“¿Qué bueno hubiera sido darse cuenta antes, no?”, le dijo Carolina Moisés luego de que la exmandataria hiciera una autocrítica del “Estado presente”.
En su discurso pronunciado en el marco del Encuentro de la Cultura Popular en la Ciudad de Buenos Aires, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner habló de la imagen de la motosierra que impulsó con éxito el actual Gobierno y reconoció que “seguir hablando del Estado presente significa no estar acorde a lo que está pasando hoy en la sociedad. Tenemos que volver a ver cómo hablamos y cómo logramos un Estado eficiente, en una nueva estatalidad”.
Enfrentada con la exmandataria, la senadora nacional Carolina Moisés ironizó preguntándose lo bueno que hubiera sido darse cuenta antes de eso. Y agregó la senadora jujeña: “La escuché atentamente. Si tan sólo hiciera lo que dice y sus discursos se transformaran en acciones, quizás alguien podría creerle.
Pero no. Las incongruencias son evidentes, y las decisiones hablan más que sus palabras”.
Y continuó: “Por lo menos que la escuchen sus cámporas, porque no hay forma que entiendan, vaciaron de sentido sus propias consignas, militantes burgueses de escritorio, que jamás construyeron nada desde el llano, y ahora hay una CFK para justificar cada decisión; como otrora cada uno tenía el ‘Perón’ que le convenía”.
Que bueno hubiera sido darse cuenta antes, no?
La escuché atentamente. Si tan sólo hiciera lo que dice y sus discursos se transformaran en acciones, quizás alguien podria creerle.
Pero no. Las incongruencias son evidentes, y las decisiones hablan más que sus palabras.Por lo… https://t.co/0LuwnGFGFB
— Carolina Moises (@CarolinaMoises) May 25, 2025
Por Mauro González. Para el autor, estamos ante la posibilidad de construir un modelo alternativo de acumulación que sustituya las lógicas siniestras del capitalismo de exclusión.
Hacia finales de junio, mientras la opinión pública reavive la discusión sobre los términos del aislamiento social, la realidad arrojará un dato inapelable: el Estado argentino habrá ejecutado un paquete de asistencia de 1,7 billones de pesos, equivalente al 5,6% del PBI. Si bien las consecuencias socioeconómicas de la pandemia son ineludibles, una intervención de esta magnitud ha permitido la implementación de programas contracíclicos que pudieran amortiguar el impacto de la crisis. No solamente en los sectores más vulnerables, sino que también en respuesta al mundo del trabajo y la producción.
Este esfuerzo excepcional en materia económica derrumba todo tipo de especulación sobre las prioridades del gobierno. Más aún si sumamos la inversión en infraestructura para reforzar el sistema sanitario y -como si fuera poco- el avance en materia científica para el desarrollo de insumos críticos desde organismos públicos. En un mundo atravesado por la incertidumbre, la pandemia nos deja la certeza que la única manera de enfrentarla es con un estado presente.
No debemos permitir que la idea de un Estado presente se convierta en un eufemismo de asistencia o salvataje. Es menester pensar esta presencia en términos de desarrollo sustentable e inclusión. El Estado debe estar presente en la planificación de la producción y en la redistribución de las ganancias que esta genere, porque de otra manera, quienes hasta ayer discutían su intervención y hoy se benefician de ella, también pedirán que el estado se retire cuando la crisis comience a hacerlo.
En coincidencia con el cierre de este trimestre, los pequeños y medianos empresarios argentinos, que hemos tenido las puertas cerradas desde el comienzo de la pandemia, deberemos hacer frente a los salarios complementarios. Y nuevamente será el estado el único que pueda darnos una respuesta a esta situación. Pero entendamos desde ahora que esta intervención debe pensarse como una apuesta concreta por cuidar la base productiva del país y a sus trabajadores, porque seremos nosotros los principales actores en la reconstrucción de nuestra economía.
Estamos ante la posibilidad de construir un modelo alternativo de acumulación que sustituya las lógicas siniestras del capitalismo de exclusión. Debemos pensar en el desarrollo de una economía nacional que privilegie la producción por sobre la especulación financiera. Un modelo que genere puestos de trabajo dignos y fortalezca el mercado interno. Que promueva el avance tecnológico de la industria nacional y agregue valor para competir en el mundo. Este escenario ideal puede convertirse en realidad. Es el momento histórico indicado. Por y para esto, necesitamos un estado presente.
Mauro González es empresario Pyme textil. Presidente de CECREDA (Centro Estratégico para el Crecimiento y Desarrollo Argentino)