Con una devaluación que ascendería al 30% y la apertura parcial del cepo cambiario, Javier Milei inaugura una nueva etapa de su gestión, marcada por promesas incumplidas y presiones del FMI. El giro busca estabilizar una economía en terapia intensiva, mientras el oficialismo apuesta todo a las legislativas de octubre.
El presidente Javier Milei se jactó en 16 meses de gestión que cumplía promesa tras promesa de campaña.
Pero ya no.
No trajo al país los 10 mil millones de dólares que necesitaba la economía bimonetaria, ni dinamitó el Banco Central, ni cumplió con su promesa de no devaluar.
El Gobierno anunció con bombos y platillos que este lunes la clase media podrá ir a comprar dólares sin restricciones.
Pero no podrá. “No hay plata” en ese sector social, que sufre el ajuste.
El cepo cambiario para las personas estará liberado este lunes después de cuatro largos años de restricciones para acceder al dólar, la moneda estadounidense que ya es corriente en la mano y bolsillo de los argentinos.
Para las empresas sigue un cepo parcial.
Milei, el presidente libertario que juró y perjuró que no iba a devaluar, incisivo como nunca, devaluó nada menos que un 30%.
Obviamente, la medida beneficia al establishment empresario y al Gobierno, que cree encontrar un respiro hasta las elecciones legislativas de octubre, en la que La Libertad Avanza, el Pro y el peronismo se juegan su futuro.
Curioso. Frase repetidada esa. Cada dos años la Argentina y los argentinos se juegan su futuro.
Como dijimos semanas atrás, el jefe de Estado preparaba la devaluación, ya que no tenía alternativa debido a la pérdida de divisas en el Banco Central, iniciada como una maratón el 14 de marzo pasado.
Por eso, aceleró la firma de un auxilio económico del Fondo Monetario Internacional -organismo al que Milei le endilgaba ser perverso” antes de ser presidente- para refrescar las alicaídas reservas.
Abril era un mes decisivo, pero la volatilidad mundial por los aranceles que está aplicando Estados Unidos y el desmadre de la inflación en marzo -3.7%- modificaron los planes iniciales de Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo.
Ya no solo se pergeñó una banda cambiaría (flotación sucia) -será de entre 1400 y 1100-, sino la liberación del cepo para las personas.
Claro, la medida llega en momentos en que a 16 meses del ajuste más drástico en Argentina la clase media es la más castigada. Y ni hablar de los jubilados.
Expertos en consumó afirman que la mayoría de la clase media hoy día, del 1 al 10 de cada mes, paga tarjetas y expensas; del 10 al 20, se dan el gusto de salir a comer una noche o fin de semana; y del 20 al 30, viven de lo comprado y guardado en la despensa.
La incógnita es entonces qué ocurrirá este lunes con esa porción tan gravitante de la sociedad si los precios de los productos aumentan de acuerdo a la devaluación
Y qué hará la CGT, que el miércoles de la semana pasada avisó tenuemente que está viva.
La reducción de la expectativa inflacionaria ha sido, con la baja del déficit fiscal, el ABC del manual libertario de Milei, por eso este lunes se abre un capítulo central para el desarrollo de la economía.
Al menos de acá a octubre, fecha en la que Gobierno tenía agendada la devaluación pos elecciones legislativas.
En conclusión, se avecinan horas determinantes para el ahora sinuoso curso de la economía.
La pregunta es si el presidente seguirá en el timonel o, como le pasó esta semana, o zozobra frente al “perverso” FMI.
El año pasado la economía tuvo oxígeno extra por el blanqueo de capitales y este año apostaba a una devaluación recién para después de octubre, pero en marzo el mercado “olió sangre” al advertir que el Banco Central estaba anémico de dólares y camino a terapia intensiva.
Pero Milei cometió errores en el terreno que más sabe y más le gusta y apeló a la única salida posible: suplicó una y otra vez al FMI que le diese otra vida a la economía nacional.
La ayuda llega y así el líder de La Libertad Avanza tendrá su “segundo tiempo” y la posibilidad de que sus alfiles compitan con posibilidades en todo el calendario electoral que se inicia hoy en Santa Fe.
¿Será el “segundo tiempo” que no tuvo Macri cuando en su gestión cometió casi los mismos errores que Milei e incluso con el mismo elenco económico capitaneado por Luis Caputo?
Volvieron las sonrisas en Casa Rosada, donde el miércoles pasado se vivió como “perfecto”. Aprobación del decreto del acuerdo con el Fondo, más paz en las calles. Buenas noticias tras dos meses de datos negativos, en general autoinfligidos. Pero la economía sigue planteando interrogantes y las encuestas alertan sobre un cambio de tendencia.
Muchos libertarios llegaron a comparar la aprobación del DNU del acuerdo con el FMI con la Ley de Bases, tal la importancia que le asignan. Más moderado, el consultor Rosendo Fraga admitió igual que lo aprobado por los diputados el miércoles pasado es lo más importante que necesitaba este año el gobierno de La Libertad Avanza.
“Puede no hacer nada más en el Congreso, porque lo único que necesitaba para este año ya está hecho”, agregó el politólogo sin faltar a la verdad. Porque ni aunque vaya a salir la ley de ficha limpia -un tema en veremos en el Senado, que el Gobierno prefiere que no se apruebe, aunque por momentos dé señales de estar jugando a fondo-, nada será lo suficientemente imprescindible para esta administración, como para igualar este acuerdo.
Ni una reforma impositiva que por ahora no impulsará, ni mucho menos una previsional, cuestión que le costó la cabeza al extitular de la ANSeS Mariano de los Heros, cuando dijo que estaban preparándola. A propósito, este fin de semana vence la moratoria previsional que los gobiernos kirchneristas impulsaron desde 2005 y por las cuales el 59,5% (4,3 millones) de todos los jubilados del país obtuvieron sus jubilaciones a través de una moratoria. El Gobierno no piensa prorrogarla, y ese tema generará consecuencias. Porque una cosa es que este gobierno en extrema minoría ya no necesite nada del Parlamento este año, y otra muy distinta que esté blindado allí.
De hecho, el miércoles en el que el Gobierno tuvo su gran éxito legislativo con la aprobación del DNU en Diputados, más tarde la oposición más dura intentó llevar adelante una sesión para tratar una serie de proyectos para extender la moratoria previsional. No tuvieron quórum, pero hubo 124 presentes. Para el 3 de abril, la Comisión de Previsión ya fue convocada a analizar esos temas. Si llega a haber otra ley, habrá otro veto.
Tampoco está previsto que vaya a haber una reforma laboral este año. Quedará lo que se logró a través de la Ley Bases, que es menos de lo que el Ejecutivo pretende. Pero este no es el tiempo, como no lo fue el año pasado para la modernización sindical que el presidente Javier Milei llegó a proponer en su primer discurso ante los legisladores, pero cuyo debate cargó sobre sus hombros el diputado Martín Tetaz. Los proyectos que ahí debatieron no pudieron ser tratados en el recinto porque la sesión en cuestión no tuvo quórum. Vaciada especialmente por el oficialismo, que pactó con los gremios no aprobar nada de eso este año a cambio de paz social. ¿Cambia ese acuerdo tácito el paro que finalmente aprobó la CGT para el 10 de abril? El Gobierno quiere que sea tratado por el nuevo Congreso, y además tener el derecho de autor, no vaya a ser cosa de favorecer a un ajeno.
A propósito de la paz social, celebró el Gobierno que esta vez la calle no se desmadrara. Debió hacer concesiones, como olvidarse esta vez del protocolo antipiquetes. Valió la pena y al cabo de la jornada en la Rosada suspiraban con alivio. Pero el método persistirá: la oposición kirchnerista y la izquierda creen haber recuperado la calle para desgastar al Gobierno. Esta vez la bala entró.
Por eso en el Gobierno observan con inquietud lo que vaya a suceder el lunes en la marcha de organizaciones de derechos humanos, que tendrá gran concurrencia de dirigentes K y de la izquierda.
De ese tema se habló, entre otras cosas, en la reunión del lunes en la Rosada, cuya foto se convirtió en un hecho político en sí. Allí se vio al presidente Milei, su hermana, el armador Sebastián Pareja, Lule Menem y los diputados del Pro Cristian Ritondo y Diego Santilli. Muchos la interpretaron como una “mojada de oreja” a Mauricio Macri. Es verdad que Ritondo le avisó al expresidente que irían a la Casa de Gobierno, donde pareció formalizarse la alianza de LLA con el Pro para la provincia de Buenos Aires. Eso aún no sucedió.
La reunión en el despacho de Karina Milei en la Rosada.
Esa fotografía dio mucho que hablar, no solamente por la presencia de los diputados del Pro. Principalmente la disposición de los lugares en esa mesa, en la que el rol preponderante lo exhibía Karina Milei -ahí más “Jefe” que nunca-. Sentada en la cabecera, la postura personal parecía darle a la secretaria general un rol aun más importante que el del Presidente, a un costado, casi insertado por photoshop. Después se explicó que la reunión fue en el despacho de Karina, por eso la cabecera, y el Presidente llegó cuando ya llevaban un buen rato. ¿De qué hablaron? Actualidad pura, también algo sobre las elecciones, pero vagas definiciones sobre eso, sin precisiones. La alianza LLA – Pro en la provincia que todos dieron por acordada, todavía sigue en veremos. La Libertad Avanza quiere privilegiar esa marca, sin formalizar frentes o alianzas. Abrir sus listas, sí, pero que los que acepten se sumen sin que eso los lleve a compartir después el eventual éxito en la elección.
Resignado, el Pro estaría dispuesto a aceptar esas condiciones en ese distrito al menos. La fórmula sería la de 2013, cuando emergía el fenómeno Massa y Mauricio Macri optó por resguardar a su partido en la provincia de Buenos Aires, con una alianza menor, sin bombos ni platillos, que consistió en sumar algunos nombres a la lista de diputados nacionales. Entre los candidatos del Frente Renovador hubo entonces tres del Pro: Gladys González, Christian Gribaudo y Soledad Martínez. Tres entre los 16 que sumó Massa en esa elección que ganó con amplitud (44%, 5 puntos más que los que había tenido en las PASO), superando por casi 12 puntos al Frente para la Victoria, que llevó como primer candidato al exesposo de Jesica Cirio, Martín Insaurralde.
Francisco de Narváez, que en 2009 había ganado de manera resonante, en una alianza que entonces compartió con Macri y Felipe Solá, concurrió a esa elección con el frente Unidos por la Libertad y el Trabajo, y apenas consiguió el 5,5%. Ese ejemplo es el que tiene muy en cuenta el Pro. De Narváez sumó con ese puntaje 2 diputados; el Pro, con su alianza silenciosa, 3. Pero el mote de gran perdedor le correspondió al empresario que luego del resultado de 2009 llegó a explorar la manera de ser candidato presidencial a pesar de su origen colombiano. Además, en 2013 había PASO, en las que Narváez había sacado casi el doble de puntos. Es la razón por la que el Pro cambió su decisión original de mantenerlas este año: el voto útil podría resultarle letal.
Entre tantas buenas señales que mejoraron la sucesión de traspiés iniciada en enero en Davos, la pérdida de reservas no se frenó ni con la luz verde al acuerdo, de cuyos datos todavía se conoce poco. La preocupación es alta en materia económica. Se ve en los mercados y también en la calle.
Las encuestas marcan una baja sostenida para el Gobierno, pero la preocupación se relativiza porque no aparece amenazado el resultado electoral. Un sondeo de Pulso Research conocido esta semana muestra que no solo la imagen viene bajando, sino también las expectativas. Ante una pregunta sobre el estado de ánimo, las respuestas negativas superan las positivas con un 41,9% a 37,6. Y eso sucede por primera vez desde junio del año pasado. El pico máximo en esta materia fue en enero pasado, con un 47,4% y en marzo fue superado por la sensación negativa.
Un 46,3% tiene una mala imagen de la gestión del Gobierno, contra el 45,9% (un escenario parejo), pero el dato saliente aquí -como en los que iremos viendo- es que después del pico positivo de 51,75%, en enero, el negativo supera el positivo por primera vez desde octubre del año pasado.
La misma tendencia negativa y superando este mes la positiva se da ante las preguntas sobre expectativas de mejora económica del país y en la economía personal. El dato sorprendente es que por primera vez durante toda la gestión mileísta las expectativas negativas sobre una mejora del país superan a las positivas.
Eso sí, el 49% le atribuye la responsabilidad de la situación a las decisiones tomadas por la gestión anterior, aunque un 38,7% culpa a la de Milei.
El Presidente alardea con que las encuestas lo favorecen a pesar de haber implementado “el ajuste más grande de la humanidad”, pero un 40,7% piensa que lo peor del ajuste está sucediendo ahora, en tanto que un 23,6% opina que lo peor está por venir, según la encuesta de Pulso Research. Solo un 22,5% le cree al Gobierno en cuanto a que lo peor del ajuste ya pasó. Y más allá de lo que vayan a decir los datos oficiales sobre la pobreza, para un 52,3% aumentó.
La encuesta es lapidaria con el “triángulo de hierro”, al estimar el 55,2% que Milei está mal rodeado, contra un 26,5% que piensa lo contrario. Y un dato que da bajo la línea de flotación de Milei: el 52% opina que Milei es deshonesto, contra un 39,7% que opina lo contrario.
Ya en lo electoral, un 33,9% piensa votar a alguien aliado al Gobierno, mientras que un 36% piensa votar a un opositor, un llamado de atención porque revierte en marzo una tendencia que siempre fue al revés. Un 30,1% no lo tiene decidido. Como sea, La Libertad Avanza aparece primera en intención de voto para 2025, con 38,7%, proyectando indecisos, en tanto que el opositor mejor encumbrado es un peronista kirchnerista, con 22,5%.
Por último, un detalle que irrita en la Rosada: mientras la imagen negativa de Javier Milei supera a la positiva (47,2% contra 46,4%), la única dirigente que tiene un diferencial de imagen positivo (3,8%) es Victoria Villarruel.
Así lo expresó el partido de Elisa Carrió, que aclaró que eso no significa un respaldo al Gobierno o a su programa. Al Congreso le compete prestar autorización solamente.
La Coalición Cívica confirmó este fin de semana que ese espacio va a apoyar la autorización legislativa de la negociación con el Fondo Monetario Internacional. Y lo argumentó diciendo que es para “defender la estabilidad y la previsibilidad, más allá de quién gobierne”.
El bloque de la CC en Diputados cuenta con seis legisladores que serán clave a la hora del tratamiento del tema en el recinto.
El partido de Carrió explicó que “en la Coalición Cívica hemos decidido autorizar legislativamente una nueva renegociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), no como respaldo a un gobierno o a su programa económico, sino porque, constitucionalmente, la definición de dicho programa le corresponde al Poder Ejecutivo, mientras que al Congreso solo le compete prestar autorización. La responsabilidad de la negociación y sus consecuencias es del gobierno”.
Los cívicos dicen dar este paso “pensando en los argentinos y en la estabilidad del país. Nuestro compromiso es evitar que la Argentina sufra nuevas volatilidades, retroceda en el proceso de estabilización o incluso caiga en default, con las graves consecuencias que ello tendría para los ciudadanos, el empleo y la inversión”.
“Así lo hicimos en 2022, cuando apoyamos el acuerdo con el FMI bajo la gestión de Alberto Fernández. En aquel entonces, no solo votamos a favor, sino que incluso presentamos una solución legislativa antes que el propio oficialismo, que luego no fue respaldada por gran parte de sus propios legisladores ni por diputados como Javier Milei o Ricardo López Murphy”, recordó la CC, que aclaró que “nuestra posición siempre ha sido la misma: defender la estabilidad y la previsibilidad, más allá de quién gobierne”.
A través de un comunicado, la Coalición Cívica dijo entender que el contexto internacional es sumamente complejo. “La incertidumbre en los mercados globales, los efectos de la crisis geopolítica y la situación en Estados Unidos, con la administración de Donald Trump y la guerra comercial que propone al mundo, generan un escenario que exige máxima prudencia y responsabilidad. En este marco, la Argentina no puede permitirse titubeos ni aventuras irresponsables”, sugirió la CC.
Con todo, aclararon que la vía del decreto de necesidad y urgencia elegida por el Gobierno “no es la mejor herramienta para una decisión de esta magnitud, pero también reconocen que, según la legislación vigente y dada la urgencia, “el Poder Ejecutivo ha decidido someterlo de inmediato a la consideración del Congreso. Ante esta situación, debemos tomar una decisión, y la correcta es acompañarlo”.
Por otra parte, la Coalición Cívica recordó que desde hace tiempo han impulsado modificaciones legislativas para fortalecer el rol del Congreso en decisiones de este tipo, pero admitieron que “mientras esa reforma no se concrete, nuestra prioridad es evitar un nuevo colapso”. Así las cosas, remarcaron que “el Congreso de la Nación tiene la facultad constitucional de evaluar la necesidad y la urgencia de este tipo de medidas”.
Asimismo, insistieron en la importancia de garantizar la independencia del Banco Central y fortalecer la acumulación de reservas. “Sin un Banco Central autónomo, libre de interferencias políticas y con capacidad para administrar responsablemente la política monetaria y cambiaria, cualquier acuerdo con el FMI será insuficiente”, advierten, aclarando que “la acumulación de reservas es clave para dar certidumbre, proteger la moneda y evitar crisis recurrentes que afectan a toda la sociedad. Existen ejemplos contundentes de países que, más allá de crisis políticas, sostienen una macroeconomía sólida gracias a la confianza que genera la independencia de su Banco Central. Como país, no podemos renunciar a esa garantía”.
El mensaje de Elisa Carrió concluye señalando que “la Argentina necesita certezas, no más crisis. La responsabilidad institucional debe prevalecer por encima de las diferencias partidarias o electorales”.
Además, la senadora oficialista cuestionó: “Me cuesta mucho entender cómo volvieron a pedirle a ese acreedor”, y resaltó que el objetivo del proyecto es “decirle chau al Fondo”.
En el tramo final de la sesión, hizo uso de la palabra la senadora nacional y presidenta del bloque Unidad Ciudadana, Juliana Di Tullio, apuntó fuerte contra la oposición en su discurso: “Me cuesta mucho entender cómo volvieron a pedirle a ese acreedor después de haber recibido un país absolutamente desendeudado. Si recibieron un país en esas condiciones, nosotros recibimos el país sobreendeudado”. Y destacó que el objeto del proyecto es “decirle chau al Fondo”.
Di Tullio destacó el trabajo de su par Oscar Parrilli en el proyecto, y recordó: “Me tocó ser una testigo privilegiada cuando Néstor Kirchner le pagó al Fondo Monetario Internacional, quizás alguno de ustedes tuvo la suerte de acompañar ese ‘chau’ al Fondo. Ese hito que para la Argentina fue muy importante”.
“También fui testigo de cómo la oposición en ese momento estaba muy entusiasmada con esa decisión porque la independencia económica, de las políticas de un Gobierno, que las defina, es algo central. No me imaginé que después de tantos años de aprender que no hay que ir a ese acreedor porque te quita la libertad del pueblo, de un gobierno para que pueda definir sus políticas”, describió.
En ese sentido, expresó: “Me cuesta mucho entender cómo volvieron a pedirle a ese acreedor después de haber recibido un país absolutamente desendeudado. Si recibieron un país en esas condiciones, nosotros recibimos el país sobreendeudado y con un acreedor que creíamos no íbamos a ver nunca más”.
“La verdad es que hicimos una campaña en 2019 diciéndole a los argentinos que nos íbamos a hacernos cargo de la deuda que tomó el expresidente Mauricio Macri. En el Conurbano no quedó ni un cordón cuneta de los 45 mil millones de dólares que ingresaron al país y que está sobre las espaldas del pueblo argentino”, enfatizó Di Tullio.
Por otro lado, criticó: “Me extraña esta retórica discusión de si es fuga o no, si hay que decirle evasión. Cuando hacemos los proyectos y que además el Ejecutivo lo apoyó así que dejen de decir que hay una interna, no lo digan más porque queda horrible”.
En tanto, retomó el discurso del radical Víctor Zimmermann que señaló que la AFIP cuenta con las herramientas y coincidió en ese punto: “Quizás si tiene las herramientas necesarias para hacer esa persecución que queremos hacer con el dinero que, popularmente, se le dice fugar. No nos pueden negar el lenguaje popular, que no les de asco”.
“No hay que negarse a lo que entiende la gente, podemos hablar entre nosotros y decir evasión fiscal, pero a la gente le gusta decir que al fondo le page un los que la fugaron. Esta bien hacerse cargo del lenguaje popular y de las demandas populares porque este proyectó es desde la demanda popular, nadie quiere pagar la deuda que tomo Mauricio Macri no tiene por que pagar el pueblo argentino la deuda que no esta en una sola obra en el país”, manifestó la senadora del FdT.
En ese sentido, explicó que “estamos poniendo otra herramienta para la AFIP de persecución para que pueda hacerse de los dólares que necesita para pagar la deuda que Macri tomo porque fue personal, fue un gesto de amor de Trump a Macri. Que ahora tenemos que pagar todos”, y remarcó que “es una herramienta creativa es la creación de un fondo en dólares con la fuerza que tiene el Estado de esos fugadores. No es un blanqueo, no la caretiemos, no es voluntario, es impulsivo”.
“Proteger a los fugadores y que el pueblo tenga en las espaldas la presión de los vencimientos ustedes generaron la deuda, no se entiende. Deberían estar con nosotros para crear una herramienta importante y atractiva efectiva para juntar divisas y pagarle al Fondo, ¿o lo quieren para siempre? nosotros queremos decirle chau con este proyecto de ley”, cerró.