Bregman insistió con la reducción de la jornada laboral

El candidato a vicepresidente del FIT presentó un proyecto que establece bajar la jornada de trabajo a “seis horas y cinco días a la semana”.

Durante el bloque de trabajo y producción, la candidata del Frente de Izquierda, Myriam Bregman, remarcó su postura sobre la reducción de la jornada laboral y defendió el proyecto que presentó su compañero de fórmula Nicolás Del Caño, el cual está siendo tratado en la Cámara baja junto a cinco del Frente de Todos y uno del Socialismo.

“Somos los únicos que tenemos una propuesta para unir, tras una bandera de lucha, a la clase trabajadora porque proponemos reducir la jornada laboral a seis horas, cinco días a la semana, y las horas que quedan libres, que quedan vacantes, que sean repartidas entre aquellos que hoy no tienen trabajo o tienen un trabajo precario”, expresó.

De ese modo, amplió que “sólo aplicado a las grandes empresas, se podrían generar un millón doscientos mil puestos de trabajo genuino, que nadie cobre menos de lo que cuesta la canasta familiar con un salario que alcance, por supuesto, y sin aumentar los ritmos de trabajo”.

Finalmente, Bregman concluyó: “La salida, hay que decirlo claro, no es pisándole la cabeza al de al lado, es peleando con unidad para que gobiernen los que nunca gobernaron, porque siempre dijeron que la clase trabajadora tenía que ser la columna vertebral del movimiento, nosotros peleamos porque sea la cabeza de una nueva sociedad”.

Referentes sindicales respaldan reducir la jornada laboral, frente al rechazo de empresarios y académicos

El sector gremial hizo hincapié en la antigüedad de “más de 100 años” de la norma vigente. Desde el sector empresarial, abogados y especialistas académicos criticaron los proyectos, coincidieron en que “bajar las horas de trabajo no implica mayor productividad” y que “no es el momento adecuado del país para hacerlo”.

La Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados, a cargo de la oficialista Vanesa Siley, llevó a cabo este miércoles la segunda reunión informativa para debatir la reducción de la jornada laboral, que tiene como base siete proyectos de ley, cinco de oficialistas, uno de la izquierda y el restante del socialismo, con el objeto de lograr los consensos necesarios para modernizar la ley 11.544 que lleva casi 100 años de vigencia regulando la jornada de trabajo en nuestro país.

El encuentro contó con la participación y disertación de representantes gremiales que respaldaron la iniciativa la hacer hincapié en la antigüedad de “más de 100 años” de la normativa vigente. Por el contrario, del sector empresarial, académicos y abogados criticaron los proyectos, señalaron que no hay evidencia técnica que demuestre que “reducir las horas de trabajo implica mayor productividad”, y plantearon que “no es el momento adecuado del país” para lleva adelante esta propuesta.

Al inicio, Siley sostuvo que el tema “ha generado en la vida social repercusión y gran debate”, y recordó que en la reunión anterior asistieron nueve expositores, entre ellos la ministra de Trabajo Kelly Olmos. También informó que se contactaron desde la OIT (Organización Internacional del Trabajo) quienes manifestaron sus ganas de poder asistir, pero aclaró que “quedará para las próximas reuniones informativas porque requiere de todo un tiempo de preparación”.

Así, la titular de la comisión enumeró algunos puntos que surgieron del debate anterior para poder incorporarlos al dictamen futuro, tales como la desconexión digital por una necesidad de “programación progresiva”, y la discusión de las diferentes realidades laborales del país para que “puedan ser contempladas”.

También confirmó una tercera reunión en dos semanas, debido a que la que va del 9 al 12 (porque es fin de semana largo) habrá sesión de la cámara.

La palabra de funcionarios y gremialistas

Héctor Daer, secretario General de la CGT (Confederación General del Trabajo) despojó la iniciativa de una cuestión electoral al recordar que su sindicato en el 1ro de mayo anunció que “este año íbamos a trabajar la reducción de la jornada laboral”. “No es bueno que se pongan cuestiones terminantes de ‘esto es imposible’, ‘esto no se puede hacer’”, indicó y mostró datos de un estudio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) donde México tiene 48 horas laborales que “tramita la reducción”, Chile 45 horas “que ya la redujo posterior a esto”, y los demás están en 40 horas como Francia.

“Argentina aún tiene 48 horas y eso nos tiene que hacer pensar que estamos fuera del mapa”, señaló y se refirió a la falta de igualdad entre el hombre y la mujer al explicar que “cuando se habla del tiempo de trabajo es la mayor cantidad de tiempo de su vida activa que realiza. Todos pasamos más tiempo en el trabajo que en la casa con la familia porque, no solo tenemos la jornada laboral sino también horas de viaje. Esto también cambió con el tiempo hace 100 años la cercanía al trabajo era mucho mayor que ahora y esto se modificó en los últimos 40 años”.

Daer consideró que “es fundamental discutir también la distribución de la jornada sobre cómo adecuarlo que tiene que ir por la vía de los convenios colectivos. Hay que establecer una jornada mínima, plazos para que se articule en los convenios y estoy de acuerdo en que hay que profundizar el debate”.

“Cuando hablamos de productividad empecemos a desagregar quién a lo largo del tiempo se llevó las ganancias y por ahí vamos a entender el camino que estamos buscando, que no hay que acelerar ni condicionar porque si no, no sale más esta ley. Tenemos que pensar en que Argentina tiene que dar un paso fundamental en la reducción de hora”, concluyó.

En su intervención, Estela Díaz, ministra de las Mujeres y Diversidad de la provincia de Buenos Aires, consideró que el debate sobre licencias parentales -al cual también asistió- está relacionado con la reducción de la jornada laboral algo que “es fundamental”.

“Era hora que empecemos a debatir una jornada laboral que se definió hace 100 años, mismo con las licencias que es algo que se definió hace décadas y es necesario plantearlo”, indicó y asimiló: “Debemos pensar la jornada laboral en torno a la relación entre el trabajo productivo, remunerado y el trabajo reproductivo y de cuidados, por eso los relaciono a ambos temas”.

Díaz planteó que cuando se habla de jornada laboral: “Tenemos que tener en consideración la enorme heterogeneidad del mundo del trabajo cuando debatimos el tema y hay que ser precisos en relación a todas las características que esta ley tenga”, y señaló que “cuando debatimos el trabajo también tenemos que tener en consideración las diferentes formas que tenemos varones y mujeres en el trabajo”.

“Cuando hablamos de jornada laboral hablamos del trabajo productivo, pero también tenemos que pensar en las horas de trabajo de cuidado”, reiteró. Así, comentó que un informe de Brechas de Género Laborales de Ingresos de 2023 elaborado por Hacienda bonaerense da un impacto donde “las mujeres promedio trabajamos mucho menos en el primer trimestre que varía según las edades”.

En tanto, detalló que “los varones en promedio trabajan 40 horas, pero sabemos que hay subocupaciones, aunque las mujeres trabajan 28 horas y hay brechas horarias en el trabajo formal muy significativas. Cuando hay sobreocupación las realizan los varones y eso hace a las brechas de ingresos, a la feminización de la pobreza y el tiempo de trabajo no remunerado”. Asimismo, precisó que las mujeres en promedio trabajan 6 horas y media en un trabajo no remunerado, que es el 75%, en cambio los varones la mitad.

“Cuando pensamos en la reducción de la jornada laboral, nos parece que es una clave en relación a cómo interactúa con la corresponsabilidad entre trabajo y familia”, consideró y analizó: “Vamos a un núcleo de desigualdad estructural de ingresos que hace al 27% promedio menor de los ingresos de las mujeres”, por lo que sugirió que la “reducción de la jornada mirando estas consideraciones es un factor que va a contribuir en el camino con otras medidas como la reducción de las brecas laborales y la división sexual en el trabajo y avanzar en una transformación cultural”.

A su turno, el exdiputado nacional y abogado laborista, Héctor Recalde, no coincidió con la postura que manifestaron desde la UIA y, por el contrario, destacó: “Volver a una limitación de la jornada como se está proponiendo después de casi 100 años, ¿vamos a esperar al 2029? felicito la iniciativa porque lo intentamos varias veces que se lleve a la práctica y seguimos con una legislación antigua que no comparece con la realidad”.

“No es cierto que no está probado que la reducción de la jornada aumenta la productividad y disminuye los accidentes de trabajo. Si aumenta la producción a los empresarios les tiene que interesar”, contradijo y agregó: “Reducir los accidentes laborales también reduce los costos del trabajo”.

En ese sentido, sostuvo que “no se justifica que sigan existiendo las aseguradoras de trabajo que son entidades de lucro”. “Seamos modernos, entonces salgamos de una ley que tiene casi 100 años”, pidió y mencionó que hay muchas actividades que ya cuentan con una reducción de horas.

En sintonía con las declaraciones de Díaz, manifestó que “es difícil alcanzar una igualdad por cuestiones sociales y culturales, es una utopía llegar a esa igualdad, pero vamos escalonando para llegar a esa igualdad”. “No entiendo que hoy en día se niegue a trabajar un poco menos, si el derecho laboral no creo ni destruye empleo, lo que hace es regular las jornadas, la economía es la que genera empleo. Probemos esta decisión por unos meses a ver si da resultados, si estuvimos 6 años con este sistema, porque para nosotros si aumenta la productividad”, cerró.

Claudio Dellecarbonara, trabajador del subte, miembro del Secretariado Ejecutivo de Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), cuestionó que en algunas exposiciones se plantea la reducción laboral con la productividad “o sea las con las ganancias de las empresas y capitalistas, de eso se trata cuando se habla de productividad del trabajo. Es la plusvalía que se les extrae a los trabajadores, el trabajo no remunerado que las empresas se llevan del trabajo que hacemos, de eso se trata”.

“Se trata de los trabajadores que en sus lugares de trabajo tienen que soportar pésimas condiciones laborales que no tiene seguridad que les garantice su propia vida, esa ganancia no solo está basada en el robo legalizado, sino también en la sangre de los trabajadores”, denunció.

Para Dellecarbonara el planteo “no se puede hacer si a la empresa, al empresario o al capitalista la reducción de la jornada le va a significar una pérdida de sus ganancias o una baja en la productividad laboral o no. A los trabajadores nos tiene que tener sin cuidado porque se ha dicho que en las últimas décadas ha habido un aumento exponencial de la productividad enorme y eso significa que los trabajadores somos más pobres, trabajando lo mismo o más”.

“Tenemos la necesidad de recuperar algo que ya nos han quitado”, expresó y criticó a “las empresas y a los bloques que los defienden los intereses de los patrones plantean todo como costos laborales. Son horas del trabajador sin ver a la familia, sin poder estudiar, sin poder tener ocio, algo que si se dan el lujo los empresarios. Ellos tienen el derecho a navegar, a andar en caballo”.

Al igual que los expositores preopinantes, reiteró: “Son los mismos que nos dicen que no podemos discutir una reducción de la jornada que tiene más de 100 años en el país”, y lo comparó con “la lucha” de los trabajadores del subte. Propuso una reducción laboral de 30 horas semanales sin afectación del salario que sea equivalente a la canasta básica, para “la creación de puestos de trabajo genuino ante un ajuste que sufrimos hace años de distintos gobiernos”. En tanto, invitó a los representantes gremiales a que cada uno baje la discusión en su sector para “imponerlo y lograr un avance”.

En su presentación, Sebastián Etchemendy, profesor investigador asociado de la Universidad Torcuato di Tella (UTDT) e investigador principal de FUNDAR, celebró esta iniciativa de reforma y cuestionó que cuando se habla de reformas “ciertos sectores de centroderecha piensan en ir para atrás para preservar el statu quo. Esta es una reforma inclusiva”.

“Es una tendencia mundial, no es un capricho es algo que pasa en el mundo. El impacto de la reforma es en el bienestar del trabajador y de forma distributiva son centrales, no sé si tiene tanto impacto en la formación de trabajo. Incentiva al empresario a buscar rentabilidad no vía la intensificación del trabajo, sino de otra manera como afectando la organización del trabajo o aplicando tecnología. Solo afecta a los trabajadores sobre ocupados, no a todos, no es algo general”, precisó y cerró: “Esto no va a afectar al trabajador informal”.

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Walter Correa, ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires y secretario general de FATICA, insistió en que es una ley que tiene casi 100 años y que en el mundo se discute y se debate la reducción de la jornada laboral y en algunos países ya la han implementado que “generaron condiciones favorables a los trabajadores”.

Sostuvo que los datos que se dieron de las jornadas semanales en Latinoamérica son “incorrectos” porque “la jornada laboral más extensa la tenemos acá en Argentina con el máximo permitido que son 48 horas semanales y la anual superan la de los países industrializados”.

Entre los beneficios destacó la “recomposición salarial, la salud y la calidad de vida, disminución de la ART para las empresas, redistribución de los cuidados de forma equitativa y equilibrada domésticos, tendrían más tiempo disponible, aumento de la productividad, reducción de combustión y de energía, circulación de personal, creación de puestos de trabajo, entre otras”.

“La jornada reducida existe en el marco de la realidad y existe hace muchos años porque existe la solidaridad de los trabajadores entre sí a través de las organizaciones laborales”, cerró.

En su alocución, Mario “Paco” Manrique, secretario Gremial de la CGT y adjunto del SMATA, destacó la autocrítica del sector empresarial cuando “expone que no pueden tratar esta ley porque tenemos trabajadores en negro, la informalidad, el monotributo, la precarización del trabajo”.

“Quieren poner arriba de la mesa argumentaciones que carecen de una realidad efectiva. Muchos dicen que no es el momento de tratar la ley, pero si estuviéramos hablando de achuicar derechos estaríamos al revés porque los empresarios estarían justificando por qué sí y nosotros los sindicalistas explicando el no. Se trata de mejorarles la calidad de vida a las personas y darle una mejor calidad integral a la sociedad”, criticó.

En esa línea, remarcó que la reducción de la jornada no debe ir en sintonía con una reducción salarial porque “estamos manteniendo el poder adquisitivo de los trabajadores y, en cierta medida, se lo aumentamos”. Así, aclaró que “no son medidas electorales, son los momentos que vive el país y lo necesita y dar pasos hacia adelante en la creación de condiciones para dar empleo a millones de argentinos que hoy no tienen la posibilidad”.

“Hay cosas por revisar, lo sabemos porque una legislación de esta naturaleza amerita que se vea todo completo. Disiento con algunos de mis compañeros respecto de la productividad que se logra con organizar el trabajo y la tecnología, y debemos estar preparados porque vamos a tener un año de crecimiento y la economía se va a potencia gobierne quien gobierne y tienen que estar las herramientas dadas para que ese crecimiento se deuda rápidamente distribuir y que saquen de la informalidad a millones de ciudadanos”, expresó y finalizó: “Tenemos que mirar para adelante”.

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La visión cordobesa

El vicepresidente de la Unión Industrial de Córdoba, Marcelo Uribarren, afirmó que van a colaborar “en las iniciativas que generen mas trabajo, despejen las trabas que existen”, pero cuestionó que la discusión sobre la reducción de la jornada “es inoportuna en este contexto de crisis inflacionaria y retracción de la actividad económica”.

“Debe darse en un marco de consenso, sin presiones ni contexto electoral. No podemos discutir esto sin antes pensar en condiciones de base como el acceso al trabajo, un problema estructural de ahora”, enfatizó y enumeró: “La política económica sin control como inflación, gasto público, política de cambio, la perspectiva de trabajo es hacia la retracción de la actividad”.

Respecto de la informalidad, sostuvo que “no es ético discutir jornada laboral cuando el 40% de los trabajadores son informales según INDEC con un índice de ocupación que esconde formas de trabajo informal como el monotributo, familiar no remunerativo. Además, 3,6 millones de trabajadores asalariados no poseen descuentos jubilatorios”.

Hay que enfocarse primero en reducir la informalidad en vez de la jornada laboral. Argentina es en el cono sur el país con menos creación de empresas por cantidad de habitantes seguido de Venezuela, por ende, si no hay oferta de empleo no se supera la demanda”, detalló y remarcó que el empleo de baja calidad, informal y público “nunca puede ser la oferta en un país que quiere crecer”.

Según Uribarren en los últimos 6 años se incorporaron al mercado 3,2 millones de personas, solo el 10,8% son asalariados formales, el 47% son cuentapropistas y el 41% son asalariados no registrados. “El empleo crece en el monotributo y la informalidad donde no hay reducción de la jornada. No hay eficiencia de la formación”, cerró. También disertó Alejandro Manzanares, del Colegio de Abogados de Córdoba.

“Menos horas no implica más productividad”

En contraposición al proyecto, Juan José Etala, de la Unión Industrial Argentina, ratificó la exposición del vicepresidente de la entidad Julio Cordero la semana pasada, señaló que “no es adecuado el momento en el que se ha decidido avanzar en este complejo tema”.

“En la actualidad el país atraviesa una innegable crisis económica y con casi el 40% del empleo informal. Por ende, no parece que en este difícil escenario se pueda hablar de reducción de jornada y mucho menos sin las debidas consultas, análisis técnicos y económicos necesarios”, planteó.

En esa línea, advirtió que esa reforma “solo aumenta la presión sobre el sector formal y no consideran a los trabajadores no registrados”, al tiempo que indicó que “el foco debería estar en hacer los máximos esfuerzos en formalizar el empleo”.

“Una discusión de esta naturaleza debe hacerse con una estructura socioeconómicas estables y previamente deben estabilizarse las condiciones macroeconómicas y reducir el empleo informal”, ratificó y expresó: “Nos cuesta entender cómo un tema de esta magnitud y trascendencia en materia laboral, relaciones y costos no haya sido precedido de un efectivo diálogo social tripartito para discutir de manera adecuada y pormenorizadamente todas las alternativas y efectos que la norma implica”.

Etala recordó que fue la OIT el que determinó la jornada laboral de 8 horas y 48 semanales, por lo que consideró que “un tema de esta magnitud hubiera requerido necesariamente otro tipo de tratamiento tripartito que no puede ser comparencia de sectores empresariales al Congreso, es algo que se tiene que tratar de forma macro y con diálogo social”.

A su vez, cuestionó que algunos proyectos “están pensados para el marco de la pandemia que hoy ya no existen y otros analizan la necesidad de descanso que ya existen con las normas de limitación jornadas, y a la siniestralidad se la combate con el cumplimiento de las normas en materia de higiene y seguridad”. También afirmó que es “voluntarista de todo fundamento técnico” que la reducción de la jornada mejora la productividad.

“No se puede reducir genéricamente todas las jornadas de las diversas modalidades de trabajo. No es justificable reducir una jornada de seis horas porque es la adecuada, lo mismo sucede con los trabajos que requieren mayor tiempo de trabajo y diversidad de descanso. Bajar la jornada alegal manteniendo las remuneraciones implica un inédito aumento para la productividad porque al reducir la jornada de 8 a 6 horas debería incrementarse en un 36% y si la productividad no compensa el aumento de costos, necesariamente aumenta el costo de los productos”, explayó.

El empresario alertó que “en las actuales condiciones reducir la jornada laboral implica incrementar la informalidad y más inflación. Los países que lo jornada tiene una realidad distinta a la de Argentina, ya que la producción se encuentra estancada hace 10 años, la inflación es alta y no se generan empleos de calidad. La actividad privada contrata a 6 millones de trabajadores, por lo tanto, se crean empleos informales”.

“En este escenario reducir la jornada solo generará más inconvenientes y, no solo no se va a generar empleo, sino que va a generar más inflación. Suponer que reducir la jornada aumentará la contratación de empleados es una expresión de deseo”, advirtió y remarcó que “no se genera empleo por ley, sino cuando las condiciones económicas de país lo permiten. Argentina tiene un índice de desempleo del 6%. Una ley así solo recaerá sobre los trabajadores formales, mientras que los informales no tendrán reducción de jornada o los otros beneficios, la legislación recae solo en una parte de los trabajadores que son los registrados y que deberán aceptar el cumplimento de la ley”.

Y cerró: “Cada actividad o empresa regula la jornada de acuerdo a su realidad y eso no puede establecerse de forma genérica. Esta norma afecta seriamente a la productividad y la competitividad, no es cierto que trabajar menos aumenta la producción porque es algo que carece de sustento técnico”.

Juan Pablo Diab, asesor de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) manifestó que proyectos generales “no son representativos de la realidad de cada sector y de cada actividad”, al tiempo que afirmó comprender la inquietud del empleador, pero “no vemos que sea el momento para discutir esto. Las leyes zona temporales, no se pueden regir por un momento y en las PyMEs no se habla de ganancias, se habla de subsistencia. Vemos con asombro proyectos que hablan de jornadas de 30 o 40 horas. Esto lleva un mayor análisis y en mayor profundidad”.

Del lado de los referentes académicos Omar Yasín, abogado laboralista y profesor adjunto de Derecho del Trabajo en la Universidad de Buenos Aires (UBA), remarcó que son proyectos que tratan de reducir una jornada legal que establece un máximo de 8 horas, sin reducción salarial cuyo costo “debe afrontar el empleador”, sin previsión de realizar horas extras, pero “es probable que sigan trabajando la misma cantidad de horas, pero se las van a facturar como horas extras”.

“Las buenas intenciones de decir que los trabajadores van a trabajar menos, es realidad van a trabajar igual y cobrar un poco más y se va a traducir en un aumento de salario compulsivo que va a tener que cubrir el sector privado como todas las decisiones de pandemia de cerrar la empresa, pero seguir pagando las prestaciones dinerarias y cumplir con todas las obligaciones”, criticó.

Yasín coincidió con Etala respecto de que “si uno trabaja menos horas, producirá más”, y dejó entrever que “puede pasar”, pero “habría que introducir otros elementos porque técnicamente la inercia normal es que si trabajo menos produzca menos”. También, compartió la idea de que hay que ver cada actividad, ya que “se ha generalizado todo esto y es un defecto esto porque hay actividades que pueden soportar costos y otras no”.

“Tenemos problemas con la economía, pero no con problemas de ocupación de acuerdo a los índices que publica INDEC”, chicaneó y subrayó que Argentina no ratificó el convenio de la OIT que establece las 40 horas semanales.

Yasín cuestionó que se eludió el derecho comparado en los proyectos, y ejemplificó: “Europa y los países nórdicos donde han bajado la jornada, pero la realidad es distinta, hay mucha productividad, los sueldos son buenos y se trabaja un día menos”. Recordó que el Congreso sancionó la Ley de Teletrabajo que “bajó lo siniestralidad laboral”.

Por otor lado, señaló que, de acuerdo a un informe de hogares, el 66% trabaja menos de 40 horas de la jornada legal, el 19% entre 40 y 48 horas y 15% más de 48 horas, por lo que 2 de cada 3 trabajadores trabaja menos de 40 horas.

Estos proyectos no tienen ninguna utilidad, no contribuyen a disminuir el trabajo no registrado que es el 42% laboral según INDEC. No van a generar empleo porque el empleado va a preferir pagar horas extras”, precisó y opinó: “No sería aconsejable dictar este tipo de normas pese que las intenciones son buenas en estas condiciones del país”.

También fueron invitados los referentes del ámbito académico Florencia Gutiérrez, integrante del Centro de Economía Política (CEPA); Ergasto Riva, licenciado en administración por la Universidad de Buenos Aires (UBA), y Oscar García Díaz, de la Unión Industrial de la provincia de Buenos Aires (UIPBA) y Néstor Pritola, diputado nacional (MC), ex integrante de la comisión directiva y congresal del Sindicato Gráfico Argentino.

El Ministerio de Trabajo respalda la reducción de la jornada laboral

Así lo expresó la titular de esa cartera al presentarse en Diputados en el inicio del debate de las propuestas que hay sobre el tema.

La ministra de Trabajo de la Nación, Raquel “Kelly” Olmos, concurrió este martes por tercera vez en pocos días a la Cámara de Diputados para exponer ante una comisión sobre un proyecto puesto a debatir. En este caso, la reducción de la jornada laboral, y al respecto la funcionaria adelantó el apoyo de esa cartera a esa iniciativa, promoviendo en tal sentido que en caso de adoptarse una modificación de la cantidad máxima de horas “se haga de una manera escalonada, no se puede hacer de un día para otro, con un horizonte y una previsibilidad”, y que a partir de fijar ese máximo de horas “fortalezcamos la competencia de la negociación tripartita de cada convenio colectivo de trabajo para la mejor distribución de las horas máximas autorizadas a los efectos de que se adecue a lo que es cada actividad”.

La funcionaria manifestó de entrada que le era “grato” participar de esa discusión, porque la norma relativa a la jornada laboral “es una de las que en la Argentina ha quedado más rezagada”. En ese sentido comentó que la OIT acepta la existencia de 48 horas de jornada laboral como máximo de jornada semanal. “Con el tiempo, desde el origen de la OIT a la actualidad, ha habido otras normas, como la que plantea como  objetivo para combatir el desempleo la posibilidad de reducirlo a 40”, señaló.

Contó también que en donde se ha planteado la posibilidad de avanzar hacia una reducción, eso ha sido de manera paulatina, atendiendo no solo la posibilidad de descanso, sino también de recreación y planteando un rebalanceo de la distribución de las tareas de cuidado en cada uno de los hogares.

“Si uno ve el mapeo mundial, todavía no hay una posición común, porque tampoco hay un desarrollo homogéneo. Pero mirando por ejemplo las estadísticas de la OCDE, uno puede afirmar que hay una correlación entre la reducción de horas que se trabajan semanalmente y el nivel de la productividad de la economía”, sostuvo.

Sobre el final, la ministra dijo que “si optáramos por un mecanismo de reducción, estaríamos impulsando una redistribución más adecuada de la productividad alcanzada, aportando al concepto de justicia social”.

Desde la UIA dejaron en claro su postura en contra de la reducción de la jornada laboral: “¿Para qué?”

En la Comisión de Legislación del Trabajo, Julio Cordero, representante de la organización de empresarios, cuestionó que “el Estado disponga una norma que entra por la ventana cuando las negociaciones colectivas están abiertas”.

En el comienzo del debate sobre los proyectos que proponen la reducción de la jornada laboral, Julio Cordero, vicepresidente del departamento de Política Social de la Unión Industrial Argentina (UIA), dejó en claro su postura en contra y se preguntó “¿para qué?” avanzar en este sentido, al tiempo que pidió debatir en el marco de “la realidad y los problemas que tenemos”. 

En su presentación ante la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, el representante de la organización que nuclea a empresarios se mostró “a favor del diálogo social” y dijo que este debate “es relativo a qué consideramos nosotros que está bien o que está mal, y qué precisamos limitar o fomentar”. 

“Este debate no lleva 100 años, lleva mucho más. En la religión se dice que el hombre fue expulsado del paraíso y tuvo que trabajar. Entonces, nos preguntamos si el trabajo es un castigo o es aquello por lo cual hemos llegado a donde estamos”, expresó. 

Cordero defendió que “el trabajo es algo verdaderamente maravilloso” y “la nueva dimensión del trabajo es una dimensión humana”. “La OIT hoy dice que el ser humano es el centro del trabajo, porque frente a las tecnologías no es seguro que haya que limitarlo al trabajo, probablemente haya que ponerle muchísima más dignidad, hacerlo mejor, generar un mejor clima en el lugar de trabajo, y eso no se logra necesariamente limitando la jornada, por ahí es al revés, porque la limitación de la jornada ¿cómo será?”, observó. 

En esa línea, continuó: “Yo limito la jornada para que trabaje menos, ¿para qué? ¿O sea, está mal trabajar, estamos en contra del trabajo? ¿Para qué, para ir afuera a hacer qué? Por supuesto la vida familiar es absolutamente importante, pero esto ya se debatió internacionalmente. El límite dispuesto por la OIT es de 8 horas  diarias o 48 horas semanales”. 

El hombre de la UIA continuó su alocución con preguntas sobre si habría beneficios con este cambio. “Si reducimos la jornada sin ningún tipo de reducción salarial, ¿qué habrá que hacer? ¿Mejorar la productividad en ese tiempo? ¿Qué hacemos, apuramos a la gente a que trabaje más rápido?”, interrogó. 

También, se preguntó si “tanto dudamos de las negociaciones colectivas. Porque en las negociaciones colectivas se han establecido jornadas totalmente diferentes de acuerdo a las actividades”. “¿El Estado a qué viene? ¿El Estado a qué viene a disponer una norma que entra por la ventana cuando las negociaciones colectivas están abiertas? ¿Por qué no dejamos a la autonomía colectiva? Que nadie puede negar que en Argentina es fuerte y sólida”, enfatizó. 

Sobre la comparación con países que ya lo han implementado, Cordero argumentó que “en otros países no existen las multas al empleo que existen acá, que fomentan el empleo informal, ¿entonces qué hacemos con eso? Es un tema que pedimos que se debata y ni en agenda está”. 

“La realidad argentina es distinta. Tenemos que debatir en la realidad que tenemos, con los problemas que tenemos”, aseguró y finalizó: “El derecho al trabajo es de la persona (ratificado por pactos internacionales). No hay ningún derecho a cercenar, si la persona quiere trabajar puede hacerlo con los límites que se establecen”. 

Cuando concluyó, la presidenta de la comisión, Vanesa Siley (FdT), lo corrigió: “En 1935 la OIT cambió su primer convenio de 48 horas y desde 1935 a la fecha determina 40 horas”. Cordero negó que así fuera y reitero que “el límite máximo es de 8 horas diarias y 48 horas semanales”. “Es el convenio 47, se googleá y se ve”, cerró la oficialista. 

Litza: “Estamos modificando una ley laboral que es del siglo pasado”

La diputada oficialista es autora de uno de los proyectos en el que propone reducir la jornada laboral a 36 horas semanales. Así, planteó que “no es una idea descabellada”, sino que “es un buen momento para actualizar la legislación”.

La diputada nacional Mónica Litza (FdT) destacó la “importancia” del debate sobre la reducción de la jornada laboral y consideró “necesario” impulsar la modernización de las leyes laborales con el propósito de estar en sintonía con “las nuevas realidades del mundo del trabajo” porque “estamos modificación una ley del siglo pasado”. Por otro lado, elogió al candidato/ministro Sergio Massa.

“Es muy importante que estemos discutiendo en la Argentina la reducción de la jornada laboral. Es necesario modernizar los parámetros de nuestra ley a las nuevas realidades del mundo del trabajo que se están dando no sólo en la región, sino en todo el planeta”, sostuvo la legisladora en declaraciones radiales.

Litza consideró que “no es una idea descabellada porque el mundo está avanzando hacia la reducción de las jornadas laborales”, y explicó que “somos uno de los países dentro de la región que tiene mayores horas de exigencia de trabajo. Estamos modificando una ley que es del siglo pasado”.

“Tenemos el teletrabajo, la conectividad y la tecnología cambió la vida de las personas y eso obviamente el mundo del trabajo. Es un buen momento para ir a esta actualización de la legislación que es del siglo pasado”, ratificó.

La diputada oficialista es autora de uno de los proyectos del cual indicó que propone reducir la jornada laboral a seis horas diarias o a 36 horas semanales en contraposición con las ocho horas diarias y 48 semanales, que rigen en la actualidad.

“Cuando estas regulaciones sobre la extensión de las ocho nacieron, en el mundo laboral no existieron modalidades como el trabajo a distancia que está tan vigente en la actualidad. De la misma manera en la que cambia la realidad, es necesario cambiar las regulaciones”, insistió la legisladora.

Además, recordó “el artículo 14 bis que expresa y consagra el derecho a la jornada laboral reducida”, y recordó que “en la actualidad, países latinoamericanos como Ecuador y Chile redujeron sus jornadas laborales a 40 horas semanales, mientras que Colombia y Brasil tienen establecido como máximo entre 42 y 44 horas semanales”.

Al referirse al impacto de la medida en la creación de empleo, la diputada nacional afirmó que “la norma se complementará con otras medidas, como la aplicación de un plan de desarrollo de inclusión social”.

“Son iniciativas que está llevando adelante el ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa. Pero este es un paso que hay que dar y es muy importante que estemos discutiendo este tema hoy en la Argentina de la misma manera en la que no está discutiendo el mundo”, finalizó.

Por otro lado, destacó la figura del candidato presidencial de UP: “Creo que Massa es un gran piloto para este momento de la Argentina realmente confío mucho en el gran conocimiento que tiene él del Estado, en la forma de ejercer el poder. Es una persona que no padece el poder. Tomo la situación de la economía en un momento difícil y le metió para adelante. Creo que si va a tener un reconocimiento de la gente al gran esfuerzo que está haciendo y el tema de estabilizar una economía dañada y frágil”.

Para Yasky, la reducción de la jornada laboral “también va a terminar beneficiando a los que trabajan en la informalidad”

El diputado oficialista y líder de la CTA de los Trabajadores dijo que la propuesta, que busca “hacer más humana la vida de los hombres y las mujeres”, puede llegar a “generar posibilidades de empleo”.

En el marco del debate que arranca en la Cámara de Diputados sobre reducción de la jornada laboral, el diputado nacional Hugo Yasky (FdT) consideró que esta propuesta “también va a terminar beneficiando a los que trabajan en la informalidad” porque “puede generar posibilidades de empleo”.

Al recordar los argumentos de la oposición durante el debate sobre el impuesto a las Ganancias, sobre medidas que alcanzan solo a trabajadores formales, el líder de la CTA de los Trabajadores subrayó: “Ese tipo de planteos nos llevan a una situación donde pareciera que las conquistas que se logran van en detrimento, o dejan afuera a otros sectores, y eso no es así”.

“La reducción de la jornada laboral busca hacer más humana la vida de los hombres y las mujeres que hoy tienen dos o tres trabajos”, sostuvo en declaraciones a Radio Provincia.

Además, el oficialista señaló que “algunos sectores empresarios tienen una mirada reactiva, creen que esto puede significar para ellos pérdidas. Y la realidad es que la experiencia demostró que no es así, que no hay merma en la productividad o quebranto económico”.

“Paradójicamente, reduce notablemente los márgenes de accidentes de trabajo, el ausentismo laboral y, por otro lado, significa para los trabajadores la posibilidad de tener más tiempo en el hogar”, agregó.

El legislador recordó que la normativa que rige actualmente en Argentina “establece una jornada laboral de 48 horas semanales, la que instituyó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el año 1919. Desde ese momento a la fecha ha habido cambios con la incorporación de tecnología, y cambios sociales y culturales que consolidaron la presencia de las mujeres en el mundo laboral, prácticamente a la par de los hombres. Esto implica para el núcleo familiar la ausencia del hombre y de la mujer durante largas jornadas. Además, al horario laboral hay que agregarle el tiempo de traslado”.

“Es un proyecto que llega con cierto retraso porque hay muchos países del mundo que ya han avanzado con la reducción de la jornada laboral, el caso más cercano es el de Chile, que a partir de este año tiene una jornada laboral de 40 horas”, comparó.

Sobre el trámite parlamentario, el oficialista afirmó que “la idea es que no tengamos proyectos muertos, encajonados, en temas tan importantes, más allá de que quizás se pueda o no aprobar este año. Pero sí queremos que tenga dictamen”.

Arranca el debate por la reducción de la jornada laboral

La Comisión de Legislación del Trabajo convocó a una reunión informativa para la semana que viene, donde expondrán representantes gremiales. El temario incluyó 7 iniciativas del FdT, la izquierda y el socialismo.

La Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados, presidida por Vanesa Siley (FdT), convocó a una reunión informativa para este martes 26 de septiembre a las 13 en la Sala 1 del segundo piso para iniciar el debate sobre la reducción de la jornada de trabajo.

Las iniciativas contempladas en el temario incluyen a cinco del Frente de Todos, impulsadas por Hugo Yasky, Claudia Ormachea, Eduardo Valdés, Mónica Litza y Sergio Palazzo, uno del Frente de Izquierda, presentado por Nicolás Del Caño, y uno más del diputado Enrique Estévez del bloque Socialista.  

La iniciativa presentada por la diputada oficialista Claudia Ormachea establece que la jornada de trabajo sea de seis horas diarias o 30 semanales, mientras que la del líder de la CTA, Hugo Yasky, quien había anunciado el 11 de septiembre que comenzaría el debate, propone que no se exceda de las ocho horas diarias o los cuarenta semanales sin disminución del salario que los trabajadores estén percibiendo en el momento en que se reduzca la duración del trabajo.

Por su parte, el referente del sindicato bancario y diputado nacional Sergio Palazzo propone que la jornada laboral tenga un máximo de ocho horas diarias, pero que no exceda los cuatros días a la semana.

Al igual que el proyecto de Ormachea, las propuestas de Valdés y Del Caño proponen un máximo de seis horas diarias y 30 semanales. Por otro lado, El socialista Enrique Estévez y Mónica Litza propusieron que la jornada laboral no exceda las 36 horas semanales.

Yasky confirmó que la semana próxima arrancará el debate de reducción de la jornada laboral

El diputado oficialista dijo que habrá con una primera reunión informativa y que esperan avanzar con el tema “con apoyo del Ejecutivo”.

hugo yasky comision derechos humanos

Ya había trascendido en mayo pasado que el oficialismo iba a activar la discusión sobre la reducción de la jornada laboral en la Cámara de Diputados, donde hay una media docena de proyectos, pero luego se informó que empezaría por el Senado. Finalmente, nunca se puso en marcha en ninguna de las dos cámaras.

Se trata de un tema que saltó al debate sobre todo a partir de la pandemia, pero hasta ahora no ha iniciado su tratamiento en el Congreso.

Sin embargo, este lunes, en el marco de las propuestas que desde Unión por la Patria buscan agilizar en medio de la campaña electoral, el diputado oficialista Hugo Yasky anunció que “la próxima semana va a haber una primera reunión en la Comisión de Legislación del Trabajo” para abordar el tema.

“Vamos a invitar a representantes no solamente de los sindicatos, sino también de sectores no gubernamentales de Alemania, España y otros países para que nos cuenten cómo redujeron la jornada laboral y los beneficios que aportó”, reveló y dijo que esperan “avanzar con apoyo del Ejecutivo”.

Por otra parte, destacó que se presentará “la nueva Ley de Financiamiento Educativo, para elevarlo a 8% del PBI al presupuesto” y expresó que aboga también por “avanzar con la ley de licencias parentales” que ya cuenta con dictamen en la Cámara baja.

En diálogo con Radio 10, el líder de la CTA de los Trabajadores se refirió a la nueva suba del piso del impuesto a las Ganancias y, en la previa de la reunión que habrá en el Ministerio de Economía, consideró que se trata de “un acto de justicia” y “ex algo que se viene reclamando desde hace mucho tiempo”.

“El llamado impuesto a las Ganancias, en realidad aplicado sobre los salarios, era confiscatorio”, señaló el legislador, que afirmó que escucharán la propuesta del ministro/candidato Sergio Massa, la cual -por lo trascendido- “consiste prácticamente en la eliminación de este impuesto como está planteado y se avanzaría a la idea de lo que siempre se tendría que haber hecho, de que sea a los altos ingresos y no a los salarios”.

Y recordó: “Mauricio Macri hizo campaña electoral diciendo que lo eliminaba. No solamente no lo eliminó sino que triplicó la cantidad de gente que lo terminó pagando, 2.400.00 trabajadores aproximadamente”.

Está verde en el Congreso el tratamiento de una reducción de la jornada laboral

No hay a la vista convocatorias para que comience el debate en comisión en ninguna de las dos cámaras. Un diputado del oficialismo autor de uno de los proyectos hablaba del inicio del tratamiento en comisión para esta semana.

El líder de la CTA de los Trabajadores y diputado nacional oficialista, Hugo Yasky, adelantó la última semana que en los próximos días se comenzaría a tratar en la Cámara baja la reducción de horas en la jornada laboral.

El dirigente habló puntualmente de dos iniciativas, una suya y otra de su par Claudia Ormaechea, dirigente de la Asociación Bancaria. En su caso, él propone reducir la jornada laboral de 48 horas, que es el régimen actual, para pasarlo a 40 horas, sin reducción salarial. De modo tal que el máximo de horas diarias sea de 8 horas y el máximo semanal, reiteramos, 40. En el caso del proyecto de Ormaechea, ella plantea una reducción a 36 horas.

Sin embargo, fuentes de la Comisión de Legislación del Trabajo consultadas por parlamentario.com aclararon que no está previsto allí el inicio de ese debate, sino que el mismo arrancaría en el Senado.

Con todo, allí tampoco pudieron encontrarse precisiones. En la Comisión de Trabajo y Previsión Social que preside la senadora Juliana di Tullio aclararon que no había información sobre el inicio de ese debate y que además la comisión todavía debía ser conformada.

Como sea, si el debate del tema finalmente avanza desde ese lado del Congreso, sería con el proyecto que acaba de presentar el senador kirchnerista Mariano Recalde.

El legislador porteño presentó la semana pasada una batería de iniciativas para “introducir mejoras en el mundo laboral”, y precisamente una de ellas busca unificar en un Código del Trabajo las normas para disminuir la jornada semanal a 36 horas.

El senador kirchnerista propone una reducción de la jornada de trabajo de 48 a 36 horas semanales, con el objetivo de fomentar la semana laboral de cuatro días. En ese sentido, sostuvo que disminuir la jornada de trabajo “incrementa la productividad, disminuye costos empresarios y accidentes, y permite una mejor distribución del empleo, así como de la conciliación entre la vida personal y laboral”.

El senador Recalde encuentra en su propio padre un inspirador para sus propuestas. El exdiputado Héctor Recalde fue autor de numerosas iniciativas en ese sentido y hablaba de una “repartición del trabajo”, y consideraba que “limitar la jornada laboral y evitar la sobreocupación de trabajadoras y trabajadores promueve la contratación y generación de nuevos puestos de trabajo”.

Está claro que en un año electoral, y sobre todo con las características que ha asumido el Congreso en este tiempo, con un oficialismo en minoría en ambas cámaras, se dificultaría semejante debate. Aunque podría valerle al oficialismo el esfuerzo de avanzar con esa discusión para vincularla incluso a la campaña electoral.

Más allá de la escisión que sufrió el interbloque Frente de Todos en febrero pasado, el oficialismo contaría con el número para hacer avanzar un proyecto de ese tipo en la Cámara alta.

En Diputados hay más proyectos que los ya citados. El de Yasky, data del 4 de marzo del año pasado, en tanto que el de Ormachea es de dos días antes y prevé una reducción de horas mayor que el otro.

Pero hay otras iniciativas que permiten albergar expectativas de que este sea un debate que más temprano que tarde pueda llegar a darse. Sobre todo porque no solo el oficialismo ha impulsado estas propuestas.

Hay un proyecto de julio del año pasado que fue presentado por Sergio Palazzo, y establece una jornada diurna de hasta un máximo de 8 horas, en tanto la jornada semanal no exceda de cuatro días.

La izquierda también tiene propuestas en ese sentido. Nicolás del Caño presentó el 9 de septiembre pasado un proyecto para reducir la jornada de trabajo a 6 horas diarias y 30 semanales. Hay también en el mismo sentido un proyecto de Eduardo Valdés para que la duración de la jornada de trabajo no exceda de 6 horas o 30 semanales. Y para contemplar eventuales aliados para un debate, hay que citar también el proyecto que el socialista Enrique Estévez presentó el 15 de marzo pasado para reducir la jornada laboral a 36 horas semanales, al tiempo que establece que las horas suplementarias no puedan exceder las 30 horas mensuales y las 200 horas anuales.

Se viene el debate sobre la reducción de la jornada laboral

El tema comenzó a instalarse en una reunión de asesores, prolegómeno del comienzo de la discusión en comisiones de la Cámara de Diputados.

En lo que representa el preludio de su tratamiento en comisión entre los propios diputados, comenzaron a analizarse entre los asesores los proyectos presentados por los diputados del Frente de Todos Hugo Yasky y Claudia Ormachea que apuntan a reducir las horas de la jornada laboral, sin que esto implique una reducción de los derechos adquiridos por los trabajadores, incluyendo el salario percibido.

Los proyectos cuentan con estado parlamentario y fueron remitidos para su evaluación al grupo de asesores de diputados que son parte de la Comisión de Legislación del Trabajo, que conduce la oficialista Vanesa Siley.

Según pudo saber parlamentario.com, en el inicio de esas discusiones hubo aportes de todos los bloques presentes y también algunas reticencias de parte de Juntos por el Cambio. De todas maneras, según confiaron las fuentes consultadas, el debate se encuentra abierto a fines de modernizar la norma vigente en nuestro país que data de 1929 y que se pretende adecuar a los debates mundiales.

Los proyectos existentes

Como hemos dicho, hay en la actualidad dos proyectos con estado parlamentario que se refieren a la reducción de la jornada laboral. El de Hugo Yasky fue presentado el 25 de septiembre de 2020 y tiene también las firmas de sus pares Pablo Carro, Blanca Osuna, Fernanda Vallejos, Rosana Bertone, Patricia Mounier, Gladys Medina, Mónica Macha, Gabriela Cerruti, Itai Hagman, Claudia Ormachea y Juan Carlos Alderete.

La iniciativa modifica las leyes 11.544 y 20.744. Precisamente sustituye el artículo 1° de la Ley 11.544 estableciendo que “la duración del trabajo no podrá exceder de 8 horas diarias o 40 horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro. No están comprendidos en las disposiciones de esta ley los establecimientos en que trabajen solamente miembros de la familia del jefe, dueño, empresario, gerente, director o habilitado principal”.

Agrega ese artículo que “la limitación establecida por esta ley es máxima y no impide una duración del trabajo menor de 8 horas diarias o 40 semanales para las explotaciones señaladas”.

El proyecto establece además que “no podrá ocuparse a personas de 16 a 18 años en ningún tipo de tareas durante más de 6 horas diarias o 36 semanales. La distribución desigual de las horas laborables no podrá superar las 7 horas diarias. La jornada de las personas menores de más de 16 años, previa autorización de la autoridad administrativa laboral de cada jurisdicción, podrá extenderse a 8 horas diarias o 40 semanales”.

El proyecto de Claudia Ormachea es más reciente -data del 2 de marzo de 2022-, pero en rigor de verdad ella ya había presentado una iniciativa en ese sentido en noviembre de 2020 junto a su par tucumano Carlos Cisneros.

Esta iniciativa es más extrema, pues establece que “la duración del trabajo no podrá exceder de 6 horas diarias o 36 semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro”.

La norma no comprende a los trabajos en los establecimientos en que trabajen solamente miembros de la familia del jefe, dueño, empresario, gerente, director o habilitado principal. Agrega el proyecto que “la limitación establecida por esta ley es máxima y no impide una duración del trabajo menor de 6 horas diarias o 36 semanales para las explotaciones señaladas”.

También el artículo 1° señala que “la jornada máxima diaria salubre podrá ser ampliada a 7 horas diarias siempre que las tareas se desarrollen exclusivamente entre lunes y viernes”.

El artículo 2° del proyecto de Ormachea establece que “la jornada de trabajo nocturno no podrá exceder de 5 horas y 15 minutos, entendiéndose como tal la comprendida entre las 21 y las 6 horas”. Para casos de lugares insalubres, la duración del trabajo no deberá exceder de 4 horas y media diarias o 27 semanales.

Antecedentes

Hay en el Senado también proyectos que van en el mismo sentido, como el que presentó el jujeño Guillermo Snopek en agosto de 2021, que también limita la duración de la jornada a 6 horas diarias o 36 semanales; en tanto que ya perdió estado parlamentario una iniciativa del puntano Daniel Pérsico presentada en 2017.

También en 2017 el diputado (MC) Héctor Recalde presentó un proyecto para reducir el horario de trabajo de los menores de edad, en tanto que Facundo Moyano impulsó en noviembre de 2017 un proyecto de disminución dela jornada laboral a 40 horas semanales.

La experiencia mundial

Cuando a mediados de 2021 la entonces diputada Fernanda Vallejos salió a respaldar la reducción de la jornada laboral, puso como ejemplo el debate que el tema genera en otros países. Por caso, contó que el gobierno español había lanzado entonces una prueba piloto para establecer la semana laboral de cuatro días y destinar 50 millones de euros a empresas en su adaptación a este nuevo modelo.

En Islandia dos ensayos realizados entre 2015 y 2019 comprobaron que llevar a 35 y 36 horas semanales la jornada laboral, sin reducción de sueldo, mantuvo o mejoró la productividad al igual que la salud.

En la región, Colombia avanza en la reducción de la jornada laboral actual de 48 horas semanales, a 42. La iniciativa plantea que la reducción sea gradual, es decir, cada año se bajarían 2 horas de la jornada actual, desde 2023 y hasta 2026, hasta llegar a las 42 que prevé la ley.

En tanto, en Chile a fines de junio la Cámara de Diputados declaró admisible el proyecto de ley que busca reducir la jornada laboral a 4 días y extender los días de descanso a 3.