La paradoja de los 40 años

En nuestro país, en tanto, la insatisfacción se asienta en un dato irrefutable: el estancamiento y la alta inflación, que se explican por la ausencia de un patrón productivo sostenible, luego del agotamiento del esquema de industrialización sustitutiva de importaciones a mediados de los setenta.

Por Jesús Rodríguez

“No hay, no puede haber, buenas finanzas públicas donde no hay buena política “ L.N. Alem (13/4/1890)

Una paradoja inesperada se combinó con el aniversario de los 40 años de democracia ininterrumpida en la Argentina, el período más extenso de nuestra vida institucional.

En efecto, en un desaire a la historia, asistimos a la asunción de un legítimo presidente que carece de partido; que solo cuenta con dos años de experiencia personal en la acción política y que, dueño de una personalidad extravagante, llama la atención de los observadores y analistas del exterior.

Además, la nueva administración se postula como iniciadora de un cambio revolucionario y sostiene que repondrá a la Nación en una posición de liderazgo extraviada desde hace más de cien años.

En lo que sigue se intenta, eludiendo razonamientos simplistas y el falso atajo de las frases hechas, analizar las causas de ese imprevisto resultado electoral y, a continuación, se identifican los puntos nodales  de la estrategia oficial que puede conducir a los argentinos a una mayúscula frustración colectiva.

 

¿Avanza la libertad?

 

Una de las características que distingue a la situación global, particularmente desde la crisis financiera del 2008, es la inestabilidad sistémica y, también, la erosión de los consensos vigentes tanto domésticos como internacionales.

Somos parte de un mundo violento, caracterizado por la debilidad de los organismos multilaterales, y con muchos estados que, con el argumento de la soberanía, atropellan los derechos humanos. Un claro ejemplo de la realidad de ese mundo de hoy, es la invasión de la Rusia de Putin a Ucrania, a contramano de los principios y reglas del orden internacional.

Una consecuencia de los déficits de gobernanza global es que el impacto económico y social de la crisis -en esta etapa de la globalización caracterizada por la llamada “financierización”- abrió las puertas a movimientos políticos que canalizaron la insatisfacción y el descontento con liderazgos emergentes de cuño antisistema.

En el contexto del deterioro global de la salud de las democracias que, según Freedom House un centro de pensamiento basado en Washington DC, viene deteriorándose de manera consecutiva en los últimos 17 años, surgen experimentos políticos conocidos como “gobiernos iliberales” que se caracterizan por ignorar o eludir los límites constitucionales de su poder.

En nuestra región de América Latina, en tanto, el desempeño en los primeros veinte años del siglo es similar al de la llamada, en términos económicos, “década perdida de los años 80”.

Ese estancamiento económico de la región -la más violenta y desigual del planeta- reforzó los déficits de calidad democrática y así, de acuerdo al análisis del World Justice Project, 18 de los 32 países de América Latina exhibieron un retroceso en la solidez del estado de derecho.

Ese global clima de época, con democracias acosadas y que se deterioran desde adentro antes que ser tumbadas por golpes de estado, le puso marco a la competencia electoral argentina.

Con ese contexto global y regional de liderazgos políticos novedosos -algunos, de tipo prepotente con rasgos autoritarios, que descreen del ordenamiento republicano como Donald Trump en Estados Unidos, Nayib Bukele en El Salvador, Jair Bolsonaro en Brasil, y otros, en cambio, respetuosos del mismo, como Gabriel Boric en Chile- se desarrolló la décima elección presidencial desde 1983.

En nuestro país, en tanto, la insatisfacción se asienta en un dato irrefutable: el estancamiento y la alta inflación, que se explican por la ausencia de un patrón productivo sostenible, luego del agotamiento del esquema de industrialización sustitutiva de importaciones a mediados de los setenta.

Ese retroceso relativo, resultado de una tasa de crecimiento del PBI por habitante de sólo 0,6% anual acumulativo en el periodo 1974-2023, no se detuvo en la gestión del gobierno peronista del Frente de Todos -Unión por la Patria liderado por Alberto Fernández- Cristina Fernández de Kirchner.

Al contrario, el desesperado intento en los finales del gobierno, cuando el fracaso impedía a los integrantes del binomio presidencial ser candidatos, con la nominación de Sergio Massa y su capitalismo de compinches le costó a los argentinos un incremento del gasto público de alrededor de dos puntos del Producto Interno Bruto.

En realidad, los resultados de esa gestión, la peor desde la inauguración democrática de 1983, pueden sintetizarse en:

  • Inflación de tres dígitos por primera vez en el siglo, que cuadriplica la del periodo presidencial
  • Caída del ingreso por habitante en relación al registrado al inicio de su gestión.
  • Mayor regresividad de la distribución funcional del ingreso y un aumento de la pobreza con más de 3,3 millones de personas que se incorporan al contingente de ciudadanos con ingresos menos que mínimos.
  • Récord histórico de endeudamiento. La cuarta experiencia kirchnerista es el gobierno que desde Bernardino Rivadavia más aumentó la deuda pública, a razón de casi 30 mil millones de dólares promedio anual en los 4 años de su gestión.

A ese estado de “recesión democrática” a escala global y regional y a las objetivas consecuencia sociales del estancamiento secular de la economía argentina, es necesario agregar el impacto sobre las conductas individuales, en particular los jóvenes, de la pésima gestión del Covid por parte de la administración peronista que concluyó en diciembre del año pasado.

Algunos pocos datos para ilustrar la afirmación precedente:

  • Argentina integra el lote de quince países del mundo con peor registro de fallecidos por millón de habitantes.
  • Las restricciones provocaron en los cinco continentes caída en la actividad económica y aumento de la pobreza pero, según el FMI, en el año 2020 el derrumbe de la actividad en nuestro país fue tres veces el promedio global y el incremento de la pobreza en ese mismo año, según la CEPAL, triplicó el promedio de los países de la región de América Latina.
  • De acuerdo a un estudio de la Universidad de Oxford, las restricciones a la vida social de nuestro país fueron un 40% más rigurosas que las verificadas en el promedio de los países del mundo.
  • La extensión injustificada de las restricciones, muchas veces con absurdas e ideologizadas excusas, afectó de manera dramática la vida social, en particular la relación de los jóvenes con la educación. Argentina tuvo las escuelas cerradas el doble de días que Europa y los EEUU y, al estar los alumnos distanciados de afectos y relaciones, potenció sentimientos de miedo, angustia y depresión que contribuyó a gestar en vastos sectores sociales reacciones de cuestionamiento “in totum” al orden social y político establecido.

Los argumentos precedentes -el clima de época, la extendida  insatisfacción social y el impacto de la pandemia, particularmente en los jóvenes- son ciertos y válidos pero no alcanzan a explicar el resultado electoral.

En efecto, corresponde que sea complementado con el análisis del desempeño político de la coalición Juntos por el Cambio (JxC) que llegó al comicio presidencial habiendo ganado tres de las cuatro elecciones precedentes con registros electorales en el entorno del 40%.

Las razones que explican porqué JxC no fue el principal cauce para expresar la voluntad mayoritaria de cambio de la sociedad argentina se encuentran en las propias debilidades exteriorizadas por la coalición:

  • El programa común trabajado durante meses por los equipos de técnicos, expertos y profesionales no fue asumido plenamente como propio por ninguno de los candidatos.
  • La conducción nacional de la coalición careció de una estrategia integral y compartida para abordar las 17 elecciones provinciales que se desarrollaron antes que el comicio presidencial.
  • La dirección nacional de la coalición no se propuso, a diferencia de las otras dos elecciones presidenciales, concretar listas comunes de legisladores nacionales en las 24 jurisdicciones del país.
  • Las autoridades nacionales de la UCR menospreciaron la importancia de competir con candidatos propios en la contienda presidencial.
  • Las ambiguas, equívocas y persistentes manifestaciones públicas y actitudes políticas del Presidente Mauricio Macri en relación a sus preferencias electorales.

Estas evidencias llevaron a que buena parte de la sociedad que reclamaba el cambio percibiera la propuesta de JxC como confusa, endogámica y endeble.

En efecto, antes de ser reconocidos como portadores de una  propuesta clara y compartida de cambio viable formulada por los equipos de la coalición, con los matices y énfasis de cada candidato, ofrecimos ideas propias de cada candidato y nos enredamos en una discusión acerca de si el cambio “es todo o es nada”, o sobre “la necesaria construcción del 70% de apoyo”.

En muchos distritos las chances electorales de los candidatos oficiales de la coalición se vieron severamente afectadas por declaraciones o decisiones de dirigentes nacionales.

La ausencia de la voz radical en la competencia relativizó la condición coalicional de la fuerza política y, en la percepción social, la redujo a una disputa interna de un partido integrante de la coalición.

Así, la opción a la continuidad de la fracasada combinación de  populismo político y facilismo económico recargado fue la candidatura libertaria -una creación del gobierno para dividir a la oposición- que, además del apoyo financiero y logístico del oficialismo, consiguió patente de legitimidad con los confusos pronunciamientos del ex presidente Macri.

Debilidades, riesgos y peligros del nuevo gobierno

El nuevo gobierno inicia su gestión con la legitimidad provista por la mayoría obtenida en la segunda vuelta electoral y, también, con las limitaciones que la voluntad popular y las reglas electorales le impusieron. Así, su menguado contingente legislativo se reduce al 15% y al 10% en la Cámara de Diputados y en el Senado de la Nación, respectivamente. Asimismo, ninguno de los 24 titulares de los gobiernos subnacionales pertenece a su fuerza política y solo 3 intendentes de ciudades de menos de 3000 habitantes cada una, sobre las más de 2000 del territorio nacional, obtuvieron sus triunfos electorales en representación de su partido.

La posibilidad de afrontar con éxito los desafíos mayúsculos a los que se enfrenta la sociedad argentina exige la combinación virtuosa de varias dimensiones: la formulación de un diagnóstico acertado y preciso; la articulación de un programa integral con prioridades claras y equipos cohesionados; la construcción del suficiente respaldo político que provea legitimidad para las transformaciones necesarias y, finalmente, el acompañamiento internacional para remover los obstáculos al progreso individual y social.

Para quienes estamos convencidos, por razones doctrinarias confirmadas por las mejores prácticas de nuestro países vecinos, de la asociación positiva entre la calidad y fortaleza de la instituciones y el desarrollo económico es imposible coincidir con que el camino de superación del estancamiento pasa por la convalidación de un decreto de necesidad y urgencia y la aprobación a libro cerrado de  un proyecto de  ley que, en conjunto, suma en sus partes dispositivas 251 páginas con 1030 artículos que derogan centenares de leyes.

Por otro lado, la incomprensible ausencia de prioridades se patentiza cuando los temas relevantes se confunden en una lista que incluye la autorización para la reventa de entradas en espectáculos deportivos o la prescripción a los magistrados en el  uso de la toga.

Las designaciones pendientes en los equipos de gobierno, así como los funcionarios nombrados que renuncian y la continuidad de cargos claves de la administración saliente, habla de preocupantes signos de improvisación y conflictos en el centro de decisiones del poder.

En el mismo registro de signos preocupantes, las falsas imputaciones a los legisladores y la sintonía ideológica con presidentes de otras naciones que agredieron sus parlamentos, afectan negativamente la reputación de nuestro país en el mundo occidental, democrático y capitalista.

El nuevo presidente, que propone una reformulación profunda de las interrelaciones entre la sociedad, el Estado y el mercado, se proclama como el “primer presidente liberal libertario de la historia de la humanidad”.

Ese posicionamiento pretende que el populismo anacrónico, pero hegemónico con cuatro gobiernos en los últimos 20 años, sea  sustituido por una “autocracia de mercado” que recurre a la  tercerización en estudios privados para la formulación de las nuevas normas jurídicas, lo que redunda en una inaceptable captura del estado por intereses corporativos que se agrega a la larga lista de políticas públicas contaminadas por conveniencias particulares.

Esa autoimpuesta misión fundacional a escala planetaria, al tiempo que reconoce la falta de antecedentes, ignora que la principal razón que explica el extendido estancamiento argentino es la anomia que distingue al comportamiento social en nuestro país.

Esa ajuridicidad, que está en la base de nuestra decadencia, nos obliga a la construcción de un orden político alejado de los modos populistas o autocráticos.

Esa definición es relevante y, cuando se la relativiza -como sucedió tras la implosión de la Unión Soviética- las consecuencias son peligrosas para la convivencia social.

Ese orden político funcional al desarrollo económico y el progreso social debe asentarse en tres pilares: uno que concibe a la  democracia como única fuente legítima de poder en elecciones limpias y verificables; otro de naturaleza republicana donde la división y la independencia de los poderes asegure el control recíproco y la rendición de cuentas y, también, uno de raigambre liberal que asegure derechos para cada ciudadano, especialmente para todas las minorías.

Ese diseño institucional exige, además, un talante acorde de parte de las autoridades. No es admisible que desde el vértice del poder se agravie o acuse falsamente a los opositores. Tampoco es deseable que este nuevo tiempo replique las peores actitudes del anterior presidente, acusando ahora a los que dudan o discrepan con sus propuestas de cercenar la libertad de los ciudadanos, como antes se imputaba a los que cuestionaban la acción oficial, en la época de la pandemia, de atentar contra la vida de los argentinos.

Un peligroso desvío democrático del nuevo presidente, al suponer  que un triunfo electoral concede derechos por sobre las normas constitucionales y legales, es pretender que el Congreso le conceda una amplísima delegación de facultades, superando a todos los mandatarios justicialistas de estos cuarenta años, los que gobernaron desde el primero hasta el último día de su gestión con poderes extraordinarios.

Otro ejemplo de regresión democrática es cuando se pretende reformar el sistema electoral y las normas que regulan las campañas políticas. Los cambios que se proponen -al promover las circunscripciones uninominales-  abren las puertas a  la manipulación de los distritos, limitan la representación de las mayorías, conspiran contra la renovación dirigencial y eliminan los criterios de paridad con perspectiva de género.

En relación al financiamiento de la actividad política, al eliminar cualquier limitación a los aportes privados y al suprimir los espacios gratuitos en medios audiovisuales a cargo del estado, el peligro es que se consolide en nuestro país lo que el Presidente James Carter denunció en los Estados Unidos: “ el sistema político se ha convertido en una recompensa para los mayores contribuyentes de las campañas”.

La superación del estancamiento económico con alta inflación que condena a la mayoría de los argentinos a la pobreza exige disponer de un sistema político con capacidad de procesar los necesarios cambios y transformaciones estructurales.

En ese sentido es imperioso que los actores políticos sean capaces de aprender de las mejores prácticas internacionales que en nuestra región de América Latina enseñan que solo las democracias plenas exhiben resultados socioeconómicos satisfactorios.

Y que todos los protagonistas políticos y sociales, y sobre todo quienes tienen la responsabilidad de gobernar, recuerden a Tzvetan Todorov, el filósofo e historiador búlgaro radicado en París, cuando enseñó que “las causas nobles no excusan actos innobles”.

El PJ pide a Biden excluir a Cuba de la lista de Estados terroristas

A través de un comunicado suscripto por el diputado José Luis Gioja y el senador Jorge Taiana, el peronismo solicita al presidente de EEUU retrotraer una decisión adoptada por Donald Trump.

El Partido Justicialista de la República Argentina hizo un llamado al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, para que deje sin efecto “a la mayor brevedad” la decisión tomada por su antecesor Donald Trump de incluir a Cuba dentro de la lista de “Estados que patrocinan el terrorismo”, ya que la medida –“manifiestamente infundada”, afirma la declaración- “viola los principios del derecho internacional y de las normas establecidas por las Naciones Unidas”.

La declaración de Cuba como “Estado patrocinador del terrorismo” implica, para el Partido Justicialista, “una evidente amenaza a la seguridad e integridad del pueblo cubano así como una serie de obstáculos comerciales y sanciones económicas que van en contra de un mundo en paz y con un sistema multilateral fortalecido. Es por eso que el PJ le solicita al presidente Biden que inicie el proceso para quitar de esta lista al Gobierno y al Pueblo de Cuba”, señala la declaración suscripta por el  presidente del Consejo Nacional del PJ, José Luis Gioja, y el responsable de Relaciones Internacionales del PJ, Jorge Taiana.

A su vez, el Partido Justicialista invitó a que otras fuerzas políticas de América Latina “se pronuncien por la anulación de esta medida y de esta forma poder avanzar en el camino de la paz, el respeto y la cooperación internacional que permita tender puentes y no destruirlos”.      La declaración concluye expresando la “solidaridad y acompañamiento” del PJ con el Gobierno cubano y rechaza “todo tipo de medidas unilaterales tomadas fuera del marco de la ONU que impliquen un bloqueo económico, financiero o político hacia Cuba o hacia cualquier pueblo del mundo”.

Rebotes locales del final de la era Trump y relevos que inquietan

No por esperado dejó de sorprender el cambio de conducción de YPF, en un momento tan especial para la petrolera. La modificación dejó clara una constante: todo hueco es rellenado por un K. Un dato tenido en cuenta a la hora de mensurar el enojo con Felipe Solá.

Por José Angel Di Mauro

Más allá de sus mensajes contradictorios enviados al gran país del Norte, el gobierno celebró genuinamente la asunción de Joe Biden en los Estados Unidos. Una ceremonia rodeada de la atmósfera especial que le da a todo hoy la pandemia, sobre todo en el Hemisferio Norte, donde aun con vacuna la segunda ola está haciendo más estragos que la primera. Fue un evento que seguimos en directo por los canales de noticias; inédito también escenográficamente, por la reducida cantidad de invitados: no llegaban a mil. Gran contraste con la asunción de Barack Obama, que reunió a un millón de personas, otra que el velorio de Maradona…

De haber sido reelecto, también hubiera celebrado aquí Mauricio Macri. Más allá de la afinidad que logró establecer su administración con la de Donald Trump, lo cierto es que podríamos decir que la asunción del magnate en su país fue el inicio de la pesadilla para el gobierno de Cambiemos. Una larga y tortuosa sucesión de hechos que -más allá de la buena onda entre ambos empresarios devenidos a presidentes- desalineó todos los planes que el gobierno de los CEOs había elaborado.

La Argentina de Macri había entablado en su “regreso al mundo” una renovada relación con la administración demócrata, coronada por la visita de Obama a nuestro país. El gobierno de Macri apostó un pleno a Hillary Clinton y perdió; estaba claro que las consecuencias globales nos afectarían, con una política norteamericana que se encaminaría hacia un mayor proteccionismo.

Alcanza con citar un ejemplo para verificar el impacto que tuvo aquí el resultado de hace 4 años. El cambio de contexto internacional sucedió en pleno debate por el impuesto a las Ganancias. Un protagonista de esos días en la Cámara de Diputados describió ante quien esto escribe el pánico que comenzó a percibirse en su gobierno a partir del triunfo de Trump. Inmediatamente después del resultado electoral en EE.UU. comenzaron a cerrarse los mercados internacionales de los que la Argentina dependía para mantener el gradualismo. “Recién se abrieron en enero de 2017, y la sensación en la Casa Rosada era que se nos había cortado el chorro, como después nos pasó definitivamente -recordó ese legislador oficialista para el libro “Gobernar en minoría”-. Pero eso ya se había anticipado por la llegada de Trump y la esperada suba de tasas, porque el nuevo presidente iba a bajar impuestos, iba a haber más déficit, más suba de tasas en Estados Unidos… Entonces los mercados se asustaron y se cerraron”. En efecto, en 2018 eso que se esperaba terminó sucediendo y la Argentina dejó de tener acceso al crédito y comenzaron las corridas del dólar. Queda claro por qué el triunfo de Trump fue el principio del fin para el gobierno de Cambiemos.

Mauricio Macri tuvo buena relación con Donald Trump, pero no pudo evitar las consecuencias de ese gobierno.

Con la vuelta de los demócratas al poder, el gobierno de Alberto Fernández volvió a mostrar sus notorias contradicciones, que a esta altura ya son una marca registrada. Con un muy correcto mensaje del presidente argentino y paralelamente otro de la Cancillería en el que se le advertía al gobierno de Biden “que no se apueste a la desunión de nuestras naciones como en la etapa anterior”. Un tuit que generó un vendaval de críticas por su tono extemporáneo y falto de diplomacia.

Dicen que la carta que al día siguiente le mandó Fernández a Biden fue para compensar el agrio texto de su Cancillería, pero en realidad el Presidente ya la tenía en mente cuando conoció el tuit que despertó su enojo. Fue tan así, dicen las fuentes, que ni siquiera quiso hablar con Felipe Solá. Las explicaciones se las dio al Presidente Justo Chavez, jefe de Gabinete de Cancillería y yerno del ministro. Y no habría quedado satisfecho.

El embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, suena para reemplazar a Solá, si finalmente Alberto decide cambios. Cuando en el marco de una conferencia de prensa organizada por la Asociación de Periodistas de la República Argentina (APeRA) le preguntaron puntualmente sobre esa posibilidad, Argüello mostró su cintura política para evitar una respuesta comprometedora. “Hoy soy embajador”, remarcó, y como tal se ilusiona con construir puentes en la relación entre ambos países. Como base, puso como ejemplo el contacto telefónico que Fernández tuvo con Biden, ni bien se lo confirmó como presidente electo: “La verdad que acordamos una charla de 10 minutos, con un margen de 2 o 3 minutos… Y para mi sorpresa, terminaron hablando casi 35. Y tengo que decir que el diálogo fue absolutamente positivo y es lo que inspira esta buena expectativa que tenemos respecto de la etapa que se abre”, enfatizó.

Se lo ve muy firme al embajador en Washington como para quitarlo de un puesto tan estratégico en un momento clave. Lo más probable es que, fiel al estilo de gobierno que viene demostrando, Fernández no decida relevos. Sobre todo porque está probado que cada puesto que queda libre lo ocupa un kirchnerista. De hecho, en la semana sonó fuerte la versión de que el senador Jorge Taiana, excanciller de Cristina Kirchner, reemplazaría a Felipe Solá. Para hacerla completa, la versión incluía el nombre de quien ocuparía la banca de Taiana en el Senado: Juliana Di Tullio, exjefa del bloque en Diputados, y muy del paladar de Cristina.

En efecto, es una constante que todos los reemplazos registrados en esta gestión son digitados desde el Instituto Patria. Y como botón de muestra no hay más que ver al relevo del presidente de YPF: Pablo González. Santacruceño y paladar negro kirchnerista hoy es presidente de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja, la comisión más preciada para Cristina Fernández de Kirchner, como para que quede claro la importancia del elegido. Exvicegobernador de Alicia Kirchner en Santa Cruz, su llegada al sillón principal de la petrolera insignia de la Argentina es toda una señal, que completa la presencia de Sergio Affronti -un joven ejecutivo que reporta directamente a la vicepresidenta- como CEO de la empresa.

Guillermo Nielsen, presidente saliente de YPF.

Sonó desprolijo lo de YPF y lo pagó con el derrumbe de sus acciones -más allá del rebote del viernes-. Si algo sabe el presidente saliente, Guillermo Nielsen, es de mercados financieros… y se va justo cuando la petrolera renegocia su deuda de 6.000 millones de dólares. La situación de YPF es compleja: cuando Repsol la compró, valía 15.000 millones de dólares; Axel Kicillof le pagó a los españoles 5.000 millones por la expropiación del 51%. Hoy vale 1.500.

Tan del riñón kirchnerista es Pablo González, que cuando en noviembre pasado se contagió de Covid, la cúpula del bloque oficialista de la Cámara baja –Máximo Kirchner y Cecilia Moreau– debió aislarse por haber sido contactos estrechos del santacruceño. Hombre de buenos modos y de estilo moderado, González es partidario de descentralizar la actividad de YPF, y tiene en mente crear una estructura operativa de la empresa en Santa Cruz.

Ya en los albores de la gestión Fernández se había dado también un cambio clave en el área energética, cuando Sergio Lanciani debió dejar la Secretaría de Energía, que quedó en manos de otro kirchnerista puro y duro, el neuquino Darío Martínez.

El cristinismo, cuando no directamente La Cámpora, manejan así hoy todas las cajas principales del gobierno. Están al frente de la ANSeS, el PAMI, la AFIP, Aerolíneas Argentinas y ahora YPF. La petrolera es además una de las principales anunciantes en los medios y como tal será clave en tiempos de campaña electoral.

Una campaña para la cual los gobernadores se jugaron la semana pasada los últimos cartuchos para suspender las PASO. El Presidente, que suele decir a sus interlocutores lo que estos quieren escuchar, no les dio demasiadas garantías pues está claro que el kirchnerismo en general y La Cámpora en particular, no quieren saber nada con esa movida. Pero cerró la semana con un decreto que amplía el temario de sesiones extraordinarias y abre un resquicio al tratamiento del tema. No menciona específicamente a las PASO, pero cita como séptimo tema “emergencia sanitaria y calendario electoral 2021”. Habrá que ver si eso implica la suspensión de las primarias, o bien una postergación electoral: se habla de llevar las PASO a octubre y las generales a diciembre. La evolución del calendario de vacunación sería el argumento.

Los gobernadores le insistieron a Fernández sobre las PASO.

Dispuestos a jugar fuerte en todos los distritos aun en contra de los candidatos de los jefes distritales del FdT, en el kirchnerismo son reacios a borrar las PASO, lo que impone reparos a que prospere la movida de los gobernadores. Como sea algunos mandatarios ya tienen decidido adelantar los comicios provinciales, un clásico para cuando no están seguros de acompañar al gobierno nacional en una elección unificada. Salta ya dijo que vota el 4 de julio y Misiones avanzaría en el mismo sentido. Si la movida se expande, en lugar de una sola elección muchos argentinos podrían votar tres veces este año. Hablemos de contrasentidos…

Las grandes plataformas digitales ahora dictan justicia (¡)

Por Osvaldo Nemirovsci. Hoy censuran a un líder violento y antidemocrático lo cual construye cierto aval social y una propensión a simpatizar con la medida. Pero mañana pueden hacerlo con líderes democráticos y pacíficos. La acción a medir es la de censurar.

La libertad de expresión es la posibilidad de decir, escribir, leer y publicar todo lo que quieras. Toda clase de ideas, opiniones y puntos de vista deben ser posibles de expresarse en público. La libertad de expresión es uno de los puntos básicos de los derechos humanos.

Se pueden tener las más calificadas aprensiones sobre Donald Trump. Y muy probablemente las peores consideraciones sobre su gobierno y su personalidad sean correctas. Es más, no estaría mal como enseñanza histórica para el futuro, que le inicien Juicio Político en virtud de la Enmienda 25 de su CN y lo remuevan del cargo. Algunos destacados miembros de la vida política, militar y social de EEUU creen, aunque solo falten 11 días para que deje su cargo, que es muy peligroso que posea el poder sobre el uso del arsenal nuclear del país y que todavía puede causar mucho daño a las instituciones formales del país.

Allá ellos, los dirigentes de ese país y su forma de resolver los conflictos derivados de la pugna política. En este caso fuertemente encuadrados en actitudes violentas, antidemocráticas, cuasi golpistas y mesiánicas de su propio presidente.

Todo esto lo colocamos en un lugar del análisis, pero en otro observamos con cierto escozor y considerando también como peligroso que empresas privadas, como las grandes plataformas digitales Twitter y Facebook, se auto adjudiquen calidades judiciales y bloqueen las cuentas de Trump impidiendo el acceso del presidente a sus redes, y por ende privando a millones de norteamericanos de conocer, mediante esos importantes y masivos instrumentos, lo que piensa su principal referente.

No es cierto, como algunos afirman que “a Trump lo dejaron sin voz”. Esto aplica a las redes, pero Trump puede hablar, escribir y grabar audios para miles de periódicos, canales de TV, radios, revistas, blogs e incluso otras formas audiovisuales (en caso que no lo censuren) como You Tube y Whatsapp. Pero lo cierto es que, en los espacios de distribución de información más importantes del mundo, y donde el mismo Trump construyó su vinculación directa con el electorado de su país, ha sido censurado.

Es lógico preguntarse ante esto si lo que están haciendo Face y Guasap los coloca ante su definitivo rol de medios de comunicación de nuevo tipo y los aleja del pretendido sentido neutro y meros intermediarios de contenidos. Acá, en este caso, parecen opinar sobre lo que postea Trump, es claro que se meten con los contenidos y es visible que eligen censurar. O sea que consideran a una opinión (tal vez crispante, bestial, violenta) pero opinión en si, como un delito. Pero, no son jueces para hacerlo y sientan un “extraordinariamente amenazador” precedente en el campo de las libertades públicas y los DDHH.

Si lo que Trump dice es opinión, es inviolable su derecho a expresarlo y si lo que dice es un delito, será la justicia, y no una empresa privada, la que debe decidir. Así de simple.

Se puede argumentar que la censura de Trump en las redes se inscribe en que no se está violando la libertad de expresión sino cierto matiz que acompaña la crítica con el hecho de impulsar acciones violentas o el aliento a generar violencia concreta y eso ya no está protegido por una libertad como la de expresión. Agregamos esto como para entender otra mirada sobre el tema.

La mayoría de los especialistas acuerda que la libertad de expresión no tiene límites: “Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Pero es cierto que esta libertad no ampara expresiones que inciten a la violencia, la discriminación o los asesinatos, ni puede usarse como forma de invadir la intimidad de las personas ni para difundir mentiras sobre alguien. Pero en verdad, si se hace esto se está cometiendo un delito y no representa el ejercicio del derecho y la libertad de expresarse.

La Corte Suprema norteamericana hace una sutil pero necesaria distinción en lo que llama “fighting words” (palabras de pelea) y sostiene el criterio que la libertad de expresión puede limitarse ante la incitación al odio y no en la mera manifestación de ideas u opiniones odiosas.

Existe cierta jurisprudencia constitucional, precisamente en EEUU, y que es tomada por cortes europeas e incluso ha sido fijada por el Tribunal Europeo de DDHH y se dio en llamar “el libre mercado de las ideas” siendo este espacio la garantía “imprescindible” para que pueda haber un debate amplio y completo.

Al respecto, hay una formalidad institucional que lo refiere y es un fallo del Tribunal europeo conocido como Sentencia 235/2007 “Caso Librería Europa” donde el tribunal mantiene que “nuestro ordenamiento constitucional no permite tipificar como delito la mera transmisión de ideas, ni siquiera en los casos en que se trate de ideas execrables por resultar contrarias a la dignidad humana”

Lo cierto es que puede haber interpretaciones diversas sobre lo que significa la libertad de expresión, pero nadie pone en duda que es uno de los derechos humanos más preciados.

Lo que intentamos poner en valor y sí debe preocupar es que tamaña dimensión legal sea manejada por empresas privadas ya que eso es riesgoso para los pactos democráticos de las sociedades. Más allá de Trump.

* Lic. Osvaldo Nemirovsci es diputado nacional (MC) – Rio Negro. Presidente de la Comisión de Comunicaciones e Informática 2003/2007 Coordinador Gral. del Sistema Argentino de Televisión Digital 2009/2015

Para Taiana, lo sucedido en EE.UU. “impacta en el resto del mundo”

“Trump estaba tirando de la cuerda de una manera sin precedentes respecto de la legalidad de las elecciones”, analizó el titular de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.

El senador y excanciller Jorge Taiana (Frente de Todos) pronosticó este juevesy que los violentos episodios ocurridos en el Capitolio de Estados Unidos tendrán impacto “en el resto del mundo y en los propios norteamericanos” y, si bien consideró “impactante” lo ocurrido, consideró que no sorprende en función de las reiteradas denuncias del mandatario saliente, Donald Trump, sobre la supuesta ilegalidad de las elecciones.

“Como episodio es sorprendente el hecho, pero no es sorprendente en el sentido de que Trump estaba tirando de la cuerda de una manera sin precedentes respecto de la legalidad de las elecciones”, afirmó Taiana en diálogo con El Destape Radio.

El Congreso de Estados Unidos ratificó al demócrata Joe Biden como ganador de los comicios presidenciales, luego de que violentos manifestantes irrumpieran este miércoles en el Capitolio, en un intento por revertir el resultado electoral.

Con el país aún conmocionado por los disturbios, que dejaron cuatro muertos, el vicepresidente republicano Mike Pence certificó el voto de 306 electores a favor del candidato demócrata, frente a los 232 logrados por Trump.

Sobre esos incidentes en Washington, Taiana sostuvo que impactan “en el resto del mundo y en los propios norteamericanos”.

En el primer caso, afirmó que “esa imagen recorre el mundo” y el Capitolio “es el centro más poderoso de lo que se considera la democracia liberal en el mundo y de la principal potencia”, por lo que “verlo asaltado así por una turba es una cosa bastante impactante”.

Sobre su impacto en los propios estadounidenses, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado analizó que “ellos tienen una idea del excepcionalismo norteamericano”, que habla de “una sociedad muy superior al resto del mundo” y una “democracia de 200 años”.

“Esa superioridad queda cuestionada”, opinó el excanciller, pero además consideró que “hay otro elemento interesante: muestra la definitiva incorporación al trumpismo o a algún sector del Partido Republicano de una serie de grupos muy reaccionarios, muy supremacistas, muy de ultra derecha, muy adeptos a las teorías de las conspiraciones, muy formados en general por blancos pobres y con bajo nivel de educación, que han existido desde hace mucho tiempo, pero a través de Trump han encontrado un lugar institucional”.

Para Taiana, “esto rompe el equilibrio tradicional entre los dos partidos (demócratas y republicanos) que siempre han tenido un ala más de izquierda y un ala más de centro o de derecha”.

Además, se mostró sorprendido porque aún después de los incidentes, “113 diputados republicanos han votado para parar el proceso electoral”.

Por eso, según su análisis, lo que está en juego ahora es la conducción y las características del Partido Republicano: “O mantiene Trump la hegemonía, o ahora hay un quiebre y repliegue del sector ultra detrás de una conducción moderada”.

Para Taiana, Trump “impulsó claramente el golpe en Bolivia”

El titular de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado se refirió a las elecciones en Estados Unidos y apuntó que el presidente saliente daba un “ejemplo muy contrario para la democracia”.

jorge taiana sesion virtual 23 de julio 2020

El senador nacional Jorge Taiana (Frente de Todos) sostuvo este lunes que Donald Trump, el presidente de Estados Unidos que no logró la reelección, fue “un hombre que impulsó claramente el golpe en Bolivia”.

También lo cuestionó por haber “impulsado el cambio en el BID, donde se abandona la tradición de que el presidente sea un latinoamericano” y por ir “en contra de las relaciones comerciales o inversiones con China”.

“El ejemplo que daba para abajo (en la región) era muy contrario para la democracia y el Estado de Derecho”, remarcó el excanciller, que además consideró que “se sobrevaloran los éxitos de Trump” y “hubo una serie de analistas que disminuyeron los desastres que hacía”.

El titular de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto del Senado señaló que la victoria de Joe Biden se dio por “más participación juvenil, y de ciudadanos afroamericanos y latinos -salvo los cubanos y venezolanos-, que se veían amenazados por Trump”.

Para el oficialista, “(Trump) se va más o menos bien, aunque le puede echar la culpa al coronavirus”. “Pero su modelo de darle plata a los ricos y quitársela a los pobres es un modelo que difícilmente hubiera tenido mucho apoyo en una próxima gestión”, agregó en diálogo con Radio 10.

Sobredosis de optimismo frente a una temporaria calma cambiaria

Mientras celebra mesuradamente la derrota de Trump, el gobierno da por terminada la cuarentena y se ilusiona con una vacuna que pueda distribuir en tiempo récord y que evite una segunda ola en campaña electoral.

Por José Angel Di Mauro

Tal vez el optimismo fue el pecado original del gobierno de Cambiemos. Eso que le hacía pensar que una lluvia de inversiones iba a acompañar la llegada de “un gobierno racional”, tras “12 años de populismo” en la Argentina. Ese optimismo que les hacía hablar del segundo semestre, de que derrotar la inflación era el desafío más sencillo y que dar la Reparación Histórica -a expensas de generar 1,9 punto más de gasto- era posible pues íbamos a crecer al 6 o 7% y el gasto se iba a ir licuando con el tiempo, fue en definitiva la perdición del gobierno de Mauricio Macri.

Una de esas apuestas de la primera parte del mandato de Cambiemos fue el realineamiento con los Estados Unidos -relación extraviada en tiempos de Cristina a punta de alicate-, pero el fervor le jugó una mala pasada cuando se jugaron abiertamente  por Hillary Clinton y contra todos los pronósticos se impuso Donald Trump. A la larga, y debido a que Mauricio Macri tenía una relación de vieja data con el magnate, el gobierno argentino logró entablar una muy buena relación con Washington, pero siempre se consideró que el más serio error en política exterior de la gestión anterior fue alinearse anticipadamente con los demócratas y quedar decididamente en offside.

Ese fue un error que el gobierno de Alberto Fernández no cometió. Tanto andar a contramano en política exterior, esta vez la administración del Frente de Todos se cuidó de mostrar preferencias, más allá de que se morían por celebrar la derrota de Trump. Pero se cuidaron de no hacerlo. Buena parte de ese mérito es del embajador argentino en Washington Jorge Argüello.

El optimismo a ultranza del gobierno de Macri se chocó con una realidad que alineó los planetas en su contra: sequía histórica, Brexit, Trump… Siempre se lamentó ese oficialismo de no haber tenido al menos un poco del viento a favor que acompañó a Néstor Kirchner.

Esta semana en Gobierno no pocos comenzaron a pensar que los planetas se le están alineando a Alberto Fernández. Nadie podría hablar de “viento a favor” cuando este gobierno se encontró a tres meses de gestión con una pandemia, pero no puede negarse que en los últimos días “cambió el clima”.

Si el valor de la moneda norteamericana es capaz de marcar el estado de ánimo de los argentinos, nada mejor que un dólar blue bajando día tras día. Claro que para ese milagro arañó antes los 200 pesos, pero cuando esa moneda baja todo lo previo pasa a un segundo plano. Incluso que el ministro de Economía haya tenido que dejar de lado los manuales que traía desde Columbia para abrazar cierta ortodoxia. Con todo, la tormenta lejos está de haber pasado y no pocos economistas advierten que las medidas son “cortoplacistas”, que las reservas siguen bajando y que a lo sumo la calma durará hasta las fiestas; pero esto es un día a día y conforme ese criterio la pax cambiaria es un activo inapreciable.

En ese contexto es que un encumbrado dirigente oficialista confió a este medio sus previsiones positivas para 2021. Tras asegurar que ya para el presente año era pesimista aun antes de la pandemia, hoy se juega a anticipar que en 2021 la Argentina “va a crecer más de 5 puntos”. Afirma que entre inversión pública e inversión privada vamos a generar arriba de 450 mil empleos; que el acuerdo con el Fondo nos va a devolver definitivamente a los mercados, y que ese acuerdo nos sacará “las dos montañas que teníamos por delante en materia de vencimientos, 2021 y 2022”. Lo cual, afirma, “termina de darle a la Argentina una mejor perspectiva de tasa al sector público y al sector privado”. Para nuestro interlocutor, “el año que viene el consumo va a crecer más de 12 puntos y el único enemigo que tiene que atender el gobierno el año que viene es la inflación”.

Alberto Fernández al anunciar el vienes el pase del ASPO al DISPO. (Foto: Presidencia de la Nación)

Se sostiene que la carta pública de la vicepresidenta actuó como una suerte de revulsivo. En ese marco, y con cierta calma alcanzada al borde de la cornisa, el gobierno parece decidido a aprovechar cada chance que se le presenta. A riesgo de que le facturen la sobredosis de optimismo, salieron a agitar la palabra mágica en pandemia: vacuna. Y así como hace no mucho tiempo explotaron al máximo los acuerdos alcanzados por la vacuna de Oxford y la de Pfizer, ahora le sacan rédito a la Sputnik V. El objetivo es plantear ante la gente exhausta por la pandemia un horizonte promisorio que solo puede prometer la vacuna. De ahí la novela rusa, que levantó previsibles resquemores.

En la negociación con los rusos participó activamente el gobernador Axel Kicillof y ahora se entiende de qué habló la vicepresidenta con el embajador de la Federación Rusa, Dmitry Feoktistov, cuando lo recibió en su despacho del Senado el 29 de octubre.

La vicepresidenta al recibir al embajador ruso en su despacho del enado.

En ese marco, el gobierno redobló la apuesta. Con idas y vueltas como siempre ha sido con las autoridades de Salud en esta pandemia, el Presidente se despachó el viernes garantizando que para fines diciembre habrá diez millones de argentinos vacunados. Lo cual no coincide con lo que anticipan los especialistas, pero habrá que reconocerle entonces al Presidente la audacia de arriesgarse a que sus palabras se le vengan en contra. Cosa de la que sabe con creces.

La consigna en tiempos de malas es dar buenas noticias y si son pocas, exprimir al máximo las que haya. En ese marco, Alberto Fernández dio por terminada la cuarentena. Al pasar del ASPO al DISPO, aspira a que dejen de contarle los días al decreto que firmó el 19 de marzo, que se deje de hablar de “la cuarentena más larga del mundo” y que aun cuidándose, la gente comience a dar vuelta la página. Y que la vacuna, rusa, inglesa o china, haga lo suyo para evitar lo que sino será una segunda ola en plena campaña electoral.

Una campaña que el gobierno aspira a postergar lo más que pueda. Por lo pronto, suspendiendo las PASO. Con ese objetivo los gobernadores están haciendo el trabajo fino de limar las  primarias, bajo el argumento del gasto excesivo en tiempo de pandemia, y del riesgo sanitario que conlleva una elección extra, aun en tiempos de distanciamiento. El gobierno se hace mientras tanto el distraído y dice que cualquier modificación tiene que provenir del Congreso. Y allí ya varios legisladores sugirieron la inconveniencia de hacer las PASO, pero ninguno todavía presentó un proyecto, elemento indispensable para poder comenzar a hablar en serio.

Una encumbrada fuente legislativa deslizó ante este medio por dónde puede venir la presión que aplicarán en la materia: en las supuestas contradicciones de Juntos por el Cambio, muchos de cuyos miembros más notorios se pronunciaron de manera crítica respecto de las primarias obligatorias en el pasado reciente. Pero van más allá, al señalar un proyecto que tiene estado parlamentario y corresponde al diputado del PRO Pablo Tonelli. Lo presentó en octubre del año pasado, después de las primarias de agosto que fueron lapidarias para Cambiemos, y en el mismo pide directamente derogarlas. Vale aclarar que Tonelli siempre fue crítico de las PASO, a las que considera “inconstitucionales”. Y no lo empezó a decir después de que a Cambiemos le fue mal: ya a principios del año pasado decía que esa ley viola “la autonomía de los partidos políticos, que deben tener libertad para organizarse y poder elegir sus candidatos”.

Es así que nuestra fuente legislativa mostró las cartas al señalar que si eventualmente se toma la decisión de avanzar en la suspensión de las PASO, “¿para qué inventar proyectos si ya está el de Tonelli?”.

De tal manera el oficialismo no haría otra cosa que repetir con las PASO la maniobra ya utilizada en el Senado con la reforma de la Ley del Ministerio Público, para la que está usando proyectos de la oposición para ir más allá y cambiar la mayoría necesaria para poner o sacar al procurador general.

A propósito, es ante esa movida que Elisa Carrió salió a pedir a Juntos por el Cambio rever el rechazo a la designación de Daniel Rafecas como procurador, tomándolo como el “mal menor”, ante el riesgo de que el kirchnerismo opte por un candidato más radicalizado que pueda imponer por mayoría simple. La poca sintonía del kirchnerismo con el juez federal quedó expuesta esta semana cuando la senadora María de los Angeles Sacnun, que responde a Cristina, se mostró molesta con la líder de la Coalición Cívica por salir a apoyar a Rafecas. Es en ese marco que Juntos por el Cambio resolvió no tomar partido, pues el propio oficialismo no se decide.

Podría pensarse que el objetivo de Lilita habría sido ese: exponer esas diferencias y potenciarlas. ¿Cuántas chances sigue teniendo Rafecas después de que Carrió saliera a apoyarlo tan abiertamente?

Una justificada cuarentena que dejará una economía devastada

El INDEC va revelando datos de una economía que ya venía en caída y a la que el virus lleva casi a estado terminal. El inexorable recurso de la emisión, con los peligros que acarrea, y una deuda que pasó a segundo plano pero sigue preocupando.

Por José Angel Di Mauro

Donald Trump venía embalado como para desfilar en las elecciones norteamericanas. Si hasta se daba el lujo de “alentar” los triunfos que en las primarias conseguía el demócrata Bernie Sanders, convencido de que sería su rival más accesible. Esta última semana ese senador bajó su candidatura, y Joe Biden -exvicepresidente de Obama en sus dos períodos- será seguramente quien enfrente a Trump en las presidenciales. Pero el actual mandatario ya no la tiene tan segura.

Ocurrió el coronavirus. Fue el cisne negro que el presidente norteamericano no vio venir, cuando minimizaba la importancia de la pandemia. Para noviembre próximo, fecha prevista para las elecciones, se espera que una segunda ola del virus pueda abatirse sobre ese país. Con todo, Trump cambió su postura inicial respecto del problema y de cómo vaya a comportarse en el futuro y cuáles sean los resultados dependerá su eventual reelección.

Cuando se escriba el guión de la película de esta pandemia, el líder británico Boris Johnson tendrá un papel central. Le dio al tema el giro dramático que todo filme debe tener: negacionista de entrada, terminó contrayendo el virus y pelea ahora por su vida en terapia intensiva.

El presidente argentino no piensa en esa futura película. Lo suyo es foto a foto, y si bien su gobierno arrancó con mal pie, cuando Ginés González minimizó al Covit-19, puede hacer alarde de haber reaccionado a tiempo y adoptado las decisiones necesarias para aplanar la curva en la medida de lo posible. De eso habló Alberto Fernández el viernes al anunciar la prórroga de la cuarentena. En el gobierno piensan que fue una de sus exposiciones más logradas, al punto tal de exhibir su perfil didáctico: se puso el traje de profesor de la UBA y salió a explicar gráficos que justifican la continuidad de la cuarentena.

En Corea del Sur, país que ha estado a la vanguardia en la manera de enfrentar este mal, se hacen 20.000 testeos diarios; aquí estamos en los 6 mil por mes.

El análisis de los mismos muestra en el caso argentino curvas que van creciendo de manera paulatina, pero con números que no son bajos. Con menos habitantes que España, al día 39 Argentina tenía 1.975 casos detectados, cuando ese país acumulaba menos de la mitad (674).  Lo mismo con los muertos: nosotros tenemos, al día 39, 82, cuando España contaba 30. Habrá que tener en cuenta que en España la situación comenzó a escalar al día 41, cuando se duplicó a 1.231, y cuatro días después llegaba a 3.146. Con los muertos la disparada vino a partir del día 46, cuando computaron 196; dos días más tarde saltaban a 533. Y dos meses después del primer caso, llevan 15.970. Esos datos son los que indican que la peor decisión hubiera sido dejar justo ahora la cuarentena.

Con nuestros vecinos luce más claro el acierto de las medidas adoptadas. Con muchos menos habitantes, Chile tenía 6.501 casos al día 39, tres veces más que la Argentina, y Brasil superaba entonces los nueve mil. Pero acá influye uno de los puntos flacos que exhibe la pelea contra el virus en nuestro país: el bajo nivel de testeo. En Corea del Sur, país que ha estado a la vanguardia en la manera de enfrentar este mal, se hacen 20.000 testeos diarios; aquí estamos en los 6 mil por mes.

Precisamente esa fue la única pregunta que no contestó el Presidente durante la conferencia de prensa del viernes. Ante la consulta de la agencia Bloomberg, habló de “recursos limitados ante necesidades infinitas”.

Una suerte de testeo fue el que se hizo en los días previos al anuncio de la continuidad de la cuarentena, al dejar trascender un supuesto relajamiento. Sirvió para que muchos se imaginaran el 13 de abril retornando de alguna manera a la vida habitual, cuando lejos estamos de esa instancia. Habrá que recordar que, como dijimos hace una semana, eso no sucederá sino hasta que exista una vacuna. Y todavía falta no menos de un año.

Resulta imperativo que el Presidente convoque a un equipo de especialistas que ayuden a pensar cómo salir del desastre que dejará esta crisis

El problema está en lo que vaya a suceder con la economía hasta entonces. Así como el gobierno se ha mostrado idóneo hasta ahora para enfrentar la crisis sanitaria, atendiendo las recomendaciones de un equipo de expertos con los mejores representantes del país en la materia, no pasa lo mismo en materia económica. Por el contrario, es allí donde más similitudes se observan con el gobierno anterior, que tuvo en la economía su principal talón de Aquiles. Propios y extraños reconocen como un error del macrismo haber diversificado el área económica en tantos sectores, sin una cabeza visible que administrara el manejo general del tema. Es lo que pasa con este gobierno, que ha puesto un ministro de Economía cuyo expertise por el cual fue convocado pasa por el manejo de la deuda, repartiéndose el resto de la cuestión entre otros integrantes del gabinete. Resulta imperativo que el Presidente convoque a un equipo de especialistas que ayuden a pensar cómo salir del desastre que dejará esta crisis, pero también en cómo diagramar el día a día en el mientras tanto.

A propósito de la deuda, el tema ha pasado a un segundo plano, aunque sigue siendo tan preocupante  como siempre. Y los tiempos se acortan. Tras el anuncio de la semana pasada de reprogramar por decreto los pagos de bonos de jurisdicción local, la cuenta regresiva para el resto de la deuda se acelera y el próximo 22 de mayo, si no hay acuerdo con los acreedores la Argentina entrará oficialmente en default. Hoy hay en el gobierno quienes afirman en privado que “el default es mejor que un mal acuerdo”, pero el Presidente seguiría rechazando ese desenlace. Aunque las circunstancias han hecho muy difícil una salida.

Con todo, la obsesión en materia económica debe pasar hoy por la coyuntura. Y los datos están lejos de ser alentadores, con una economía que ya venía mal, como detallan datos del INDEC que muestran que en febrero la construcción cayó un 22,1% y la industria bajó un 0,8% ese mismo mes, cuando aún no impactaba la crisis sanitaria.

Ni qué decir de la actividad turística, que ya caía en el primer bimestre del año (3,4% los arribos de turistas extranjeros y 16,6% los viajes al exterior), antes de colapsar definitivamente en marzo.

Hay más: la Federación de Comercios e Industria de la Ciudad de Buenos Aires anunció que solo el 40,3% de las pymes pudo pagar los sueldos de marzo en tiempo y forma. Esta situación se amplifica -en algunos casos para peor- al llevar la mirada al resto del país.

La emisión monetaria es un recurso muy conocido aquí, al que están apelando todos los países para enfrentar esta crisis inédita… Sin los peligros que ya sabemos se ciernen sobre nuestra economía. Solo en el último mes alcanzó aquí el 30% de nuestra base monetaria; cuando esta situación llegue a su fin el gobierno deberá arbitrar las medidas con absoluta precisión y celeridad, de modo tal que esa cantidad de dinero impresa no desate una hiperinflación.

Alberto Fernández pareció enterarse de los proyectos de Máximo Kirchner durante la entrevista que le hizo Horacio Verbitsky.

El Estado necesita recursos y es en este contexto que desde el kirchnerismo surgió una propuesta para avanzar sobre los grandes patrimonios. El proyecto forma parte de un paquete de tres proyectos atribuidos a Máximo Kirchner y del que el Presidente pareció anoticiarse durante el reportaje que le hizo el periodista Horacio Verbitsky. Entre ellos había uno que apuntaba a cobrarles un impuesto extra a aquellos que blanquearon en 2017, y sonó como respuesta a los reclamos para descontar sueldos de la política. Los proyectos se fusionaron ahora en uno que está redactando el diputado Carlos Heller y que se espera llegue al Congreso esta semana,

“Hay que salvar a las empresas para salvar a los trabajadores; no jodan con nuevos impuestos”, retrucó el economista Carlos Melconian, de buen diálogo con Alberto Fernández. Llamó a dejar de lado la grieta y como prueba de buena voluntad sugirió que “se corran” las ideas liberales, como así también dejar de lado “las ideas heterodoxas inventoras de la pólvora, creadoras de impuestos”.

Por ese andarivel intentó hacer su camino un proyecto que muchos interpretaron era el de Máximo, pero en realidad correspondía a un grupo de diputados de extracción sindical, que sugería implementar un tributo especial a quienes tuvieran bienes que superen los diez millones de pesos. Al dólar oficial, poco más de 150 mil dólares… Un monoambiente en Capital. Facundo Moyano, que figuraba entre los firmantes, salió a desligarse rápido, mientras que los kirchneristas Vanesa Siley y Hugo Yasky admitieron haberlo suscripto, como “un aporte a la discusión”. La redacción correspondió al diputado Carlos Cisneros, un tucumano del gremio bancario que ante el ruido que generó terminó retirándolo el mismo día en que se conoció, para que haya un solo proyecto del bloque y hacer los aportes durante la discusión en comisión.

Eso, si el Congreso sale algún día de su parálisis.