Piden que la Ciudad adhiera al plan de reducción de desperdicios alimenticios

La oficialista Mercedes De Las Casas (VJ) presentó una iniciativa para que la Legislatura adhiera a la Ley Nacional N° 27.454 y evitar desechar alimentos que aún sean aptos para su consumo.

La legisladora de Vamos Juntos (VJ) Mercedes De Las Casas presentó en la Legislatura porteña un proyecto de ley para que la Ciudad adhiera a la Ley Nacional N° 27.454 (B.O. N° 33.984), que crea el “Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos”, a fin de evitar que se desechen alimentos que aún estén aptos para su consumo.

En los fundamentos de la iniciativa, la oficialista explicó que la Ley “tiene por objeto la reducción del impacto social y medio ambiental causado por los residuos de productos alimenticios aptos para consumo humano y su derivación a otras finalidades tendientes a su aprovechamiento, así como también determinando los procedimientos para su correcta gestión dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.

Además recordó que “la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura  (FAO), determinó que el volumen mundial del desperdicio de alimentos ‘comestibles’ es de 1.300 millones de toneladas, equivalente a un tercio de la producción mundial de alimentos” e indicó que “llamativamente, según datos de la última edición del informe anual sobre el hambre de la FAO, el número de personas hambrientas en el mundo ronda los 800 millones, lo que supone una de cada nueve personas”.

Al mismo tiempo que precisó que “el desperdicio de alimentos es una problemática a nivel mundial. Con la pérdida y desperdicio de alimentos, no solo se desaprovechan  recursos productivos,  como recursos hídricos, tierra, energía, mano de obra, combustibles, dinero, entre muchos otros, sino que también se generan emisiones de gases de efecto invernadero en vano, generando un impacto negativo en el ambiente y acelerando los efectos del cambio climático. Las 1.300 millones de toneladas que se desperdician en el mundo generan una huella de carbono de unos 3.300 millones de toneladas de CO2, que se liberan a la atmósfera cada año”.

“Otras implicancias negativas de la generación excesiva de residuos son la disminución de la vida útil de los rellenos sanitarios, y una mayor cantidad de sitios impactados. Además, la pérdida y desperdicio de alimentos genera consecuencias económicas”, sentenció.

El oficialismo busca reducir los residuos alimenticios en la Ciudad

El diputado Hernán Reyes (VJ) impulsó un proyecto de ley prevé evitar que los supermercados, hoteles, shoppings y restaurantes desechen alimentos que aún se encuentran aptos para el consumo humano.

En medio de la pandemia del coronavirus y del aumento de la demanda en comedores comunitarios, el legislador Hernán Reyes (VJ) en conjunto con otros diputados de la bancada oficialista presentaron en la Legislatura porteña mediante la cual buscarán evitar que se desechen alimentos que aún se encuentran aptos para el consumo humano y así reducir los residuos alimenticios.

La medida alcanzará a supermercados, minimercados de más de cuatro cajas registradoras, los hoteles de cuatro y cinco estrellas, shoppings y restaurantes.  Es así que se los insta a elaborar periódicamente una declaración jurada deberá incluir un plan de reducción de residuos alimentarios y destino o tratamiento alternativo conforme el tipo de alimento.

De esta manera los productos que se encuentren en condiciones aptas para el consumo humano podrán ser destinados a “acuerdos privados con proveedores para el retiro de stock”, “convenios no onerosos con organizaciones sin fines de lucro”, “convenios onerosos”, “transformación de los mismos en otros productos alimenticios” o “derivados a otros establecimientos”. Mientras que los que no puedan ser consumidos deberán ser “derivados a centros de compostaje”, “transformación en alimento para animales” y “utilización de los mismos para generación de energía”.

Asimismo, la iniciativa sostiene que en el caso de que se generen convenios de donación, los productos alimenticios tienen que cumplir con las “exigencias bromatológicas y de inocuidad contenidas en el Código Alimentario Argentino” y “deberán ser celebrados con organizaciones sin fines de lucro que cuenten con experiencia en el manejo de alimentos y que puedan cumplir con los recaudos de trazabilidad, cadena de frío y condiciones de salubridad para su posterior distribución”.

En los fundamentos del texto los diputados recordaron que en 2011 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) “estimaba que alrededor de un tercio de la producción de los alimentos destinados al consumo humano se perdían o desperdiciaban en todo el mundo, lo que equivalía a aproximadamente 1.300 millones de toneladas al año”.

A la vez que destacaron que “en Argentina, cada habitante produce alrededor de 1 kg de residuos sólidos urbanos por día, en la Ciudad ese promedio es aún mayor: cada habitante produce un promedio de 1,5 kg por día; ello equivale a un aproximado de 6700 toneladas de basura diaria”  y precisaron que “el 60% corresponde a la fracción húmeda, y un 40% a la seca. A su vez, los desechos alimenticios comprenden un 43,56%  de la totalidad de los residuos sólidos urbanos generados en la Ciudad”.

“La prohibición general de desechar alimentos que aquí establecemos reviste particular importancia en el contexto actual. Promovemos que estos alimentos tengan un sentido o un destino alternativo al desecho, diferenciando los productos que se encuentran en condiciones aptas para el consumo humano y aquellos que no”, sentenciaron.

La iniciativa también lleva la firma de Claudio Cingolani, Facundo Del Gaiso, Cecilia Ferrero y Lucía Romano (VJ).