes, pero enfatizan que esta vez la ruptura es definitiva. Habrá que ver. Lo cierto es que el mandatario parece estar aprovechando los retazos que le quedan de poder para tomar algunas decisiones. De esta manera y tal cual han advertido muchos, si bien Fernández tiene un poder sumamente acotado, al punto tal de no ser ya la figura central del Gobierno -en algún momento lo fue, aunque cueste recordarlo-, le queda el poder de la firma.

Así es que esta vez sí fue él quien decidió los tres recambios efectivizados en su gabinete la última semana. Correspondía, pues los tres que se fueron eran considerados “propios”, pero cabe recordar que antes cada vacante que se producía era ocupada por un cristinista. En este caso, Fernández perdió a Claudio Moroni, un ministro apuntado por el Instituto Patria desde hace mucho tiempo, tan cercano al presidente que compartió con él estudios; Juan Zabaleta, el intendente que quiso recrear el “albertismo” y ahora debió regresar a su terruño para evitar que La Cámpora se lo birlara; y Elizabeth Gómez Alcorta, muy cercana a Horacio Verbitsky, pero que Alberto consideraba propia, aunque a la postre la funcionaria renunciante pareció mostrar que su lealtad no era tan fuerte hacia el presidente, sino a la causa mapuche.

Los reemplazó por Kelly Olmos, añeja figura del peronismo porteño en el que siempre habitó Fernández; Victoria Tolosa Paz, pareja de Pepe Albistur y como tal muy cercana al presidente, que siempre la imaginó en un cargo ejecutivo; y Ayelén Mazzina, una joven figura del riñón del gobernador puntano, que resultó ser una alternativa viable para el presidente que debía resolver rápido un tema que de lo contrario se le estaba complicando por el internismo.

El presidente junto a las nuevas ministras de su gabinete, el jueves durante la asunción de las mismas. (Foto: Presidencia de la Nación)

A propósito de la ministra de la Mujer, en la previa de la elección de quien sucedería a Gómez Alcorta circuló fuerte la posibilidad de que esa dependencia pasara a ser “secretaría”, como una supuesta señal de austeridad que querría dar el ministro Sergio Massa. No es lo que sucedió, ni en ningún momento estuvo en consideración esa posibilidad. Si bien es cierto que con la designación del nuevo ministro de Economía desaparecieron dos ministerios de mayor envergadura (Desarrollo Productivo y Agricultura), lo último que haría esta administración sería quitarle el rango ministerial a Mujer, Género y Diversidad, a la espera simbólica de que sí lo haga la oposición si el año que viene le toca gobernar.

El nombramiento de las elegidas para completar el Gabinete no fue lo que irritó al Instituto Patria puntualmente, sino que el Gobierno hubiera hecho trascender que Alberto no había consultado a su vice. Una piedra más para el muro que los separa.

La autonomía que considera haber adquirido en este tiempo de debilidad que vive hoy el presidente -condición que se anima incluso a admitir en público, como también hizo en el Coloquio de IDEA, al señalar que él será “muy débil, pero el que afrontó la deuda con el Fondo se llama Alberto Fernández”, en una muestra de que ya está dando letra a cómo quiere que la historia lo recuerde-, se mostrará de manera contundente en un tema clave para oficialismo y oposición: las PASO.

En privado, el presidente ha confesado que no es partidario de derogarlas: piensa que en ese caso la oposición armará su campaña en base a eso, y que hasta podría correr más riesgo de fractura el FdT que JxC.

Hay elementos que alientan esos recaudos en el oficialismo, más allá de que a los más extremos les seduzca toda idea que tienda a complicar a la principal oposición. En el caso de que el Congreso pusiera fin a la Ley 26.571 que instituyó las PASO, Juntos por el Cambio debería ponerse manos a la obra para implementar contrarreloj una interna abierta. Pero más allá de las dificultades que le acarrearía a JxC, le daría a ese espacio una centralidad inigualable durante meses, y ni que hablar para cuando tenga lugar la elección. Asimismo el resultado podría ser interpretado como un adelantamiento de las elecciones generales y el poder podría migrar hacia quien resulte ganador de esa interna. Antes incluso de la fecha que por ley establecen las aún vigentes PASO.

La autonomía que considera haber adquirido en este tiempo de debilidad que vive hoy el Presidente, se mostrará de manera contundente en un tema clave para oficialismo y oposición: las PASO.

Hay además otro elemento que preocupa al presidente, más allá de que la eliminación de las PASO lo sacarían a él mismo de la carrera presidencial: liquidar las elecciones primarias y complicar así la interna de Juntos por el Cambio podría preocupar fuertemente a quienes ven como un alivio un eventual cambio de signo político a partir de fin de año. Por lo que el día después de una decisión semejante en el Congreso podría reflejarse de manera dramática en los mercados.

Tampoco resulta una decisión anhelada por la opinión pública. Una encuesta de Fixer conocida esta semana reveló que un 53% está en desacuerdo con que se eliminen las PASO en las próximas presidenciales, mientras que un 30% está a favor.

En este contexto, crecen las posibilidades de que todo quede como está. Los legisladores oficialistas que hasta hace unos pocos días buscaban argumentos contra las primarias, hoy aclaran de entrada que no hay ningún proyecto presentado para eso. Y los tiempos se acortan, pues una decisión semejante debería tomarse este mismo año, o sea antes de que termine el período ordinario el 30 de noviembre. A menos que el presidente lo extienda, cosa que está en su facultad hacerlo, pero que ya está dicho no hará, al menos para tratar el tema de las PASO.

Un proyecto en ese sentido conspiraría contra la relación entre el FdT y JxC de cara al tratamiento del Presupuesto. Ya esta semana la oposición se puso en guardia cuando desde el oficialismo se sugirió la posibilidad de adelantar los tiempos una semana, y tal posibilidad se esfumó. Los votos estarán para aprobar la ley de leyes cuando llegue al recinto, el 26 de octubre; o el 25 y 26 si prospera la propuesta de Julio Cobos de evitar una sesión maratónica. Se advierte en Juntos por el Cambio disposición para que el Gobierno tenga su presupuesto, pero también un interés especial por auscultar los números del mismo, cuestión de evitar “trampas” que puedan quedarle sembradas al próximo gobierno, que esperan sea propio.

Complicó el clima de consenso que se advierte por estos días el final bochornoso que tuvo la sesión del miércoles pasado en Diputados, cuando un tema muy acordado como la expropiación del inmueble donde funcionó Cromañón, terminó entre gritos e insultos entre oficialismo y oposición, luego de que la camporista Paula Penacca, conspirara contra la aprobación de su propio proyecto al comparar la Argentina de 2001, con la del Gobierno anterior que “con un modelo económico neoliberal también expulsó a la juventud, a los científicos y científicas de nuestro país…”.

Curiosa actitud de quien es además secretaria Parlamentaria del bloque FdT y por lo tanto la que se encarga de reunir los votos para aprobar cada ley. La primera regla que debería tener en cuenta es que la oposición se queda con los discursos y el oficialismo con las leyes.  

Ejecutivos del sector financiero apuestan a reducir el uso de efectivo

Consideran que se profundizará la digilitación de las operaciones financieras, y que es necesario una “lucha nacional” contra el uso del dinero efectivo para reducir el nivel de informalidad de la economía.

Durante el panel denominada “La transformación digital en las finanzas”, que moderó Sigrid Tolaba, presidenta y CEO de Southern Trust, Grupo TPCG, el CEO de Banco Galicia, Fabián Kon, y la COO de Mercado Pago, Paula Arregui, pronosticaron el crecimiento de productos digitales en el sector financiero para responder a las necesidades de los consumidores y consideraron que algunos hábitos que comenzaron con la pandemia se preservarán en la “nueva normalidad”.

 En la tercera jornada del 56° coloquio de IDEA, Arregui sostuvo que, durante estos siete meses de crisis sanitaria y aislamiento,  Mercado Pago se focalizó en atender las necesidades de las personas y acompañar los cambios que obligó el contexto y remarcó que las herramientas digitales “se transformaron en aliadas digitales para muchos que tuvieron que reinventarse”.

En ese sentido, destacó que “76 mil pymes están llegando por primera vez al mundo digital” a partir de esta pandemia.

La directora de Operaciones de una de las fintech más importantes del país dijo que los medios de pago digitales pasarán a ser “la nueva normalidad” y que la compañía continuará ampliando los servicios, brindando experiencias de uso a los consumidores y ofreciendo oportunidades de escalabilidad para los negocios.

Por su parte, el CEO del Banco Galicia dijo que realizaron una adaptación grande en el sistema transaccional, como consecuencia de la pandemia, pero subrayó que el contexto demostró que se puede ampliar el uso de la tecnología y enfatizó: “Qué más nos falta para ser más digitales, no hay más barreras”.Kon consideró que algunos de los hábitos que se impusieron en la atención de los bancos continuarán más allá de la pandemia, como el sistema de turnos de atención, el uso del chat antes que el call center y el ofrecimiento de más cantidad de servicios digitales que otorguen más agilidad y cercanía al consumidor. Ambos ejecutivos remarcaron la necesidad de trabajar en colaboración para disminuir el uso de efectivo en la economía argentina. “El efectivo es todavía un gran protagonista en las transacciones financieras, con un volumen por arriba del 50% en la región. Hay algo que tenemos que cambiar y esto lo hace una industria, no un jugador”, subrayó Arregui, quien consideró que la interoperabilidad de plataformas colaborará para ampliar el sistema de pagos digital y reducir el uso de efectivo que aporta a la  “Informalidad de la economía y a falta de transparencia”. Kon, por su parte, advirtió que “el efectivo es el combustible de la economía informal de la Argentina” y subrayó que “la lucha contra el efectivo debería ser nacional” porque “si hubiera menos operaciones en efectivo, habría un aumento de la recaudación y más actividades en beneficio de la gente”.

El director ejecutivo del Banco Galicia dijo “debe haber sistemas robustos” para incrementar la digitalización de las operaciones financieras y que debería haber un sistema de incentivos tanto para los comercios como para los compradores con el objetivo de incrementar el uso del pago electrónico. Kon remarcó, además, que la Argentina tiene “un problema serio de la moneda y de inflación”. Ambos ejecutivos pronosticaron que seguirá la “competencia sana” entre bancos y fintech en el mercado argentino.

Pero también el trabajo de colaboración para “brindar servicios superadores” a los usuarios, teniendo en cuenta la combinación de trayectoria y robustez de los bancos y la agilidad y potencial innovador de las fintech.