La tristeza no tiene fin

Por Jorge Daniel Giacobbe. El consultor analiza el escenario de tres tercios, planteando las dudas en torno a quién disputará el balotaje contra Milei. Y advierte que estamos tan miopes como en aquella elección reñida entre tres del 2003.

Y finalmente, jamás salimos de la tristeza.

Desde hace por lo menos dos años los argentinos estamos naufragados en este sentimiento. Por las experiencias anteriores, esperábamos que cambiara, que se convirtiera en otra fase de duelo en algún momento previo a las elecciones, pero tal cosa no sucedió.

Lejos de crecer, la bronca retrocedió para dejar lugar a la incertidumbre, a la angustia, acompañándose por el miedo y la preocupación. La nube de palabras que describe las emociones que nos despierta la Argentina es tétrica. Contiene esperanza (aquella palabra tan buscada) en una medida muy pequeña en comparación con la oportunidad de cambio que se nos presenta.

Encaramos las elecciones sumidos en este clima del cual puede salir cualquier cosa, cualquier evento. Las emociones nos dominan y aparecen maquilladas por argumentos que parecen racionales e ideológicos, pero no lo son.

Los números

Los datos que arroja esta encuesta previa a las elecciones generales nos deja “en llantas”. Parece sólida la circunstancia de que Javier Milei aventaja a los demás candidatos por varios puntos, pero no llega a los cuarenta necesarios para pensar en ganar en primera vuelta.

El segundo puesto, es decir aquel que pasaría a segunda vuelta con el libertario, es una incógnita total. Sergio Massa y Patricia Bullrich están tan cerca (1.2%) que los indecisos (3.8%), el margen de error (2%), incluso todo el universo de gente que no quiere dejarse investigar (indeterminable), pueden ordenarlos de cualquier manera posible.

En mi intuición, creo que va a pasar a segunda vuelta aquel que pueda significar dos cosas:

Primero, el antídoto contra Milei. Sabemos que el libertario despierta amores pero también temores. Veremos a quién utiliza la población que está asustada para intentar “frenarle el carro”. Segundo, el que más se conecte con este clima emocional preponderante. Aquel candidato que, aunque sea en una pequeña medida, pueda transformar algo de tristeza en esperanza.

Los datos de esta encuesta están tomados antes del segundo debate, entonces todos los eventos posteriores pueden influir de manera determinante.

Sabemos qué hay en “el ruido”, es decir, entre aquellos que opinan, que contestan, y que participan de la conversación social. Pero hay que reconocer que las herramientas de investigación no permiten auscultar en este escenario todo aquello que está en “el silencio”, es decir, entre aquella población que definirá su voto en los últimos días y que no está participando del debate social.

Estamos tan miopes como en aquella elección reñida entre tres del 2003. Hace veinte años que no sucede un evento parecido. Los políticos argentinos están tan desacostumbrados a una pelea tripartita, que la desorientación es muy severa.

Exprimiendo el limón

Hagamos el intento de exprimir este limón, de tomar las demás preguntas de ésta encuesta para intentar ver qué síntomas existen, y por ende, tratar de definir el segundo puesto.

Lo que encontramos son síntomas diversos.

Tomando imágenes positivas y negativas, podemos ver que Patricia Bullrich aventaja a Sergio Massa en ambas. Pero sabemos que el votante de Massa no necesariamente tiene que respetarlo, solo tiene que seguir la voluntad de Cristina.

Si vemos emociones de tristeza y miedo en pregunta cerrada, Patricia Bullrich también parece aventajar a Massa. Pero si analizamos la creencia sobre quién puede ser el próximo presidente (amén de la intención de voto), entonces es el actual ministro de economía el que tiene ventaja.

Visto por razones del voto, el peso de la inseguridad no está en el tope de las decisiones de los argentinos, viéndose superada por las razones económicas, la ideología y la idea de probar con algo nuevo.

En las nubes de palabras de ambos la esperanza aparece muy esquiva.

Pero, preguntando por quién es el mejor para ganarle a Javier Milei, parece ser Bullrich la que vuelve a tener ventaja.

Si la configuración de segunda vuelta pudiera ser un elemento determinante para el voto que falta definir, entonces sabemos que Massa perdería en segunda vuelta contra ambos, y que la pelea entre Milei y Bullrich es todavía incierta, con el libertario arriba pero sumando poco más que lo que registra en las generales.

En el negro

En la zona que no podemos investigar, en aquello que está tapado, se encuentra el efecto final que definirá la circunstancia.

¿Podemos tener voto tapado de Milei?: sí. ¿Podemos tener voto kirchnerista asqueado de votar a Massa que decida “juntar los tacos”?: sí. ¿Podemos tener una Patricia Bullrich que haga el mismo camino electoral de Macri en el 2015?: también.

Los puñales el día de la elección a la hora de mover los aparatos y fiscalizar van a ser determinantes, además por supuesto del porcentaje de participación. Si entre el segundo y el tercero no existe una diferencia amplia, podemos llegar a estar varios días contando los votos nuevamente en la justicia electoral.

Una sociedad más atenta a su metro cuadrado que a la discusión política

Las encuestas realizadas tras el atentado contra la vicepresidenta resultan coincidentes en acentuar un descreimiento de mayorías que tampoco se sienten incluidas en las preocupaciones que expresa la discusión política. Lo cual ha llevado al oficialismo a abrirse a un diálogo con la oposición justo después de haber hablado tanto de “odio”.

Por José Angel Di Mauro

La grieta está más grande que nunca. ¿Justo cuando contrariando su naturaleza el gobierno explora la posibilidad de entablar un diálogo con la oposición? No, no es la grieta política de la que hablamos, sino la distancia entre la gente y sus representantes. Pocas veces se ha verificado tal grado de alejamiento entre lo que hablan los políticos y lo que siente la sociedad.

El atentado marcó sin duda un punto de inflexión. Tiene sentido; a punto de cumplir 40 años nuestra democracia recuperada en 1983, el período más extenso que recuerde la Argentina, la violencia política mostró una faceta inédita que solo por ventura no concluyó de la peor manera. De haber sucedido, las consecuencias hubieran sido inimaginables.

Pero pasado el impacto de la noticia -más temprano que tarde por cierto-, el común de la gente volvió a su metro cuadrado. Demasiados problemas tienen todos con esta crisis sin fin, que costó nada dar vuelta la página. Los políticos, mientras tanto, aparecen en otra sintonía.

Transcurrido el espasmo inicial y a medida que fueron conociéndose detalles de los autores del magnicidio fallido, el gobierno en general y el kirchnerismo en particular se espantaron por el registro que fueron revelando las encuestas, que muestran una mayoría descreída, capaz de poner en duda aun lo obvio. El atentado existió, el autor fue detenido y hasta la supuesta instigadora también cayó… mas no hay manera de evitar que la mayoría descrea.

No es un solo sondeo el que lo revela; son todos. El viernes se conoció uno de Giacobbe Consultores, que sobre una muestra de 2.500 casos tomada entre el 6 y el 8 de septiembre (una semana después del hecho) arrojó que un 65,1% piensa que el atentado fue “un montaje del kirchnerismo”. Para un 17,5% el hecho fue organizado por la oposición, mientras que un 15,9% lo circunscribe a “un loco suelto”.

Los datos de la consultora de Jorge Giacobbe no difieren demasiado de otros relevamientos. Las dudas persisten, sobre todo desde que el celular del autor material del hecho fue estropeado por los investigadores de manera insólita.

La consultora Synopsis obtuvo datos que apuntan hacia el mismo lado. Según cuenta su director, Lucas Romero, los resultados que obtuvieron en sus sondeos hechos tras el atentado no establecen cambios estructurales en la percepción que la gente ya tenía. A esa conclusión llegaron a partir de una serie de frases que les plantearon a los encuestados. Ante la que dice: “El ataque contra Cristina pudo estar motivado por discursos de odio de sectores políticos, mediáticos y judiciales”, que es un poco el argumento que floreció rápidamente dentro del oficialismo, 68,4% dijo estar poco o nada de acuerdo.

Ante la frase “el ataque contra Cristina Kirchner pudo haber sido planeado por sectores afines a ella para victimizarla frente a la opinión pública”, 61% dijo estar total o bastante de acuerdo. ¿Este hecho va a servir para apaciguar el nivel de confrontación política entre oficialismo y oposición? 85% estuvo poco o nada de acuerdo. ¿Por el atentado contra la vicepresidenta debe pararse el juicio por la obra pública? 85% está poco o nada de acuerdo.

“Es decir, las respuestas tienen que ver con el clima que se venía verificando antes, muy refractario a la figura de ella”, plantea Lucas Romero, sorprendido de que frente a la imagen de una pistola apuntándole a la cabeza de la vicepresidenta, el 61% piense que fue para victimizarla. Prefiere verlo como “un síntoma que está transmitiendo que la relación entre la sociedad argentina y Cristina está rota”. Lo cual no se contradice con que entre los votantes del Frente de Todos pueda haber más del 90% que quiera que ella sea la candidata en 2023. Para el director de Synopsis estos datos revelan que en tiempos de posverdad, los hechos pierden fuerza para imponer percepciones en la opinión pública. Ya el hecho no alcanza. Prevalece el sesgo de confirmación en la interpretación de los hechos.

También está, como decíamos, el desinterés de la gente. Botón de muestra: cuenta el consultor político Gustavo Marangoni que que al día siguiente del atentado, las noticias que más “likes” tuvieron estaban relacionadas con Wanda Nara y no con CFK.

Es que hay una realidad que avanza sin detenerse, prevaleciendo en la opinión pública. Es la que delata el 7% de inflación registrado en el mes de agosto y difundido el miércoles pasado. Que preanuncia que el diputado Luciano Laspina está cada vez más cerca de ganarle a Carlos Heller la apuesta de un lechón que en el recinto le hiciera al augurar que la inflación anual llegará a los tres dígitos.

Así como hay una parte del gobierno preocupada estrictamente en la suerte y movimientos de la vicepresidenta, la gestión ha quedado enteramente en manos del ministro de Economía.El expresidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó, no dudó cuando el periodista Luis Novaresio le preguntó sobre quién gobierna: Sergio Massa, respondió, más allá de que la centralidad pueda estar en la figura con más poder dentro del oficialismo, que es la vicepresidenta. También está convencido de que el hoy “superministro” terminará siendo el candidato natural del oficialismo el año próximo.

Para eso, aclaró, debería irle bien en la gestión, que en las circunstancias actuales es un “día a día”. El tigrense no ha ocultado que su prioridad inicial pasa por la acumulación de reservas. Con ese objetivo implementó el denominado “dólar soja”, que consiste en ofrecerles a los productores del complejo sojero, solo por este mes, $200 por dólar. Como el tipo de cambio oficial se mantiene en $140, se genera un beneficio especial de $60 para ese sector. El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) alerta sobre las consecuencias de esa medida: la entrada de dólares al Banco Central implica emisión monetaria, agregando más presiones inflacionarias. ¿Cuánta inflación agrega el “dólar soja”? Si todos los dólares quedan acumulados como reservas, el BCRA habrá emitido $1.000.000 millones; si los dólares son vendidos a los importadores, el Banco Central perderá las reservas obtenidas y la emisión neta remanente será de $300.000 millones. Esto implica que la base monetaria crecerá entre un 7% y un 23% adicionalmente a lo que aumenta para cubrir el déficit fiscal y los intereses de Leliqs.

“Subyace una obsesión por aumentar las reservas, cuando los esfuerzos deberían estar en bajar el gasto público. El problema no es que falten dólares en la economía, sino que sobran pesos”, concluye IDESA.

Lo cierto es que la economía argentina tiene problemas de “manta corta”: lo que se corrige por un lado, se desarregla por el otro. El economista Emmanuel Alvarez Agis deslizó una observación capaz de graficar lo endeble de la situación, al señalar que “si Argentina llega a la final en Qatar, el Banco Central va a estar en problemas”.

El proyecto de Presupuesto 2023 establece para fines del año que viene un dólar a $269, cuando hoy la cotización oficial está a $149. El texto fue presentado en tiempo y forma el jueves pasado, 15 minutos antes de que concluyera el plazo estipulado por ley. La Cámara de Diputados acababa de aprobar la segunda ley económica que tenía para debatir ese día: la prórroga de seis impuestos, clave para gestionar. Lo hizo con dificultad, justo con 129 votos, y cuando el tablero dibujó el resultado de la votación se percibió el alivio en el rostro de la nueva presidenta del Cuerpo, Cecilia Moreau, que salió airosa de sus primeras dos pruebas en el recinto la última semana: la visita del jefe de Gabinete y la extensa sesión especial del día siguiente, donde además de la prórroga de impuestos se aprobó el Consenso Fiscal. Fueron sesiones más tranquilas de lo que a priori podía esperarse.

Más allá de los chisporroteos habituales, el clima de diálogo que ahora el oficialismo quiere instalar, se verificó en la Cámara baja. Esa estrategia se mantendrá esta semana cuando el martes Cecilia Moreau reciba a los presidentes de todos los bloques para organizar el tratamiento del Presupuesto en las próximas semanas.

Alteraría ese clima una eventual suspensión de las PASO, como algunos sectores del oficialismo -con los gobernadores a la cabeza- vienen insistiendo. “No hay ningún proyecto en el Poder Ejecutivo para llevar adelante la eliminación de las PASO”, aclaró el jefe de Gabinete ante una pregunta puntual el miércoles pasado. Aunque tampoco eso garantiza nada. “Esto es responsabilidad exclusiva del ámbito legislativo, y del cual depende que una iniciativa de este tipo pueda llevarse adelante”, planteó, lo cual deja una puerta abierta.

Sería un duro golpe al ordenamiento de la oposición, de ahí la presión de sectores del Frente de Todos. Pero antes de dar semejante paso, si es que están dispuestos a eso, deberían asegurarse tener los votos, cosa que a priori no se estaría dando. Al oficialismo le estarían faltando por lo menos 3 votos en la Cámara baja para garantizarse un resultado favorable.

Una encuesta le da 8 puntos de ventaja a Juntos en PBA y el doble en CABA

El sondeo de Giacobbe & Asociados anticipa que la principal oposición está en condiciones de superar sus marcas de las PASO, tanto en el principal distrito del país, como en la Ciudad.

Nada ha cambiado para bien para el oficialismo, según surge de la mayoría de los sondeos realizados desde las PASO y de cara a las elecciones generales. En ese marco, y en caso de ser todos esos datos certeros, restaría saber cuál será el impacto de la derrota del Frente de Todos en la mayoría de los distritos donde ya le fue mal en septiembre.

En el caso de la provincia de Buenos Aires, la consultora Giacobbe & Asociados le da 8 puntos de ventaja a la lista de Juntos. Luego de proyectar de manera no lineal aproximadamente 8% de indecisos, y de descontar otro 2% de voto en blanco e impugnado, los datos de la Provincia indican para esta consultora que la distancia a favor de la lista encabezada por Diego Santilli tiende a ampliarse a 8 puntos. La elección se polariza y las terceras opciones se mantienen cerca entre sí.

El 44,1% de Diego Santilli puede asumir entre 42,1% y 46,1% contabilizando el 2% de margen de error, de la misma manera que el 35,8% de Victoria Tolosa Paz puede oscilar entre 33,8% y 37,8%”, estima Jorge Giacobbe (h).

En la Ciudad de Buenos Aires, luego de proyectar aproximadamente 10 puntos de indecisos y descontar otro 2% en blanco o impugnado, los datos indican que JxC aspira a alcanzar el 50% de los sufragios afirmativos que buscan como objetivo, y que el Frente de Todos no crece ni se disuelve. La elección se polariza un poco menos que en la Provincia y la Libertad Avanza crece unos cuatro puntos.

“El 50,1% de María Eugenia Vidal puede asumir entre 47,5% y 52,7% contabilizando el 2,6% de margen de error, de la misma manera que el 24% de Leandro Santoro puede oscilar entre 21,4% y 26,6%”, señala Giacobbe, que considera “esperable que el 17,5% de Javier Milei, por su lado, pueda fluctuar entre 14,9% y 20,1%”.

En la provincia de Buenos Aires, Patricia Bullrich tiene una imagen positiva de 48,9% y una negativa de 34,1%, seguida por Horacio Rodríguez Larreta con 38,7% positiva y 33,1% negativa. Mauricio Macri exhibe estos números: 33,1% – 44%, siempre según el orden marcado, en tanto que Cristina Kirchner presenta 25,5% – 68.2%; Axel Kicillof 23,8% – 67,9%; Alberto Fernández 21,4% – 63,5% y Sergio Massa 12,5% – 67,1%.

En Ciudad de Buenos Aires, Bullrich oscila entre 48,2% y 32,4%, considerando positiva y negativa; Rodríguez Larreta 43,7 y 34; y Mauricio Macri 38,3 y 42.

Por el oficialismo nacional, Cristina Kirchner tiene 21,7% de positiva y 71,2% negativa; Kicillof 21 y 70,6; el presidente 16,5% y 70,4%, y Massa 11,3 y 67,6.

Una encuesta arroja datos lapidarios para el Gobierno

La imagen presidencial sigue desplomándose y los cambios en el gabinete tuvieron una aceptación negativa. Más del 60% espera una derrota del Frente de Todos en las próximas elecciones.

No son buenos tiempos para el presidente Alberto Fernández, como lo demuestra el perfil bajo que viene adoptando desde la derrota en las PASO. Eso se refleja en su imagen, que sigue desplomándose, con una negativa del 68,2% y una  positiva de apenas el 17,5%. Su compañera de fórmula, Cristina Fernández de Kirchner, no tiene mejores datos: la negativa es del 70,3% y la positiva del 22%.

Así lo expresa una nueva encuesta de Giacobbe & Asociados, cuyo director, Jorge Giacobbe, es muy duro al analizar la nueva caída de la imagen presidencial de otros diez puntos tras las PASO, y señala: “Estamos hablando de una disolución de su prestigio muy severa. No lo respetan ni los propios”. Interpreta su imagen negativa “lógica”, considerando que “el 70% de los votantes en las elecciones evitaron tocar la boleta del Frente de Todos”.

Sin embargo, el 47,5% opina que la culpa del resultado la tiene la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, dato superior al 35,3% que lo cree de Alberto Fernández. “Un cándido 16,7% cree que la culpa la tiene la pandemia, o sea, que ni siquiera todo el público del Frente de Todos pone el problema ‘afuera’, sino que la mitad lo pone ‘adentro’”, señala Giacobbe.

Un 69,5% considera “negativos” los cambios en el gabinete, contra un 29% que opina lo contrario, en tanto que la opinión respecto de si el Gobierno salió fortalecido es concluyente: 43,4% piensa que ni Alberto, ni Cristina salieron fortalecidos con eso. Para un 33,5% la vicepresidenta sí salió más fortalecida y apenas un 5,9% opina eso del presidente.

Un 64,4% quiere que el Frente de Todos pierda las elecciones de noviembre, contra un 25,1% que espera lo contrario, al tiempo que un 45,9% piensa que el gobierno de Alberto Fernández va a terminar “muy mal”. Solo un 22,4% tiene una visión positiva del resultado final de esta experiencia. La nube de palabras al solicitar una definición sobre el primer mandatario termina siendo concluyente.   

Una encuesta afirma que la mayoría no quiere que se apruebe la ley del aborto

Los datos son muy contundentes y atribuidos por la consultora que realizó el trabajo, Giacobbe & Asociados, a que el tema “se partidizó”.

En vísperas del tratamiento en Diputados del proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, una encuesta realizada por Giacobbe & Asociados arroja resultados sorprendentes: un 60% manifestó que no quiere que la ley sea aprobada, mientras que apenas un 26,7% expresó lo contrario.

El trabajo corresponde a una encuesta de opinión pública realizada por esa consultora en la que se interrogó sobre la posición  de los entrevistados respecto de numerosos temas, incluyéndose una pregunta puntual respecto de la Ley de Aborto.

Jorge Daniel Giacobbe, director de la consultora, admitió que “los números que aparecen ahora nos han dejado perplejos”. Y recuerda que cuando se debatió el tema por primera vez, en 2018, “evidentemente el clima era rotundamente distinto”.

“Hubo, todo este tiempo, un proceso social cursando que, si bien podemos intuir, ahora resulta sorprendente mensurar”, señala Giacobbe, que resalta que en la primera ronda del debate, “los verdes irrumpieron con entusiasmo y fuerza en la sociedad y controlaron el debate, en cuyo marco los celestes “se vieron apichonados y contra las cuerdas. La aprobación en Diputados (pese al rechazo en Senadores) para los verdes significó un triunfo. Saben muy bien que en la mayoría de los países donde la ley fue aprobada, el movimiento no lo logró a la primera arremetida. De modo tal que media sanción en la primera intentona no estaba nada mal. Eso los envalentonó al pensar que el triunfo estaba en la próxima ronda, y quizás el exitismo sea el germen de que el entusiasmo del sector torciera hacia un discurso más irritante y violento”.

Giacobbe reconoce que “los celestes salieron de entre las cuerdas, como los boxeadores, pegando. Dieron el debate y florecieron múltiples figuras de alto voltaje mediático, muchas de ellas con el mismo estilo irritante que las de enfrente”.

“Y finalmente se partidizó la discusión”, advierte el consultor, que agrega: “Una de las facciones políticas que conforman la grieta, que para colmo transita un momento durísimo en términos de prestigio, se la apropió”.

Para Giacobbe, “la soberbia y la grieta torcieron el clima social respecto de la ley de despenalización del aborto. Ahora, el 26,7% se encuentra a favor, y 60% en contra”, mientras que el 12,9% no se define. El director de Giacobbe & Asociados usa la figura de “vuelta de campana”.

Entre las mujeres, el debate está más polarizado que entre los hombres: a favor, 28,1% y en contra 62,8%. Por edades, los jóvenes de entre 16 y 30 años están levemente más a favor. Por estudios existe una relación absolutamente lineal, más a favor cuantos más estudios y viceversa. Por ingresos familiares, sucede exactamente lo mismo que por estudios, añade la consultora.

En síntesis, “el corazón del público a favor de la despenalización es hoy la mujer joven de buenos ingresos y estudios. El resto del público ha revisado su posición y no quiere la ley tal como está planteada hoy, en contenido legal y en contenido simbólico”, sostiene Giacobbe, quien considera que lo interesante del resultado de este análisis es “entender que los ciudadanos pueden cambiar de opinión silenciosamente” sobre el aborto, y pueden también “quedarse estáticos en sus consideraciones aunque afuera acontezca una guerra nuclear” sobre los candidatos.

En ese sentido el trabajo establece que el presidente Alberto Fernández cayó casi dos puntos de imagen positiva, que se sumaron a su negativa. Cristina Kirchner perdió poco más de uno y Axel Kicillof se encuentra estable. Por la oposición, Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta aparecen bajando unas centésimas, registrando este último valores de imagen positiva muy similares a las de Patricia Bullrich (34,7%).

Frente a las elecciones legislativas de 2021, el 27,9% quiere que gane el Frente de Todos, mientras que un 50,4% manifestó su deseo de que pierda. A un 20,6% le da lo mismo.

Otra consulta tiene que ver con la reelección indefinida de los intendentes. Solo un 9,9% se manifestó de acuerdo, mientras que un 66,3% lo hizo en desacuerdo. Un 22,9% no tiene una posición tomada al respecto.