La evolución de las normas ISO: conocé las más recientes y sus nuevos desafíos

El director regional de G-CERTI Global Certification amplia el panorama actual de las normas ISO y sus alcances en términos de cultura interna. “Estar al día con las normas más recientes se traduce en una ventaja competitiva para quienes buscan aportar valor real a sus clientes y a la sociedad”, señaló.

Por Fernando Arrieta

En un entorno empresarial cada vez más complejo, las normas ISO no solo se han convertido en un referente para la calidad y la seguridad de la información, sino que también han asumido el papel de brújula para guiar a las organizaciones en áreas tan diversas como la sostenibilidad, la innovación o la gestión de riesgos. Hace algunos años, la idea de certificarse obedecía principalmente a la necesidad de demostrar eficiencia interna y cumplir con requisitos puntuales exigidos por clientes o entes reguladores. Sin embargo, el panorama global ha cambiado: hoy en día la sociedad exige respuestas rápidas y soluciones innovadoras a problemas que van desde la escasez de recursos naturales hasta la rápida transformación digital. En respuesta a estos retos, las normas ISO se expanden constantemente, reflejando la urgencia de operar con criterios responsables y orientados al largo plazo.

La evolución de estas normas se han fortalecido y diversificado sus campos de aplicación. Ya no se trata únicamente de ISO 9001, enfocada en la gestión de la calidad, ni de ISO 27001, clave para la protección de la información. Surgen así estándares como ISO 50001, especialmente relevante en un momento en el que la eficiencia energética va más allá de la reducción de costos y se convierte en un imperativo de sostenibilidad. Otro ejemplo es ISO 22301, enfocada en la continuidad del negocio, un factor que cobra gran importancia en entornos de alta incertidumbre sea por pandemias, desastres naturales o inestabilidades políticas. Por su parte, ISO 56002, dedicada a la gestión de la innovación, evidencia la necesidad de fomentar culturas empresariales capaces de adaptarse y de adelantarse a cambios tecnológicos y de mercado.

Lo interesante de estos desarrollos es cómo, bajo el concepto de la mejora continua, se pone cada vez más atención en el factor humano y en la resiliencia organizacional. Las normas ISO reconocen que, detrás de procesos y procedimientos, hay personas que deben sentirse involucradas y capacitadas para cumplir con altos estándares de desempeño. Así, implementar una nueva norma no se limita a “documentar” y “medir”: se trata de transformar la cultura interna, estimulando la colaboración y la creatividad y alineándolas con objetivos estratégicos claros. Este cambio de mentalidad implica pasar de ver la certificación como un trámite obligatorio a interpretarla como una oportunidad real de crecimiento y diferenciación en el mercado.

A medida que el mundo se vuelve más interconectado, se hace evidente que cada norma ISO renovada o de reciente aparición responde a una demanda específica de la sociedad y del entorno empresarial global. En la actualidad, clientes, inversores y aliados comerciales valoran con mayor atención el compromiso de las organizaciones con la sostenibilidad, la ética y la innovación responsable. Implementar normas ISO que abarquen estos temas puede marcar la diferencia entre liderar el mercado o quedar rezagado. Además, las empresas que se comprometen con estas prácticas fortalecen su reputación, reducen riesgos y abren nuevas puertas a colaboraciones internacionales, al demostrar que sus procedimientos cumplen con lineamientos reconocidos en todo el mundo.

Actualizar normas ISO no es un camino exento de desafíos. Requiere de inversión en capacitación, en tecnología y, sobre todo, en tiempo para la correcta adaptación de la organización. Implica un esfuerzo consciente por no caer en la complacencia y por mantener vivos los procesos de retroalimentación y evaluación constantes. No basta con obtener la certificación y es esencial revisar periódicamente los indicadores de desempeño y los manuales de procedimiento para ajustarlos a la realidad cambiante del mercado y de la sociedad. Este compromiso se ve recompensado por la capacidad de anticiparse a problemas, y responder con agilidad a la competencia y de generar confianza a largo plazo.

El éxito de las nuevas normas ISO descansa en la implicación de cada persona que forma parte de la organización. Desde directivos hasta colaboradores de primera línea, todos deben comprender que la excelencia no es un destino, sino un proceso que se nutre del aprendizaje continuo y del diálogo abierto. De este modo, la empresa no solo “cumple” con un estándar, sino que, gracias a él, crece en conocimiento y solidez. Mantenerse a la vanguardia y no dejar que la organización se quede en el pasado implica, entonces, abrazar la transformación que las normas ISO proponen, viendo en cada actualización la oportunidad de evolucionar y de dar un paso firme hacia la excelencia integral.

La evolución de las normas ISO refleja cómo el mundo actual se mueve a un ritmo acelerado y exige soluciones ágiles, sostenibles y confiables. Estar al día con las normas más recientes y entender sus nuevos desafíos se traduce en una ventaja competitiva para quienes buscan diferenciarse y aportar valor real a sus clientes y a la sociedad. La invitación es clara: seguir observando de cerca cada novedad, profundizar en sus implicaciones y, sobre todo, promover una cultura empresarial que vea en la certificación un trampolín hacia la innovación, el compromiso con las personas y el cuidado responsable del entorno.

La importancia de la certificación ISO en un mundo globalizado: Más que un estándar, una ventaja competitiva

El director regional de G-CERTI vuelve a hacer énfasis en la importancia que tiene las certificaciones ISO en las organizaciones. Asimismo, postula que “no es solo la puerta que abre, sino la transformación que impulsa en el interior de las organizaciones”.

Por Fernando Arrieta

Vivimos una era en la que las oportunidades no conocen fronteras. Cualquier organización, sin importar su tamaño o ubicación, puede aspirar a participar en mercados globales y atraer la atención de clientes, socios e inversionistas de todo el mundo. Sin embargo, con esta apertura vienen nuevas y mayores exigencias: la calidad, la eficiencia y la sostenibilidad han pasado de ser palabras de moda a requisitos mínimos para prosperar en el escenario internacional. En este contexto, operar sin la certificación ISO ya no es una simple elección; es un riesgo que pocas empresas pueden asumir.

Más que un trámite, un lenguaje universal

Cuando hablamos de ISO, no nos referimos a un formalismo burocrático, sino a un auténtico “idioma de confianza” que se habla en los mercados más competitivos del planeta. Baste mencionar que más de 1,3 millones de organizaciones en 178 países se han certificado bajo ISO 9001, el estándar que garantiza un sistema de gestión de calidad confiable (ISO Survey 2023). Este número representa un aumento del 5% en las certificaciones en comparación con el año anterior, destacando la relevancia continua de la norma.

Una certificación ISO es la forma de demostrar, de manera tangible, el compromiso de una organización con la excelencia, validado a través de auditorías independientes. En un mercado donde la percepción y la reputación son cruciales, este sello de garantía puede marcar la diferencia entre ganar o perder una gran oportunidad.

El poder transformador de la calidad demostrable

Hace poco tuve la oportunidad de hablar con el líder de una compañía que, tras años operando de forma local, decidió dar el gran paso y expandirse internacionalmente. Inició conversaciones para entrar en licitaciones globales y, de pronto, se encontró con un obstáculo inesperado: el 75% de las licitaciones internacionales requieren certificaciones como ISO 9001. Operar sin ellas es como querer competir en el mercado global sin hablar el idioma que allí se exige.

Lo más apasionante de la certificación ISO no es solo la puerta que abre, sino la transformación que impulsa en el interior de las organizaciones. Implementar un sistema basado en estándares internacionales significa repensar cada proceso, identificar oportunidades de mejora y documentar cada paso para asegurar una calidad consistente. Según datos de McKinsey, las empresas certificadas bajo ISO 9001 experimentan una reducción promedio del 20% en costos operativos durante los primeros dos años de implementación.

Además, un estudio de Deloitte señala que el 92% de las empresas certificadas reportaron un aumento en la satisfacción de sus clientes, lo que se traduce en mayores tasas de retención y lealtad.

El valor de la confianza en un mundo sin fronteras

La certificación ISO no solamente optimiza procesos; también refuerza la credibilidad de cara a clientes, socios e inversionistas. Según un análisis de PwC, las empresas certificadas tienen un 28% más de probabilidades de atraer inversiones extranjeras, ya que el cumplimiento de estándares internacionales reduce los riesgos asociados con la calidad o las malas prácticas. En palabras sencillas, la certificación ISO se convierte en un escudo de confianza, ese factor que todos desean encontrar al momento de invertir o hacer negocios a gran escala.

Por el contrario, las empresas que carecen de certificaciones internacionales enfrentan un desafío mayor: un 34% de las organizaciones sin ISO reportaron dificultades para mantener la competitividad frente a sus pares certificados, según un estudio de Harvard Business Review. Esto puede llevar a un estancamiento en su crecimiento y a una pérdida de relevancia en el mercado.

Lo emocionante de esta experiencia es ver cómo empresas inicialmente renuentes, convencidas de que certificar era solo un costo extra, terminan descubriendo que la implementación de un estándar como ISO 9001 es, en realidad, una inversión estratégica. Según la Organización Internacional de Normalización, las empresas certificadas pueden ahorrar hasta un 23% en costos de desperdicio y retrabajo.

Decidir certificarse con ISO no es simplemente cumplir un trámite: es abrazar una filosofía de mejora continua, de compromiso con la excelencia y de respeto por las personas que confían en nuestros productos y servicios. En un mundo tan competido, la calidad ya no es un plus, sino un pilar sobre el que se construye la relación de confianza con nuestros stakeholders.

Conclusión

Las fronteras entre países se difuminan, pero la necesidad de confianza se intensifica. Hoy, más que nunca, las organizaciones que deseen crecer y consolidarse en el mercado internacional no pueden darse el lujo de operar sin estándares certificados. La certificación ISO no es solo un requisito más: es el pasaporte a un lenguaje de negocios universal, un motor de transformación interna y un escudo de confianza ante clientes, inversionistas y aliados.

Un informe de CEPAL señala que, si América Latina incrementara la adopción de normas ISO en un 20%, podría aumentar sus exportaciones en hasta un 15% anual, consolidando su posición en el comercio internacional. El momento de dar el salto es ahora. La Iniciativa de la Calidad está aquí para allanar el camino y brindar la asistencia necesaria. Apostar por ISO es apostar por el futuro de tu organización: un futuro donde la frontera de lo posible no la marcan las limitaciones locales, sino la convicción de que la excelencia realmente no tiene fronteras. Y tú, ¿estás listo para ser parte de este cambio que redefine la forma de hacer negocios en nuestro continente?

Municipios seguros: Cómo proteger a nuestras ciudades del Cibercrimen en el 2025

El director regional de G-CERTI Global Certification considera que “América Latina es una de las regiones más vulnerables a los ciberataques a nivel mundial”, y amplia que “el costo promedio de un ataque cibernético es de 3,45 millones de dólares, incluyendo la interrupción de servicios y el impacto en la reputación”.

Por Fernando Arrieta

En un mundo cada vez más digitalizado, los municipios se enfrentan a un desafío crítico: garantizar la seguridad de los sistemas que administran la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Desde el suministro de agua hasta los sistemas de transporte y salud, la dependencia de la tecnología ha crecido exponencialmente. Sin embargo, junto con estas oportunidades de modernización, ha emergido una amenaza significativa: el cibercrimen.

América Latina es una de las regiones más vulnerables a los ciberataques a nivel mundial. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el 60% de los municipios carecen de protocolos básicos de ciberseguridad, dejando expuestos datos personales de los ciudadanos y los servicios críticos que sostienen sus comunidades. El BID estima que los ataques cibernéticos en la región podrían generar pérdidas económicas de hasta 90 mil millones de dólares al año.

En 2023, el 35% de los ataques de ransomware en América Latina tuvieron como objetivo instituciones gubernamentales, según datos de Kaspersky. Los delincuentes no solo buscan robar datos sensibles, sino también extorsionar a los gobiernos mediante ransomware, secuestrando sistemas completos a cambio de pagos exorbitantes. En un caso reciente en Brasil, un ataque de ransomware paralizó los sistemas de transporte público en una ciudad durante cinco días, afectando a más de 1,2 millones de personas.

La ciberseguridad en números

En 2022, América Latina registró 289 millones de intentos de ciberataques, un incremento del 37% en comparación con 2021, según un informe de Fortinet.

Solo el 18% de los municipios en la región tienen personal capacitado en ciberseguridad, de acuerdo con un estudio de Microsoft.

Un informe de IBM Security muestra que el costo promedio de un ataque cibernético en América Latina es de 3,45 millones de dólares, incluyendo la interrupción de servicios y el impacto en la reputación.

La pregunta no es si los municipios enfrentarán ciberataques, sino cuándo. Ante esta realidad, los gobiernos locales tienen una oportunidad única para tomar medidas preventivas y fortalecer su infraestructura tecnológica. La implementación de estándares internacionales como la norma ISO 27001, reconocida mundialmente por su enfoque en la gestión de la seguridad de la información, ofrece un camino claro y efectivo para garantizar la resiliencia de los sistemas municipales.

¿Qué aporta ISO 27001?

ISO 27001 no es solo una herramienta técnica; es un marco estratégico que transforma la manera en que las instituciones manejan los riesgos de seguridad. Su implementación permite a los municipios:

Identificar vulnerabilidades: Evaluar riesgos críticos antes de que ocurran incidentes.

Proteger datos críticos: Salvaguardar la información personal de los ciudadanos.

Responder de manera eficiente ante incidentes: Reducir el tiempo de respuesta ante ciberataques en un 40%, según datos de ISACA.

Un caso notable es el municipio de Medellín, Colombia, que implementó ISO 27001 en 2023 y logró reducir en un 55% los intentos de acceso no autorizado a sus sistemas digitales, según un informe de la Alcaldía.

Confianza ciudadana e impacto económico

La adopción de ISO 27001 no solo fortalece la ciberseguridad, sino que también genera confianza en los ciudadanos. Según un estudio de Deloitte, el 67% de los ciudadanos confían más en un gobierno local que demuestra transparencia y compromiso con la seguridad de sus datos.

Además, los municipios que invierten en ciberseguridad se convierten en entornos más atractivos para la inversión privada. Un informe de PwC revela que las ciudades con sistemas de seguridad certificados tienen un 30% más de probabilidades de atraer inversiones tecnológicas.

Resultados tangibles

La implementación de medidas basadas en ISO 27001 ha demostrado resultados concretos en municipios de todo el mundo:

Reducción del 70% en intentos de ciberataques en ciudades certificadas, según un informe de Gartner.

Incremento del 25% en la eficiencia operativa al integrar sistemas de monitoreo y respuesta en tiempo real.

Disminución del 50% en los costos de recuperación tras un incidente, debido a una respuesta más ágil y coordinada.

El momento de actuar es ahora

La seguridad digital no es un lujo; es una necesidad imperativa en un mundo interconectado. Cada día que pasa sin tomar medidas es un día en el que nuestras comunidades permanecen expuestas a riesgos evitables. Proteger los sistemas municipales no solo garantiza la continuidad de los servicios, sino que también refleja un compromiso ético con el bienestar de los ciudadanos. nvertir en ciberseguridad no es solo proteger sistemas; es proteger a las personas que dependen de ellos. Un municipio seguro es un municipio que cuida de su gente, y esa es la promesa que debemos cumplir. Visita gccerti.org para unirte a este esfuerzo global y transformar tu municipio en un ejemplo de seguridad, confianza e innovación.

 

Ciberseguridad en crisis: el hackeo a Mi Argentina expone las falencias del país y la necesidad de estándares internacionales

El director regional de G-CERTI Global Certification se refirió al hackeo que sufrió el Gobierno nacional en los últimos días y señaló que “un informe de IBM reveló que el costo promedio de una filtración de datos en América Latina asciende a 3.5 millones de dólares”.

Por Fernando Arrieta

El ataque al sitio oficial Mi Argentina y a la plataforma de la Tarjeta SUBE, ocurrido la noche del 25 de diciembre de 2024, dejó expuestas las profundas carencias en ciberseguridad que afectan al país desde hace años. Este incidente, que comprometió datos personales y servicios esenciales, es el reflejo de una infraestructura pública vulnerable, resultado de décadas de falta de inversión y planeación estratégica en seguridad digital. Según un informe de Fortinet, Argentina sufrió más de 1.200 millones de intentos de ciberataques en el primer semestre de 2023, posicionándola como uno de los países más atacados en América Latina. Sin embargo, la adopción de estándares internacionales sigue siendo baja, lo que agrava la situación.

El hackeo, ocurrido alrededor de las 21:30 horas, interrumpió la operatividad de Mi Argentina, un portal que gestiona trámites oficiales fundamentales para los ciudadanos, como licencias de conducir y el pasaporte. Según datos del Instituto Nacional de Ciberseguridad, más del 80% de los sistemas digitales del sector público en Argentina carecen de protocolos avanzados de seguridad, lo que los convierte en objetivos fáciles para los hackers. Este no es un caso aislado: en abril de 2024, un ataque a la Agencia Nacional de Seguridad Vial expuso información de más de 6 millones de licencias de conducir, incluyendo datos de figuras públicas.

La Secretaría de Innovación reconoció públicamente que este ataque evidenció años de falta de inversión en ciberseguridad. Según un informe del BID, solo el 4% del presupuesto estatal argentino en tecnología se destina a seguridad de la información, un porcentaje considerablemente menor al de países como Brasil, que invierte un 10%, o México, con un 8%. Esta falta de priorización no solo afecta al sector público; el sector privado también está en riesgo. Gartner estima que, para 2025, el 60% de las empresas globales implementará estándares como la ISO 27001, mientras que en Argentina esta cifra apenas alcanza el 25%.

Además, un informe de IBM reveló que el costo promedio de una filtración de datos en América Latina asciende a 3.5 millones de dólares, incluyendo pérdidas económicas, daño reputacional y costos de recuperación. En Argentina, más del 70% de las empresas no cuenta con un protocolo de respuesta ante incidentes cibernéticos, lo que agrava los efectos de cada ataque.

La ISO 27001 se presenta como una herramienta clave para revertir esta situación. Este estándar internacional establece un marco para gestionar la seguridad de la información, identificando riesgos, implementando controles y fomentando una cultura de ciberseguridad. En América Latina, la adopción de esta norma ha crecido un 28% desde 2018, liderada por Brasil y México, que han logrado reducir incidentes cibernéticos en un 40% en los últimos tres años gracias a su implementación.

En Argentina, sin embargo, solo un 10% de los organismos públicos y un 20% de las empresas medianas y grandes están certificadas bajo ISO 27001, lo que deja al país rezagado frente a sus pares regionales. Esta falta de adopción no solo compromete la seguridad de los sistemas, sino que también limita la capacidad del país para atraer inversiones internacionales. Según la Cámara Internacional de Comercio, las empresas certificadas con normas internacionales tienen un 50% más de probabilidades de cerrar acuerdos con socios globales, un aspecto crucial en un mundo cada vez más interconectado.

La inacción en materia de ciberseguridad tiene consecuencias graves. Un estudio de Deloitte revela que las organizaciones sin estándares de seguridad internacionales tienen un 40% más de probabilidades de sufrir ataques cibernéticos, mientras que aquellas que adoptan normas como la ISO 27001 reducen significativamente los costos asociados a incidentes de seguridad, ahorrando hasta un 25% en gastos de recuperación.

Además, la falta de seguridad digital afecta directamente la confianza ciudadana. Según una encuesta de la Asociación Argentina de Ciberseguridad, el 68% de los argentinos considera que el gobierno no está preparado para proteger sus datos personales, lo que genera desconfianza en el uso de plataformas digitales públicas.

El gobierno actual ha manifestado su intención de revertir esta situación, reconociendo las falencias heredadas y priorizando la modernización de los sistemas de seguridad. Esto incluye la capacitación de funcionarios, la adquisición de tecnologías avanzadas y la implementación de estándares internacionales. Según un informe del BID, un aumento del 10% en la inversión en ciberseguridad podría reducir los incidentes en un 30%, mejorando significativamente la resiliencia del país frente a futuros ataques.

En este contexto, la ISO 27001 no es solo una recomendación, sino una necesidad urgente. Su adopción no solo protegerá a Argentina de amenazas externas, sino que también fortalecerá su posición como un país confiable para inversiones y cooperación internacional. Además, implementar esta norma enviará un mensaje claro de compromiso con la modernización y la protección de la información en un mundo cada vez más digital.

El hackeo a Mi Argentina debe ser un llamado de atención para priorizar la seguridad digital como una política de Estado. Con inversiones estratégicas y un enfoque en estándares internacionales como la ISO 27001, el país puede no solo prevenir futuros ataques, sino también posicionarse como un líder regional en ciberseguridad. La crisis actual es una oportunidad para construir un sistema más sólido, confiable y preparado para los desafíos del futuro.

El futuro de las normas ISO: El camino hacia 2025

El director regional de G-CERTI Global Certification destaca que “el compromiso global con el medio ambiente ha colocado a la sostenibilidad en el centro de las estrategias empresariales” y explica que “la revolución tecnológica está transformando la manera en que las organizaciones operan”.

Por Fernando Arrieta

Las normas ISO están en plena transformación para adaptarse a los desafíos de un mundo cada vez más digitalizado, globalizado y enfocado en la sostenibilidad. Estas actualizaciones no solo buscan responder a las demandas del presente, sino también preparar a las organizaciones para un entorno cada vez más competitivo y exigente. De cara a 2025, se espera que las nuevas versiones de normas como la ISO 9001, la ISO 14001 y la ISO/IEC 27001 lideren el camino hacia estándares más innovadores y alineados con las necesidades globales.

ISO 9001 y la digitalización como clave de la calidad

La ISO 9001, con más de 1.3 millones de certificados en 170 países, es la norma de gestión de calidad más adoptada a nivel mundial. Sin embargo, en un mundo impulsado por la digitalización, esta norma está en proceso de revisión para incorporar lineamientos sobre tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y el big data. La nueva versión, prevista para finales de 2025, promete convertir a la ISO 9001 en una herramienta clave para que las organizaciones respondan a las exigencias de la transformación digital y la resiliencia organizacional.

Los datos muestran un panorama prometedor. Según la encuesta mundial de ISO de 2023, las certificaciones ISO 9001 han crecido un 4% anual desde 2020, reflejando un compromiso constante de las organizaciones con la mejora continua. En América Latina, esta norma ha visto un incremento del 25% en su adopción entre 2015 y 2023, especialmente en sectores como la manufactura, los servicios y la agroindustria.

Sostenibilidad: el nuevo eje de las normas ISO

El compromiso global con el medio ambiente ha colocado a la sostenibilidad en el centro de las estrategias empresariales. La ISO 14001, dedicada a la gestión ambiental, ya cuenta con más de 400,000 certificados a nivel mundial, consolidándose como un referente para las empresas que buscan alinear sus operaciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En Sudamérica, la adopción de esta norma creció un 20% en los últimos cinco años, con Brasil y Argentina liderando el cambio hacia prácticas más responsables.

Un estudio global de Booking.com revela que el 73% de los viajeros consideran importante que los alojamientos implementen medidas sostenibles. Este dato subraya la relevancia de las normas ambientales, particularmente en sectores como el turismo y la hospitalidad, que cada vez más enfrentan una mayor demanda de prácticas responsables. Además, la próxima revisión de la ISO 14001 incluirá directrices sobre energías renovables y economía circular, fortaleciendo aún más su impacto en la transición hacia modelos empresariales más sostenibles.

El impacto de la tecnología: inteligencia artificial y ciberseguridad

La revolución tecnológica está transformando la manera en que las organizaciones operan, y las normas ISO no son ajenas a este cambio. La ISO/IEC 27001, centrada en la gestión de seguridad de la información, ha crecido un 33% anual en los últimos cinco años, reflejando la importancia de proteger datos sensibles en un entorno digital cada vez más vulnerable. A su vez, la ISO está desarrollando un marco regulatorio para el uso ético y seguro de la inteligencia artificial, con una cumbre internacional prevista en 2025 en Seúl. Este estándar tiene el potencial de establecer lineamientos globales para garantizar la transparencia, la seguridad y la ética en la aplicación de tecnologías disruptivas.

Universidades auditadas: Un compromiso con la calidad y la transparencia en la educación superior en América Latina

El director regional de G-CERTI Global Certification brinda un análisis referido al conflicto latente entre el Gobierno nacional y las casas de altos estudios del país. Los datos que comparan a América Latina con Europa.

Por Fernando Arrieta

Las universidades de hoy no pueden cumplir su propósito si se quedan estancadas en métodos y estructuras del pasado. La educación superior, en cualquier país que aspire a ser competitivo, debe evolucionar al ritmo de los tiempos. No basta con transmitir conocimiento; es esencial que también promuevan valores y construyan una infraestructura de calidad que guíe el desarrollo de la sociedad. En América Latina, donde los desafíos educativos son enormes y los recursos suelen ser limitados, la implementación de estándares de calidad es una necesidad urgente.

La educación universitaria en la región enfrenta obstáculos específicos: financiamiento insuficiente, gestión ineficaz y una falta de regulación que afecta la calidad de la enseñanza, la retención de talentos y la competitividad de los egresados. Según el Banco Mundial, solo el 20% de las universidades latinoamericanas reciben financiamiento estatal adecuado, en comparación con el 50% en Europa. Este desbalance obliga a las instituciones a equilibrar calidad y limitaciones presupuestarias, lo que limita el acceso a una educación competitiva.

En este contexto, implementar normas internacionales como las certificaciones ISO podría marcar un antes y un después para la educación superior en América Latina. La norma ISO 9001, enfocada en gestión de calidad, no solo estandariza procesos; según estudios, mejora un 25% la satisfacción estudiantil en universidades que la adoptan. Este cambio va más allá de reducir tiempos de espera o simplificar trámites; es una muestra de respeto y compromiso hacia cada estudiante y familia.

La transparencia en la gestión es otro aspecto crítico. En América Latina, la corrupción en el sector educativo representa pérdidas de hasta el 3% del PIB en algunos países, según Transparency International. La ISO 37001, que aborda la gestión antisoborno, ha demostrado reducir en un 30% las irregularidades administrativas en instituciones que la implementan. Esto es fundamental para formar una sociedad ética: las universidades deben dar el ejemplo de integridad.

En un contexto donde la sostenibilidad es clave, la norma ISO 14001, sobre gestión ambiental, puede ayudar a crear universidades comprometidas con el medio ambiente. Las instituciones que han adoptado esta norma reportan un aumento del 20% en la satisfacción estudiantil, ya que los jóvenes valoran el compromiso ambiental. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el 70% de los estudiantes universitarios en América Latina apoyan iniciativas ecológicas en sus campus.

A nivel mundial, muchas universidades de prestigio ya han adoptado estas certificaciones como estándar. Oxford, por ejemplo, implementó la ISO 9001 para optimizar procesos administrativos, logrando una reducción del 15% en tiempos de espera. Stanford redujo su huella de carbono en un 30% en cinco años gracias a la ISO 14001, mientras que la Universidad Técnica de Múnich utiliza la ISO 37001 para asegurar transparencia en el uso de fondos, fortaleciendo la confianza en su comunidad académica. Estos ejemplos muestran que los estándares internacionales no son negociables para una educación que aspira a ser excelente y responsable.

Conscientes de estos desafíos, Global Certification ha lanzado la iniciativa Calidad Educativa, permitiendo a las universidades de América Latina y el Caribe acceder a certificaciones ISO con una inversión hasta un 80% menor si además optan por proyectos ambientales. Este programa hace que la certificación ISO sea accesible para instituciones con recursos limitados, incentivando también la sostenibilidad.

Es fundamental comprender que la responsabilidad de mejorar la educación superior en la región no recae solo en las universidades. Gobiernos, empresas y ciudadanos juegan un papel crucial. Los gobiernos deben implementar políticas que faciliten la adopción de estos estándares; las empresas pueden apoyar mediante alianzas estratégicas, y los ciudadanos, como estudiantes y padres, pueden exigir más calidad en las instituciones.

El compromiso con normas como ISO 9001, 37001 y 14001 es más que una formalidad; es una responsabilidad ética. Cada universidad tiene el deber de formar a la próxima generación de líderes, y solo a través de una educación de calidad, transparente y sostenible, se puede construir una sociedad preparada para los retos del futuro.

En manos de las universidades de América Latina está el poder de hacer una diferencia real, no solo para sus estudiantes, sino para toda la comunidad. La calidad y la transparencia no pueden seguir siendo temas secundarios. Es momento de actuar y asumir la responsabilidad de construir una sociedad más justa y competitiva. Porque la educación sigue siendo el motor de cambio más poderoso de una nación.

Se viene la segunda edición de los Premios Argentina Economía Circular

El premio, distinguirá a aquellas empresas que han logrado aplicar con éxito los principios de la economía circular, un modelo que está transformando la manera en que las industrias operan.

El próximo jueves 24 de octubre, a las 17:30 en la Bolsa de Comercio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ubicada en Sarmiento 299, se realizará la ceremonia de entrega del Premio Nacional Argentina Economía Circular, un evento dará reconocimiento al compromiso de organizaciones públicas y privadas con la sostenibilidad y la innovación en la gestión de recursos.

El premio, distinguirá a aquellas empresas que han logrado aplicar con éxito los principios de la economía circular, un modelo que está transformando la manera en que las industrias operan.

En esta edición, Fernando Arrieta, director regional de G-Certi Global Certification, será el encargado de coordinar el jurado, seleccionando a los ganadores que se han destacado por su compromiso con la sostenibilidad y la innovación.

Economía circular: una nueva era para la sostenibilidad

La economía circular se presenta como una alternativa viable al tradicional modelo de "usar y desechar". En este sistema, los productos y materiales se diseñan para tener una vida útil más larga y para ser reutilizados o reciclados, reduciendo así el impacto ambiental y la necesidad de extraer nuevos recursos naturales. Se estima que, al adoptar este enfoque, las empresas no solo reducen sus emisiones y desperdicios, sino que también optimizan sus procesos y se posicionan como líderes en innovación.

Ejemplos notables de la aplicación de la economía circular incluyen gigantes tecnológicos como Samsung y Apple, quienes permiten a sus usuarios devolver dispositivos antiguos para su reciclaje o reutilización, promoviendo así una disminución significativa de los residuos electrónicos. Esta tendencia, además de reducir la cantidad de desechos que terminan en vertederos, crea un modelo de negocio más sostenible y atractivo para los consumidores.

 

Ciberdelincuencia en aumento: Argentina en la mira de los hackers

El director regional de G-CERTI Global Certification señaló que “entre 2020 y 2022, los ciberataques en Argentina crecieron un alarmante 300%”, y advirtió que “se prevé que los costos globales de la ciberdelincuencia alcanzarán los 10,5 billones de dólares para 2025”.

Por Fernando Arrieta

La creciente digitalización en Argentina ha transformado la manera en que empresas, instituciones gubernamentales y ciudadanos interactúan con la tecnología. Sin embargo, este avance ha venido acompañado de un peligro latente: el aumento de los ciberataques. En los últimos años, Argentina ha estado en la mira de hackers que buscan explotar vulnerabilidades en sistemas informáticos, tanto en el sector público como en el privado. Este fenómeno, que se intensificó a raíz de la pandemia, sigue siendo una amenaza constante para la seguridad digital del país.

El avance tecnológico, impulsado en gran parte por la pandemia de COVID-19, forzó a muchas empresas y entidades gubernamentales a acelerar su transición hacia un entorno digital. La adopción masiva del trabajo remoto, el uso de plataformas en la nube y la digitalización de trámites gubernamentales han facilitado la vida de los ciudadanos, pero también han dejado al descubierto numerosas vulnerabilidades.

Según un informe de Kaspersky, en 2023 Argentina sufrió más de 10 millones de intentos de ciberataques, lo que lo posiciona como uno de los países más vulnerables en la región. Entre 2020 y 2022, los ciberataques en Argentina crecieron un alarmante 300%, según el Centro Nacional de Respuesta a Incidentes de Seguridad Informática (CERT). Los ataques más comunes incluyen el ransomware, phishing, y ataques DDoS (denegación de servicio).

Un caso resonante fue el ataque sufrido por la Dirección Nacional de Migraciones en 2020, donde los hackers secuestraron los sistemas y exigieron un rescate de 4 millones de dólares. Este ataque afectó gravemente las operaciones del organismo durante días y dejó en evidencia la fragilidad de las infraestructuras digitales públicas.

A nivel mundial, se prevé que los costos globales de la ciberdelincuencia alcanzarán los 10,5 billones de dólares para 2025, un aumento drástico desde los 3 billones registrados en 2015, según Cybersecurity Ventures. En Argentina, se estima que las empresas pierden anualmente más de 50 millones de dólares debido a ciberataques. Estos datos subrayan la importancia de contar con sistemas de seguridad sólidos para proteger tanto a los usuarios como a las organizaciones.

El sector gubernamental argentino también ha sido un blanco frecuente. En 2021, un ciberataque afectó la infraestructura digital de varios ministerios, comprometió la seguridad de datos sensibles y puso en riesgo información crítica de millones de ciudadanos. Estos incidentes plantean preguntas serias sobre la capacidad del Estado para proteger sus sistemas y garantizar la seguridad de la información pública.

El sector empresarial tampoco ha escapado de la amenaza. Según el Global Threat Intelligence Report 2022, el 70% de los ciberataques en Argentina estuvieron dirigidos a pymes, que a menudo no tienen los recursos para implementar sistemas de seguridad robustos. Esto ha obligado a muchas de ellas a detener operaciones durante días o incluso semanas, generando enormes pérdidas económicas y afectando su reputación.

Uno de los mayores problemas es la falta de cultura de ciberseguridad en muchos sectores. Con el crecimiento del Internet de las Cosas (IoT) y el uso masivo de la nube, las brechas de seguridad se han multiplicado. En este contexto, la adopción de estándares internacionales como la norma ISO 27001 se presenta como una solución efectiva para enfrentar estos desafíos.

ISO 27001: la clave para proteger la información

La norma ISO 27001 es un estándar internacional que proporciona a las organizaciones un marco claro para gestionar la seguridad de la información. Implementar este estándar permite a las empresas y organismos públicos identificar y mitigar los riesgos asociados a ciberataques, proteger los datos sensibles y garantizar la continuidad operativa.

Además de ofrecer una mayor protección contra ataques, la ISO 27001 mejora la reputación de las organizaciones, genera confianza en los clientes y garantiza el cumplimiento de las normativas de seguridad de datos. Con la creciente digitalización, contar con esta certificación no es solo una medida de prevención, sino una necesidad para cualquier empresa u organismo que desee operar en un entorno digital seguro y confiable.

En conclusión, Argentina enfrenta una creciente amenaza cibernética en medio de la acelerada digitalización de sus sectores público y privado. La adopción de la norma ISO 27001 es una solución eficaz para mitigar estos riesgos, protegiendo los datos sensibles y asegurando la integridad de los sistemas en un mundo cada vez más vulnerable a los ciberataques.

Blindaje digital: Cómo las municipalidades pueden salvaguardar información y servicios esenciales

El director regional de G-Certi Global Certification prende las alarmas y expresa que “el impacto económico de los ataques cibernéticos en las entidades gubernamentales ha aumentado significativamente”.

Por Fernando Arrieta

En un mundo digital cada vez más interconectado, las municipalidades enfrentan amenazas crecientes en ciberseguridad. La protección de datos sensibles y la continuidad de servicios esenciales se han convertido en prioridades críticas, ya que los ataques cibernéticos se vuelven más sofisticados y devastadores.

Las municipalidades se han convertido en objetivos cada vez más atractivos para los ciberdelincuentes. Según el Informe de Ciberseguridad Global 2024 de McAfee, el impacto económico de los ataques cibernéticos en las entidades gubernamentales ha aumentado significativamente, con un costo estimado de $7.7 billones a nivel global para el próximo año. Los ataques de ransomware han sido especialmente perjudiciales; un informe de Emsisoft reveló que, en 2022, al menos 122 ataques a entidades gubernamentales y servicios públicos en EE.UU. causaron más de $3.1 billones en daños y costos de recuperación.

Un caso relevante es el ataque a la ciudad de New Orleans en 2019, que obligó a cerrar varios sistemas informáticos y generó costos de recuperación estimados en $7 millones, subrayando la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas (NPR, 2024). Otro incidente significativo fue el ataque al gobierno de Costa Rica en 2022, que paralizó servicios gubernamentales y afectó hospitales, evidenciando la necesidad urgente de fortalecer las defensas cibernéticas (BBC News, 2024).

Estrategias para mitigar los riesgos

Fortalecimiento de la infraestructura tecnológica: Muchas municipalidades aún utilizan sistemas obsoletos que son susceptibles a ataques. La actualización de software y la aplicación de parches de seguridad regulares son esenciales para proteger contra brechas conocidas.

Capacitación y concientización del personal: La falta de formación en ciberseguridad sigue siendo un problema crítico. Según el Informe de Brechas de Datos 2023 de Verizon, el 95% de las brechas se deben a errores humanos. Capacitar al personal en medidas básicas de seguridad, como el uso de contraseñas seguras y la detección de correos electrónicos de phishing, puede reducir significativamente el riesgo de ataques.

Desarrollo de planes de respuesta a incidentes: Tener un plan de respuesta bien definido puede minimizar el impacto de los ataques. Estos planes deben incluir la colaboración con expertos en ciberseguridad y la implementación de procedimientos para una rápida restauración de sistemas.

Realización de auditorías de seguridad: Las auditorías periódicas realizadas por terceros independientes pueden identificar vulnerabilidades que podrían haber pasado desapercibidas. La Guía de Evaluación de Riesgos de Ciberseguridad 2023 recomienda realizar estas auditorías al menos una vez al año para garantizar la robustez de las defensas.

Evaluaciones continuas de riesgos: Implementar un sistema para la evaluación y gestión continua de riesgos es crucial para adaptarse a las amenazas emergentes y mejorar la postura de seguridad.

Normas internacionales como soporte

La adopción de normas internacionales, como la ISO 27001, puede ser una herramienta clave en este contexto. Esta norma proporciona un marco para establecer un Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI), ayudando a las municipalidades a identificar y gestionar riesgos, desarrollar políticas claras, y promover la capacitación continua del personal.

Proteger a las municipalidades de ciberataques requiere una combinación de tecnología avanzada, políticas robustas y una cultura organizacional comprometida con la seguridad. La implementación de estándares de seguridad, la capacitación del personal y la actualización de infraestructuras son pasos cruciales para enfrentar estos desafíos y asegurar la continuidad de los servicios esenciales y la protección de los datos ciudadanos.

 

Calidad en el sector público: La importancia de implementar la norma ISO 9001 en las municipalidades

El director regional de G-Certi Global Certification señaló que “este enfoque asegura que todos los procesos sean planificados, ejecutados, verificados y ajustados según sea necesario”.

Por Fernando Arrieta

La implementación de la norma ISO 9001 en las municipalidades es fundamental para mejorar la calidad y eficiencia de los servicios públicos. A continuación, exploramos por qué es crucial adoptar esta norma, cómo garantiza la calidad en la gestión, y los múltiples beneficios que aporta a los gobiernos locales y sus habitantes.

Las municipalidades gestionan una amplia gama de servicios que afectan directamente la vida de los ciudadanos, desde la recolección de basura hasta la administración de servicios sociales. Implementar la norma ISO 9001 proporciona un marco estructurado para la gestión de la calidad, permitiendo estandarizar procesos, reducir errores y aumentar la satisfacción del cliente. Además, mejora la credibilidad y la imagen pública de las municipalidades, facilitando el cumplimiento de requisitos legales y contractuales.

Para garantizar la calidad en la gestión, las intendencias deben adoptar el ciclo de mejora continua Plan-Do-Check-Act (PDCA) incluido en ISO 9001. Este enfoque asegura que todos los procesos sean planificados, ejecutados, verificados y ajustados según sea necesario. La implementación también requiere el compromiso de la alta dirección y la participación de todos los empleados, asegurando que se cumplan y superen los requisitos del cliente.

ISO 9001 mejora los procesos municipales mediante la estandarización y documentación de procedimientos, reduciendo la variabilidad y los errores. Fomenta una cultura de mejora continua y decisiones basadas en datos, permitiendo a las municipalidades identificar y mitigar riesgos de manera más efectiva. Esto resulta en operaciones más eficientes y un uso optimizado de los recursos, mejorando así la prestación de servicios a los ciudadanos.

Las intendencias pueden asegurar la calidad en la prestación de servicios adoptando ISO 9001, ya que esta norma proporciona un marco para gestionar la calidad de manera sistemática. Incluye la implementación de controles para monitorear y medir el desempeño, así como la capacitación del personal para garantizar que comprendan sus roles y responsabilidades en el mantenimiento de altos estándares de calidad.

ISO 9001 protege a las municipalidades de la mala gestión al exigir una clara definición de roles y responsabilidades, procedimientos documentados y controles de calidad rigurosos. La norma también promueve una cultura de mejora continua y gestión de riesgos, ayudando a las municipalidades a anticipar y resolver problemas antes de que se conviertan en crisis. Esto garantiza que los servicios sean consistentes y confiables.

Implementar ISO 9001 no garantiza la perfección, pero sí asegura que las municipalidades tengan un sistema efectivo para gestionar y mejorar la calidad de sus servicios. Esto incluye auditorías internas y externas regulares para verificar que se mantengan los estándares y se realicen las mejoras necesarias, promoviendo así una prestación de servicios de alta calidad.

Las municipalidades que implementan ISO 9001 tienden a ser más eficientes debido a la estandarización de procesos y la reducción de errores y desperdicios. La norma promueve el uso de prácticas basadas en evidencia y la mejora continua, lo que contribuye a una gestión más eficaz y al ahorro de recursos.

Los intendentes buscan varias ventajas al implementar ISO 9001, incluyendo la mejora de la satisfacción del cliente, la reducción de costos a través de la eficiencia operativa, el cumplimiento de requisitos legales y contractuales, y la mejora de la imagen pública y la credibilidad de la municipalidad. Además, buscan establecer un sistema de gestión que permita una mejora continua y una mejor gestión de los recursos.

ISO 9001 mejora la vida de los habitantes al asegurar que los servicios municipales sean consistentes, confiables y de alta calidad. La norma fomenta la eficiencia operativa y la mejora continua, lo que se traduce en una prestación de servicios más rápida y efectiva. Además, al centrarse en la satisfacción del cliente, las municipalidades pueden responder mejor a las necesidades y expectativas de los ciudadanos.

La gestión de calidad con ISO 9001 hace la vida más segura y eficiente al establecer procesos claros y bien documentados que minimizan errores y desperdicios. Esto no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también garantiza que los servicios esenciales sean confiables y de alta calidad, protegiendo así a los ciudadanos y mejorando su calidad de vida.

Implementar ISO 9001 es una inversión significativa que puede transformar la gestión municipal, haciendo que las ciudades sean lugares más eficientes y agradables para vivir.

Efectividad de la norma ISO 37001 en la prevención del soborno

El director regional de G-Certi Global Certification sostuvo que “la corrupción no solo erosiona la confianza en las instituciones públicas y privadas, sino que también tiene un impacto devastador en el desarrollo económico y social”.

Por Fernando Arrieta

La corrupción sigue siendo un problema crítico que afecta tanto a gobiernos como a organizaciones en todo el mundo, exacerbando crisis económicas, políticas y sociales. Según el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) 2023 de Transparency International, más de dos tercios de los países evaluados obtuvieron una puntuación inferior a 50 sobre 100, lo que indica niveles significativos de corrupción. Esta situación se ve agravada por la falta de acción de los líderes, lo que ha llevado a un estancamiento o deterioro en la lucha contra la corrupción en muchas regiones. Mientras que Europa Occidental y la Unión Europea siguen siendo las regiones con mejores puntuaciones, también han experimentado una disminución en la integridad política y los controles y equilibrios, reflejando una erosión de la confianza pública.

La corrupción no solo erosiona la confianza en las instituciones públicas y privadas, sino que también tiene un impacto devastador en el desarrollo económico y social. Se estima que la corrupción, el soborno, el robo y la evasión fiscal cuestan a los países en desarrollo aproximadamente 1.26 billones de dólares anuales. Esta cifra es equivalente a las economías combinadas de Suiza, Sudáfrica y Bélgica, y suficiente para elevar a los 1.4 mil millones de personas que viven con menos de 1.25 dólares al día por encima del umbral de pobreza durante al menos seis años.

Además de los costos económicos directos, la corrupción debilita las instituciones democráticas, socava la justicia y perpetúa la desigualdad social. Las comunidades más vulnerables suelen ser las más afectadas, al tener menos acceso a servicios públicos esenciales como educación, salud y justicia.

Frente a este panorama desalentador, la adopción de la norma ISO 37001 emerge como una respuesta estratégica. Implementada desde 2016, esta norma ofrece un marco sistemático para establecer un sistema de gestión anti-soborno (ABMS) efectivo. ISO 37001 no solo mejora la transparencia y la confianza dentro de las organizaciones, sino que también previene y detecta el soborno mediante la implementación de políticas y procedimientos claros. Estos incluyen controles financieros y no financieros, así como procesos de debida diligencia sobre terceros y empleados, permitiendo a las organizaciones identificar y mitigar riesgos antes de que se conviertan en problemas significativos.

La norma ISO 37001 establece requisitos para un sistema de gestión diseñado para ayudar a una organización a prevenir, detectar y abordar el soborno, y cumplir con las leyes y compromisos voluntarios aplicables a sus actividades. La implementación de esta norma abarca desde políticas anti-soborno, capacitación del personal, controles financieros, hasta la realización de auditorías internas y externas.

La implementación de ISO 37001 en el sector público ha demostrado ser eficaz en diversos contextos. El gobierno de Singapur, por ejemplo, ha utilizado esta norma para mejorar la transparencia y combatir la corrupción en sus entidades gubernamentales, manteniéndose como uno de los países menos corruptos del mundo según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparency International. Este éxito se debe a la combinación de una fuerte voluntad política, un sistema judicial independiente y la implementación rigurosa de políticas anti-soborno.

De manera similar, la Municipalidad de Lima en Perú adoptó ISO 37001 para fortalecer su gestión y reducir los riesgos de soborno en sus operaciones, mejorando significativamente la confianza del público en la administración municipal. Este caso es particularmente relevante en el contexto latinoamericano, donde la corrupción ha sido un obstáculo persistente para el desarrollo económico y social.

En el sector privado, la implementación de ISO 37001 también ha sido significativa. Petrobras en Brasil es un ejemplo destacado. Tras uno de los mayores escándalos de corrupción en América Latina, la adopción de esta norma fue crucial para mejorar sus prácticas de gestión y combatir la corrupción, restaurando la confianza entre los inversores y el público. La implementación de ISO 37001 en Petrobras incluyó la revisión y fortalecimiento de sus controles internos, la capacitación de empleados y la creación de un ambiente de denuncia segura y confidencial.

Asimismo, Rolls-Royce en el Reino Unido adoptó ISO 37001 tras importantes investigaciones que revelaron prácticas corruptas. La implementación de esta norma ayudó a la empresa a establecer controles estrictos, mejorar la capacitación de los empleados y fortalecer los procesos de debida diligencia, lo que resultó en una mayor integridad y responsabilidad corporativa. Este esfuerzo no solo mejoró la transparencia y la gobernanza interna, sino que también restauró la confianza entre los inversores y el público.

Realizar auditorías basadas en ISO 37001 en entidades gubernamentales es esencial para combatir la corrupción. Estas auditorías permiten identificar y abordar prácticas corruptas, mejorar la eficiencia operativa y asegurar que los recursos públicos se utilicen de manera adecuada. Además, promueven un entorno de trabajo ético y profesional, fundamental para ganar la confianza del público y garantizar justicia y equidad en la administración pública.

Las auditorías también ayudan a identificar lagunas y áreas de mejora en los sistemas de gestión anti-soborno, permitiendo una implementación más efectiva de las políticas y procedimientos. Las auditorías periódicas, tanto internas como externas, aseguran la continuidad y la mejora constante del sistema de gestión anti-soborno, garantizando que las organizaciones se mantengan en cumplimiento con las normativas y estándares internacionales.

Para que la implementación de ISO 37001 sea efectiva, es requisito que todos los niveles de la organización estén involucrados y comprometidos. Esto incluye desde la alta dirección hasta los empleados de base. La capacitación continua y la concientización sobre las políticas anti-soborno son fundamentales para crear una cultura organizacional ética y responsable.

Los programas de capacitación deben abarcar diversos aspectos, como la identificación de riesgos de soborno, la comprensión de las políticas y procedimientos establecidos, y la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas. Además, se deben establecer canales seguros y confidenciales para que los empleados puedan reportar actividades sospechosas sin temor a represalias.

 

ISO 37001 facilita el cumplimiento de leyes internacionales y nacionales contra el soborno, como la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) de EE. UU. y la Ley de Soborno del Reino Unido. El cumplimiento de estas leyes no solo evita sanciones legales y financieras, sino que también protege la reputación de la organización. La importancia de esta norma se refleja en varios casos de éxito en el sector público.

El caso de Petrobras y el de Keppel Offshore en la industria del petróleo y energía ilustran las profundas repercusiones de no adoptar medidas preventivas robustas. En el caso de Keppel Offshore, la implementación de medidas preventivas conforme a ISO 37001 podría haber mitigado significativamente el riesgo de soborno y corrupción, evitando un escándalo que se prolongó por 13 años. Estos casos destacan la importancia de un sistema de gestión anti-soborno bien implementado para evitar litigios costosos, pérdidas financieras y daños reputacionales.

Crecen los intentos de ciberataques en Argentina

El director regional de G-CERTI plantea un panorama sobre protección de datos virtuales y señala que “uno de los mayores desafíos actuales es el robo de credenciales, que representa el 31% de las brechas de seguridad globales en los últimos diez años”.

Por Fernando Arrieta

El panorama de ciberseguridad en Argentina y el resto de Latinoamérica se está volviendo cada vez más complejo y preocupante. Según un reciente informe de Fortinet, Argentina registró más de 1,200 millones de intentos de ciberataques en el primer semestre de 2023, reflejando un incremento significativo respecto a años anteriores (GlobalRegInsights). Este número alarmante resalta la necesidad urgente de implementar estrategias robustas para proteger la información sensible y las infraestructuras críticas.

Desafíos y tendencias actuales

Uno de los mayores desafíos actuales es el robo de credenciales, que representa el 31% de las brechas de seguridad globales en los últimos diez años. Este vector de ataque, aunque menos conocido, es extremadamente peligroso y subraya la importancia de la gestión adecuada de la identidad y el acceso (GlobalRegInsights). Además, el aumento de actividades de ransomware y la proliferación de botnets y malware destructivo como los "wipers" han creado un entorno cada vez más amenazante para las organizaciones (GBS) (TechRobot).

Impacto de la pandemia y la digitalización

La pandemia ha acelerado la digitalización, exponiendo aún más nuestras vulnerabilidades frente a las amenazas cibernéticas. A medida que la demanda de productos electrónicos ha crecido, también lo ha hecho el riesgo asociado con la ciberseguridad. La industria de la seguridad electrónica, en particular, ha experimentado un incremento en la demanda de semiconductores, lo que ha agravado los problemas de suministro y aumentado los costos (TechRobot). Según la Administración de Comercio Internacional, las empresas argentinas invirtieron más de 108 millones de dólares en ciberseguridad en 2019, y se espera que esta cifra haya aumentado significativamente en los últimos años (Trade.gov).

Principales desafíos de ciberseguridad en Argentina

  1. Cada vez mayor sofisticación de los ciberataques: Los ciberdelincuentes están empleando métodos más sofisticados, incluidos ataques persistentes avanzados (APT), ransomware, phishing y ataques de ingeniería social, explotando vulnerabilidades en software y comportamiento humano (GlobalRegInsights) (GBS).
  2. Rápida transformación digital: La adopción de tecnologías digitales en sectores como servicios gubernamentales, finanzas, salud y educación ha ampliado la superficie de ataque, introduciendo nuevas vulnerabilidades con la integración de IoT, computación en la nube e inteligencia artificial (GlobalRegInsights).
  3. Escasez de profesionales cualificados en ciberseguridad: La demanda de expertos en ciberseguridad supera la oferta de profesionales cualificados. Esta brecha de talento es un desafío significativo para Argentina, ya que las organizaciones luchan por encontrar y retener personal capaz de gestionar y responder a las amenazas cibernéticas de manera efectiva (GBS).
  4. Desafíos regulatorios y de cumplimiento: Mantener el ritmo de las regulaciones y estándares nacionales e internacionales de ciberseguridad puede ser un desafío para las organizaciones argentinas. Garantizar el cumplimiento requiere esfuerzo y recursos continuos, particularmente a medida que las regulaciones evolucionan para abordar nuevas amenazas cibernéticas y preocupaciones sobre la privacidad (GBS).
  5. Conciencia y cultura de la ciberseguridad: A pesar de la creciente conciencia sobre los riesgos cibernéticos, una parte importante de la población y los empleados de las organizaciones carecen del conocimiento y los hábitos necesarios para proteger sus actividades en línea. Mejorar la concienciación sobre la ciberseguridad y fomentar una cultura de seguridad son desafíos constantes (Trade.gov).

Ciberseguridad en América Latina

La tasa de ciberataques en América Latina es alarmantemente alta. En los primeros seis meses de 2020, hubo aproximadamente 39 millones de ciberataques iniciados en la región (Trade.gov). Argentina, junto con México y Brasil, lidera en términos de porcentaje de usuarios de Internet afectados por malware (Trade.gov). Según Statista, en 2020 se reportaron más de 1,500 casos de delitos cibernéticos en Argentina, representando un aumento del 60% respecto al año anterior (Trade.gov).

Casos significativos de ciberataques en Argentina

  1. RENAPER: En octubre de 2021, un hacker violó la red del Registro Nacional de las Personas (RENAPER) y robó datos completos de identificación de toda la población. El hacker anunció la venta de los datos en plataformas sociales y publicó información de 44 celebridades, incluyendo a Lionel Messi y Sergio Agüero (TechRobot).
  2. Telecom Argentina: En julio de 2020, Telecom Argentina sufrió un ataque de ransomware que cifró unas 18,000 estaciones de trabajo. Los hackers exigieron un rescate de casi 7.5 millones de dólares (TechRobot).
  3. Dirección Nacional de Migraciones: En agosto de 2020, la Dirección Nacional de Migraciones fue atacada, causando un cierre temporal de las fronteras del país. Los hackers exigieron Bitcoins por valor de millones de dólares a cambio de la información robada (TechRobot).

Soluciones y certificaciones: ISO 27001

En este contexto, la certificación ISO 27001 se presenta como una herramienta esencial para establecer y mantener un sistema de gestión de seguridad de la información (SGSI) efectivo. Este estándar internacional ayuda a las organizaciones a identificar y gestionar riesgos, cumplir con las regulaciones aplicables y mejorar la confianza de los clientes y socios comerciales (GlobalRegInsights) (Trade.gov).

En G-CERTI, nuestro compromiso con la seguridad de la información es más relevante que nunca. Nuestra especialización en la certificación ISO 27001 nos permite proporcionar un marco sistemático para la gestión de la seguridad de la información, desde la evaluación inicial hasta la implementación de controles y auditorías internas. La adopción de la certificación ISO 27001 no solo mejora la capacidad de las organizaciones para resistir ciberataques, sino que también demuestra un compromiso con las mejores prácticas en seguridad de la información (Trade.gov).

Conclusión

La ciberseguridad es una responsabilidad compartida y es crucial que todos los actores, desde individuos hasta grandes corporaciones, tomen medidas proactivas para resguardar nuestra información y sistemas. En G-CERTI, continuamos trabajando para fortalecer nuestras defensas y brindar soluciones innovadoras que ayuden a las organizaciones a protegerse de estas amenazas crecientes. Contar con una certificación ISO 27001 es una ventaja competitiva significativa, no solo para cumplir con un estándar internacional, sino para construir una infraestructura resiliente que proteja los activos más valiosos de la organización: su información y la confianza de sus clientes.