La Coparticipación Federal bien entendida debe empezar por el Ingreso Básico Universal

Por Mario Mazzitelli. El autor defiende el federalismo y la distribución equitativa de los recursos coparticipables, y los define como “actos de inteligencia política”.

“La Coparticipación Federal es el sistema de rango constitucional que tiene por objeto coordinar la distribución del producido de los tributos impuestos por el Estado Federal, en virtud de una delegación efectuada por las Provincias a la Nación, quien debe recaudar las contribuciones, retener su porción y redistribuir el resto entre aquellas y la CABA…”

Es decir el Estado Nacional recauda en virtud de una delegación de facultades por parte de las provincias. Pero ¿Quién le ha dado a las “provincias” el mandato para semejante delegación? Sin duda: el pueblo de cada una de ellas. Ese pueblo, esos habitantes, trabajadores, ciudadanos, personas son el cuerpo y el alma de la Nación Argentina. Somos el cuerpo y el alma de la Nación Argentina. Somos la Nación Argentina.

Está bien hablar de Estado Nacional y Provincias, no podría ser de otra manera. Pero en la realidad práctica son los representantes, elegidos democráticamente, los que hacen los acuerdos. Es decir son nuestros dirigentes. Y es lógico que nuestros dirigentes tironeen entre sí para ver quien obtiene para su región la mayor tajada. Y para ellos la mayor cuota de Poder.

Dicho lo anterior la CN reformada en 1994 estableció un plazo (2 años) para consensuar una nueva Ley de Coparticipación. Pero como el tironeo continuó y nadie quiere perder la ventaja que supo ganar, el consenso no llega nunca. Ya superamos las dos décadas de desencuentros en esta materia.

Es más, la crisis que estamos viviendo entre el Poder Ejecutivo Nacional y el gobierno de la Ciudad, en la que está involucrado el interés de la provincia de Buenos Aires, que devino en fallo de la Corte, originalmente desconocido por la Nación y varias provincias, para luego retroceder, aceptar el fallo pero impulsar el Juicio Político a los miembros de la Corte, etc. tiene origen en esta disputa por recursos limitados. Así es. Como la coparticipación se da sobre una masa de recursos establecida, lo que gana uno lo pierde el otro. Son  acuerdos de suma 0 (cero) Puede ser entre provincias (lo que gana una lo pierde la otra) o puede ser entre provincias y Nación.

El asunto entonces es la distribución.

“En cuanto a las pautas de distribución, la Constitución establece que deberán adoptarse criterios objetivos de reparto que expresen una relación directa entre las competencias, servicios y funciones a cargo del Gobierno Federal, los Gobiernos de Provincias y la CABA, y los recursos a percibir, debiendo además propender a una distribución igualitaria y solidaria tendiente a lograr un grado equivalente de desarrollo, de calidad de vida y de igualdad de oportunidades en toda la Nación”.

Criterios objetivos, distribución igualitaria, solidaria, grado equivalente de desarrollo, calidad de vida, igualdad de oportunidades en toda la Nación.

Estos criterios que no logran resolver las provincias, si se logra con nuestra propuesta de Ingreso Básico Universal.

Es un criterio objetivo, porque se trata de dar a cada argentino habitante de nuestro territorio el equivalente a 1/8 del PBI per cápita.

Es igualitario, lo reciben todos, pobres y ricos, en la Quiaca, Ushuaia o Buenos Aires.

Es solidaria, porque se favorecen todos, pero más se favorecen los que dejan de sufrir condiciones de indigencia y pobreza.

Logra un grado equivalente de desarrollo dado que impacta mejor en las áreas más alejadas y menos desarrolladas.

Mejora la calidad de vida, porque reanima el mercado interno, estimula positivamente el comercio, la producción, la inversión y el trabajo.

Nos acerca a la igualdad de oportunidades, ya que ningún pibe tendrá que dejar de estudiar para ir a cartonear; o tantos otros ejemplos.

Pero además logra lo que no quieren nuestros representantes: que el pueblo tenga más Poder. Manejar dinero es manejar Poder. La lucha por el dinero tiene distintos niveles: el de la supervivencia, el de llevar una vida digna, el que acumula para invertir y mejorar la calidad de vida de su entorno y el que maneja el dinero como fuente de Poder. Así el que maneja más dinero tiene más Poder. Por eso no se ponen de acuerdo nuestros representantes. En la lucha por el Poder el mediador indispensable es el dinero. Pero ¿Qué pasa cuando ese dinero se destina sin ninguna intermediación a los de abajo? ¿Sin otra condición que ser argentino y habitar nuestro suelo? ¿En alguna medida no le estamos devolviendo lo que él tributó en forma de impuestos? Pero además ¿No le estamos dando una pequeña cuota de poder? ¿No estamos incrementando el grado de libertad de los desamparados? ¿No estamos elevando el nivel de toda la sociedad? ¿No estamos liberando las capacidades y potencialidades de millones de argentinos que hoy están hundidos en la miseria, sin esperanza y sin futuro?

Está claro que esta política reclama una ingeniería financiera nueva por parte del Estado. Al tiempo que sabemos que los recursos están. Ahora con una mayor proporción en las personas y una menor proporción en el Estado. Pero ¿Acaso no aceptamos que las personas son tan buenas administrando su dinero como el Estado o cualquier privado? ¿No pensamos que le van a dar un buen uso y el circulante cumplirá el rol que debe cumplir; que es ayudar al bienestar general?

La buena nueva Coparticipación Federal Democrática debería empezar por el Ingreso Básico Universal. Está en línea con la Constitución. Además, con los tratados internacionales que tienen jerarquía constitucional y contemplan estos nuevos derechos del Siglo XXI. Los nuevos derechos como el IBU no son demagogia. Son grandes actos de inteligencia política que les permiten a los pueblos elevarse hasta alcanzar, en conjunto, el tiempo histórico que les ha tocado vivir. Argentina viene muy rezagada fruto de la injusticia reinante. Es tiempo de mejorar el pacto social entre todos nosotros.

Nace un nuevo actor en la política argentina: Proyecto Justo Social y Humanista

Por Mario Mazzitelli. El precandidato a diputado nacional presenta su espacio, y sostiene que su objetivo político es “la unidad de los argentinos en torno a objetivos claros, concretos y virtuosos”.

“Unidad en la Diversidad”. Este domingo 12 de septiembre de 2021 sabremos con que peso nace esta nueva fuerza política que encontró cinco denominadores comunes alrededor de los que reunirse:  

1.- Ética pública 

2.- Elevar la situación social hasta erradicar la pobreza y la indigencia,  

3.- Avanzar hacia una Argentina Ecológica,  

4.- Practicar la Democracia Participativa y 

5.- Impulsar un programa económico de industrialización y modernización para recuperar protagonismo argentino en el concierto internacional. 

Cada punto sostenido en propuestas concretas para resolver problemas concretos y proyectarnos al futuro. 

Así desde el colectivo por el Modelo Social de la Discapacidad, pasando por el Partido Socialista Auténtico, el Partido Humanista, el Movimiento de Izquierda Juventud y Dignidad, Radicales de Alfonsín, Social 21 la Tendencia, Unión Partidaria Patriótica, Socialistas Autoconvocados, Frente Amplio Socialista y Convergencia, entre muchos otros integrantes, conformamos este espacio alternativo a las fuerzas hegemónicas que nos gobernaron a lo largo del siglo XXI. 

Nuestro objetivo político es la unidad de los argentinos en torno a objetivos claros, concretos y virtuosos. Nuestro método el diálogo, la perseverancia, la cooperación y la iniciativa política.  

Somos un nuevo sujeto en la política argentina. No venimos a negar nada de lo existente. Venimos a enriquecer el debate en un momento donde la resignación, la desilusión, el estancamiento o la vuelta al pasado parecen ser los determinantes del presente.  

Lejos de los medios de comunicación que responden a los poderes económicos concentrados, traemos el calor, las ilusiones y las esperanzas de nuestro pueblo. Y desde ese lugar nos planteamos un futuro más venturoso, con propuestas de corto, mediano y largo plazo.  

Como fuerza en movimiento vinimos para crecer. Vamos por más unidad.  

En la Argentina quienes nos gobiernan se están tornando en lo viejo, administradores de un statu quo que viene debilitando al país, hasta ponerlo al borde de una nueva crisis. Crisis que no sabemos si se manifestará desde lo social, lo financiero, lo fiscal…frente a la cual no logran dar ni con un diagnóstico correcto y mucho menos las medidas adecuadas.  

Un cambio de época se avizora en el horizonte. Hay que estar preparado. La salida no será tarea de minorías mesiánicas. Será la conjunción de fuerzas en el marco de la unidad nacional. Pero ya no vacía de contenido, sino cargada de los proyectos necesarios para desatar las potencialidades argentinas que aún siguen esperando que la dirigencia política se ponga a la altura de los tiempos. 

Nace Proyecto Justo Social y Humanista para dejar una buena huella en la política argentina. 

La cultura del trabajo, planes sociales, ingreso básico universal y la vagancia

Por Mario Mazzitelli. El precandidato a diputado nacional del Proyecto Justo, Social y Humanista sostiene que una renta básica universal “lejos de incentivar la vagancia, creará las condiciones para reanimar el mercado interno”.

Escucho decir que en Argentina se perdió “la cultura del trabajo”. Esto surgirá seguramente de alguna observación o comentario sobre la realidad. Aceptado que fuera cierto y que la cultura del trabajo “sola” no se puede perder; surge la pregunta ¿Quién la perdió?  

Seguramente habrán sido los pobres. Vamos quedando satisfechos. Sin culpa. En alguna medida son pobres porque quieren. No se han preocupado por cuidar “la cultura del trabajo”.  

Es raro que no nos preguntemos ¿Dónde la perdieron? ¿Cuándo? ¿Habrá sido a propósito? También es extraño que no nos preguntemos ¿Cómo se puso de acuerdo tanta gente en perder “la cultura del trabajo”? (O al ver a un cartonero trabajar como un “burro”, tampoco la pregunta ¿Por qué esta persona con tanta voluntad de trabajo está desperdiciada en un trabajo tan poco calificado y de tan baja productividad? ¿Será que quiere trabajar con frío bajo la lluvia?) 

Lógicamente, ante la pérdida colectiva de “la cultura del trabajo”, el Estado debió hacerse cargo de las consecuencias y empezó a repartir planes sociales. Inició la tarea hace casi 20 años. Con asombro, “la cultura del trabajo” reapareció entre mediados de 2002 y 2007. Y se volvió a perder. De manera que hace 14 años que los planes sociales no dejan de crecer. Incluso, presidentes que por principio están en contra de los planes, se vieron y ven obligados a ampliarlos. Los planes alejan aún más “la cultura del trabajo” y en su lugar emerge “la cultura de la vagancia”. Entramos en un círculo vicioso: los que perdieron “la cultura del trabajo”, se ven beneficiados por los planes sociales, que les han permitido desarrollar el viejo vicio de “la cultura de la vagancia” y quienes hemos guardado con celo “la cultura del trabajo”, pagando impuestos somos sacrificados en el altar de la haraganería, holgazanería y la pereza. Intolerable  

Vagos. Ya lo decían nuestros próceres hace 161 años atrás: “Serán considerados vagos…Las personas de uno y otro sexo que no tengan renta, profesión, oficio u otro medio lícito con que vivir”. Es interesante observar que no tenían planes y había vagos. Pero si el sujeto que no trabajaba tenía renta, no se lo consideraba un vago.  

Hoy… ¿Estaremos viviendo una época en que los argentinos no quieren progresar? ¿O el problema en lugar de ser individual es colectivo? ¿No será que los famosos cambios con los que se interrumpió la vida institucional de la Argentina en los 70, produjeron consecuencias no previstas? La desarticulación del Estado Nacional, la desindustrialización, el enajenarse del desarrollo científico y tecnológico, el dejar todo en manos del mercado ¿No habrán tenido algo que ver? ¿Y si a los liberales que manejaron la economía Martínez de Hoz, Alsogaray, Alemann, Cavallo, Roque Fernández, Dujovne, más los peronistas, radicales o híbridos, les fallo el cálculo y lo que vivimos como “pérdida de cultura del trabajo” en realidad es “la pérdida de fuentes de trabajo”? 

En todo caso, en lo que podemos coincidir, es que estamos enredados en un galimatías del que no resulta sencillo salir. También podemos coincidir que “vagos o no” los que pagan el precio de los desatinos son los pobres, la clase trabajadora y las amplias capas medias…el 90% de los argentinos. 

¿Cómo salir de este enredo? Serán muchas medidas armonizadas en un gran plan económico. Pero, como dice una de las leyes de Murphy: ¡todo lo que puede fallar…fallará y lo hará en el peor momento! Es lo que ocurre habitualmente con nuestros planes económicos. De manera que nuestro pueblo no puede esperar al éxito incierto de un acierto de economistas que nos tienen acostumbrados a fallar.  

Por eso al margen de miradas, diagnósticos y propuestas distintas, podríamos coincidir en separar una porción de la torta de la riqueza nacional y repartirla de manera igualitaria entre todos los habitantes. Empezaríamos por los que más lo necesitan, pero incluiría a todos. Un pequeñísimo fragmento de la riqueza nacional distribuida de manera tal que en 25 meses podemos erradicar la pobreza de ingresos del país. Logro apoteótico que revitalizará el alma de todos los argentinos.  

Algunos seguirán recitando bajo el paradigma de los siglos XIX y XX: que de esa manera no vamos a encontrar “la cultura del trabajo”. No lo sabemos. Sí sabemos que ya no habrá vagos, porque según nuestros próceres quien tenga una renta no es vago. Puede ser un parásito. Pero en todo caso no quedará como privilegio solo de los ricos.  

Por mi parte creo que un IBU o Renta Ciudadana Universal Incondicional o Salario Universal (como dice Francisco); lejos de incentivar la vagancia creará las condiciones para reanimar el mercado interno, hacer más interesante estudiar, investigar, tomar iniciativas, desarrollar proyectos, innovar, trabajar hasta la fatiga porque lo haríamos con ganas sobre aquello que verdaderamente nos interesa y no por un trabajo de miseria para paliar el hambre. Desde mi punto de vista la gran Argentina que tenemos por delante tiene su piedra fundamental en este proyecto de justicia social, fuente inspiradora de una nueva sociedad que nos merecemos todos. 

Para el precandidato a diputado Mario Mazzitelli “hace falta una política exterior más dinámica e inteligente”

El dirigente del Frente Proyecto Justo Social y Humanista sostuvo que se trata de una tarea del Estado que “debe emerger de un gran consenso nacional”.

El precandidato a diputado nacional Mario Mazzitelli llamó a la dirigencia a trabajar por una política exterior “dinámica e inteligente” que “sepa interpretar los cambios de etapa en cada acontecimiento, diagnosticar correctamente el estado y tendencia de la nueva situación, intervenir con virtud política en el escenario internacional y observar las posibilidades que se abren para la economía argentina”. 

Es una tarea de Estado que debe emerger de un gran consenso nacional”, dijo el dirigente del Frente Proyecto Justo Social y Humanista, en referencia a los hechos de Afganistán, que –sostuvo- “hicieron recordar a las imágenes de Saigón en 1975”. 

Comentó que esto reconfigura el tablero geo-político internacional, delimitando nuevas áreas de influencia y relaciones de poder más simétricas que las vividas desde la caída de la URSS en 1991 hasta el 15 de agosto de 2021. 

“Un mundo que venía dejando de ser unipolar sinceró su situación en imágenes que muchos hubieran querido evitar. Pero con fotos o sin ellas, hace tiempo que la tendencia parecía irreversible hacia un mundo multipolar”, expresó Mazzitelli. 

Adelantó que, a su entender, “empezamos a intuir que los modos con que las grandes potencias traten a los países o regiones periféricas habrán de cambiar. La imposición bajo amenaza irá mutando hacia la seducción y la persuasión”.    

De este modo interpretó que se abren entonces distintos escenarios y posibilidades: “Aferrarnos al orden unipolar (como -fuera de época- pretenden distintos grupos conservadores) buscar una nueva alineación (como aspiran grupos que no ven al país sin un tutelaje) o intentar un fuerte compromiso político, social, económico, ambiental al interior de nuestro país para emerger como una Nación de ‘propósitos sanos y acciones eficientes’”, recalcó. 

Opinó que a la preeminencia de los Estados Nación empieza a sobrevenir la consolidación de los continentalismos. “¿Cuál será nuestro rol en América? ¿Nuestros Estados devendrán en plurinacionales? ¿Jugaremos un nuevo papel los indoamericanos; los hispanoamericanos; los iberoamericanos; los latinoamericanos? ¿Bregaremos por una Nueva América sin imperialismo con posibilidades para cada uno de sus habitantes?”, se preguntó el candidato. 

Aseveró que “estos y otros deberían ser temas de un gran debate nacional. Argentina merece una estrategia en política exterior. Que no puede ser la improvisación, ni el loteo de embajadas”, destacó.  

Finalmente aseveró que la primera responsabilidad es del gobierno: “Pero queda en el conjunto de sectores que no conforman el oficialismo aceptar el compromiso”, expresó.  

Concluyó diciendo que “el tren de la historia no pasa todos los días. Cuando llega, hay que saber subirse para no mirar la historia desde el pasado, sino para compartir la dicha de construir un futuro mejor”. 

Trasladar la Capital Federal a Viedma – Carmen de Patagones

Por Mario Mazzitelli. Precandidato a diputado nacional en la provincia de Buenos Aires reflota la idea de Raúl Alfonsín, cuya obturación atribuye a “sectores paleo-liberales han entorpecido de mil formas aquella excelente iniciativa. Tratando que pase al olvido”.

Hay que cumplir con la ley.

Después de ser debatida en el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación, el 8 de junio de 1987 fue promulgada, con la firma del presidente Raúl Alfonsín la Ley 23.512.

En su artículo 1° establece: Declárase Capital de la República…a los núcleos urbanos…de las actuales ciudades de Carmen de Patagones (provincia de Buenos Aires) y Viedma y Guardia Mitre (provincia de Río Negro)

¿Por qué no se cumple con la ley? Porque sectores paleo-liberales han entorpecido de mil formas aquella excelente iniciativa. Tratando que pase al olvido.

¿Por qué recuperar la memoria sobre una ley sancionada hace 35 años? Porque es una necesidad imperiosa conseguir varios objetivos:

a.- Concentrar la atención del poder político, legislativo y administrativo de la Nación. Buenos Aires no es el mejor lugar para eso.

b.- Proyectar el crecimiento de la Nación hacia la Patagonia, el Atlántico Sur, Malvinas. Georgias del Sur, Sandwichs del Sur y el continente antártico, recordándole al mundo que somos un país bi-continental.

c.- Poblar la Patagonia. Para tomar un ejemplo: mientras el Reino Unido tiene una densidad demográfica de 275 habitantes por km2, nuestra Patagonia no llega a 2 habitantes por km2.

d.- Desconcentrar la ineficiente megalópolis que se ha formado alrededor de Buenos Aires, donde en una superficie apenas superior al 1% del territorio nacional, vive el 30% de los argentinos. Generando problemas de ocupación del suelo, problemas ambientales y sanitarios, despilfarro energético, ineficacia en el tránsito, inseguridad, etc.

e.- Reducir la capacidad de presión económica de los grupos más concentrados y la distorsión en la cosmovisión que los argentinos debemos tener sobre nosotros mismos.

Se requiere una modestia franciscana para ejecutar el traslado. El cumplimiento de la ley puede empezarse en 2022. El plan empieza por las funciones del presidente. Estas tareas las puede ejecutar a partir de una sencillísima residencia. Una nueva ley debe impedir la especulación con las tierras. La posibilidad de una capital hipermoderna y avanzada, quedará para las próximas décadas. Hoy la economía impone una austeridad extrema y el presidente de la Nación debe dar ejemplo.

Si retomamos éste magnífico proyecto, nuevamente el pecho se nos inflará de Patria y las capacidades por desarrollar se multiplicarán para millones de argentinos.

Avanza acuerdo entre el Partido Verde y el Partido Socialista Auténtico

En el marco de un encuentro con las conducciones de ambos partidos se habló de la necesidad de “suspender las PASO, dada la crisis sanitaria y económica”. Expreasron que “es totalmente condenable pedirle al pueblo que pague una interna. Si algún partido la necesita, que la haga a su propia cuenta y cargo”.

Se realizó un nuevo encuentro entre autoridades del Partido Verde y del Partido Socialista Auténtico de Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia, encabezado por la exdiputada nacional Silvia Vázquez y Mario Mazzitelli para avanzar en un acuerdo político-electoral para las próximas elecciones.

“Respecto a las elecciones PASO entendemos que deben ser pospuestas, y además no han demostrado tener eficacia. Los cambios en la legislación electoral han sido más de 50 desde que empezó este período democrático en 1983. Dada  la situación epidemiológica y la crisis económica  corresponde la suspensión completa de las PASO y pensar en realizar la elección general en noviembre”, expresó Silvia Vázquez, presidenta del Partido Verde

“La interna radical que se hizo en CABA  y en PBA fue una muestra de que un partido político puede hacer a su propio cuenta y cargo una interna en caso de que la necesite. Es totalmente condenable que la política, en esta situación tan crítica se esté planteando que la interna de los partidos las tenga  que pagar el pueblo argentino”, señalaron Vázquez y Mazzitelli.

Agregaron que “el Gobierno y el principal partido de la oposición no pueden seguir trabajando como una casta política. Deben  ver lo que sucede en la región, la situación de Colombia es muy ejemplificadora de como la presión sobre los jóvenes puede significar la encendida de una chispa que lleva a situaciones de violencia inconcebibles”.

Del encuentro, además de Silvia Vázquez, y  Mario Mazzitelli, del Partido Socialista Auténtico, participaron también los dirigentes Daniel de Abrantes y Francisco Paco Moreno, Giselle y Raul Artelino, Sergio Paoletti, Fabiana Zanutti, Malena Barcelona Vázquez.