De la Sota es de todos

Por Natalia De la Sota. Al cumplirse 5 años de la muerte de quien fuera gobernador cordobés y legislador nacional, su hija diputada evoca su obra.

En el justicialismo de Córdoba todos somos delasotistas. Compartimos un origen común: el 20 de diciembre de 1998. No hay justicialismo sin José Manuel De la Sota. Y la historia de Córdoba está atravesada por la figura y por lo que representa De la Sota.

Su legado trasciende hoy a nuestro propio partido. De la Sota representa mucho más que una manera de hacer política. De la Sota es una construcción colectiva a partir de ejes compartidos por una amplia mayoría de cordobeses: Diálogo, federalismo, educación y trabajo, consenso, respeto por las ideas de los demás y justicia social. Podemos hablar incluso de “principios delasotistas”.

Más allá de la fecha y el contexto, siento que mi papá está más vigente que nunca. En cada discusión, en cada debate, en cada propuesta, en lo político, en lo económico, en lo social, sus ideas imperan y la llama de su legado está presente.

De la Sota fue pionero en muchos aspectos y tal vez recién hoy nos damos cuenta que sus ideas estuvieron adelantadas más de 20 años. Especialmente, en su mirada sobre la educación  y el trabajo. Estaba convencido sobre el rol del Estado en materia de educación y que a esa inversión debía hacerla el propio Estado. “La educación nos hace libres y mejores”, repetía.

Construyó 110 escuelas en su primer año de gobierno y más de 500 en sus tres gestiones. Cuando hoy se debate si la educación debe seguir siendo pública, mi papá reabrió las escuelas rurales que habían sido cerradas, edificó escuelas a lo largo y ancho de Córdoba y una Universidad Provincial. Entiendo que ese es el camino y no el de dificultarle a los chicos y sus padres las posibilidades de educarse y progresar.

A esas escuelas, le sumó tiempo después el Boleto Educativo Gratuito y hoy son más de 300.000 los cordobeses y cordobesas que se trasladan gracias a este programa. Alumnos, maestros, profesores y los no docentes, todos forman parte de un modelo educativo que brinda oportunidades y no que las cercena.

En igual sentido, creó un programa pionero para la inclusión laboral de jóvenes, redujo impuestos, construyó miles de viviendas sociales, represas y rutas al sur, nuevos caminos e infraestructura al norte, desarrolló el turismo al oeste y potenció la producción al este de Córdoba.

De la Sota vivió sus gobiernos con pasión. Repetía que “hay que tener buenas ideas en la cabeza y sentimiento popular en el corazón”. Y que “hay que humanizar la política” reconstruyendo el vínculo de los políticos con la sociedad. De la Sota hoy es de todos. El amor que recibo de los cordobeses en los lugares que visito me demuestra eso y me enorgullece hoy y todos los días de mi vida.

Profesora Natalia de la Sota

Diputada nacional

Natalia de la Sota desplegó sus dotes artísticos con una canción a su padre

La diputada compartió un vídeo que grabó en homenaje al exgobernador cordobés, fallecido en 2018.

La diputada nacional Natalia de la Sota (Córdoba Federal) desplegó su dotes artísticos a través de una canción que le dedicó a su padre, José Manuel de la Sota, exgobernador de Córdoba y quien falleció en un accidente en septiembre de 2018.

“La música siempre me acompaña. Mi papá siempre me acompaña. La gente siempre me acompaña. Muchos pensamientos al final del año pasado se plasmaron hoy en una canción que compusimos junto a talentosos amigos. Espero que el resultado les guste tanto como a nosotros”, compartió la legisladora en sus redes sociales.

De la Sota ingresó a la Cámara baja luego de haber encabezado la lista de diputados nacionales del oficialismo provincial en las elecciones legislativas de 2021, por lo que tiene mandato hasta 2025. En los últimos días crecieron los rumores que la colocan como eventual compañera de fórmula de Martín Llaryora, quien buscará suceder a Juan Schiaretti este año.

De la Sota: Amistad social y reconciliación nacional

Este jueves 15 de septiembre se cumplen 4 años del fallecimiento del exgobernador de Córdoba. En función de ello, su hija Natalia escribió un sentido texto.

Por Natalia de la Sota

De la Sota fue un humanista, que abrazó al justicialismo porque, repetía, “hay que tener buenas ideas en la cabeza y pensamiento popular en el corazón”. Audaz, de sólidas convicciones, eterno aprendiz, quería ser recordado por las escuelas y se había propuesto ser “el presidente de la reconciliación de los argentinos”.

Desde hace 4 años, cada 15 de septiembre, una suma de emociones entrecruza mi corazón y mi alma. Me enfrenta a lo irremediable. Pero, también, me animo a decir, la fecha se transforma en un día de reflexión. Porque recordarlo nos permite repasar, repensar y reinterpretar cada paso de su vida política, ese caudal enorme de ideas, de consignas, sus propias convicciones, que hoy resuenan fuerte por su decisiva vigencia.

Una fuerte anomia debilita hoy los pilares democráticos. El sistema político profundiza su falta de ideas y la disputa entre dirigentes se torna miserable y callejera. El justicialismo, en tanto, se disipa en vertientes desanimadas que poco toman en cuenta a aquel de la Sota: el que hablaba de “justicia social, equidad, solidaridad, esfuerzo, tolerancia, inteligencia y osadía”. 

Primero, “útiles a los demás”

José Manuel de la Sota se incorporó a la militancia política primero y luego a la función pública, a partir de una fuerte convicción: la de ser útil a la sociedad. Quería hacer algo por los otros. Esos otros a los que llamamos “los demás”. Creía en la política porque no le tenía miedo, sino mucho respeto, y porque la cultivaba de frente.

Por eso, comenzó a militar mientras cursaba el secundario; y después en la Facultad. Años más tarde, en la Agrupación de Abogados Peronistas hasta su primer cargo público: Secretario administrativo del Concejo Deliberante de Córdoba y, tiempo después, Secretario de gobierno de la Municipalidad de Córdoba. Transcurría la primera mitad de los alterados años 70´.

A partir de marzo de 1976, estuvo preso casi un año durante la última dictadura cívico militar. En los días que pasó encerrado, con miedo a morir, le pidió a Dios que no lo dejara odiar. En la cárcel primero y en la vida política después aprendió que nada justifica el uso de la violencia.

Con el regreso a la vida democrática, De la Sota inició quizás su etapa más reconocida. Formó parte de la Renovación en los 80´, disputando espacios hasta ese momento ocupados por la ortodoxia peronista. Intentó ser intendente de Córdoba y gobernador de la Provincia en dos oportunidades. Fue diputado y senador nacional. Porque aprendió de cada una de las derrotas, fue luego un noble vencedor.

De tanto insistir, finalmente los cordobeses le dieron la oportunidad que tanto esperó: la de ser gobernador de Córdoba a partir de julio de 1999. “La política es un arte sencillo, todo de ejecución”, dijo alguna vez y bajo esa premisa gobernó tres veces la Provincia. En un breve repaso de sus obras de gobierno, me gustaría mencionar aquellas que le generaban mayor orgullo: La construcción de más de 500 escuelas, la Ciudad de las Artes y la Universidad Provincial, el Programa Primer Paso, el Boleto Educativo Gratuito para más de 250 mil alumnos, docentes y no docentes, la integración del norte con el sur a través de autovías, varias represas y acueductos, el Programa Provincial de Medicamentos, la rebaja impositiva del 30% y las becas terciarias y universitarias.

Amistad social

Por cierto, más allá de lo que fue su gestión, siempre valorada por los cordobeses, y su intención luego de ser presidente de nuestro país, muchos rememoran que su paso por la vida pública tuvo como misión la conquista de la “amistad social”. Le gustaba a él subrayar ese concepto: La “amistad social” era mucho más que una norma de convivencia y valores comunes.

De la Sota entendía que había un “cansancio moral” en la sociedad, profundizado a través de la política y los Estados. “La falta de diálogo en Argentina genera cansancio moral. Nuestro país debe recuperar el camino del diálogo, el respeto y  el consenso para beneficiar a los ciudadanos. Hay mucha gente que quiere recuperar la cordura. Es necesario que en nuestro país se recomponga la amistad social”, decía allá por 2014.

Se animó a abrirle las puertas de la política a las nuevas generaciones y a impulsar la participación plural de actores sociales y políticos ajenos al peronismo. Defendió siempre con hechos la idea de que la buena política es, definitivamente, a partir de una construcción colectiva, con todas las voces, las que se escuchan fuerte, bien fuerte, pero también prestando atención a aquellas más débiles, casi inaudibles. Porque a esas hay que escucharlas con amor.

Prof. Natalia de la Sota

Diputada Nacional

Bloque Córdoba Federal